Reina de las Sombras 45
LucÃa (7)
"Asà que, por favor, déjame dejarlo ahà un poco más. Por favor"
Cuando Rafael salió asÃ, Elena no pudo insistir más en quitar la foto.
"Como dices que es útil, no lo haré"
"Gracias por tu comprensión"
"Oye, creo que ya puedes soltar esta mano..."
Elena levantó la muñeca avergonzada. Sólo entonces Rafael le soltó la mano para ver si estaba herida.
"He sido grosero sin darme cuenta. Lo siento"
"N-no era tu intención"
Elena se sorprendió bastante, aunque intentaba fingir que no pasaba nada. Pero cambió de tema como si no hubiera pasado nada, pensando que Rafael lo sentirÃa más si seguÃa mostrando signos de vergüenza.
"¿Sabes pintar bien?"
"No"
Rafael se rió amargamente. Era una sonrisa que encerraba una larga agonÃa.
Elena se sintió apenada. En otras palabras, hizo un dibujo para ayudar, pero le preocupaba que pudiera haber atrapado el tobillo de Rafael.
'¿Qué debo hacer? Si no puede superar el desplome...'
El agua de Elena también se profundizó. Ha habido innumerables historias de artistas que no pudieron superar la carga y el peso del arte y sufrieron un bajón. Rafael era un maestro de la época, asà que no deberÃa ser asÃ, pero era lamentable verlo sufrir.
'¿Hay alguna manera de que pueda ayudarte?'
Elena seguÃa sintiéndose incómoda porque el bajón de Rafael parecÃa provenir de ella. Asà que pensó en una manera de ayudar a Rafael de forma que no le saliera el tiro por la culata.
'¡Oh! ¡Eso!'
Una buena idea pasó por su mente. Estaba segura de que el método funcionarÃa bien.
"Senior"
Rafael miró la llamada baja de Elena. Elena sonrió ante lo que intentaba decir, pero su pelo corto y ondulante la hacÃa lucir linda.
"..."
Rafael se quedó mirando a Elena como si estuviera poseÃdo. Además de la sonrisa de Elena, no podÃa ni respirar y lloraba en ese momento. Eso hizo que Rafael no pudiera apartar los ojos de ella.
"Quiero aprender a dibujar. Paso a paso desde lo más básico"
"¿Quieres aprender de m�"
Elena asintió con una sonrisa.
"¿Quién más está aquÃ, además de usted, senior?"
"Es cierto. Es tan inesperado..."
Rafael no entendÃa la inesperada propuesta. Bueno, en el primer encuentro fue igual, pero Elena debÃa tener un don para ponerlo en evidencia.
"No te pido que me enseñes demasiado. Está bien que me mires cuando tengas tiempo, cuando te atasques dibujando"
Hay un dicho que dice que se aprende enseñando. Cuando enseñas a otros, también puedes ver tu propia insuficiencia, lo que significa que reflexionas sobre ti mismo y te desarrollas a través del proceso de complementación. Elena querÃa dar a Rafael la oportunidad de desarrollarse más a través de ella misma.
"¿Te he pedido demasiado?"
"De ninguna manera"
Rafael recuperó la compostura.
"En realidad, yo también lo sentÃ. Pensé que el talento de la señorita LucÃa podrÃa hacerla mejor pintora que yo"
"Oh, ese halago es demasiado"
"No es un halago, es mi sincera opinión"
Elena se sintió un poco agobiada porque Rafael era tan apreciado. Sin embargo, si las pinturas de Rafael podÃan avanzar a través de este proceso, ella estaba dispuesta a tomar esta carga tan anticipada.
"Entonces me dejarás, ¿verdad? No te puedes hartar después"
"LucÃa, prepárate. Soy un poco estricto"
"Bueno, no serÃa una alumna muy fácil. Entonces estrechemos las manos como gesto de amabilidad"
Elena extendió sus finas y blancas manos y sonrió.
'Usted es mi maestro en mi vida pasada y en esta vida también'
Era extraño que asà fuera. Ella no sabÃa que iba a llegar a esto. Se alegró aún más de que la relación no fuera mala.
Rafael sonrió frÃamente ante lo incómodo de la situación, luego se limpió las manos en la ropa y las sostuvo. Mientras lo hacÃa, se encontró encantado con la formación de una nueva relación. Era porque sentÃa que se acercaba cada vez más a ella después de dejar su simple relación de mayores y menores. Elena, que le habÃa soltado la mano, dijo, mostrando voluntad.
"¿Estará bien la clase a partir de hoy, senior?"
"No hay nada malo en ello"
Rafael aceptó de buena gana. Es hora de establecer la primera clase entre profesor y alumno.
"¿Es este el lugar adecuado?"
Elena y Rafael giraron la cabeza al mismo tiempo hacia la voz baja.
"¡...!"
Sorprendida al momento, Elena abrió mucho los ojos. La identidad de la voz no era otra que la del prÃncipe Sian.
Te veo de nuevo
"... Saludos a Su Alteza"
La confusión era sólo una emoción pasajera, y el cuerpo de Elena se inclinaba ante él con modales instintivamente disciplinados. Sian, que habÃa estado observando la etiqueta que sólo se verÃa en el palacio, volvió los ojos.
"¿Eres Rafael?"
"Es un honor volver a veros, Alteza"
Rafael inclinó la cabeza como si ya conociera a Sian.
"¿Es este su estudio?"
"Asà es"
"He venido a ver a Cecilia, pero ella no ha venido aquÃ"
Sian miró alrededor del estudio y reveló que Cecilia era la razón por la que habÃa venido aquÃ. Es de suponer que Sian la estaba buscando de alguna manera, y Cecilia parecÃa estar evitándolo.
'La emperatriz es una persona bendita'
Pensó que todo habÃa quedado en el pasado, pero Elena volvió a sentirse amargada. Aunque Elena lo deseaba desesperadamente, sentÃa que la trataban en exceso. Era demasiado evidente.
"Hace dÃas que no veo a Cecilia"
"Asà es"
Con su singular expresión inexpresiva, Sian observó detenidamente varias cosas, como los cuadros de Rafael colgados aquà y allá en el estudio, la proporcionalidad humana en estudio y la anatomÃa.
"Cecilia te elogió por ser el artista que representa los tiempos"
"TodavÃa no soy suficiente"
"Creo que lo que ella dice es cierto. Puedo sentir tu genio incluso con mi pobre vista"
A pesar de los elogios de Sian para ser coronado emperador en el futuro, Rafael sólo miraba hacia abajo y no estaba muy contento. No estaba satisfecho con sus pinturas, asà que qué importancia tenÃan los elogios del prÃncipe heredero.
Elena miró a Sian y en su interior deseó que saliera rápidamente del estudio. Era menos que el primer encuentro, pero seguÃa siendo incómodo para Elena enfrentarse a Sian.
Sian, que estaba disfrutando de las obras del estudio como si hubiera venido al salón, se detuvo frente a una pieza.
"¿Has dibujado tú este cuadro?"
"¡...!"
A Elena casi se le corta la respiración. El cuadro señalado por Sian era un retrato de Ian dibujado por Elena. En este estudio colgaban más de diez cuadros de Rafael que serÃan suficientes para ascender a la categorÃa de obras maestras. Pero Elena se sintió avergonzada porque Sian los dejó todos de lado y señaló el retrato de Ian.
"No, éste es un cuadro de la señorita LucÃa"
"¿Tú?"
Sian reaccionó de forma inesperada, miró a Elena y devolvió la mirada al cuadro.
'¿Por qué su majestad miró esa pintura...'
Si pudiera, querrÃa retroceder el tiempo para que Sian no viera el retrato de Ian. Además de dibujar mal, los ojos de Sian, que habÃan estado mirando a Ian con desprecio durante su vida, se superponÃan y la hacÃan sufrir. SerÃa bueno que no dijera nada. A pesar del deseo de Elena, Sian rara vez se iba delante del retrato de Ian.
'¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué Sian prestaba mucha atención al retrato de Ian?'
Elena sólo esperaba y deseaba que se interesara rápidamente y se fuera.
"No lo sé"
La expresión de Sian, que rompió el largo silencio cuando abrió la boca, parecÃa complicada.
"No sé por qué la cara sonriente de este ángel... es tan conmovedora"
"¡...!"
Gritó Elena. Hace un rato, las palabras de Sian se quedaron en sus oÃdos y no se fueron. No tenÃa sentido en el sentido común. Porque todos estos momentos son como mentiras. Sian no sabÃa quién era Ian. Él no lo sabÃa. Sin embargo, el núcleo de un rincón de su corazón se derritió con la ternura que sintió Sian al mirar el retrato de Ian. Era tarde, era muy tarde, pero Ian aún podÃa captar los cálidos ojos de su padre.
"¿Cuál es tu relación?"
"... Mi hermano"
'Es tu hijo'
Elena tragó, conteniendo sus sentimientos. Ella sabÃa que era la verdad que nadie en el mundo podrÃa creer. Lo sentÃa por Ian, pero no tenÃa más remedio que tomar prestado a un hermano menor que no existÃa en el mundo.
"Ya veo"
Sian asintió con la cabeza pequeña, y volvió a sostener el retrato en sus ojos.
"Por favor, espero que crezcas bien"
Elena estaba ahora enfadada con Sian y se apresuró a jurar. No lo habÃa visto ni una sola vez en su vida.
¿Por qué era tan cruel entonces? Muchas palabras que no podÃan ser vertidas se atascaron al final de su garganta.
'No digas nada'
No hay ningún Ian en ninguna parte del mundo. Ni siquiera está en la memoria de su padre. Él sólo existe en la memoria de Elena. ¿Por qué no buscó a Ian un poco antes? No soportaba oÃrle decir ahora palabras tan cariñosas porque era tan odioso y resentido.
Finalmente, Elena se derrumbó.
Las lágrimas que habÃan estado reteniendo los ojos de Elena, que lo habÃa soltado todo, fluyeron hacia abajo. Hubo un estallido sin tiempo para superar los sentimientos. Las lágrimas de Elena hicieron que Rafael y Sian se avergonzaran bastante. Especialmente Sian, que vio sus lágrimas por primera vez, se sintió muy avergonzada.
"¿Por qué lloras?"
"..."
"¿Me he equivocado?"
Sian no sabÃa qué hacer en este caso. Si hubiera sabido la razón, habrÃa hecho cualquier cosa para consolarla, pero no podÃa adivinar por qué lloraba.
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