Reina de las Sombras 44
LucÃa (6)
Al llegar al sofá del centro del salón, Elena le saludó con una sonrisa.
"Bienvenido"
La sonrisa de Elena le hizo sentirse un poco cómodo. Khalif se presentó de forma relajada.
"Es un honor conocerte. Soy Khalif, Su Alteza"
"He oÃdo hablar mucho de ti. Eres un estudiante de último año que está a punto de graduarse este año"
"¿Perdón? SÃ, pero no estoy seguro de poder graduarme bien... porque estoy tan metido en este trabajo que no estoy seguro de poder estudiar"
Cuando Elena sacó a relucir un tema que podÃa ser compartido como instituto académico y dirigió naturalmente la conversación, la expresión de Khalif mejoró.
"Donde hay voluntad, hay un camino. Un diploma es sólo un trozo de papel"
"Me anima oÃr eso de su Alteza, no de nadie más"
Elena fue al grano cuando Khalif parecÃa haber encontrado algún margen de maniobra.
"¿Miro las fotos?"
"SÃ"
Mientras Elena se sentaba en el sofá, Khalif se puso de pie junto a un caballete cubierto de tela. Se llevó el puño a la boca, tosió brevemente y retiró la tela.
"El tÃtulo de este cuadro es 'Retrato de una mujer joven'"
Elena se apoyó en el sofá y tomó un sorbo del té de Ana, mirando el cuadro.
'La virtud de la mujer, la tranquilidad'
Una mujer de pelo negro estaba sentada entre los arbustos, levantando una mano y cubriendo su pecho con una tela. La mirada estaba ligeramente desplazada de frente y no miraba directamente al espectador. Ante la belleza sensual de la mujer, y sin mirar de frente, Elena comprendió el significado de la obra.
"Este cuadro es obra del pintor Giorgio, que refleja el estado contemporáneo del amor en el mundo secular......"
"Es suficiente explicación"
"¿Qué?"
"Lo compraré"
Cuando Elena habló como si lo lanzara sin contexto, Khalif parpadeó.
"¿Quieres decir que vas a comprar esta pieza ahora?"
"SÃ"
Khalif estaba más desconcertado que por la alegrÃa de vender la obra. Y es que nunca soñó que las obras se vendieran de esta manera. Pero aún es pronto para sorprenderse.
"Entonces la siguiente obra es..."
"No, cambiemos el orden"
"¿Qué?"
"Es frustrante mirar cada punto. Por favor, exponga todos los cuadros que ha traÃdo desde allà hasta aquÃ"
"¿Todo?"
Elena asintió tranquilamente, bebiendo té.
"Anne, May, no se queden quietas y vayan a ayudar"
"SÃ, señorita"
Khalif utilizó a sus criadas y trabajadores para sacar todos los cuadros. Las obras que no se pueden exponer por falta de caballetes hicieron que los trabajadores y las mujeres las sostuvieran ellos mismos.
"Ahora vale la pena verlas"
"Ahora, presentaré y explicaré las obras por turnos..."
"No, gracias"
Elena le cortó.
"Los temas externos o la composición interfieren en la apreciación. Quiero ver y apreciar estos cuadros"
"Ah, sÃ"
Cuando Khalif se quedó sin palabras, Elena se sentó en el sofá y miró los cuadros. Incluso probó las galletas y el té en el centro y disfrutó de los cuadros.
"Todos los cuadros son buenos"
"Gracias. Son cuadros especialmente seleccionados"
La reacción de Elena iluminó la cara de Khalif. Y su cara brillante se convirtió en un shock ante las siguientes palabras de Elena.
"Lo compraré todo"
"¿Qué? ¿Los nueve?"
"SÃ"
Elena tomó la última taza de té y la dejó. Aunque habÃa conseguido vender todas las obras que habÃa traÃdo, Khalif parecÃa preguntarse a medias, como si no fuera real.
"Es una sabia elección"
"Todo es gracias al ojo de Khalif para las grandes pinturas".
Khalif se sintió bien cuando la princesa Verónica y no otra persona, lo pintó de oro. Además, se alegró de haber tenido éxito en el trato, que fue su primer paso en el arte.
"No, no es lo que hice. Como muestra de agradecimiento, me gustarÃa hacerle un descuento parcial sobre el importe total del pago..."
"No, no hagas eso"
"¿Qué?"
"Bueno, yo no regateo por el arte. Es un insulto al arte"
... Una locura genial
Khalif estaba en pura admiración. Cada palabra que pronunciaba la hacÃa más deslumbrante y cegadora. HabÃa visto muchas aristócratas sencillas y bonitas, pero la princesa Verónica era la primera mujer que se sentÃa lo suficientemente genial como para trascender a todas ellas.
"Te pagaré una parte del pago ahora y te cobraré el resto del préstamo"
"Ya veo"
"Haré un contrato para la transferencia de inmediato, sin demora"
Elena decidió cómo pagar la compra de la obra de inmediato, y redactó un contrato de transferencia y emitió un certificado de préstamo. No fue hasta que ella firmó el documento con la cara en blanco que Khalif se dio cuenta.
"Gracias, Su Alteza la Princesa"
Khalif se inclinó para ocultar su sonrisa que no dejaba de aumentar de alegrÃa.
"¿Qué hay que agradecer? Sólo estoy pagando un precio razonable por una obra que vale la pena. Por favor, siga introduciendo buenas obras".
"Por supuesto. Le traeré algunas obras maestras que le gustarán".
Khalif, que entregó el cuadro, se despidió cortésmente y salió del dormitorio con los trabajadores. Después de completar el primer trato con éxito, Khalif, que subÃa al carruaje relajado, giró la cabeza y miró el exclusivo dormitorio de Elena.
"Como era de esperar, una princesa es una princesa. Es una clase diferente a la de un aristócrata normal"
Cuanto más incómodos son los aristócratas, más pretenden saber. Khalif, de una familia de aristócratas caÃdos, habÃa visto muchos aristócratas incómodos desde la infancia.
Pero Elena era diferente. Lo que resultaba chocante hasta ahora es que no habÃa preguntado por el importe de la compra hasta el momento de firmar el contrato. Por supuesto, el contrato de transferencia y el certificado de préstamo estaban especificados, pero ella no prestó mucha atención.
"No creo que sea un mito decir que se puede comprar un imperio atrayendo la riqueza del Gran Duque"
Una sonrisa se dibujó en la boca del jalifa que murmuraba. La princesa Verónica era el primer cliente, y serÃa el principal. El hecho de que ella tuviera mucha riqueza significaba que cuanto más siguiera negociando en el futuro, mayor serÃa la ganancia que obtendrÃa.
Khalif se preguntaba cómo presumir de su exitoso primer trato ante LucÃa.
"¿Qué le digo a LucÃa? A ella también le sorprenderÃa escuchar esto"
En ese momento, de pie junto a la ventana del dormitorio en el segundo piso, Elena miraba a Khalif alejando el carro.
"Ahora he dado mi primer golpe"
Ella puso mucho esfuerzo en encontrar a alguien que lo ayudara a salir de los ojos de Leabrick. Las personas con talento que lo habÃan obtenido se movieron lentamente a sus papeles apropiados. Aunque todavÃa habÃa algunas partes que no eran satisfactorias, el oficio artÃstico de hoy fue el primer éxito.
"Anne, ¿estás fuera?"
A la llamada de Elena, Anne, que estaba limpiando después de enviar a los invitados, se acercó.
"¿Lo ha encontrado, señorita?"
"¿Empacaste bien los cuadros?"
"Empaqueté tres capas para que no se escandalizaran"
Ana respondió con seguridad, como si prestara especial atención.
"Buen trabajo. Cuelga 'Retrato de una mujer joven' abajo y envÃa el resto a la Gran Casa"
"SÃ, señorita"
"Esta es una carta para Leabrick. EnvÃala"
Ana recogió la carta, se dio la vuelta y bajó al primer piso. Elena, que se quedó sola, volvió a mirar por la ventana. HabÃa una vista panorámica de la academia que era muy tranquila.
"¿Cómo reaccionarÃa Leabrick si yo coleccionara arte?"
Es obvio que sin mirar. Se atreverÃa a reÃrse de ella con esa mirada suya. Desde que conoció a Leabrick, habÃa estado interpretando un papel de jovencita vanidosa y egoÃsta.
"Espero que te guste"
Elena sonrió significativamente. Originalmente, una vez que la niña fuera obediente, serÃa más bonita y alegre. Aunque no lo sabÃa, puede que se conforme con tener un pasatiempo adecuado al estatus de una princesa con una apariencia poco aristocrática. No va a hacer la menor porquerÃa y arruinar su reputación.
"Habrá más certificados de préstamo para que el Gran Duque sea nombrado"
Fue Elena quien usó un certificado de préstamo para hacer una deuda, pero le tocó a Leabrick pagar la deuda.
***
Elena se disfrazó de LucÃa después de mucho tiempo. Fue para visitar el estudio de Rafael, que nunca habÃa podido encontrar.
"Ha... ¿Por qué he pintado eso?"
TodavÃa tenÃa ganas de esconderse en una ratonera cuando pensaba en lo que habÃa pasado ese dÃa. Era vergonzoso pintar un mal cuadro, pero ella derramó lágrimas delante de Rafael, asà que qué más podÃa pasar. Pero no podÃa dejar de ir de un lado a otro. Se sentÃa avergonzada, pero no sabÃa cómo enfrentarse a Rafael.
"¿Hola?"
Abriendo la puerta, Elena entró en el estudio. Rafael, que estaba sentado con un lienzo colgado en el caballete, levantó la vista y la miró.
"..."
El silencio se hizo en unos segundos. Elena, que tenÃa en mente el pasado, se sintió más incómoda que nada.
"¿Has estado pintando? Te he interrumpido"
"No, me alegro de verla después de mucho tiempo, señorita LucÃa"
A primera vista, estaba tan tranquilo como de costumbre, pero hoy, la voz de Rafael estaba llena de profunda alegrÃa.
"Yo también, señor. Siento haberme ido asÃ"
"Estaba muy preocupado"
Elena inclinó la cabeza, olvidando que estaba avergonzada. Se sintió muy apenada de que sus acciones provocaran que Rafael se preocupara por algo más.
"Está ayudando a mi manera... ¿Eh? Oh! ¿Por qué colgaste eso ah�"
Elena se avergonzó al ver su cuadro colgado en la pared. Aparte del significado, si miras el cuadro en sÃ, es como una basura, y su cara estaba ardiendo.
"Porque soy la que mejor lo ve"
"Me bajaré enseguida. Definitivamente no es un cuadro para mostrar a nadie"
Llegó el momento de que Elena, avergonzada, bajara el cuadro. Rafael alargó la mano sin darse cuenta y agarró la muñeca de Elena.
"Déjalo ya"
"¿Siempre?"
"Cuando miro ese cuadro, siento que todos los cuadros que he pintado son falsos. No puedo quitármelo de los ojos"
Rafael estaba tan serio como siempre. Elena se quedó sin palabras al verlo. Su corazón serio, que estaba tan desesperado, se sentÃa tan sincero.
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