Princesa de dos caras 18
Apollonia no le soltó la barbilla mientras hablaba. Sus profundos ojos azules vacilaban, como si admitiera sus palabras.
“Por eso vaciló. Pero ... Apollonia bajó la barbilla"
“¿Pero por qué no me mataste cuando tuviste la oportunidad? Como dijiste, mi vida no es más preciosa que la tuya"
Ella esperó su respuesta, frunciendo el ceño. Sin embargo, Uriel no tenÃa una respuesta que darle, porque ni siquiera él sabÃa exactamente por qué no la habÃa matado. En el momento en que rompió la barrera, su mente se llenó de hambre por destruirla. TenÃa sed de ver sus ojos rojos temblando de terror. No podÃa simplemente darle una muerte fácil y sencilla. Sin embargo, extrañamente, no se arrepintió de no haberla matado.
"Cualquiera sea la razón ... no te considero alguien que se rinde tan fácilmente".
ParecÃa que querÃa decir más, pero el caballero de mediana edad a su lado los interrumpió.
“Su Alteza, es casi el amanecer. Tienes que decidir qué hacer con él"
“Hmm… por ahora, enciérralo por tres dÃas. Si no está claro si el asesino sobrevivió o no, mi tÃa matará a Safiro para que no deje ningún rastro de su presencia en la trama. Tiene una herida en el hombro, asà que dale un analgésico mientras tanto"
SabÃa más de lo que esperaba.
"Y después de tres dÃas, mat-"
Su voz se quebró y se mordió los labios. Sus ojos temblaron levemente.
"Mátalo." Uriel terminó la oración por ella. La princesa lo miró desconcertada.
"…¿Qué?"
"Ya te dije. Si fallo en mi misión, moriré de todos modos. También podrÃas matarme en tres dÃas y ahorrarle algo de trabajo a Safiro"
Uriel hablaba en serio. Safiro habÃa perdido a muchos de sus asesinos, y si hubiera seguido haciéndolo bien, eventualmente habrÃa sido asignado a una misión que ni siquiera él podÃa llevar a cabo. Y al igual que el resto de ellos, algún dÃa lo eliminarÃan. Todos los lobos de Safiro tuvieron fines similares.
Encontró poco placer en la vida que Safiro le permitió tener, por lo que no tenÃa ninguna razón para seguir viviendo, de todos modos. por favor lee esto en mi blog novelitaslight1409.blogspot.com Rincón de Asure. Él tampoco tenÃa una razón para morir, asà que simplemente aguantó. Su vida siempre fue intensa, pero estaba aburrido de todo. Aunque no tenÃa planes de morir, no creÃa que la muerte pudiera ser tan mala como la vida.
"No parece tener ningún afecto por su maestro."
“Safiro no es mi maestro. Tampoco lo es la familia Leifer"
No tenÃa nada que perder, asà que no le importaba lo que le sucediera. Su respuesta indiferente cortó las palabras de la princesa. El caballero junto a ella jadeó, pero no le importó.
"Es solo mi mala suerte que no pueda escapar de esta vida".
Se sintió satisfactorio poder darle a ese bastardo de Safiro solo un poco de lo que se merecÃa antes de que Uriel muriera.
Sus ojos se abrieron cuando escuchó su respuesta. Se levantó de un salto y tiró de la barbilla de Uriel hacia ella. Su toque fue duro.
"El peor pecador, Safiro ... el hombre que secuestró a niños inocentes y los convirtió en asesinos con una tortura despiadada". Uriel miró a Apollonia a los ojos mientras hablaba.
"Su Alteza…"
El caballero de mediana edad la llamó una vez más, pero no apartó los ojos de Uriel.
“Tulló el espÃritu, el alma e incluso la vista de esos niños, todo con el fin de golpearlos y subyugarlos.
"…Conozco esto muy bien." Uriel sonrió y se bajó la bata por el brazo. La princesa y el caballero jadearon. Docenas de cicatrices crueles y brutales recorrieron sus hombros. Algunos de ellos se elevaron muy por encima de la piel.
"Pero a veces, ellos ..."
Él se detuvo por un momento. Apollonia terminó sus palabras para él.
"A veces ... hay personas que eligen el camino equivocado".
"..."
"... Debes haber soportado mucho"
Ella mostró un raro momento de compasión. El dolor en su hombro herido empeoraba lentamente, pero Uriel no se sentÃa tan mal como esperaba.
"¿Cuantos años tienes?"
Uriel miró a la chica que lo miró. La compasión que habÃa brillado en sus ojos habÃa desaparecido y habÃa sido reemplazada por otra cosa.
"Di- diecisiete"
Agarró el rostro de Uriel con más fuerza y ​​lo acercó más a ella. Se estremeció cuando el dolor en su hombro le recorrió el cuerpo. Las comisuras de su boca lentamente comenzaron a girar hacia arriba.
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