La Emperatriz se volvió a casar 54
La elección de esta vez
La carta del Príncipe Heinley estaba llena de expectativas, y parecía contento ante la posibilidad de que yo asistiera.
'Hubiera sido mejor si el príncipe no tuviera ninguna expectativa...'
Tal como Heinley suponía, consideré la posibilidad de ir cuando escribí esa carta, pero con el problema actual...
'¿Qué debería hacer?'
No podría asistir a la coronación bajo las circunstancias actuales. Estaba sorprendida por el escándalo del veneno en la comida de Rashta, y Sovieshu estaba convencido de que Koshar era el culpable. Poco después, descubrí que mi hermano y su amigo lo habían hecho. Sería difícil para mí dejar el país por un largo período de tiempo.
"Huuu..."
Me acerqué a mi escritorio, tomé algo de papel de escribir, y sumergí mi pluma en el tintero.
"Pero estoy alegre de que el príncipe me haya enviado el pájaro azul una vez más."
La delegación llegaría al Reino Occidental con el anuncio de que el Gran Duque Lilteang sería el representante principal, pero quería ser yo la que le explicara eso al Príncipe Heinley.
— Tengo muchas cosas urgentes que atender y lamento no poder hacer este largo viaje. Le envío mis felicitaciones.
Mientras escribía, el pájaro azul comenzó a hacer ruidos extraños a mi lado. Dejé de escribir y miré para encontrarme con el pájaro observando la carta. Como si hubiera sentido que lo estaba mirando, de repente miró a un costado y comenzó a picotearse las plumas.
"¿?"
Parecía como si estuviera tratando de fingir que no estaba mirando. Era bastante adorable, pero escribir la carta ahora era mi prioridad. Escribí unas líneas más, y después la até a la pata del pájaro. Cuando terminé, inmediatamente salió volando por la ventana como si tuviera prisa. Lo observé desaparecer en el cielo por un momento, luego cerré la ventana y me dirigí al salón.
Después de deliberar conmigo misma hasta la noche, tomé una decisión. Era inútil debatir si debía decir una mentira transparente que sería fácilmente detectada por Sovieshu, o si debía tragarme mi orgullo y disculparme. Cuanto más me preocupaba por eso, más complicado se volvía.
Si me disculpaba, sería el fin de la historia; si decía una mentira, tendría que esforzarme por mantenerla. Podría cambiar de opinión si esperaba hasta mañana a la mañana, así que decidí visitar a Sovieshu a pesar de que era tarde.
'Quizá Sovieshu está con Rashta.'
Me di cuenta de eso recién cuando caminaba por el pasillo del palacio del este, pero no quería retrasar mi disculpa. Afortunadamente, Sovieshu estaba solo en su dormitorio, y me dejó entrar rápidamente.
"¿Has terminado la investigación?"
Me hizo la pregunta directamente en cuanto entré a la habitación y él cerró la puerta. Sabía para qué estaba aquí.
Bueno, al menos no tuve que ser yo la que sacara el tema.
"Sí."
Asentí, y el levantó sus cejas, esperando mi respuesta. Un sentimiento de irritación creció en mí, pero forcé mis labios a que formaran las palabras.
"Como dijiste—"
Antes de que pudiera terminar de hablar, Sovieshu puso su palma sobre mis labios. Cerré mi boca. ¿Qué estaba haciendo? Lo observé fijamente, y él habló.
"Es suficiente."
"... ¿Qué quieres decir?"
"No tienes que decirlo."
"Querías una disculpa."
"Dije eso durante un ataque de ira."
"¿No está lastimada la Señorita Rashta?"
"¿Por qué hablas de Rashta ahora?"
Bueno, fue el incidente entre mi hermano y Rashta lo que hizo que quisiera una disculpa en primer lugar. Sin embargo, pareció ponerse de mal humor cuando la mencioné. En vez de decir algo sobre Rashta, Sovieshu inesperadamente me dio una advertencia.
"Ya que hubo una disculpa, recuerda esto. Esta vez miraré a otro lado para protegerte. No obstante, tu hermano intentó matar a mi hijo, y si algo similar sucede en el futuro, elegiré proteger a mi hijo."
"..."
"¿Entiendes?"
No podía creer que Sovieshu estuviera encubriendo las acciones de mi hermano solo para protegerme. La explicación más probable era que quería prevenir que un gran escándalo estallara. Vine para disculparme por el terrible error de mi hermano, pero ahora ni siquiera era necesario mencionar la historia.
"Lo tendré en cuenta."
Respondí lo más tranquila que pude, pero Sovieshu habló más seriamente.
"Eres una persona sabia, así que espero que no cometas el mismo error dos veces. Es en serio."
***
Sovieshu se quedó en la ventana y miró afuera hacia el pasillo. No podía ver a la Emperatriz, pero pudo ver una sombra detenerse por un momento antes de entrar al palacio del oeste. Solo entonces confirmó que ya se había ido, cerró la ventana y salió del dormitorio. Se dirigió a la habitación de Rashta que estaba cerca.
"La Señorita Rashta está dormida, Su Majestad."
La nueva sirvienta, la cual estaba dormitando contra la pared del salón de Rashta, de repente se levantó derecha y se reportó rápidamente ante Sovieshu. Era la nueva sirvienta asignada después de que las anteriores fueran expulsadas.
Él asintió, pero aun así entró directamente en el dormitorio donde Rashta se encontraba acostada en una gran cama. Lentamente se acercó y la observó. En lugar de despertarla, le quitó un mechón de cabello suelto de su mejilla y se sentó al lado de la cama. Con una expresión de preocupación, se inclinó y cuidadosamente apoyó su oído en su estómago.
Fue entonces.
"¿Su Majestad?"
Rashta, a quien Sovieshu creía dormida, lo llamó con voz ronca.
"¿Te he despertado?"
"Hmm... sí. Pero está bien. A Rashta le gusta ver su rostro apenas se despierta."
Ella sonrió tímidamente mientras Sovieshu levantaba la cabeza.
"No escuchará ningún sonido. Ni siquiera ha comenzado a moverse."
"¿Estás bien? ¿Te duele en alguna parte?"
"Durante los últimos días, Rashta tenía palpitaciones, dolor de estómago y de espalda. Rashta creyó que era por el embarazo... pero debe ser por el veneno. Mi estómago todavía me duele un poco, así que debió haber sido muy fuerte."
Los dedos de Sovieshu se detuvieron, y pronto pareció angustiado.
"Mejórate pronto. Descansa tranquila que esto no volverá a suceder."
"¿Atrapó al criminal, Su Majestad?"
"Lo haré eventualmente. De todos modos, expulsé a los chefs y sirvientas, y los recién llegados serán más cuidadosos."
Rashta tomó las manos de Sovieshu y lo miró con sus grandes ojos bonitos.
"Su Majestad. Rashta cree saber quién intentó matar a Rashta y al bebé."
"... ¿quién crees que haya sido?"
"No le diré quién es. Probablemente ya esté entre la espada y la pared."
"¿Te refieres a la Emperatriz?"
"No le diré. No estoy segura."
"..."
"Pero Su Majestad, sin importar quien sea, tenemos que proteger a nuestro bebé. Por cualquier medio."
***
Al día siguiente, llamé al Marqués Farang de nuevo y rápidamente respondió a mi llamado.
"¿Sigues enojada?"
"Tengo un favor que pedirte."
"¿Es un favor difícil?"
"No lo dejes hacer lo mismo de nuevo."
Quería decirle a mi hermano que dejara de causar problemas, pero lo omití ya que pensé que sonaría rudo.
La mirada del Marqués Farang se notó desanimada, como si estuviera intentando dar lástima, pero yo conocía su verdadera naturaleza. Si Koshar es del tipo que arremete con furia, el Marqués es del tipo que actúa con calma. Si mi hermano le había pedido que obtuviera el veneno, él tuvo que haber fingido estar sorprendido antes de aprovechar la oportunidad.
"Prométemelo."
"Su Majestad, como sabe, Koshar es una persona difícil de—"
"Ya lo sé."
Hablé francamente, y el Marqués Farang me dio una sonrisa tensa. Sin embargo, esta vez no respondió.
"Te lo dije hace dos días. El Emperador sabe quién es el culpable."
"..."
"Estoy segura de eso. Esta vez lo dejará pasar, pero si hacen algo para dañar a su bebé otra vez, no se quedará de brazos cruzados."
No fue hasta que le mencioné la amenaza de Sovieshu que el Marqués Farang se puso serio.
"Así que sean precavidos, los dos. Considérense afortunados de que el Emperador lo esté pasando por alto. Yo tampoco quiero que se repita el uso de drogas abortivas."
"Escasez de magos..."
Heinley se sentó frente a su escritorio y leyó el informe. Era un documento altamente clasificado, copiado secretamente de la oficina de magos cuando estaba en el Imperio Oriental.
Dio un murmullo contemplativo, ya que tenía interés en el número decreciente de usuarios de magia. El número exacto no se conocía, pero la velocidad de disminución era inesperadamente significativa.
'Los magos son un pilar en el poder del Imperio Oriental.'
Heinley dio una leve sonrisa y cerró el informe, cuando su mirada fue atrapada por un pájaro azul aleteando justo afuera de la ventana. Cuando se acercó y abrió la ventana, el pájaro rápidamente aterrizó dentro de la habitación y jadeó para recuperar el aliento.
"¿Ya has regresado?"
Heinley sonrió y acarició la pequeña cabeza del pájaro con su dedo, y luego desató la carta de su pata. El pájaro sacudió su cabeza malhumoradamente y tan pronto como Heinley tomó la carta, dio un paso atrás y se transformó en un hombre.
Por supuesto, era McKenna. Heinley había visto la transformación incontables veces y no se molestó en mirarlo. En cambio, se concentró en revisar la carta.
"Sufrí por esto."
"Tienes diez días más de vacaciones."
"Hay algunas cosas que sé sin que tengas que decirlas."
Heinley curvó sus labios y recorrió la carta con la mirada, pero su sonrisa pronto se desvaneció y fue reemplazada por una expresión triste.
McKenna ya sabía lo que decía la carta, modestamente retrocedió e intentó parecer ocupado poniéndose algo de ropa.
"McKenna".
"Sí, Su Alteza."
"No puede venir."
"¿Estás seguro?"
"No finjas ignorancia conmigo."
"Yo... sí."
Heinley exhaló con fuerza, después dobló la carta y la guardó en un cajón.
"No te esfuerces demasiado. Deberías pensar en tu salud..."
Heinley presionó sus ojos y se sentó en el escritorio nuevamente. Estaba molesto, y no quería que nadie lo fastidiara.
"Su... Su Alteza."
McKenna, ahora vestido, se acercó al escritorio en vez de irse de la habitación.
"¿Qué sucede?"
Heinley lo miró y McKenna explicó cuidadosamente lo que había escuchado durante su viaje.
"De hecho, el Imperio Oriental estaba bastante ruidoso. Causó bastante revuelo cuando una droga abortiva fue descubierta en la comida de la concubina del emperador."
Heinley levantó sus cejas.
"¿Y la Emperatriz está atada por eso?"
"Eso..."
"Hay algo más detrás de escena que no me estás contando. ¿Qué es?"
"Hay una historia que muy pocos nobles del Imperio Oriental conocen. Solo que..."
"¿?"
"Se rumorea que el hermano de la Emperatriz fue quien puso esas drogas abortivas."
McKenna añadió de mala gana que no estaba seguro de si él podía contar esa historia. Mientras tanto, Heinley estaba en shock.
"¿Que hay acerca de la Emperatriz? ¿Ella se encuentra bien?"
"Tanto la mujer que consumió la droga como el bebé están bien."
"Pero, ¿la Emperatriz?"
"Estoy seguro que está bien, considerando que ella no la consumió."
"No me refiero a eso. ¿Cómo está tratando a la Emperatriz el Emperador Sovieshu?"
"Todo ya se había calmado para el momento en que llegué, así que no lo sé."
La expresión de Heinley cambió.
Recordó cómo el Emperador favoreció a Rashta en el banquete especial. Mientras Heinley miraba hacia el pasado, el rostro de alguien triste vino a su mente y su corazón comenzó a dolerle.
"Así que la Emperatriz no puede venir por eso."
"Eso creo."
"Pero el hecho de que actúe indiferente porque podría preocuparme..."
"¿No hace eso para no parecer débil ante el Imperio?"
Era una observación bastante objetiva, pero Heinley negó con la cabeza. Simplemente se quedó sentado, y McKenna decidió dirigirse hacia la puerta para irse. Aunque Heinley se veía profundamente preocupado, este era un problema suyo de carácter personal.
Justo cuando McKenna estaba a punto de abrir la puerta, Heinley habló en voz baja.
"No de este modo."
McKenna soltó la perilla de la puerta y lentamente se dio la vuelta. Heinley estaba de pie con una inescrutable, pero triste expresión en su rostro. Parecía determinado a hacer algo.
"Quédate ahí, McKenna."
Tomó una hoja de papel y comenzó a escribir rápidamente algo en ella. Después de unos pocos instantes había terminado, y le entregó la carta al caballero.
"Por favor, haz una cosa más por mí. Entrégale esto a Elgy."
"¿Quieres que regrese al Imperio Oriental?"
"Eres el más rápido."
McKenna aceptó la carta con derrotada resignación.
***
Sovieshu decidió celebrar una pequeña fiesta para animar a Rashta. Aunque no se enviaron invitaciones formales, aun así, era un evento real y muchos se congregaron para asistir. Un tercio de los invitados querían acercarse a la concubina del emperador, mientras que otro tercio tomó esto como una oportunidad para hacer conexiones con la alta nobleza.
La Emperatriz no estaba presente, así que el centro de atención recayó sobre Rashta. Ella reía y conversaba con los invitados, estaba radiante mientras recibía elogios y adulaciones.
Sin embargo, su sonrisa se desvaneció tan pronto como observó un rostro que no quería ver.
"Esta joven dama se ha mudado recientemente a la capital desde un área rural remota. Es una mujer encantadora, así que quería presentársela, Señorita Rashta."
Un noble se acercó a Rashta para presentarle a otro invitado.
Era nada menos que Rivetti, la hija del Vizconde Roteschu. Rashta había sido tomada por sorpresa de tal manera que no había notado que el noble se había reído a modo de diversión, ni que varios nobles alrededor intercambiaron miradas maliciosas. Ellos eran quienes constantemente le hablaban a Alan acerca de "La concubina del Emperador, Rashta."
Aunque los viejos rumores habían sido enterrados bajo un número de otros escándalos de alto perfil, algunos nobles aún se preguntaban o estaban convencidos de que Rashta era de hecho la antigua esclava del Vizconde Roteschu. Algunos incluso apostaban, diciendo que, si ella realmente era la esclava del Vizconde, reaccionaría de cierto modo ante Alan o Rivetti.
Rashta repentinamente se dio cuenta que la reunión con Rivetti fue planificada deliberadamente. No obstante, en lugar de enfadarse, se forzó a sonreír alegremente.
"No nos habíamos visto antes."
Rivetti puso una expresión de sorpresa, pero pronto regresó a una sonrisa también. Rashta conservó su expresión agradable, pero su corazón se hundía hasta el suelo. Sin embargo, antes de que pudiera decirle algo a Rivetti—
"Disculpe, disculpe."
Alan apareció de repente, tomando a su hermana por el brazo y diciendo que tenían que apurarse a volver a casa. Miró a Rashta, pero no la saludó, mucho menos pretendió saber su nombre.
Como si fueran completos extraños.
Alan y Rivetti se fueron. La emoción se rompió, la pequeña multitud se dispersó desinteresada. Los espectadores que presenciaron la situación le hablaron gentilmente a Rashta de nuevo, pero ella ya no pudo disfrutar la fiesta de la misma manera que antes. Se sentía incómoda estando entre las personas que intencionalmente trajeron a Rivetti, y que después se voltearon y pretendieron no haberlo hecho con malicia.
En vez de seguir mezclándose con los nobles, buscó la oportunidad y abandonó la sala. Sin embargo, se encontró con Alan no muy lejos.
Dudó al verla, pero luego se acercó.
"Mi padre me dijo que fingiera no conocerte, pero creo que debo contarte sobre Ahn."
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