LESVAC 204

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La Emperatriz se volvió a casar 204

Separarse de nuevo



A pesar del profundo deseo de Sovieshu y del Marqués Karl, no se encontró a Glorym.

Se realizó una búsqueda exhaustiva en los pueblos y en el bosque cercano, e incluso, con el consentimiento de los países vecinos, en todos los pueblos fronterizos, pero no se encontró a la bebé de cabello plateado.

La posibilidad de que la bebé sobreviviera sola en el bosque era prácticamente nula, así que los caballeros lamentaron informar de que lo más probable es que Glorym hubiera muerto.

Sovieshu comenzó a dormir de nuevo. Sólo cuando dormía podía ver a las personas que quería ver aunque fuera en sus sueños.

Sovieshu se desempeñaba a la perfección en su trabajo diario y en las audiencias con los ciudadanos, por lo que muchos creían que había olvidado las cosas malas del pasado y había vuelto a su papel original de emperador.

Sin embargo, bebía de cinco a seis botellas de alcohol fuerte por la noche. Incluso con la puerta cerrada, el llanto salía de su dormitorio.

"No debe beber más alcohol. Se encuentra muy mal del estómago. Por favor, detenlo."

El médico del palacio, que no soportaba verlo, suplicó al Marqués Karl. Pero no había forma de detener a Sovieshu, el emperador del país, aunque fuera su secretario.

"Lo mejor sería que llegara la noticia de que la Emperatriz Navier ha despertado bien..."

Los secretarios de Sovieshu estaban muy preocupados.

Pero antes de que llegaran noticias sobre Navier, llegó otra terrible noticia sobre Glorym.

Uno de los caballeros que buscaba en el bosque encontró la ropa de Glorym manchada de sangre en una cueva.

La bebé parecía pertenecer a una importante familia noble, por lo que el líder de los bandidos mil eternos ordenó fingir su muerte por si acaso, sus subordinados utilizaron deliberadamente la ropa de la bebé para conseguirlo.

Los caballeros, que ni siquiera sabían que los bandidos mil eternos se habían llevado a la bebé, estaban seguros de que Glorym había muerto.

Sovieshu perdió completamente sus sentidos cuando sostuvo la ropa de la bebé.

"Glorym... mi hija."

Mientras sostenía la ropa de la bebé con ambas manos, no pudo cerrar la boca y sus ojos se abrieron ampliamente. Ya había visto esta ropa de la bebé antes.

"Mi hija. Mi niña. Mi bebé."

Los ojos de Sovieshu se llenaron de lágrimas.

Con un nudo en la garganta, cayó de rodillas y apretó la ropa de la bebé contra su pecho. Las lágrimas se deslizaron por su rostro.



"¡Glorym!"

Sovieshu entró en su dormitorio y se acercó a la pintura de Glorym.

Abrazando la ropa de la bebé manchada de sangre, dejó escapar un suspiro al mirar a la bebé en los días en que estaba sana y feliz.

Recordó sus pequeñas extremidades, su amplia sonrisa, sus lindos labios, y la primera vez que la escuchó decir, '¡Bubu!'

Sovieshu volvió a suspirar de dolor y se retorció.

'Eché a esa bebé que había sido tan adorable, a mi propia hija. Es como si la hubiera matado.'

— ¡Por favor, créeme!

La voz llena de rencor de Rashta resonaba en sus oídos.

— ¡Es hija de Su Majestad!

Recordó cómo se meneaba la bebé cuando la tenía en sus brazos.

Era una bebé muy pequeña y frágil. Una bebé a la que había que proteger. Era la bebé más preciosa y dulce del mundo.

"Hija, llévate a tu padre. ¡Hija, llévate a tu padre contigo!"

Sovieshu no pudo soportarlo. Sollozaba y se golpeaba la cabeza contra la pared.

'Navier murió. Mi hija murió. Todo fue en vano.'

La sensación de pérdida, rabia y frustración que crecía en su interior era insoportable.

El dolor que sentía cada vez que se golpeaba la cabeza contra la pared suprimía por un momento el dolor en su corazón.

"¡Su Majestad! ¡Cálmese, Su Majestad!"

Sus secretarios se unieron para sujetarlo, pero Sovieshu se los sacudió de encima y continuó golpeando su cabeza contra la pared.

No paró de hacerse daño hasta que su frente comenzó a sangrar.

Sovieshu sintió que el corazón casi se le salía del pecho cuando la bebé, a la que había abandonado, apareció asustada frente a sus ojos como si esperara ser encontrada antes de morir.

"¡Glorym! ¡Glorym! ¡Mi bebé! ¡Traigan a mi bebé! ¡Marqués Karl, encuentra a mi bebé!"

Un caballero de la Guardia Imperial, que no soportaba ver el estado actual de Sovieshu, se acercó y lo noqueó. Estaba preparado para recibir un castigo severo.

Sin embargo, el Marqués Karl le indicó al caballero que lo había hecho bien.

El caballero acostó a Sovieshu en la cama y preguntó,

"¿No sería mejor... atar a Su Majestad hasta que se calme un poco?"

El Emperador parecía completamente fuera de sí, hasta el punto de hacerse daño delante de otras personas. Le preocupaba qué más podría hacer impulsivamente.

El Marqués Karl sacudió la cabeza después de que lo pensó por un momento.

"No se puede hacer sin una buena razón."

También consideraba que Sovieshu se encontraba en un estado grave, pero no se atrevió a atar al emperador.

"¿Qué hay del enviado que siguió a Evely al Imperio Oriental? ¿Aún no ha vuelto?"

"No."

"Bueno, aún es pronto para que vuelva, pero... espero que regrese antes. Creo que eso calmará un poco a Su Majestad."

El Marqués Karl dudó sobre si debía quitarle la ropa de la bebé. Al final, la escondió cuidadosamente y salió.

Esto último fue un error.

Cuando Sovieshu se despertó, vio las dos pinturas en su dormitorio y lloró intensamente. Las dos pinturas se fusionaron en su vista nublada por las lágrimas.

Navier y Glorym. Su amada esposa y su amada hija. La familia perfecta con la que siempre había soñado apareció frente a sus ojos llorosos.

Sovieshu se golpeó el pecho mientras lloraba y gritó sus nombres varias veces. Luego extendió sus manos hacia la esposa que siempre había estado a su lado y la llamó,

"Navier... Ayúdame, Navier. Es doloroso. Navier. Por favor, ayúdame."

Sin embargo, cuando recordó la historia que le contó el enviado del Imperio Occidental sobre cómo Navier acabó en coma, sus hombros temblaron y se rió.

No porque fuera divertido, sino porque la tristeza alcanzó su punto máximo y una risa extraña salió naturalmente.

'En primer lugar, debí evitar que Navier fuera a ese maldito país.'

Sus decisiones estúpidas y egoístas le causaron un enorme dolor y arrepentimiento.

Le parecía que Navier lucía hoy inusualmente pálida en la pintura. Como un cadáver.

Sovieshu pensaba que Navier había muerto como su bebé.

Sovieshu se derrumbó ante el retrato de Glorym.

"Bebé. Mi bebé. Glorym, ¿dónde estás?"

Las lágrimas, que fluían sin cesar, nublaron más su vista.

"Glorym. Papá está aquí. Mi bebé, ¿dónde estás?"

Mientras sollozaba, de repente se asustó.

'¿Qué tan aterrada estaba mi hija sin su padre a su lado? Debe tener mucho miedo.'

Le asustaba sólo de pensar que si no la tomaba de la mano con fuerza, no sería capaz de dar un solo paso. Incluso ahora estaba separada de la Vizcondesa Verdi, que cuidaba de ella.

'Una bebé tan angelical merece al menos ir al cielo. Pero ni siquiera podrá encontrar ese camino mientras llora y llama a su padre.'

Sovieshu ordenó a un sirviente traer alcohol y volvió a beber.

Después de beber mucho alcohol, una ilusión de Navier apareció frente a sus ojos. Aparecía cada vez que bebía.

Sovieshu habló con Navier entre lágrimas.

— No sé si podré hacerlo bien.

"Lo harás bien. El único que se ha equivocado he sido yo."

— Deja de beber.

"Navier... Navier... por favor, vive. Dime que estás viva. Dime que eres feliz. Por favor."

Entonces, la ilusión de Navier desapareció.

'¿Será porque empecé a hablar de la realidad?'

Sovieshu se levantó rápidamente y miró a su alrededor.

En ese momento, vio a Navier alejarse a través de la ventana. Estaba vestida exactamente como aquel día en que se marchó fríamente después de que pelearon por Rashta.

Como aquella vez, Sovieshu tenía las manos apoyadas firmemente sobre el alféizar de la ventana. La diferencia era que ahora lloraba y sacudía la cabeza.

‘Lo siento, lo siento, lo siento...’

Se disculpó varias veces en su interior, pero entonces vio a una persona parada en el techo.

Era Rashta. Con su cabello plateado empapado de sangre revoloteando, miraba a Navier pasar.

Los ojos de Sovieshu se abrieron mucho.

‘Es una ilusión, es una ilusión…’

Mientras se repetía esto en su mente, Rashta volteó la cabeza hacia él.

Sonrió ampliamente con sangre alrededor de su boca y apuntó con su dedo hacia abajo.

Sovieshu sacudió la cabeza.

'¡No lo hagas! ¡No lo hagas! Por favor, ¡no lo hagas!'

Pero Rashta saltó del techo hacia Navier.

"¡Nooo!"

Sovieshu gritó y saltó por la ventana.

Cuando abrió los ojos, estaba de nuevo en su dormitorio.

Pero las sábanas, que solían mantenerse cálidas, estaban hoy lo suficientemente frías como para sentir escalofríos por todo su cuerpo. 

"Mi hija. Papá lo lamenta. Papá lamenta que te hayas ido primero. Papá lamenta no haber creído que eras mi hija."

Sovieshu se paró frente a las pinturas con pasos poco firmes.

Desmontó sus dos preciadas pinturas, las colocó una al lado de la otra en el suelo y abrió los brazos para abrazarlas.

Con un brazo abrazó a Navier y con el otro a Glorym.

Pudo sentir el calor de las pinturas.

En su imaginación, las dos mujeres de las pinturas también abrieron sus brazos y le abrazaron al mismo tiempo.

Un recuerdo de su infancia vino a su mente.

— Seremos una pareja cuando crezcamos, Navier.

— ¿Ya no somos una pareja?

— Es diferente, espero que tengamos un bebé que se parezca a nosotros. Nos haremos un retrato familiar con nuestro primer hijo. Lo colgaré en mi habitación.

Sovieshu sonrió levemente.

"Mi familia..."

Mientras su voz se desvanecía, vio a una niña en la distancia, de pie sobre la nieve blanca.

La niña, que estaba llorando, le preguntó por qué no había venido antes y corrió hacia él cuando lo vio.

"Glorym."

Sovieshu dio un paso hacia la niña.

Pero justo antes de ir por ese camino, alguien lo agarró.

Era Navier.

Navier sacudió la cabeza.

"No te vayas. Quédate, Sovieshu."

Él miró alternadamente a Navier y a Glorym.

Tras un momento de duda, lo entendió. Moriría si iba por ese camino.

Tenía claro que podría volver a estar al lado de su hija si iba por ese camino.

Cuando sus ojos se encontraron con los de Navier, no pudo dejar de llorar.

Recordó haberla esperado fuera de la Mansión Troby en la oscuridad de la noche. Recordó el momento en que sus miradas se cruzaron mientras ella se marchaba en el carruaje. Recordó su boda, su boda con Heinley.

"No te vayas, Sovieshu."

La niña le insistía en que viniera rápido mientras Navier tiraba de él por detrás.

Las dos significaban mucho para él. Las dos estaban en direcciones opuestas.

Sovieshu las miró varias veces, sonrió impotente y apartó la mano de Navier.

"Tú te quedas. Vive, Navier. Sé feliz."

'La bebé murió, pero no Navier.'

Quería estar con Navier, quería ir con Navier, no quería perderla dos veces, pero sabía que esta vez tenía que dejarla ir.

"No vengas por este camino, vive sin prisa por muchos años. Puede que incluso cuando estés aquí no nos volvamos a encontrar."

Dándose la vuelta, consoló a la niña asustada y caminó por un sendero sin final a la vista.

***

El Marqués Karl se movía ansiosamente por el pasillo sin poder apartarse del dormitorio de Sovieshu.

De repente, escuchó un fuerte ruido no muy lejos, que fue seguido por una serie de gritos, 

"¡Su Majestad! Su Majestad!"

'¿Cómo está afuera...?'

Cuando el Marqués Karl salió sorprendido, descubrió que Sovieshu se había caído por la ventana de su dormitorio.

"¡El médico del palacio! ¡Traigan al médico del palacio!"

Aterrado, el Marqués Karl ordenó llamar al médico del palacio.

"¡Evely! ¡Traigan a la Señorita Evely!"

También ordenó llamar a Evely, la preciada maga de curación.

Sin embargo, recordó de inmediato que Evely había ido al Imperio Occidental para curar a Navier.

"Navier..."

Una voz débil vino de Sovieshu.

"¡Su Majestad, Su Majestad! ¡El médico del palacio! ¡Traigan al médico del palacio!"

El Marqués Karl gritó desesperado.

***

"¡Despertaste!"

Escuché un grito de alegría. Cuando abrí los ojos, vi el rostro lloroso de Heinley frente a mí.

"... ¿Heinley?"

Me dolía mucho la garganta, pero conseguí abrir la boca y pronunciar su nombre.

"¡Reina!"

Heinley gimió, me agarró la mano y se la puso en la frente.

¿Mi mano está fría o Heinley tiene fiebre? Sentía su frente especialmente caliente.

Todavía estaba un poco aturdida mientras Heinley sollozaba.

"Reina, creí que te perdería... tenía mucho miedo de perderte..."

Detrás de Heinley, pude ver la sombra de Sovieshu.

La sombra, que parecía preocupada, brilló un instante en cuanto la vi, y desapareció a través de la pared.

Esto me hizo recordar un sueño que tuve. Sovieshu intentaba ir por el camino equivocado, así que lo detuve, pero apartó mi mano y me dijo que no lo siguiera. Quería que viviera. Quería que viviera feliz durante muchos años. Entonces tomó la mano de una niña que estaba cubierta de sangre de pies a cabeza y se marchó.

Me dolía extrañamente el corazón.

Sentía una extraña sensación de pérdida, como si algo hubiese sido arrancado de mí.

***

Sólo pude conocer la historia completa de lo que había sucedido un día después de que me desperté.

El primer día, el médico del palacio había hecho todo lo posible para que descansara.

"Estoy feliz de poder devolver la gracia de Su Majestad."

"Salvaste mi vida..."

El Gran Duque Kapmen y Evely fueron quienes me salvaron.

De acuerdo con Heinley, también se debió a que utilicé mi magia de hielo sobre el Duque Zemensia justo antes de que cayera sobre mí, pero no podía recordarlo bien...

Sin embargo, hubo muchas personas que vieron esa escena, por lo que tal vez sea un pequeño problema una vez que me recupere por completo.

En cualquier caso, gracias a que usé mi magia de hielo y a que el Gran Duque Kapmen me envolvió en sus brazos, pude sobrevivir a un hombre que saltó sobre mí desde lo alto para aplastarme.

Pero quedé en coma, así que Evely vino desde el Imperio Oriental a curarme.

Evely inclinó la cabeza, su cara se puso completamente roja y sonrió alegremente. Balanceaba su cuerpo de un lado a otro y me miraba brevemente. Parecía muy orgullosa de sí misma.

"Te has convertido en una persona increíble, Evely."

¡Sí! ¡Salvé a Su Majestad! Y a... um... no recuerdo de qué país es... bueno, no importa... ¡también salvé a un Gran Duque!"

"No es porque me hayas salvado, realmente te has convertido en una persona increíble."

Los magos con habilidades curativas eran muy apreciados. Por supuesto, cada mago tenía una habilidad diferente, por lo que qué habilidades no eran apreciadas. Sin embargo, las habilidades curativas eran especialmente apreciadas por su naturaleza.

"También es gracias a Su Majestad."

"Yo no hice nada."

Evely rápidamente sacudió la cabeza de un lado a otro, indicando que ese no era el caso en absoluto.

Me reí porque se veía muy adorable, pero... también estaba preocupada.

A diferencia de mí, que me desperté sana y salva, a la vez que se confirmó que el bebé en mi vientre estaba bien, el Gran Duque Kapmen aún no había despertado. ¿Estará bien?

De acuerdo con el médico del palacio, ya se encontraba en un estado en el que debía despertar en cualquier momento. Evely también me contó que había utilizado más de su magia en el Gran Duque Kapmen.

"Disculpe, Su Majestad."

"¿Sí? ¿Qué ocurre?"

"Su Majestad, el Emperador... eh... me refiero al Emperador Sovieshu..."

¿Qué intentaba decir? Evely me miraba con una extraña vacilación.

Cuando le indiqué que podía hablar tranquila con una suave sonrisa, continuó como si no supiera cómo decirlo.

"¿Su Majestad tiene una mala relación con el Emperador Sovieshu?"

Sonreí incómodamente. Era una pregunta difícil de responder.

Mi relación con Sovieshu... es complicada. Éramos amigos, éramos una pareja destinada a pasar la vida juntos, pero de repente se convirtió en una persona que odiaba ver, incluso desee que no fuera feliz, pero es un poco incómodo verlo tan mal.

Sin embargo, como ambos representamos a un imperio, no podía expresar estos sentimientos personales.

"Es una relación normal."

Al final, acabé mi respuesta con un, "¿Por qué lo preguntas?" para que fuera al punto.

Evely dudó, sonrió tímidamente y se rascó la mejilla.

"Parece que el Emperador Sovieshu todavía ama y se preocupa por Su Majestad."

"..."

"Lo siento. No quiero hacerle sentir incómoda. Pero cuando me envió, se veía realmente desesperado y pálido..."

"¿Te envió Sovieshu?"

"Sí. En cuanto se enteró de la noticia, me llamó de inmediato y me ordenó salvar a Su Majestad."

Recuerdo que la noche del día del juicio de Rashta, Sovieshu se quedó llorando en una pared fuera de la mansión de mis padres hasta que me marché en el carruaje. ¿Debería escribirle una carta de agradecimiento?

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