LESVAC 128

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La Emperatriz se volvió a casar 128

Ira de Rashta



En el Imperio Oriental, el emperador tenía el enorme poder de un ejército de magos, permitiendo a sus señores poseer tierras y soldados privados.

Por otro lado, la fuerza principal del Imperio Occidental estaba en su ejército convencional, limitando así la posesión de tierras y soldados privados.

En otras palabras, el Emperador del Imperio Occidental controlaba el poder militar por sí solo, pero también debía asumir por sí solo la responsabilidad que eso implicaba.

Hasta donde sé, había tropas estacionadas en la frontera del Imperio Occidental.

Muy probablemente el Marqués Ketron hablaba de apoyo adicional.

¿Qué deberíamos hacer?

Como dijo el Marqués Ketron, si concentramos nuestras tropas de apoyo en un solo lugar, será mucho más fácil de defender.

Sin embargo, si las tropas a enviar se dividieran entre seis lugares, entonces la defensa se vería comprometida.

Dispersar las tropas entre territorios poco probables de ser atacados supondría un gran coste de recursos humanos y económicos.

Pero incluso la más mínima posibilidad seguía siendo una amenaza real y un temor para los residentes de allí.

Si Heinley no les proporcionaba apoyo, los residentes permanentes estarían disgustados y resentidos con el país.

"Eso es lo que ustedes, como funcionarios, deben pensar."

Antes de que pudiera responder, Heinley intervino fríamente.

"¿Cuán incompetentes son los funcionarios bajo mi mando que tienen que pedir a la Emperatriz que lleva menos de un año en el Imperio Occidental que se encargue de lo que a ustedes les corresponde?"

El Marqués Ketron se enojó, pero respondió inmediatamente a la reprimenda de Heinley con una sonrisa.

"¿Su Majestad la Emperatriz no era reconocida por su inteligencia desde sus días como Emperatriz del Imperio Oriental?"

Viendo su insistencia en señalar que fui la emperatriz del Imperio Oriental, es evidente que no soy del agrado del primo de Christa. 

Heinley trató de decir algo de nuevo, pero esta vez abrí la boca primero.

"Tenemos que atacar primero ."

Heinley cerró la boca y me miró. Elevé la credibilidad de mis palabras al hablar con una voz calmada.

"Si no sabemos por dónde vendrán, entonces hay que atacar primero. De esa manera, las tropas no tendrán que dispersarse."

El Marqués Ketron refutó inmediatamente.

"¡¿Qué crees que sucederá después de enfrentar cara a cara a los bandidos mil eternos?! ¡Atacarán con más fuerza al Imperio Occidental! Ah, ¿cómo eres del Imperio Oriental no te importa la situación de nuestro imperio?"

"Marqués Ketron. Cuide su lengua."

Ante la fría voz de Heinley, el Marqués Ketron finalmente mantuvo la boca cerrada. Sin embargo, sus ojos seguían llenos de insatisfacción.

Heinley era joven y no había pasado mucho tiempo desde que ascendió al trono. Además, cuando era un príncipe, prefería deambular por otros países antes que ampliar sus fuerzas.

Por estas razones, las fuerzas dejadas por el hermano de Heinley no parecían ser muy leales a Heinley.

Si estas fuerzas no eran leales a Heinley, entonces no necesitaba ganármelas. Heinley se desharía de estas personas en cualquier momento.

Además, el Marqués era un partidario de Christa.

Tan pronto como terminé de juzgar la situación, me reí ligeramente como si estuviera burlándome.

Los ojos del Marqués Ketron, que no apartaba de mí, se volvieron feroces.

Parecía resoplar en su interior, '¡¿Te estás burlando?!'

"¿Por qué se ríe, Su Majestad la Emperatriz?"

"El Marqués Ketron realmente parece no saber nada sobre los bandidos mil eternos."

"¿?"

"Son bandidos que se mueven principalmente por los beneficios. No se toman la venganza como algo personal. Si consideran que no es rentable, se rendirán y se marcharán a otra parte. Como dices, soy del Imperio Oriental, así que conozco muy bien su forma de operar."

El Marqués Ketron quedó tan desconcertado por mis palabras que hasta su cuello se puso rojo. Pero en lugar de rendirse, siguió atacándome.

"Las palabras de Su Majestad la Emperatriz suenan bien, pero cuando lo piensas, es ridículo. Para que sea posible lo que dice Su Majestad, deberíamos asestarles un duro golpe hasta el punto de que consideren una pérdida enfrentarse nuevamente al Imperio Occidental. Sin embargo, los bandidos mil eternos no son un oponente que pueda ser fácilmente suprimido. Y aún así, ¿quiere limitar su comportamiento asestándoles un duro golpe? ¡Es como poner el cascabel al gato!"

<< Nota: "Poner El Cascabel Al Gato" es un proverbio que alude a la dificultad o imposibilidad de realizar algo que puede resultar provechoso por ser muy arriesgado. >>

"Lord Koshar ha librado más de 50 batallas contra los bandidos mil eternos, por lo que tiene mucha experiencia cuando se trata de ellos. Lord Koshar será capaz de manejarlo."

Incluso señale quién pondría el cascabel al gato. Además, era mi hermano.

Finalmente, el Marqués Ketron no pudo decir nada y cerró la boca.

Desde en ese momento, nadie volvió a dirigirse a mí.

***

Después de la reunión.

Llamé a mi hermano y le hablé sobre la situación en la frontera del Imperio Occidental con los bandidos mil eternos, así como de la conversación entre el Marqués Ketron y yo en el Consejo de Estado de hoy. Al final, le pregunté,

"¿Puedes manejar esto?"

Por supuesto, estaba segura de que mi hermano podría hacerlo.

Cuando mi hermano estaba en el Imperio Oriental, aunque no era su trabajo lidiar con los bandidos mil eternos, dio un paso al frente y sacudió el campo de batalla.

Era como el pasatiempo de mi hermano. Al enfrentarse a los bandidos mil eternos, podía luchar libremente.

Como esperaba, mi hermano dijo despreocupado mientras estallaba en risas.

"Ha pasado un tiempo desde la última vez que me reuní con esos tipos malos."

Me sentí aliviada por esa actitud.

Pero en ese momento, Mastas estaba en blanco. Miraba aturdida a mi hermano con la boca entreabierta.

"¿Mastas?"

Mientras me preguntaba por qué actuaba así, la llamé por su nombre en voz baja.

Mi hermano también notó su expresión y estaba perplejo. No es de extrañar, por su expresión parecía que mi hermano le hubiera robado el alma.

Cuando volvió a la normalidad, sus ojos brillaron y gritó,

"Lo siento, Su Majestad. Lo siento, Lord Koshar. Es sólo que de repente sentí un poco de curiosidad."

"¿Curiosidad?" 

"¡Sentí curiosidad de la habilidad de Lord Koshar para lidiar con los bandidos mil eternos como si no fueran nada!"

Mastas realmente amaba luchar...

Sorprendentemente. Mi hermano le preguntó tranquilamente.

"Si tienes curiosidad, ¿te gustaría venir conmigo?"

Mastas suspiró con emoción, pero vaciló y respondió, "No."

"Mi deber ahora es proteger a Su Majestad la Emperatriz. En cambio, quisiera poder luchar contra Lord Koshar en otra ocasión."

Al final, mi hermano se rió a carcajadas por su actitud franca.

***

Mientras tanto.

Rashta estaba examinado a las mujeres comunes que habían sido reunidas en el palacio del oeste cuyos padres eran prisioneros.

Las mujeres reunidas eran de diferentes edades, ya que no importaba la edad que tuvieran mientras fueran capaces de trabajar como sirvienta.

Sin embargo, todas las mujeres con hijos fueron excluidas, porque tenía que usar a sus padres como cebo para chantajearlas y ganárselas.

Porque incluso si las chantajeara con sus padres, podrían abandonarlos por el bien de sus hijos. Del mismo modo, se excluyeron a las mujeres que tenían una mala relación con sus padres.

Rashta las miraba de arriba abajo una por una mientras les hacía varias preguntas de manera casual.

"¿Cómo te llamas?"

"¿Alguna vez has trabajado como sirvienta?"

"El Palacio Imperial tiene un conjunto de reglas completamente diferentes a las de afuera que se deben cumplir, con un gran énfasis en la etiqueta. ¿Estás de acuerdo?"

La mayoría de las mujeres reunidas aquí también eran señaladas por la sociedad debido a que sus padres eran prisioneros, y ni siquiera podían conseguir un trabajo apropiado.

Sabían que Rashta las había llamado para ser más que sólo sirvientas, pero aún así no querían perder esta oportunidad.

Trabajando como sirvientas en el palacio imperial, recibirían un salario mucho más alto que el de una sirvienta ordinaria.

Además, la emperatriz podía conceder indultos a prisioneros varias veces al año.

Necesitaban desesperadamente la ayuda de Rashta.

"Bonitos ojos."

Rashta sonrió con satisfacción ante las expresiones decididas de las mujeres. 

"Pero no puedo contratar a todas."

Después de preguntar sobre sus puntos fuertes, Rashta le ordenó a la Vizcondesa Verdi que primero se las llevara a todas a otra sala.

Y cuando la Vizcondesa Verdi regresó, le ordenó que volviera a traerlas a todas.

"¿A todas?"

Preguntó sorprendida la Vizcondesa Verdi al pensar que Rashta las contrataría a todas.

En un principio, Rashta dijo que sólo contrataría a unas diez. El número de mujeres reunidas aquí era demasiado elevado.

"¿No son demasiadas? Ya que tenemos que capacitarlas, es preferible contratar gradualmente por el momento, Su Majestad."

Rashta sonrió ampliamente. Por supuesto, no tenía intención de contratar a todas.

"Voy a hacer una prueba."

"Si es una prueba...."

"Tráelas primero."

La Vizcondesa Verdi no entendía las intenciones de Rashta, pero trajo nuevamente a las mujeres.

Las mujeres volvieron a entrar en la sala de espera sin saber la razón.

Sin embargo, fueron recibidas por los gritos de Rashta.

"Aquí dentro había unos preciados pendientes de perlas de Rashta, pero desaparecieron. ¡Una de ustedes debe haberlos tomado! ¿Quién fue?"

Las mujeres se miraron entre sí desconcertadas.

Ni siquiera habían visto dichos pendientes de perlas, mucho menos los habían tomado.

No, era extraño dejar unos pendientes de perlas en la sala de espera en primer lugar.

Sin embargo, no podían objetarle eso a la emperatriz.

Además, Rashta parecía realmente enojada.

Viendo que nadie daba un paso al frente, Rashta actuó como si estuviera más enojada y levantó la voz.

"¿No saben quién los tomó o están fingiendo no saberlo? ¡Si están encubriéndose entre sí, Rashta no tendrá más remedio que castigarlas a todas!"

Después de gritar de esta manera, Rashta se dirigió furiosa a su dormitorio.

Mientras las mujeres estaban temblando, la Vizcondesa Verdi siguió sensatamente a Rashta hasta su dormitorio.

"¿Cómo están?"

"Están muy asustadas."

"Tráelas aquí una por una. Antes de dejarlas entrar, aconséjales en secreto que si dicen la verdad no serán castigadas."

Al escuchar las palabras de Rashta, la Vizcondesa Verdi comprendió la situación.

Rashta quería ver cómo sus posibles sirvientas salían de este difícil escenario.

La Vizcondesa Verdi hizo lo que Rashta le ordenó.

Llevó a una de las mujeres al dormitorio de Rashta, y le susurró,

"Si has visto algo, sé honesta. Su Majestad es una persona de buen corazón, estoy segura de que te perdonará si descubre que no eres culpable. De lo contrario, todas podrían recibir el mismo castigo."

Algunas estaban tan atemorizadas que mintieron. Nombraron a la persona que parecía la más culpable, o la más fácil de acusar en su opinión, e insistieron en que esa persona era sospechosa. 

Incluso otras mintieron diciendo que habían visto completamente la escena del robo.

Sin embargo, algunas no cambiaron de opinión, diciendo que no sabían nada al respecto.

Al final, Rashta decidió contratar a las que mintieron.

"¿Está bien?"

"Está bien. Trabajar en el Palacio Imperial requiere flexibilidad. Lo sabes, ¿verdad?"

"Pero dependiendo de la situación, podrían mentir. Aunque en algunas ocasiones puede beneficiar a Su Majestad, en otras puede que no."

"Lo sé. Pero Vizcondesa Verdi, si quieren salvar a sus padres tienen que ser leales a Rashta de todos modos. El ingenio de esa mujeres terminará siendo usado para el beneficio de Rashta."

"Pero..."

La Vizcondesa Verdi prefería no estar cerca de nadie que pudiera crear falsas acusaciones según sus intereses.

No le preocupaba si fueran sólo una o dos, pero no podía creer que tales personas estarían por todo el palacio del oeste.

Sólo imaginarlo era horrible.

Rashta se rió aún más. 

"La prueba no termina aquí."

"¿Eh?"

En lugar de explicar más, Rashta fue a ver a las mujeres que habían sido descartadas.

Entonces, se disculpó con todas,

"Lamento haber sospechado de ustedes innecesariamente. Pero si esto sale a la luz, dañará la reputación de Rashta, así que espero que lo mantengan en secreto."

Todas las mujeres respondieron que eran conscientes.

Al día siguiente, Rashta ordenó a sus guardias visitar las casas de las mujeres que habían sido descartadas deliberadamente y preguntaran sobre lo que sucedió ayer en el palacio.

En este punto hubo algunas que mantuvieron sus bocas cerradas, y otras que estaban tan atemorizadas que confesaron los hechos.

Rashta contrató adicionalmente a las que guardaron silencio.

Después de eso, envió a Evely, una sirvienta elegida por ser buena mintiendo.

***

Para entonces, Evely ya tenía una sirvienta enviada por el Emperador.

Evely, que nunca antes había tenido una sirvienta, se sentía muy incómoda con esta sirvienta.

Sin embargo, cuando la emperatriz también le envió una sirvienta, se mostró realmente renuente.

No lucía bien, la actual emperatriz fue quien ocupó la posición de su benefactora, la Emperatriz Navier, después de provocar su divorcio. 

¿Y de repente envió una sirvienta? ¿La relación no estaba rota desde el día de mi llegada aquí?

'Es sospechoso.'

Pero Evely, que perdió su maná y no tenía ningún respaldo, no podía rechazar la 'amabilidad' de la emperatriz y echar a la sirvienta.

Al final, Evely no tuvo más remedio que aceptar a la sirvienta que la Emperatriz envió. 

Sin embargo, nunca bajó la guardia con la sirvienta enviada por la emperatriz para evitar que creara falsas acusaciones.

Afortunadamente, Evely era la asistente del mago de la corte, y pasaba mucho tiempo con él, así que no se relacionaba mucho con la sirvienta de la emperatriz.

Entonces un día. 

La sirvienta, que la estaba ayudando a prepararse para el trabajo, observó el cuello de Evely y exclamó en admiración,

"Señorita siempre usa este collar, ¿no es así? Parece muy costoso."

La sirvienta enviada por Rashta recibió varias órdenes antes de venir aquí.

Una de esas órdenes era averiguar si Evely tenía algo que pareciera un regalo del emperador.

La sirvienta sabía que Evely era asistente de un mago, con un salario bajo y una plebeya huérfana.

La sirvienta estaba convencida de que este collar había sido un regalo del emperador, ya que no podría haber comprado un collar tan costoso por sí sola.

"Es un regalo de la academia. Nada importante."

Evely habló con firmeza, y puso el collar dentro de su ropa.

De hecho, el collar era un artículo que provenía de McKenna por órdenes de Heinley, hecho especialmente para devolverle su maná y enviado al decano como un patrocinio para que se lo entregara. Sin embargo, Evely no sabía nada de esto. 

"La academia da ese tipo de regalos, ¿eh?"

La sirvienta murmuró, sonriendo ante las palabras de Evely.

Pero en su interior, estaba convencida de que fue el Emperador Sovieshu quien le dio ese collar.

La sirvienta tenía un mejor ojo que Evely, así que sabía que el collar no era sólo un poco costoso.

'¿Por qué la academia mágica le daría un collar así?'

Rashta, que escuchó la historia de su sirvienta, tuvo el mismo pensamiento.

"Rashta lo sabía."

Rashta rechinó los dientes y recompensó a la sirvienta por su buen trabajo con un brazalete de rubíes y diamantes.

"Encuentra la oportunidad de robar o destruir ese collar."

"Sí, Su Majestad."

"¿Nunca la has visto reunirse personalmente con Su Majestad el Emperador?"

"Siempre sale a trabajar. No puedo ir tras ella."

Rashta reprimió su ira y dejó salir a la sirvienta.



Después de la visita del hermano de Delise, Sovieshu se volvió aún más distante.

Por supuesto, todavía la visitaba y le cantaba canciones de cuna, comprobaba si había algo que quisiera comer, y luego ordenaba al cocinero que le enviara mucha comida. Una vez al día enviaba al médico del palacio para que la chequeara, y también le daba regalos, diciéndole que le pidiera cualquier cosa que quisiera.

Sin embargo, Rashta creía que Sovieshu no era tan cálido como antes.

Sovieshu dijo que no le gustaba Navier por ser una típica noble y dirigió su atención a su inocente y fresco yo.

Por lo tanto, era muy probable que dirigiera su atención a otra mujer que fuera sensata e inteligente, diciendo que no le gustaba por ser ignorante.

"Bebé, debes nacer pronto."

Rashta murmuró, cubriendo su vientre.

Pero la respuesta vino de afuera.

Llamaron a la puerta, y la Vizcondesa Verdi informó que se trataba del Vizconde y la Vizcondesa Isqua.

Rashta los dejó entrar.

Aunque eran padres falsos, a veces cuidaban de Rashta como si fuera su verdadera hija. Deseaba eso, aunque fuera un poco, para reconfortar su ya cansado corazón.

Pero sus palabras no fueron nada reconfortantes.

"Rashta, ¿encontraste a tu hermana?"

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