MAAQDM 87

Mi Amado, A Quien Deseo Matar 87

¿Quién será?

- Te llamaré a las 10, así que no llegues tarde a casa.

Este hombre que se preocupa por mí...

¿Será mi preocupado señor?

—Todas las noches llamaré para asegurarme de que hayas cerrado bien las puertas y bajado las persianas. Si no quieres que vaya corriendo en medio de la noche, contesta.

¿O será aquel astuto demonio que interpretaba de manera escalofriantemente perfecta a mi preocupado señor?

Demonio.

Era el nombre adecuado para el otro hombre dentro de mi señor. Para Giselle, que pensó que estaba volando hacia el cielo, pero se dio cuenta de que en realidad estaba siendo arrastrada lentamente hacia el infierno.

—Señor, ¿qué hará hoy?

Giselle, confundida por no estar segura de quién era el hombre al otro lado del teléfono, hizo un esfuerzo por preguntar como de costumbre.

- ¿Yo? Tengo que preparar la exposición de fotos y también tengo una reunión de negocios a la hora del almuerzo. Tengo muchas cosas que hacer.

Tal vez sea mi señor. Mintió con buenas intenciones para que Giselle no se preocupara. Ahora que el demonio que no puede controlar está dentro de él, no tiene sentido que se reúna con otras personas, así que lo de la reunión de negocios debe ser una mentira.

'¿Estará solo en casa?'

...No estará encerrado en un hospital psiquiátrico, ¿verdad?

De repente, Giselle es invadida por una aterradora imaginación que surgió de su preocupación por la 'locura' de su señor. Se sintió instantáneamente impulsada a ir a la residencia y asegurarse de que él estuviera bien.

—Es peligroso, así que no vengas a buscarme por un tiempo. Incluso si te digo que vengas, no debes confiar en mí hasta que esté completamente curado, ¿entiendes?

Solo es que no debo verlo en persona. Si puedo verlo a través de una ventana o una puerta, y confirmar que está sano y salvo en la residencia...

Pero tan pronto como se dio cuenta de que para hacer eso tendría que enfrentarse al señor Loise, su impulso se desvaneció.

'Sir Loise sabrá lo que pasó. ¿Qué tan patética me veré?'

Además, mi señor no verá con orgullo que Giselle se preocupe por su bienestar como antes. Ahora sabe que el interés de Giselle no es puro.

Bump bump.

El sonido de los latidos de su corazón resuena en sus oídos. No era emoción, por supuesto.

'Como si no hubiera pasado. Eso no pasó'

Durante toda la llamada, repitió 'con calma, con elegancia' junto con 'como si no hubiera pasado'. Nunca pensó que necesitaría un hechizo para superar una crisis solo para intercambiar unas palabras triviales con su señor.

- Que tengas un buen día.

—Usted también, señor.

Aunque faltaban más de tres horas para su cita con Elena, Giselle salió de casa con su bolso preparado tan pronto como terminó la llamada. Comparado con su señor, que tenía que encerrarse, ella era afortunada de poder salir cuando quisiera.

Salir del vecindario fue rápido. Cruzar la calle la llevaría al campus este de Kingsbridge, pero Giselle caminó hacia el sur por la avenida. Al ver un banco, entró para llenar su billetera y recoger varios folletos de productos financieros llenos de términos complicados. Luego, compró un periódico matutino y algunas revistas en un puesto callejero.

Moverse tan ocupada desde temprano en la mañana la hacía sentir como una persona muy ocupada, pero en realidad no lo era, así que se esforzaba desesperadamente por crear cosas que hacer.

La encuesta para nuevos estudiantes en su bolso también tenía un plazo de un mes. Así que no era necesario saltar de la cama y responder con sinceridad y cuidado las 50 preguntas. De hecho, ni siquiera era obligatorio entregarla.

Si Elena la veía, seguro que diría algo sobre por qué perder el tiempo con una encuesta que podía entregar o no. Por eso tenía que entregarla antes de verla. Era una de las muchas obligaciones no obligatorias que Giselle había creado en los últimos días.

Después de caminar un rato por una calle sombreada por árboles, la puerta sur cerca de la oficina de administración académica comenzó a verse al otro lado de la calle. Giselle pasó por la entrada del hospital universitario de Kingsbridge y se detuvo frente al cruce peatonal.

Después de una aburrida espera, el semáforo peatonal se puso verde, pero Giselle no pudo dar un paso. El conductor del coche que se detuvo frente al cruce peatonal, siguiendo a la furgoneta de transporte de pacientes, le resultaba familiar.

'¿Esa persona es... Sir Loise?'

Sir Loise también vio a Giselle. Sus ojos, que se abrieron de par en par en un instante, parecían preguntarle por qué estaba allí.

Justo cuando pensaba que sería incómodo encontrarse con él, casualmente se topó con él. Primero sintió la necesidad de huir, incómoda, pero...

'Esto es frente al hospital. Parece que seguía de cerca la ambulancia. ¿Podría estar mi señor dentro?'

El corazón de Giselle se estremeció ante la duda que surgió de inmediato, y sus pies se movieron en la dirección opuesta. Sir Loise, al ver a Giselle corriendo hacia él con el rostro pálido, bajó la ventanilla del coche. Giselle no tuvo tiempo ni de pensar en saludar primero y directamente le preguntó:

—¿Le ha pasado algo al Duque?

Sir Loise parpadeó varias veces, luego dirigió su mirada hacia el hospital y finalmente mostró una expresión de comprensión ante la pregunta.

—Al Duque no le ha pasado nada. Un conocido ha sido hospitalizado, así que voy a visitarlo en su lugar.

—Ah...

No había razón para pensar que Sir Loise seguía a la ambulancia, pero Giselle ya había creado toda una historia en su mente. '¿Por qué hice eso?' Su dignidad, que ya estaba por los suelos, desapareció sin dejar rastro. Intentó despedirse sin mirarlo directamente, desviando su mirada hacia la ambulancia, pero Sir Loise le preguntó rápidamente, impidiéndolo.

—Pero, ¿adónde va Dawson? ¿Por qué va usted sola caminando a la escuela?

—¿Eh? Ah... no es una distancia que requiera tomar el coche. Además, tengo algunos asuntos que atender en el camino.

Era mentira. En realidad, no había llamado al conductor porque le resultaba incómodo.

Rita Dawson, la conductora de Giselle, era una exmilitar de unos veintitantos años que, tras la última guerra, había entrado en contacto con su Señor y se había convertido en su conductora y guardaespaldas. Aunque era reconfortante que fuera una mujer, el hecho de que su único tema en común fuera su Señor resultaba incómodo.

Cada vez que subía al coche, sacaba el tema de su Señor. Y Giselle aún no podía hablar de él con una sonrisa.

—Por la mañana o al mediodía está bien, pero al atardecer, cuando regrese a casa, debe llamar a Dawson. Si no, Dawson será severamente regañada por el Duque.

—Sí, lo entiendo.

—¿Sabe que el Duque se preocupa por usted, Señorita Bishop?

Iba a responder que sí, pero en ese momento su garganta pareció bloquearse y no pudo emitir sonido, así que solo asintió con la cabeza.

—Entonces, debo irme rápido...

Giselle, aunque no tenía un lugar urgente al que ir, miró con ansiedad el semáforo que pronto podría cambiar.

—Vaya rápido. Asista bien a sus clases y asegúrese de llamar a Dawson por la noche.

—Sí, sí, ¡lo haré!

Al menos, aunque corriera, no parecería que estaba huyendo. Giselle cruzó el paso de peatones sin mirar atrás ni una sola vez, sin saber que Sir Loise se había aliviado al verla alejarse.

Tan pronto como llegó al otro lado de la calle, se detuvo. Pum pum. Su corazón latía tan fuerte que parecía querer salir de su pecho. No era por haber corrido.

Al ver al señor Loise regañándola con preocupación, no pudo evitar recordar a un hombre que se preocupaba y regañaba más que nadie. Todos sus esfuerzos por olvidar, distrayéndose con cosas triviales en la calle, se habían vuelto inútiles en un instante.

Bump bump bump.

'Con calma, con elegancia. Como si nada hubiera pasado'

Giselle repitió el hechizo y respiró profundamente varias veces antes de poder seguir caminando.

Después de dejar la encuesta en el buzón de la oficina administrativa, volvió a sentirse como una niña perdida sin rumbo. Caminó sin rumbo por el campus hasta que, de repente, comenzó a llover torrencialmente y corrió hacia el edificio más cercano.

Siguió sin pensar a un grupo de estudiantes que hablaban descuidadamente sobre la trama de una película reciente y terminó entrando en un aula que nunca antes había visto. Giselle se sentó en un rincón del aula y asistió a una clase de la que no solo no estaba inscrita, sino que ni siquiera sabía de qué materia se trataba.

—Los virus se clasifican como un tipo de parásito absoluto...

—Profesor.

En medio de la clase, que resultó ser de microbiología, un estudiante levantó la mano y preguntó:

—¿Los virus no son seres vivos, verdad?

—Para argumentar eso, primero debemos definir qué es un ser vivo.

El profesor, como si hubiera estado esperando esa pregunta, guió a los estudiantes a discutir la definición de vida.

¿Qué se puede considerar vivo? Aunque intuitivamente se siente, definirlo con palabras no es fácil. En el aula, se intercambiaron argumentos y refutaciones que abarcaban desde la ciencia hasta la filosofía.

Giselle también tenía muchas cosas que decir y preguntar, pero como no era estudiante de biología, temía que la descubrieran, así que se contuvo y solo tomó notas.

'Pero, ¿Qué es un parásito absoluto?'

—Profesor, disculpe, ¿qué es un parásito absoluto?

Afortunadamente, Giselle no era la única que no lo sabía. Sin embargo, como era un concepto que los estudiantes de ese nivel deberían conocer, muchos lanzaron miradas de desprecio al estudiante que hizo la pregunta.

—Es un parásito que, desde que nace hasta que se reproduce y muere, no puede sobrevivir de manera independiente y depende absolutamente de su huésped.

El profesor, en lugar de regañar al estudiante por no haber estudiado lo suficiente, explicó amable y detalladamente un concepto que ni siquiera era de su área.

—Para este tipo de parásitos, es crucial mantener con vida a su huésped hasta que termine su ciclo de vida. Es decir, un parásito que mata a su huésped demasiado pronto es un parásito fallido.

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