Historia en la Biblioteca 39

Historia en la Biblioteca 39

Lunes, 08 de Marzo del 2021


Historia en la Biblioteca 39



"Duerme, amigo"


Vivian, que se había rebelado y había dicho que no dormiría hasta atrapar a ese maldito estafador, al final no pudo vencer su cansancio y cayó en un profundo sueño.


***



Vivian se había esforzado al máximo. Había comprado temporalmente un segundo cuaderno en una papelería y había anotado todo lo que podía recordar.

Sin embargo, tal y como había pensado, no pudo crear la misma atmósfera y los mismos sentimientos de antes. Más bien, había escrito según sus hábitos habituales, por lo que seguía apareciendo el mismo diálogo que Thatcher había criticado.

No, sólo un poco más vulgar...... no, esto tampoco es. Fui demasiado lejos.

Se estrujó los sesos y gimió de sufrimiento antes de romper el cuaderno en pedazos y tirarlo a la basura. No podía estar satisfecha en absoluto.

Tal vez fuera porque no podía escribir su novela, pero su ansiedad no hacía más que aumentar a medida que pasaba el tiempo. Aquellas dos relaciones sexuales vibrantes e íntimas que habían tenido lugar en la biblioteca se sentían entonces como una salvación.

Si espero, ¿vendrán de nuevo?

Vivian deseaba que uno de los dos, el Emperador o el Duque, volviera a aparecer. Sin embargo, cuando pensó en Carden, que estaba atrapado entre dos ballenas como un pequeño camarón, no pudo evitar sentir pena.

Si decidía ignorar las palabras de Thatcher y escribir descaradamente como siempre, no cabía duda de que su cuarta novela también se publicaría. por favor lee esto en mi blog  Rincón de Asure. En cualquier caso, las novelas eróticas de Vivian eran únicas y el mercado rebosaba de demanda.

Sin embargo, tras haber sido estimulada una vez por sus burlas, la obstinación por ver de acabar con su victoria ya había echado raíces en su interior. Por no hablar de que se había planteado seriamente el rumbo de sus novelas, por lo que no era fácil volver a escribir como antes.

Vivian se debatía en un mar de desesperación y rabia. La estrategia que adoptó fue esperar al estafador cada mañana. Para ser sinceros, no había otra manera.

Como si se burlara de Vivian, no se veía ni siquiera un destello de Ray. Lo mismo ocurría al día siguiente. Y luego al día siguiente. Pronto, habían pasado 3 días desde que esperó al becario.

Vivian miró el gran reloj del abuelo con los ojos medio cerrados. Las 5 de la mañana. Se sentía como si fuera a derrumbarse y a dormir, pero Vivian luchó a duras penas contra su somnolencia y empezó a moverse.

Se paseó en círculos mientras leía el libro que tenía en la mano. Era un libro que contenía las referencias y opiniones de cien eruditos de la Torre de los Eruditos y sólo con mirarlo le daban ganas de dormirse.

'¡Waaah! ¡No! ¡No puedo dormir!'

Vivian tiró el libro que tenía en la mano a un lado y empezó a bailar. Ahora que movía su cuerpo, esta vez, el sueño empezó a invadirla. Jadeó, respiró profundamente y empezó a cantar. Hizo todo lo que estaba en su repertorio para mantenerse despierta, pero su cabeza caía continuamente al suelo.

Tal vez fuera el resultado de su esfuerzo, pero a las seis en punto, vio a Ray entrar por la puerta principal. Todavía tenía la capucha puesta.

'¡Ja! Ha venido'

'¡En un total de tres días!'

Antes de que llegara al frente del mostrador, ella se acercó a Ray con rabia.

Vio cómo las puntas de sus labios se levantaban como en señal de inocencia. Sin embargo, seguía siendo una sonrisa tan hermosa que parecía una obra de arte.


"No sé qué hacer conmigo mismo cuando me recibes como tal, Vivian"

"Ja, es cierto. No he dormido y he seguido esperándote"

"No me extraña. Tu aspecto es terrible. Parece que siempre sufres de falta de sueño"


La mano de Ray se acercó sin permiso y acomodó prolijamente el cabello desordenado de Vivian detrás de su oreja y luego frotó las zonas oscurecidas debajo de sus ojos.


"Lamentable"


La piel debajo de su ojo se estremeció ante las ásperas yemas de los dedos.


"¿Por qué no has dormido un poco?"


Vivian, que se había quedado sin palabras ante su despreciable y desvergonzado desparpajo, le quitó la mano de encima, lo miró fijamente y gritó

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