Viernes, 26 de Febrero del 2021

Historia en la Biblioteca 38

Era demasiado 'oscuro' para estar involucrado en un romance. Era la oscuridad personificada, como sugería su apodo. Solo podía pensar en él como un antagonista.

'Romance, mi trasero, es probablemente el género de Barba Azul. ¿Qué mujer tomará el Gran Duque Negro como su sacrificio humano ...... No, tengo curiosidad por saber cómo se convirtieron en destino, pero ¿por qué tengo curiosidad?'

Vivian había trabajado ocho años en el Palacio Real, pero sólo había visto al Gran Duque Negro de pasada una vez. Eso demostraba que sus áreas de actividad no coincidían.

En primer lugar, era imposible que "ese" Gran Duque Negro viniera a visitar la biblioteca, ¿verdad? Vivian se lamió los labios con una ligera decepción mientras rezaba en silencio por el bien del cordero que sería sacrificado.

***

"Sob, sob, sob......."

Cuanto más pensaba en ello, más se sentía agraviada. Se sentía como si hubiera perseguido la hermosa dispersión de pétalos de flores y de repente le hubiera caído un rayo.

Vivian quería agarrar a cualquier desconocido que pasara por allí y sollozar sus preocupaciones, pero sus relaciones humanas eran escasas y poco frecuentes, hasta el punto de ser extremas. Ahora empezaba a sentirse apenada por el hecho de tener muy pocos amigos.

Vivian se dirigió inmediatamente a la editorial y agarró al dueño de la empresa, Thatcher, y se puso a llorar continuamente. Para ser exacto, también había una parte de culpa suya en este incidente.

"¡Si no me hubieras dicho que saliera!"

"Espera, ¡cómo es eso culpa mía!"

Thatcher sintió que Vivian no tenía nada que decir aunque la hubieran estafado. Ni siquiera había comprobado la cara del adversario e inmediatamente pensó en salir con él. Aunque digan que el corazón es más importante que la apariencia cuando se trata del amor, nadie dijo que no se mirara en absoluto.

"Ya que estuvo cubriendo su expresión con la capucha todo el tiempo, debió ser fácil engañarte"

Quiso regañarla por sus estúpidas acciones, pero, al encontrarse con su fría mirada, cerró la boca. Era porque, por poco que la estimulara ahora, no le serviría de nada ni a él ni a ella. No quería convertirse en una colmena.

"Me robó el cuaderno. Estoy segura. Hoy tampoco ha aparecido. Era mi obra maestra perfecta. Si la hubiera escrito exactamente como lo hice en mi cuaderno, no habría duda de que esta próxima novela traería montañas de dinero en efectivo......."

"Muy bien, entonces cálmate"

"En primer lugar, no se puede entrar en la Biblioteca del Palacio Real sin un pase de entrada. Tienes que pasar por un proceso de selección muy estricto"

No había manera de entender cómo exactamente ese sinvergüenza pasó por el examen de entrada a la biblioteca. No había manera de que la seguridad del Palacio Real pudiera ser tratada tan fácilmente. Era realmente un incidente extraño hasta el punto de que le apetecía lamentarse por ello incluso como fantasma.

"Si lo vuelvo a encontrar, le enseñaré el infierno"

Vivian suspiró profundamente, como si estuviera soltando una bocanada de humo de cigarrillo, miró por la ventana con los ojos apagados. Ahora que se había tragado la agudeza de un primer amor, sólo le quedaba el sabor de la amargura acre.

"Aunque creo que ahora soy yo la que mira el infierno"

Las mejillas de Vivian, antes regordetas, hacía tiempo que se habían vuelto huecas. Parecía que no sólo se iba a desmayar, sino que iba a morir con un solo toque. Thatcher miró su estado medio esquelético, castañeó los dientes, después de darle una palmada en la frente, habló: 

"Piensa primero en tu salud. Una vez que mueras, el dinero y todo lo demás, se acabará. Primero, descansa bien, piensa con la cabeza fría una vez que despiertes de nuevo. ¿Qué puedes hacer ahora cuando ya has perdido el dinero? Olvídalo"

Era una pena que ni siquiera pudiera confesar a su primer amor antes de que se hiciera añicos, pero es mejor haberlo sabido ahora que después.

Thatcher le lanzó unas palabras de consuelo y cuando Vivian expresó una actitud como si no estuviera escuchando bien, intentó convencerla de que durmiera un rato. Al final, le empujó el hombro y la hizo tumbarse en el sofá a propósito.

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