La actriz secundaria de la historia de amor ha renunciado 36
No importa dónde estés, te encontraré
Traduccion: Asure
Dos días después, se celebró la última ronda de exhibiciones marciales en la Academia Duheng.
Ese día, los discípulos que Yan’er había enviado a rendir homenaje en la tumba de Nian Chaoxi le entregaron un informe escrito detallado de todo lo que vieron y oyeron durante el trayecto, sin omitir un solo detalle.
Yan’er no delegó esta tarea. Pasó toda la noche inclinada sobre el escritorio, leyendo una por una las gruesas hojas de papel, palabra por palabra, temiendo pasar por alto el más mínimo carácter.
La llama de la lámpara en el estudio ardió durante toda la noche.
La misma Yan’er que en su infancia solía huir a las montañas para evitar leer y escribir, que tantas veces fue arrastrada de vuelta por su joven ama para ser reprendida, ya dominaba ahora cualquier tipo de documento oficial. Sin embargo, al leer esas letras torpes y sinceras escritas por niños pequeños, experimentó de nuevo la sensación de su niñez, esa ansiedad de comprender bien cada palabra, de no malinterpretar nada.
Al amanecer, su doncella, preocupada por la salud de su señora, que no había dormido en toda la noche, se atrevió a acercarse a la puerta del estudio y golpear suavemente.
Para su sorpresa, la puerta no estaba cerrada del todo, y al tocarla ligeramente, se abrió con un leve crujido.
Instintivamente, la doncella echó un vistazo por la rendija… vio a la siempre firme y resuelta tía Yan, de pie tras el escritorio, sosteniendo una hoja de papel con una expresión que oscilaba entre la tristeza y la alegría. Aquella hoja liviana como una pluma parecía pesar mil jin*, y le hacía temblar las manos.
Asure: jin: medida tradicional china, aprox. 500 gramos por jin.
Las mismas manos que no dudaron en clavar una espada en el pecho del primer estratega del reino… ahora no podían sostener una hoja de papel, que terminó cayendo al suelo con suavidad.
La doncella, conmocionada por ver a su señora así, no alcanzó a retirarse a tiempo, y en ese instante, la mirada de Yan’er se clavó en ella como una hoja afilada.
Antes de que pudiera disculparse, escuchó la voz ronca de su señora, rota por la emoción:
—Llama a los jinetes Yan. Que vengan a verme. De inmediato.
—Sí.
dijo la sirvienta, inclinando la cabeza sin dudar.
Después de que la sirvienta se marchó, un rayo de sol tenue se filtró por la puerta entreabierta, iluminando la hoja caída en el suelo. La luz parecía fundir las palabras que allí estaban escritas.
—Yan Xixi.
Yan’er leyó el nombre en voz alta, lentamente, con cada sílaba marcada.
De repente, alzó una mano para cubrirse el rostro, y de su garganta brotó un sonido gutural, casi animal, un sollozo entre risa y llanto.
—Yan Xixi… Nian Chaoxi… Yan Xixi… Nian Chaoxi…
Pasó un largo rato antes de que volviera a alzar el rostro. En su expresión había ahora una determinación férrea.
—Voy a encontrarte. ¡Tengo que encontrarte antes que Shen Tui!
—¡Shen Tui!
repitió, con una expresión que rozaba la deformidad por el odio, como si quisiera destrozar ese nombre con los dientes.
—Primer estratega, mil piezas de oro por un solo plan… ¡Qué arrogancia, qué renombre! ¿De verdad crees que puedo creer que viniste desde tan lejos solo para hacerme una pregunta?
—Atrapen a Shen Tui.
ordenó con frialdad.
—Sí.
respondió una voz en la habitación, aunque ella estaba completamente sola.
Jamás permitiría que ese hombre se presentara ante su señora.
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También ese mismo día.
Cuando la luz del día comenzó a brillar, la última ronda de exhibiciones marciales estaba a punto de empezar. Todos los presentes ya se habían reunido, excepto en el asiento del monje budista de la segunda ronda, que estaba vacío.
A medida que el tiempo avanzaba, la multitud que esperaba el evento comenzó a murmurar.
En la primera fila, rodeado por muchas personas que lo protegían, el joven noble de ropas doradas sonreía cada vez más, agitaba su abanico y no pudo evitar comentar:
—Ese pequeño monje debe ser demasiado miedoso como para presentarse, ¿no? Si no se atreve a venir, ¿no está claro que ya hemos ganado? ¿Por qué seguir con esta competencia? ¿No sería más fácil darme la llave directamente?
Al escuchar esto, las personas a su alrededor lo miraron con furia, pero la mayoría se limitó a guardar silencio, incapaces de protestar.
El joven noble ignoró las miradas de desaprobación, y al ver que el monje budista aún no aparecía, se sintió satisfecho.
Dos días antes, había enviado a alguien para emboscar al monje antes de la competencia, para evitar cualquier sorpresa durante el evento. Sin embargo, no solo no consiguió hacerlo, sino que la persona que envió para el ataque desapareció sin dejar rastro.
Esa persona había sido prestada por su padre, y ahora no se sabía nada de él, ni vivo ni muerto. Al principio, el joven noble había estado preocupado, temiendo que algo hubiera salido mal, pero ahora, al ver que el monje aún no llegaba, pensó que tal vez su subordinado había tenido éxito y regresado a la ciudad Hexia. Había oído hablar de la altivez del monje, y sabía que solo obedecía órdenes de su padre, sin prestar atención a nadie más.
Pensando en esto, una incomodidad comenzó a nublar su mente.
Sin embargo, no podía corregir a los subordinados de su padre, por lo que reprimió su descontento y, mirando el asiento vacío del monje, estuvo a punto de decir algo para aliviar su frustración.
Justo en ese momento, algo voló a través del aire, directo hacia su rostro.
El objeto creó un fuerte viento, dispersando la formación de guardaespaldas que lo rodeaban. Cuando el joven noble reaccionó, el filo del viento ya estaba sobre él, cortando su piel y dejando una herida sangrante en su rostro.
Sintió el dolor en su mejilla demasiado tarde, y su rostro palideció al instante.
Por suerte, uno de los cultivadores a su lado reaccionó con rapidez y detuvo el objeto volador antes de que causara más daño.
El joven noble, temblando de miedo, retrocedió unos pasos, cubriéndose la mejilla, y sin siquiera mirar lo que había volado hacia él, gritó furioso:
—¡¿Quién se atreve a atacarme?! ¡Encuéntrenlo y deshagan su cuerpo!
Los cultivadores alrededor, que ni siquiera habían visto lo que había volado hacia él, comenzaron a murmurar confundidos.
En ese momento, una voz femenina, despreocupada, resonó:
—Digo, joven noble, ¿no vas a ver qué es lo que te lancé?
La voz se acercó, todos miraron en la dirección de donde provenía. Allí, apareció una cultivadora vestida con una túnica roja y blanca, seguida de un joven de gran estatura.
Al verlos, el joven noble frunció el ceño, furioso, y estaba a punto de ordenar a sus guardaespaldas que los arrestaran.
Pero antes de que pudiera hacer nada, uno de los guardias recogió el objeto lanzado, su rostro se volvió pálido y exclamó en voz baja:
—Joven noble, esto es...
El joven noble se giró inmediatamente hacia él.
En ese momento, su rostro se volvió completamente blanco.
Lo que había sido lanzado hacia él era el símbolo que su padre le había dado para ordenar al cultivador especializado en ilusiones que lo obedeciera.
Si ese símbolo estaba aquí, ¿qué había ocurrido con el cultivador que él había enviado?
El joven noble de ropas doradas, con el rostro lleno de terror, miró hacia donde venía la voz. La cultivadora que había iniciado todo, con una actitud despreocupada, asintió levemente y dijo:
—¿Te resulta familiar? Claro que lo es. La persona que enviaste para asesinar al monje Jia Yin ahora está en la prisión acuática del ejército Yanqi. Si te atreves a asesinar a alguien en la Ciudad Yuejian, lo mejor que puedes hacer es pensar en cómo vas a sacarlo de allí.
Las palabras "asesinar" provocaron un gran alboroto entre la multitud.
Hasta ese momento, por más que el joven noble hubiera hecho cosas desagradables, la mayoría solo pensaba que era un hombre ruin y sin escrúpulos. Nadie imaginaba que él fuera tan lejos como para intentar asesinar a alguien en la ciudad para evitar una competencia.
De repente, las miradas del público hacia él cambiaron por completo.
El joven noble no podía admitir que fuera él.
Dentro de él, las olas de pánico se agitaron, su boca se sintió amarga, pero en su rostro solo apareció una sonrisa fría.
—¿Vas a difamarme con cualquier cosa que se te ocurra? ¡Capturen a esta persona y llévenla!
Sus guardias reaccionaron de inmediato y se levantaron para ir a detenerla.
Sin embargo, la cultivadora se quedó allí, inmóvil, mirándolo con una expresión que destilaba burla.
Cuando los guardias llegaron frente a ella, ella no hizo ningún movimiento.
Pero en el siguiente momento, uno de los guardias que intentaba atacarla fue enviado volando a gran distancia.
Ante los ojos de todos, la cultivadora ni siquiera movió un dedo. Todos observaron, y solo vieron que el joven alto que la acompañaba, aún con la mano extendida, no había tenido tiempo de retirarla.
Pero nadie vio cómo había actuado.
El silencio invadió el lugar. El joven noble se levantó de golpe.
En medio de ese silencio, la cultivadora soltó una ligera risa.
—No tienes que decirme nada a mí. Puedes ir a hablar con el ejército Yanqi, ya que fueron ellos quienes descubrieron los grabados de Ciudad Hexia en ese objeto. Ah, y si no vas a reconocer que esa persona fue enviada por ti, mejor ni intentes rescatar a ese cultivador. Veamos cuánto puede resistir en la prisión acuática del ejército Yanqi. Jia Yin está esperando allí, listo para recitar los sutras para él.
La cultivadora soltó una sonrisa alegre.
El joven noble, visiblemente pálido, permaneció en silencio durante un largo rato, antes de preguntar con tono sombrío:
—¿Y tú quién eres?
La cultivadora, al escuchar la pregunta, sacó una espada fina que ya había sido desenvainada.
—Soy quien ha venido en nombre de Jia Yin a competir.
respondió con calma.
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Nian Chaoxi estaba de pie en su asiento, sosteniendo la espada, de vez en cuando disimulaba un bostezo.
Había cinco personas que llegaron a la última ronda, ahora todos estaban emparejados en grupos de dos, luchando con entusiasmo. Actualmente, solo Nian Chaoxi estaba libre, sin nada que hacer.
Nian Chaoxi pensó que Jianyin probablemente había gastado toda su suerte en el sorteo, ya que en la ronda final, los duelos eran en parejas, lo que dejó a uno fuera. Y a él le tocó el "número vacío", perdiéndose una batalla.
Al principio, Nian Chaoxi observaba los combates, pensando en la estrategia de conocer al oponente, pero pronto se aburró. Cuando volvió en sí, ya se habían decidido los ganadores de ambos grupos.
Curiosamente, uno de los ganadores era un cultivador traído especialmente desde Ciudad Hexia para enfrentar a Jianyin, mientras que el otro era uno de los dos cultivadores que no pertenecían a Ciudad Hexia.
Así que, a continuación, serían ellos tres los que lucharían.
Pero antes de que el juez volviera a hacerlos sacar un nuevo sorteo para decidir el orden del combate, el cultivador que no era de Ciudad Hexia miró hacia un lado y luego hacia el otro, probablemente pensando que no tenía muchas posibilidades de ganar y que tampoco quería enemistarse con ninguno de los otros dos. Así que, con decisión, se retiró de la competencia.
Y así, en la última ronda, solo quedaron ellos dos.
El cultivador que iba a ser su oponente la observó por un momento, sonrió de manera enigmática y dijo:
—Vamos.
Sin esperar a que el árbitro diera la señal de inicio, levantó su espada pesada y atacó directamente.
Nian Chaoxi no se mostró en absoluto alarmada. Sacó su espada ligera de la espalda y la enfrentó con firmeza.
Ella empuñaba una espada ligera, mientras que él usaba una espada pesada.
Aunque ambos eran cultivadores de espada, se pensaba que en este tipo de combate uno a uno, quien usara una espada ligera siempre estaría en desventaja, ya que la plataforma de combate no era demasiado grande y su espacio para moverse era limitado.
La mayoría de los cultivadores presentes pensaban de la misma manera.
Pero lo inesperado fue que Nian Chaoxi avanzó con su espada ligera, sin evadir ni retroceder, enfrentando directamente la espada pesada de su oponente.
Para sorpresa de todos, cuando las espadas se cruzaron, la aparentemente frágil y fácil de romper espada ligera rompió de forma impactante el ataque de la espada pesada.
La espada pesada se desvió ligeramente, y en el siguiente momento, la espada ligera de Nian Chaoxi brilló con una luz similar a la de la luna llena, que se dispersó en el aire, formando una luna llena que se condensó directamente en el espacio, bloqueando la siguiente ofensiva de la espada pesada.
Si antes la multitud aún mantenía la calma, ahora todos comenzaban a inquietarse levemente.
—¿Esta… es la técnica de la Espada Luna Llena?
dijo alguien, sorprendido.
En la arena, los jóvenes cultivadores que podían usar técnicas de espada eran pocos, y mucho menos los que podían utilizar una técnica como la Luna Llena, que claramente indicaba una maestría sublime en el uso de la espada.
Los espectadores abajo solo pudieron pensar en esto, pero el cultivador que era el oponente de Nian Chaoxi no pudo evitar que su rostro cambiara drásticamente.
La luna, la espada ligera, no pudo evitar pensar en algo y, de forma instintiva, dijo:
—Tú......
Pero Nian Chaoxi no prestó atención a lo que decía, la técnica de su espada se volvía cada vez más rápida. Su rostro estaba tranquilo, pero en sus ojos claramente brillaba una chispa de emoción.
Desde su renacimiento, esta era la primera vez que realmente peleaba.
También era la primera vez en su vida que no tenía que preocuparse por la energía espiritual de los demás, por su cuerpo que no podía soportar una lucha prolongada, o por cómo ganar rápidamente. Finalmente, podía luchar con quien quisiera, tal como deseaba, sin restricciones.
Un cuerpo sano, energía espiritual abundante, y después de haber superado el umbral del Yuan Ying, una velocidad y capacidad de reacción completamente diferentes a las de antes.
Nian Chaoxi se sentía cada vez más emocionada a medida que luchaba. Su oponente, en cambio, se sentía cada vez más aterrorizado. Su desdén inicial se desvaneció rápidamente con el filo de una espada.
Al principio, ambos estaban a la par, luchando igualados, pero conforme avanzaba el combate, él comenzó a sentirse cada vez más fatigado.
Finalmente, sin previo aviso, fue derrotado con un corte limpio a lo largo de su cuello.
En ese momento, ni siquiera tuvo tiempo de reaccionar.
El murmullo de los cultivadores que observaban se detuvo de golpe, y la expresión relajada y confiada del joven vestido con ropas finas se congeló en su rostro.
Nian Chaoxi inclinó la cabeza ligeramente, mirando al cultivador que aún no había reaccionado, y dijo con calma: "Has perdido."
El cultivador abrió la boca, su espada cayó inerte, y con tono derrotado murmuró: "He perdido."
Abajo, el joven de ropas finas se levantó de golpe:
—¡Imposible!
Y justo en ese momento, la voz del árbitro resonó:
—La ganadora es, ¡Yan Xixi!
Nian Chaoxi retiró su espada y sonrió ligeramente.
No prestó atención al frustrado joven de ropas finas, ni a los murmullos del público. Directamente, tomó la llave de las manos del árbitro y, mirando al joven Daojun que la observaba a un lado, dijo:
—Ganamos, vamos.
Como si hubiera nacido para ganar.
Maestro Daoísta asintió con una naturalidad casi esperada.
Ambos se marcharon juntos, dejando atrás a una multitud que aún no salía de su desconcierto.
Fuera de la academia, Nianxi, que había venido solo para ver el espectáculo, estaba boquiabierta. No podía dejar de observar la figura de la cultivadora que se alejaba, de repente sintió que aquella cara, que le resultaba desconocida, se parecía mucho a la de la hada que los había salvado aquel día.
Y además...
Su mirada se centró en la espada ligera sin vaina que colgaba de la espalda de la cultivadora.
Murmullo para sí misma:
—¿Esa espada ligera…?
De repente, Nianxi recordó algo, su rostro palideció, corrió rápidamente hacia la residencia de la tía Yan, irrumpiendo directamente en su estudio.
Levanta la vista, y se encuentra con los ojos ligeramente enrojecidos de Yan Er. Antes de que pudiera preguntar, Nianxi, con urgencia, dijo:
—¡Tía! ¡Creo que vi a la hada que está buscando en Ciudad Yuejian! ¡La persona que ganó el combate ahora probablemente es ella! Y además, la espada ligera que usó hoy parece ser la misma que está en la mansión del señor de la ciudad.
Yan'er se levantó de un salto:
—¿Qué dices?
Mientras tanto, en la Academia Du Heng...
Después de que la cultivadora que había ganado de manera tan inesperada se fuera, el joven de ropas finas, lleno de ira, se levantó y se marchó.
Pero los cultivadores que estaban allí para observar seguían discutiendo animadamente, sin querer irse.
Un cultivador vestido con una túnica blanca y con una apariencia sencilla, al escuchar las discusiones, salió de la multitud y miró en la dirección en la que la cultivadora se había ido.
Sus ojos brillaban como si hubiera una llama ardiendo en ellos, torcida y llena de una emoción desbordante.
Después de un rato, de repente se tapó el rostro con la mano y comenzó a reír en voz baja, pero su risa era rasposa, como si llorara.
En medio de su risa, con voz ronca, el cultivador de rostro común murmuró:
—Te lo dije, iba a encontrarte primero.
—Xi Xi, te he encontrado.
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