MDSDCS 94






Mi deseo son dos camas separadas 94

Rumores sospechosos (1)



Traducción Coreano-Español: Asure



Habían salido a conseguir materiales para el experimento de Boris. En este caso, un cubo de agua con ciertas condiciones específicas.

El lugar ideal para obtenerla era el estanque del jardín de esta posada en la calle Panteón, y Julia le había dado a Boris un dinero generoso, tanto para el material como para su propio gasto.


—Para el agua, incluso 1 larion sería demasiado…

—¡¿Verdad?! Pensé que había entendido mal los precios en Semele.


Boris suspiró aliviado. Ya había aprendido bastante sobre la economía y cultura de Semele, y temió que tuviera que volver a estudiarlo todo desde cero.

Mientras salían de la posada, Boris murmuró con fastidio:


—¿Acaso me estafaron? Si es así, a ese dueño le…

—Últimamente ha habido sequía, lo que ha aumentado el valor del agua. Aunque en la capital todo sigue estable, hay regiones con escasez.


Uno de los caballeros que los escoltaban le susurró la información. Julia parpadeó y observó a su alrededor.


—Así que por eso la fuente central estaba seca. También están vendiendo regaderas y grifos diseñados para ahorrar agua.


De hecho, en ese momento, esos dos productos eran los más populares en la calle Panteón.

Según el último informe que había leído, la sequía era leve en varias regiones. Pero al parecer, el impacto estaba siendo más grave de lo esperado.


—Es preocupante. Espero que no empeore…...


Conversando, ambos emprendieron el camino de regreso al palacio real.

Sin embargo, al entrar en una zona más tranquila, fueron recibidos por un bullicioso griterío:


—¡Si tomas esto, todas tus enfermedades desaparecerán! ¡Créeme!

—Pero tú ni siquiera eres médico. ¿Es cierto eso?

—¿Eh? ¿No me reconoces? ¡Señor Smith, dígaselo!

—¡Ay, hombre! ¡Ya te lo dije! ¡Tomé la medicina de esta joven y me creció el cabello de nuevo!

—¡¿Qué?! ¡¿Fue con este remedio?! ¡Entonces dame uno! Ejem… también… ¿tienes algo para… ya sabes?

—¡Ajá! ¡Te preocupa eso, verdad? ¡Por supuesto que tengo algo para la virilidad!

—¡Shhh! ¡No lo digas en voz alta! ¡Dame diez!

—¡Yo quiero algo para el pie de atleta!


Una caótica escena de comercio había estallado de repente.

Una joven con el cabello recogido en una coleta roja animaba con entusiasmo a los compradores. En pocos minutos, tres hombres de mediana edad, que al principio dudaban, se marcharon emocionados con montones de remedios en las manos.


—Majestad, ¿cree que eso es real?


Boris susurró con curiosidad. Julia observó a la vendedora, quien tarareaba alegremente mientras organizaba su cesta vacía.

'…Huele a estafa'

Decir que tenía remedios para todo… sin que le hicieran pedidos previos.

'Hmm'

Tras reflexionar un momento, Julia se acercó a la vendedora. Boris y los caballeros la siguieron.


—¡Bienvenidos! ¿Qué desean?


La joven sonrió ampliamente y su coleta se balanceó al girar la cabeza. Julia fingió un interés casual y, mientras examinaba los productos, preguntó con naturalidad:


—Hola. Por casualidad, escuché que estos remedios curan cualquier enfermedad. ¿Es cierto?

—Ay, si curaran todo, serían elixires milagrosos, ¿no?


La joven agitó las manos con una sonrisa.

Julia se detuvo por un segundo. ¿Eh? Entonces… ¿no es una estafadora?


—No son elixires universales. Pero tengo el remedio perfecto para cualquier problema que busques solucionar.

—¡Ah! ¡Entiendo!


Boris chasqueó los dedos con entusiasmo.

¡No caigas tan fácilmente!

Definitivamente tenía mucho que enseñarle a Boris. Julia, en silencio, le dio un pequeño tirón en la ropa para que no se confiara tanto.


—Hmm… Entonces, ¿también tienes el remedio que yo busco?

—¡Por supuesto! ¿Quieres que adivine cuál es?


La joven se limpió las manos en el delantal y habló con confianza.

'Hmm, ¿ahora resulta que también lee la mente?'

Julia estaba cada vez más segura de que era una farsante, pero le intrigaba lo que haría. Así que, sin mucho entusiasmo, asintió con la cabeza.

La vendedora la miró fijamente a los ojos, usando una leve magia ilusoria para analizar su rostro.


—Usted es… ¡Oh!


De repente, sus ojos se llenaron de curiosidad. Julia iba a preguntarle qué ocurría con una sonrisa, pero la joven habló primero:


—Usted no es una señorita, sino una señora. ¡Se casó joven!

—…¿Eh?


Julia se quedó perpleja ante el comentario inesperado.

La joven sonrió ampliamente, como si estuviera divirtiéndose.


—Su esposo usa una espada, ¿verdad?

—¿Qué?

—Sí, sí. Es muy alto, apuesto pero un poco serio, ¿me equivoco?


¿Q-qué? ¿De verdad puede leer la mente?

Julia abrió los ojos como platos, sorprendida. A su lado, la mandíbula de Boris estaba tan caída que parecía a punto de desencajarse.


—¿Cómo lo supiste?


Preguntó Julia, todavía atónita.

Creí que era una estafadora… ¿o acaso es una genio oculta? ¿Un talento desconocido?

La vendedora soltó una carcajada mientras sacaba más frascos de su bolsa. Luego, con una expresión traviesa, encogió los hombros.


—Es mediodía y vinieron juntos de compras. Eso significa que no es solo su prometido, sino su esposo. Y como no le ha dirigido la palabra en todo el rato, claramente es un hombre serio.


Luego señaló con el dedo a uno de los caballeros que los escoltaban.

El caballero, sorprendido al ser señalado, se estremeció. Julia, al notar de quién hablaba, puso una expresión extraña.


—¿E-esposo…? Bueno… es cierto que es alto…


Boris, dándose cuenta del malentendido, murmuró torpemente.


—¿Verdad que sí? ¡Yo siempre acierto! Puedo leer exactamente lo que buscan mis clientes. ¡Por eso todos terminan volviendo como clientes fieles!


La mujer, que no se había dado cuenta, golpeó la mesa con fuerza. No era telepatía, pero Julia sintió curiosidad por la actitud descarada de la mujer.


—¿En serio? Parece que llevas mucho tiempo en el negocio.


Cuando Julia preguntó, la mujer asintió enérgicamente, como si estuviera calentando motores para vender.


—Antes viajaba por todo Semele. Pero últimamente hay muchas regiones en crisis por la sequía, así que por ahora planeo quedarme en la capital.

—Ah, ya veo.

—Si te conviertes en clienta habitual, te haré descuentos. ¡Bien! Entonces, ¿qué medicina necesitas?


Los ojos de la mujer brillaban con expectativa.

Bien vestida, acompañada de un sirviente y su esposo caballero... Parecía una noble. Si tenía suerte, podría hacer una gran venta.

'¡Tal vez hoy venda todo lo que me queda!'

La mujer se inclinó y susurró:


—¿Buscas medicina para el dolor menstrual?

—Mmm, no.

—¿Entonces algo para mejorar la piel?

—No.


La lista siguió creciendo: una medicina para que el cabello creciera rápido, otra para aumentar la estatura, otra para mejorar la vista, incluso para devolverle la vista a los ciegos.

La mujer mencionó al menos diez más, todas con efectos milagrosos difíciles de creer.

'¿Hasta dónde piensa llegar con esto?'

Julia quedó impresionada con la interminable variedad. Era una estafadora, pero no una cualquiera.


—¿Tienes algo para cambiar de esposo?


¿Esta mujer en serio? Julia abrió los ojos de par en par y la miró.


—¡Jajaja, es broma, es broma! Hmm, entonces, ¿qué medicina buscas?


La mujer le guiñó un ojo de forma juguetona. Julia, divertida por su actitud, decidió seguirle la corriente.


—¿Tienes una medicina para conocer el futuro?

—¡Ajá! ¡Eso es lo que buscas! ¡Un momento!


Tarareando, la mujer sacó un gran saco y empezó a revolver dentro. Parecía estar lleno de todo tipo de medicinas. Su actitud era tan natural que Julia, quien había preguntado en broma, quedó desconcertada.


—Espera... ¿De verdad tienes algo así?

—Por supuesto. Pero la preparé ayer y aún no está lista. ¡Dame un momento!


Era imposible que algo así existiera, pero la mujer hablaba con total naturalidad. Se dio la vuelta y comenzó a manipular frascos con destreza.

Julia sonrió con incredulidad.

'Creo que tendré que entregarla a la guardia. Viendo que la gente habla bien de ella, al menos no parece vender venenos... pero sigue siendo una estafa'

Como reina de Semele, no podía tolerar que alguien se aprovechara de la desesperación de otros para ganar dinero.

Justo cuando Julia hizo una seña secreta a su caballero para que llamara a la guardia, un grito repentino la interrumpió.


—¡Adele!

—¡Waaa, Adele!


Un grupo de niños pequeños corrió hacia la mujer, llorando a gritos.


—¡Oh, ustedes otra vez! ¡¿Otra vez se lastimaron?!

—Huhuhu... Estábamos compitiendo para ver quién aguantaba más tiempo colgado de un árbol...


Eran niños comunes, no nobles.

Sus ropas eran modestas, estaban llenos de tierra y tenían pequeños rasguños por todo el cuerpo. Había rodillas raspadas y mejillas con heridas.

'Dios mío, les quedarán cicatrices'

Julia vio sus heridas y se apresuró a hablar. Aunque la mujer fuera una estafadora, al menos debía tener ungüentos desinfectantes.


—Yo pagaré. Dales medicina para tratar sus heridas...

—¡Tomen, cada uno su frasco!


Pero antes de que pudiera terminar de hablar, la mujer ya les había entregado un frasco a cada niño. Dentro había un líquido rosado claro.


—Aplíquenlo rápido.

—¡Sí!

—¡Gracias, hermana Adele!

—Me duele el estómago también...

—¿En serio? ¡Entonces tú bébelo!


Los niños, como si ya estuvieran acostumbrados, destaparon los frascos y aplicaron el líquido en sus heridas. Incluso el niño con dolor de estómago lo bebió sin dudar.

Julia se sorprendió.


—¡Espera! ¿Por qué les das de beber un ungüento?


Tomó el frasco del niño, pero ya estaba vacío.


—No te preocupes. Lo hice yo misma. Se puede beber o aplicar sobre la piel.


La mujer le guiñó el ojo con confianza. Julia estaba atónita, pero de inmediato revisó al niño que había bebido el líquido.


—¿Estás bien?

—¡Jejeje, sí! ¡Gracias, hermana Adele!


Y entonces ocurrió algo sorprendente.

El niño que se había quejado de dolor de estómago de repente estaba saltando de alegría.

Miró a los demás niños y notó que sus heridas y raspaduras también habían desaparecido.

'¿En serio funciona?'

Julia miró a la mujer con asombro. La vendedora de cabello rojo y expresión animada estaba repartiendo caramelos a los niños mientras les regañaba.


—¿Qué van a hacer cuando me vaya? ¡Les dije que no se metieran en problemas! A partir de mañana, si se lastiman, ya no los curaré y sus mamás los van a castigar.

—¡Nooo, no hagas eso!

—¡Adele es la más hermosa de Semele! ¡Por favor, perdónanos!

—¿Sólo de Semele?

—¡No! ¡Adele es la más hermosa del mundo!


Los niños comenzaron a hacerle cumplidos con voces mimadas. Tanto la mujer como los niños parecían acostumbrados a esta escena.

Julia parpadeó ante la inesperada situación.

'Pensé que era una simple estafadora... pero está regalando medicinas sin pedir dinero'

Y no se las estaba dando a nobles, sino a niños que claramente no tenían mucho. Además, parecía haberlo hecho antes.

Julia hizo un gesto para cancelar la orden de llamar a la guardia. El caballero, que había estado observando con cautela, inclinó la cabeza y se quedó esperando a lo lejos.


—¿Quién es esta mujer? Pensé que era una farsante, pero es interesante.

—Hmm... Sí, eso parece.


Julia empezó a reconsiderar su juicio.

Era una persona de buen corazón y, al menos, sus medicinas no parecían ser completamente falsas. Aunque no sabía hasta qué punto funcionaban...


—Parece que no es una completa estafadora. Quizá podamos convencerla de que deje de engañar a la gente...


Mientras Julia miraba a los niños ya curados con satisfacción y pensaba en una solución indulgente, una pregunta inesperada rompió el momento.


—Hermana Adele... ¿Tienes medicina para que la garganta no se seque? Mi papá tiene que ir a trabajar en la construcción en el campo, dicen que la sequía es terrible allá.


El niño con la ropa más desgastada habló con timidez.

La mujer, que había estado bromeando con los niños, se quedó momentáneamente congelada.

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