Mi deseo son dos camas separadas 93
El plan perfecto del esposo (2)
Traducción Coreano-Español: Asure
En el salón privado solo se exhibían las prendas más exclusivas, reservadas para la sala principal, lo que las hacía extremadamente caras. Por eso, aunque en la sala principal a veces se compraban muchas prendas a la vez, jamás en la historia se había vaciado completamente el salón privado.
—E-entonces… ¿está diciendo que comprará todo? Desde ropa para interiores hasta vestidos de fiesta y ropa de equitación…
Annie, calculadora en mano, murmuró conmovida. Julia, aún sorprendida, sacudió la mano de Endymion.
—¿De verdad piensas comprarme todo eso?
Si ni siquiera había tenido la oportunidad de usar todos los vestidos que le hicieron para su ceremonia de mayoría de edad.
Julia lo miró con incredulidad, esperando una respuesta. Pero Endymion, con una sonrisa pícara, apoyó la barbilla en la otra mano y respondió:
—Ah. Primero veamos los pijamas.
Marcando descaradamente la palabra con énfasis.
—¡Señorita, su prometido parece estar muy entusiasmado! ¿Vamos?
Annie, emocionada, tomó a Julia de la mano y la llevó consigo. Julia estuvo a punto de corregir el título de "prometido", pero antes de que pudiera hacerlo, ya la habían arrastrado al probador.
Lo que siguió fue un auténtico espectáculo de pasarela.
—¡Oh, es simplemente deslumbrante!
Los trajes que Annie había seleccionado colgaban en fila en el vestidor. Con la ayuda de las doncellas, Julia se puso el primero y salió, recibiendo un torrente de elogios.
—¡Es como si fuera la mismísima diosa de la belleza! ¿Cómo puede quedarle tan bien? Con este camisón de noche…
—¡Este negligé de muselina especial ni siquiera ha sido usado por una modelo! Pero la señorita lo luce tan bien que ya no hace falta una.
Julia se rió con vergüenza ante la lluvia de cumplidos.
‘No es un vestido, es solo un pijama. Seguro me están halagando para que no me sienta incómoda’
Lo que Julia no sabía era que Annie, como artista apasionada, estaba realmente conmovida de que su obra maestra hubiera encontrado a la persona perfecta para llevarla.
De cualquier manera, tal como lo aseguraba Annie, los diseños eran innegablemente hermosos. Julia se paró frente al espejo de cuerpo entero y examinó el pijama desde distintos ángulos.
—Mion, ¿qué te parece? ¿Se ve bien?
—Sí.
Pero su respuesta fue insulsa.
¿No le gustó? Julia inclinó la cabeza, confundida, y probó con otro pijama. Sin embargo, la reacción de Endymion no varió demasiado.
‘¿Qué pasa?’
Mientras Annie reaccionaba con exagerado entusiasmo, Endymion apenas sonreía. No es que pareciera que no le gustara, pero su actitud era más la de un hermano o un padre que la de un esposo.
—Creo que ya es suficiente con los pijamas. Vamos a ver los vestidos.
Diciendo esto, Endymion caminó tranquilamente hacia el perchero de nuevos lanzamientos que Annie había preparado. Allí, señaló un vestido de terciopelo sobrio.
—¿Qué te parece?
Mmm…
Julia entrecerró los ojos y observó a su marido. Algo en su actitud le provocaba una sensación extraña. Era cómodo comprar ropa con él porque solo se enfocaba en la selección, pero…
—No, quiero probarme otro.
Julia tomó un pijama completamente diferente al que Endymion había señalado. Era un modelo llamativo y atrevido, algo que una cantante de ópera usaría en el escenario.
‘Su reacción es demasiado aburrida. Quiero verlo sorprendido’
Con una mirada de reojo, Julia observó a Endymion mientras elegía más prendas y entraba al vestidor. Todas eran atuendos elegantes y sofisticados, populares entre las jóvenes nobles.
—Ahora que lo veo… el joven maestro es bastante travieso, ¿verdad?
Annie, que hasta ahora había estado ayudando a Julia a elegir prendas sin entender la situación, se cubrió la boca para contener una risa.
—Podría haber dicho directamente que quería ver otro tipo de estilo.
—Respeto los gustos personales.
Endymion respondió con indiferencia.
Mientras tanto, Julia salió del probador con otro atuendo. Era mucho más atrevido de lo que solía usar.
—¿Qué te parece?
—Eres preciosa.
Por primera vez, Endymion reaccionó, levantándose de golpe de su asiento como si estuviera sin palabras.
Annie se quedó boquiabierta, pero rápidamente asumió su rol profesional y comenzó a alabarla con entusiasmo. A medida que Julia se probaba más conjuntos, los halagos de Endymion se volvieron cada vez más creativos.
—Tu belleza me deja ciego.
—Te queda tan bien que parece que naciste con él puesto.
—Ese… solo deberías usarlo en casa. No quiero que nadie más lo vea.
Sus dulces palabras hicieron que Julia, quien al principio se sentía incómoda con los diseños atrevidos, comenzara a ganar confianza.
Con cada cambio de ropa, Julia se animaba a probar modelos aún más audaces. Incluso llegó a ponerse un camisón de encaje fino, hermoso pero claramente poco práctico.
—Este es el último. ¿Qué opinas?
Normalmente, Julia habría puesto el grito en el cielo ante la idea de usar algo así en público.
Pero tras haberse probado decenas de vestidos osados, su sentido de la modestia se había relajado considerablemente.
Además, Endymion la halagaba con la misma naturalidad con la que describiría un traje de caza, así que ni siquiera se sentía avergonzada.
Incluso Annie, una vendedora experta, la atendía con total normalidad.
El ambiente despreocupado la hizo pensar vagamente que, después de todo, la prenda no era tan atrevida como parecía.
Y así, con la constante lluvia de elogios de Endymion, Julia terminó completamente encantada con su nueva ropa.
—Ese lo llevaremos hoy mismo. Nadie más que tú podría lucirlo.
Endymion, con la solemnidad de un sacerdote dando un sermón, le tomó las manos y declaró.
Julia soltó una carcajada y, satisfecha con la compra, regresó al probador.
‘Este hombre es un genio con las palabras’
Annie lo miró con admiración. ¿Cómo lograba convencerla tan fácilmente?
—Envíen todo esto. El número 7, 13, 24… el 68… y el último camisón que se probó.
—¡Por supuesto, muchísimas gracias por su compra!
Antes de que Julia pudiera salir del vestidor, Annie ya había salido disparada para gestionar el pedido.
Ese día, la tienda de Madame Elphaba generó las ganancias de toda una semana en una sola venta. El salón privado quedó completamente vacío por un mes.
Los nobles que ansiaban la nueva colección se quedaron con las manos vacías, y la historia del enigmático noble de diamante corrió como la pólvora.
Con el tiempo, este evento se convirtió en una leyenda en los círculos de la alta sociedad, conocido como “el escándalo del diamante”.
Y la audaz estrategia de Endymion…
—M-Mion… este lugar parece demasiado inmoral…
—No lo creo. Piensa en el camisón que compraste la última vez. En comparación, aquel estaba bien para usarse afuera, ¿verdad?
—Ah… Tienes razón. Entonces, ¿esto no está tan mal…?
Los atrevidos atuendos sirvieron como referencia para bajar poco a poco la percepción de Julia sobre lo que era aceptable.
Así, tal como Endymion había planeado, su mentalidad se volvió un poco más osada y menos conservadora.
Su astuto plan había sido un éxito.
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Semele estaba en paz. El rey y la reina seguían llevándose bien, y la nobleza, sin carencias, apoyaba al monarca que había alcanzado la mayoría de edad.
Sin embargo, la casa del marqués de Flora cayó en desgracia tras cometer un crimen, y varias familias nobles relacionadas con ella fueron igualmente castigadas, lo que dejó un vacío en la sociedad aristocrática.
La gente se mostraba desconcertada.
—¿Para qué habrían hecho algo así?
—Eso mismo me pregunto yo.
Primero fue la casa de Duque Soer, ahora la de Marqués Flora.
El joven rey, salvo por el hecho de que su madre tenía un rango ligeramente inferior, era un soberano intachable. Tenía inteligencia, juicio y una presencia abrumadora que dominaba a todos.
—¿No habrá algo que no sabemos? Dicen que Marquesa Flora era cercana a la reina.
—¡Eh, cuidado con lo que dices! ¿Acaso quieres que te tomen por traidor?
—¡No, no! Solo lo decía como una posibilidad. Es extraño que nobles que jamás mostraron intenciones rebeldes de repente se sublevaran.
Aunque no había pruebas concretas, empezaron a surgir sospechas entre algunos.
—No hables a la ligera.
—Si ellos albergaban pensamientos traicioneros, ¿por qué buscarle defectos al rey?
Por supuesto, el monarca contaba con un poder firme y un sólido respaldo, por lo que aquello no se convirtió en un problema. Sin embargo, no se podía negar que había surgido una leve inquietud.
Cuando el agua de un estanque en calma se agita, la gente no se preocupa por la causa, ya sea una piedra o un insecto. En cambio, se pregunta si el estanque siempre estuvo mal.
Los conservadores más acérrimos murmuraban que esto podría debilitar la autoridad real. Pero el joven rey, como si se burlara de tales especulaciones, cambió el panorama de un solo golpe.
—He oído que te han concedido el título de Marqués.
—Ja, ja, ja, gracias. ¡Marqués… no, Duque!
El rey organizó una ceremonia de investidura y elevó el estatus de los nobles leales. No solo llenó el vacío dejado en la aristocracia, sino que también fortaleció su lealtad. Fue una jugada magistral.
Así, la pequeña grieta que parecía abrirse se disipó rápidamente, salvo para algunos conservadores.
Semele siguió siendo la nación más poderosa. La era del joven monarca, pacífica y próspera, continuó.
Sin embargo, había un detalle inquietante. La leve sequía que afectaba algunas regiones se estaba expandiendo cada vez más.
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—Parece que la delegación de Ametrine está tardando un poco.
—Bueno, es natural, ya que Duque Joel viene en persona. Antes de partir, debe designar a alguien que asuma sus funciones en su ausencia, así que tendremos que esperar un poco más.
Julia y Boris conversaban mientras caminaban. En ese momento, se encontraban en la calle Panteón, es decir, en la zona comercial común que estaba justo al lado del distrito aristocrático.
—Ametrine es un país más pequeño de lo que parece. Si fuera un reino grande como Semele, podrían elegir un sustituto en un solo día.
—Ya veo. Ojalá la delegación llegue pronto. ¡Siento que podré obtener nuevas ideas para mis investigaciones!
Boris, que últimamente tenía dificultades con sus estudios, mostraba una expresión llena de expectativas. Decía que un nuevo estímulo le vendría bien y parecía particularmente emocionado con la llegada de personas con las que pudiera comunicarse fácilmente.
Julia estuvo a punto de decirle que compartir la misma patria no significaba necesariamente tener personalidades similares, pero decidió guardárselo. Sentía que debía proteger la inocente emoción del joven mago.
Aunque, por otro lado, tenía la impresión de que los enviados de Ametrine serían bombardeados con preguntas.
'Mmm... mucho ánimo, delegados'
Mientras Julia les enviaba un pensamiento de apoyo anticipado, llegaron a su destino: la zona comercial de la calle Panteón.
—¡Delantales a la venta! ¡Teñidos a mano y con el encaje más moderno!
—¡Este regador permite controlar la cantidad de agua! ¡También tenemos grifos manuales con regulación de flujo!
El bullicio de los comerciantes animaba el ambiente. A diferencia de los nobles que recorrían la ciudad en carruajes, la mayoría de la gente se desplazaba a pie, lo que hacía que la calle estuviera abarrotada.
—¡Ah! Esa es la posada, ¿verdad?
—¡Ah, sí!
Entusiasmado, Boris echó a correr. Julia lo siguió con calma, escoltada discretamente por caballeros disfrazados de civiles.
—¡Uf! ¿Por qué el agua es tan cara aquí?
Poco después, Boris salió de la cocina de la posada, quejándose tras una breve discusión con el dueño. Llevaba un cubo en la mano.
Uno de los caballeros, que esperaba a lo lejos, lo tomó y partió rumbo al palacio real.
—No importa cuán famoso sea ese estanque por su agua cristalina... Al final, no es más que agua sacada de un jardín, ¡y aun así piden 2 larions por ella!
—¿De veras?
Julia abrió los ojos con sorpresa.
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