Mi deseo son dos camas separadas 72
¿Qué es lo más aterrador de la Torre de Magia? (12)
Traducción Coreano-Español: Asure
—Si llegaste tarde y causaste problemas, al menos trabaja en silencio. ¿No te das cuenta de que lo arruinaste todo?
Eshi, apoyada de forma arrogante contra la pared con los brazos cruzados, soltó esas palabras con un tono mordaz. Aunque ninguna de las sirvientas se atrevía a culpar directamente a Helen, ya que Eshi era muy sociable, todas tenían una expresión desanimada.
Helen se apresuró a interponerse frente al cubo de tinte de Eren y exclamó:
—¡Yo encenderé el fuego!
Las sirvientas, que estaban a punto de sumergir sus manos desnudas en el tinte, se quedaron desconcertadas.
—¿Hah? ¿Ahora estás actuando por orgullo porque no quieres admitir tu error…?
Justo cuando Eshi se burlaba con sarcasmo...
¡Fwoosh!
—¡Kyah!
—¡Dios mío!
Un calor sofocante envolvió a todos. Helen sostenía en sus palmas una pequeña pero brillante llama, y sonreía radiante.
—¡Vamos, acérquense todas!
Eshi tambaleó y se enderezó con dificultad. Hubo un breve silencio antes de que las sirvientas estallaran en vítores y rodearan a Helen emocionadas.
—¡¿Qué?! ¡Helen, ¿tú también despertaste tu poder?!
—Ah, aún no es un despertar total. Pero últimamente he aprendido a reunir algo de poder mágico.
Helen sonrió tímidamente y encendió una antorcha con su fuego. Las sirvientas, más animadas, se turnaron para calentar sus manos y charlar con entusiasmo.
—¡No es poca cosa! ¡Es increíble que puedas hacer un fuego así de intenso!
—¡Sabía que algún día te convertirías en maga! ¡A este ritmo, serás la primera de nosotras en lograrlo!
En un rincón, Eshi, que había sido empujada fuera del centro de atención, abrió los ojos con furia e incredulidad.
—…¿Tú… qué hiciste?
¿Cómo podía ser posible? ¿Cómo una chica tan insignificante y mediocre…?
Eshi apretó los dientes, pero Helen respondió con naturalidad, aunque algo avergonzada.
—Ah, ya sabes, el mago al que he estado sirviendo últimamente. Me ha estado ayudando mucho.
—¿Oh? ¿Ese del que dicen que es tan amable?
—¡Qué envidia!
De repente, toda la atención se desvió de Eshi a Helen. Las alabanzas y expresiones de asombro fueron aún más efusivas.
—¡Vaya! Helen es mucho más impresionante que Eshi… ¡Ups!
Incluso se atrevieron a menospreciar a Eshi mientras elogiaban a Helen.
Como si lo hubiera hecho a propósito, una sirvienta pecosa dejó su comentario en el aire y luego le guiñó un ojo a Helen.
'¡Era mío! ¡Yo debería tener toda la atención!'
Le habían arrebatado las miradas, los halagos, todo lo que debía ser suyo.
Eshi fulminó con la mirada la llama que ardía en las manos de Helen. Pero, lamentablemente para ella, incluso sus propios ojos le decían que el poder de Helen era superior.
—Oye, Eshi. Ahora haz tu trabajo tú sola.
—Exacto. ¿O es que sólo tú sirves a los magos? Helen también lo hace y además trabaja sin problemas. ¡Incluso su poder mágico es superior al tuyo! ¿Quién te crees para presumir?
Las sirvientas, al pasar junto a Eshi, le soltaron comentarios llenos de satisfacción. Pronto, el pasillo se llenó de actividad y la limpieza comenzó.
—Tch…....
En medio de todo, Eshi, con el rostro rojo de rabia, temblaba de impotencia, incapaz de contener su ira.
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Medianoche.
Tac, tac, tac.
‘No puede ser. ¿Cómo demonios esa chica, Helen, logró eso?’
Eshi corría por el pasillo con el rostro torcido por la furia. No podía comprenderlo.
‘Yo solo obtuve mi poder mágico después de recibir el favor del Gran Mago Hamas. ¿Cómo es posible que ella haya alcanzado ese nivel tan rápido?’
El rumor ya se había extendido como la pólvora entre las sirvientas. A diferencia de Eshi, quien en su interior menospreciaba a sus compañeras, Helen tenía una buena relación con ellas.
Cuando vieron el poder mágico de Eshi, solo se quedaron asombradas. Pero al presenciar el de Helen, se emocionaron como si fuera un logro propio.
‘Insectos despreciables. ¿Realmente creen que eso las pone a su nivel? ¡Yo seré la maga más poderosa! ¡Soy la única que recibe el favor del Gran Mago Hamas!’
Eshi estaba cegada por su orgullo herido. Su plan cuidadosamente preparado había sido arruinado, y su mente estaba nublada por los celos y la sospecha.
Golpeó la puerta con fuerza y entró sin esperar permiso.
—¡Maestro Hamas!
—Cada día eres más insolente.
Hamas, quien estaba sentado en la oscuridad leyendo un libro en el sofá, frunció el ceño con desagrado.
Normalmente, Eshi suavizaría la situación con una sonrisa y palabras melosas, pero esta vez no tenía tiempo para eso.
Se apresuró a acercarse a Hamas.
—Maestro, no es momento para esto. Creo que hay algo sospechoso con la nueva maga.
Habló con prisa, omitiendo explicaciones. Hamas ni siquiera fingió escucharla y, en su lugar, la atrajo hacia él por la cintura.
—¿Acaso has estado bebiendo? Hoy estás más delirante de lo usual.
Ignorando su urgencia, Hamas jugueteó con su cintura. Por una vez, Eshi frunció el ceño y apartó su mano de su pecho.
—Por favor, escúcheme. Hoy, una de mis compañeras usó magia. ¡Se jactó de que pronto se convertiría en maga!
Exageró su reacción a propósito.
Hamas, al escuchar esto, arrugó el entrecejo.
—¿De qué estás hablando? ¿Una sirvienta con poder mágico? ¿Quién más aparte de ti? ¿Y qué es eso del nuevo mago?
Era la oportunidad de Eshi.
—Es una chica llamada Helen. ¿Recuerda que hace dos semanas llegó una nueva maga a la Torre? Pues bien, esa mocosa ha estado sirviéndole y hoy afirmó que, gracias a ella, ha acumulado poder mágico. ¡Incluso conjuró una gran llama!
Eshi incluso añadió mentiras sin pestañear.
—Era un fuego mucho, mucho más intenso que el que usted me ayudó a conjurar. Y esa descarada tuvo el atrevimiento de decir que su sueño era convertirse en la heredera de la Torre.
—¿Cómo se atreve?
El rostro de Hamas se volvió una máscara de furia.
—¿Desde cuándo una simple sirvienta se atreve a pronunciar semejantes disparates? ¿Y con tan solo un puñado de poder mágico ya codicia el puesto de heredera?
Su rostro se puso tan rojo como su cabello, temblando de ira.
'¿El nuevo mago?'
Los ojos de Hamas brillaron con venas marcadas.
Sabía que un nuevo mago había llegado dos semanas atrás y se estaba quedando en la Torre. Fue extraño que no hubiera pasado por el examen de ingreso, pero si realmente fuera un gran mago, lo habrían anunciado oficialmente y registrado en la lista de miembros.
Sin embargo, su nombre seguía sin aparecer. Y cada vez que Hamas echaba un vistazo, el Maestro de la Torre parecía estar instruyéndolo personalmente.
‘¿Una debilucha sin importancia que ni siquiera ha sido registrado se atreve a desafiarme?’
La Maestro de Torre era conocido por su carácter caprichoso. Si encontraba a alguien de su agrado, lo colmaba de atenciones.
Se decía que el nuevo mago era una persona atractiva y hermosa. Para Hamas, la respuesta era obvia.
—Hmph. Qué patético que la Maestro de Torre se deje engañar por una cara bonita.
—¿Perdón? ¿A qué se refiere?
—Es obvio. Un mago mediocre que apenas califica como tal ha usado su encanto para ganarse el favor de la Maestro. Debe haber seducido a esa sirvienta y, para encubrirlo, le suplicó al Maestro que le ayudara a despertar su magia.
Hamas estaba convencido de que, si el nuevo mago fuera realmente talentoso, ya lo habría notado.
Confiaba en que su percepción era superior a la de cualquier otro, excepto el Maestro de la Torre y los dos magos ancianos que apenas seguían con vida.
‘No percibí ninguna presencia mágica significativa’
Para él, eso era prueba suficiente de que el nuevo mago no era más que un incompetente.
—P-pero, se supone que el mago al que sirve Helen es una mujer…...
Eshi recordó lo que Helen había dicho y lo mencionó con cautela.
Hamas, sin embargo, reaccionó con ira y la sujetó bruscamente.
—¡Qué estupidez! Obviamente está mintiendo para ocultar su relación con un hombre.
‘Si yo solo obtuve este poder después de acostarme con Hamas incontables veces… no hay manera de que Helen haya logrado eso en dos semanas con métodos normales’
Los ojos de Eshi brillaron con una nueva idea.
‘Así que esa mocosa ha estado acostándose con el nuevo mago. Está rompiendo un tabú, pero para encubrirlo, dice que fue gracias a una mujer’
Irónicamente, Hamas y Eshi habían cometido la misma falta, pero ni siquiera lo consideraban un problema. Para ellos, como futuros dueños de la Torre, las reglas no aplicaban.
—Ese mago es demasiado insolente. ¿Cómo se atreve a usar al Maestro de la Torre para cubrir su relación con una sirvienta? ¡Y encima le falta el respeto a usted, Maestro Hamas!
Eshi susurró con veneno, decidida a aplastar a Helen.
Ya había decidido que Helen se había acostado con el nuevo mago, que él había manipulado al Maestro de la Torre para encubrirlo, que eso le había permitido despertar su magia.
—Nunca imaginé que esa mocosa fuera tan ambiciosa.
—Qué ridículos. Hay que aplastarlos de inmediato para que aprendan su lugar.
Hamas la jaló del cabello y la besó con violencia. Eshi gimió suavemente, pero aceptó el gesto con una sonrisa de satisfacción
.
—Maestro Hamas, entonces… ¿los castigará como es debido?
—¿Acaso dudas de mí? Expondremos sus mentiras y los expulsaremos de la Torre.
Hamas juró que, al amanecer, los destruiría.
‘Solo les espera la humillación total’
Esa descarada de Helen, el mago que arruinó su plan y el Maestro de la Torre, que siempre menospreciaba a Hamas.
‘Cuando todo estalle, la Maestro de Torre no tendrá más opción que reconocer a Hamas. No querrá arriesgar su reputación por un simple capricho’
La idea de ver la Torre en caos, de que al final Hamas y ella se alzarían en la cima, hizo que Eshi se estremeciera de emoción.
Mientras Hamas la devoraba con pasión, ella sonrió.
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¡Chaeng, chaeng, paat-!
—¿Rendición?
Una mano delicada tocó ligeramente la nuez de Adán del hombre. Endymion parpadeó al sentir cómo su cuerpo se tensaba con tan solo ese ligero contacto.
—¿Acaso se rinde, Su Majestad Rey de Sémele?
Julia sonrió con coquetería mientras lo apuraba. Endymion curvó sus encantadores ojos azul celeste en una sonrisa risueña.
Los ojos violetas de Julia, que brillaban con confianza tras haber tomado la delantera, temblaron por un instante, un leve rubor apareció en sus blancas mejillas.
—¡Esta vez gané yo…!
Zzzzt.
En un abrir y cerrar de ojos, la espada dorada hecha de magia fue desviada. Y mientras Julia intentaba recuperar su postura apresuradamente, la mano que momentos antes había tocado con descaro su nuez de Adán fue atrapada con firmeza.
—No ha terminado hasta que realmente termina.
Endymion susurró en su oído con la misma sonrisa en su rostro. Su voz, tan baja que le hizo sentir calor en el vientre, hizo que Julia contuviera la respiración.
—¿Cómo lo hiciste? Si claramente había dominado tu espada…...
—El ángulo con el que presionaste estaba desviado. Y como aún no declaré mi rendición, no deberías haber movido la otra mano.
Endymión explicó mientras acariciaba suavemente el dorso de su mano.
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