Mi deseo son dos camas separadas 69
¿Qué es lo más aterrador de la Torre de Magia? (9)
Traducción Coreano-Español: Asure
—¡Bien! Con esta velocidad, solo te falta aprender a formular tus propios cálculos. Ahora que puedes controlar tu maná con solo concentrarte, ¡ya está dominado!
Pal saltaba de emoción mientras planeaba la siguiente fase de entrenamiento.
Hoy era el tercer día desde que Julia había comenzado su entrenamiento en la Torre de Magia.
Durante ese tiempo, había aprendido los fundamentos de la magia a un ritmo acelerado y pasó directamente a la práctica.
Sorprendentemente, su maná, que antes se descontrolaba con facilidad, ya no se desbordaba. Tal vez porque tenía a alguien guiándola, no había vuelto a perder el control.
Pal inspeccionó su anillo y, convencida de que ya no lo necesitaba, decidió guardarlo. Luego, le enseñó meticulosamente cómo controlar su maná por completo.
Normalmente, a un aprendiz de mago le tomaba un año aprender a controlar su energía, pero Julia lo había logrado en solo dos días.
Pal estaba tan emocionada que no solo se entusiasmó con su enseñanza, sino que incluso le compartió sus propias fórmulas mágicas, enseñándole de paso algunos hechizos de alto nivel.
—¡Bien! Probemos con el siguiente hechizo.
—Sí, vamos.
Los hechizos básicos utilizan fórmulas estándar de los grimorios, pero los de nivel avanzado requieren que cada mago cree sus propias ecuaciones personalizadas.
Por eso, incluso con grandes reservas de maná, subir de nivel tomaba mucho tiempo: se necesitaba un largo período de estudio para desarrollar fórmulas efectivas.
—¡Vaya! ¿Esto lo has creado tú? ¿Cómo se te ha ocurrido algo así?
Pero Julia formulaba sus propios hechizos con facilidad, comprendiendo instantáneamente complejas ecuaciones.
Era una mezcla de talento innato y la precisión matemática que había desarrollado tras doce años como princesa heredera y reina.
—Ejem... Pal, no hace falta que me elogies tanto, me da un poco de vergüenza......
—¡¿Qué?! ¡No puedes ser tan fría conmigo! ¡Llevo cien años esperando encontrar un discípulo que valga la pena!
Pal gimoteó como si fuera una injusticia. Julia, que estaba concentrada en probar una nueva ecuación, se sonrojó y rápidamente intentó calmarla.
—Eres una verdadera genio. ¿Crees que esto es solo cuestión de matemáticas? No cualquiera puede comprender su propio maná tan profundamente y usarlo de manera tan intuitiva. ¿Cómo lo hiciste?
—Mmm... simplemente lo intenté y funcionó.
Julia se rascó la mejilla, inconsciente de que acababa de pronunciar una frase que enfurecería a cualquier estudiante del mundo. Pero era cierto.
Cuando su fórmula no encajaba bien, su maná se sentía pesado y punzante. Si la ecuación era la correcta, el flujo de maná en su cuerpo era suave y natural, como si sus venas lo guiaban por sí solas.
Era un proceso casi instintivo.
—¡Lo ves! Tu cuerpo es innatamente sensible al maná, además tienes una mente brillante.
Para la Maestro de Torre, que llevaba más de un siglo viva, Julia era la aprendiz perfecta. Pal, con los ojos brillando de avaricia, intentó persuadirla.
—Si te quedas aquí, te trataré bien. ¿Qué te gusta? ¿Jardines? ¿Joyas? ¡Te daré la llave de mi bóveda de tesoros! ¡Te construiré un jardín entero en una montaña de hielo! ¿Qué dices? ¡La Torre tiene de todo!
—Excepto a mí.
—¡Waaah!
Pal pegó un grito y saltó del susto. Endymion apareció detrás de Julia y la abrazó por la espalda, parpadeando con calma.
—Intentar sobornarla es una violación del contrato, Maestro de Torre.
—¡Me asustaste! ¡Qué tipo más sigiloso!
Pal se llevó una mano al pecho, quejándose, pero luego vio cómo Julia, sin dudarlo, comenzaba a arreglar el cabello despeinado de Endymion mientras él la abrazaba con naturalidad.
—¿Terminaste temprano el combate de hoy?
—Sí. El mago me suplicó que parara y descansáramos.
Endymion apoyó su barbilla en el hombro de Julia mientras hablaba. Detrás de ellos, Boris yacía en el suelo, completamente agotado.
Endymion le hizo un gesto con la mirada a Julia y le susurró algo al oído.
Ella abrió los ojos de sorpresa y luego sonrió con dulzura.
—¡Oye, aléjate de ella! ¡Esto es un escándalo público!
Pal irrumpió entre los dos con las mejillas infladas. Se metió entre ellos como un pequeño hámster furioso, obligándolos a separarse.
—¿No saben que en la Torre está prohibido el contacto físico entre hombres y mujeres? ¡Estoy haciendo una excepción especial con ustedes!
Pal declaró con dignidad. Endymion, que la miraba con la misma expresión que un gran perro miraría a un pequeño maltés, se cruzó de brazos con aire relajado.
—¿Estás celosa?
—¡¿Celosa, yo?!
—Entonces, ¿por qué me llamas aquí todos los días pero no me dejas tocarla? ¿Quieres demostrar que eres más cercana a ella que yo?
—¡Eso es porque... porque hay razones! ¡De todos modos, estás celoso!
Pal gritó y se pegó a Julia, agarrándole la mano con descaro.
La expresión de Endymion se endureció.
—Se acabó el descanso. Ve a entrenar más con Boris.
Mientras Julia practicaba magia, Endymion entrenaba en combate, atacando y defendiendo contra magos para detectar sus puntos débiles.
Gracias a su resistencia y habilidades con la espada, él seguía en pie, pero Boris estaba al borde del colapso.
Boris levantó los brazos en una “X” en señal de rendición, pero Pal lo ignoró con una sonrisa.
—Si no vas ahora, a partir de mañana no podrás volver a tocarle ni un dedo.
Ante la despiadada amenaza de la Maestro de Torre, Endymion frunció el ceño y se dio la vuelta, rindiéndose.
⋅•⋅⋅•⋅⊰⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅∙∘☽༓☾∘∙•⋅⋅⋅•⋅⋅⊰⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅
El entrenamiento terminó después de tres horas más. Pal estaba entusiasmado con la rapidez del progreso y ya planeaba clases avanzadas.
Julia decidió regresar a su habitación después de acordar cenar más tarde con Endymion, Pal y Boris.
'Qué suerte poder seguir el ritmo'
Se masajeó los hombros adoloridos y esbozó una leve sonrisa. Aprender algo por primera vez con un tiempo tan limitado la había preocupado.
'Aunque supongo que mi talento natural tiene mucho que ver'
Su afinidad mágica era alta, lo que hacía que todo resultara más efectivo. Los cálculos de fórmulas parecían un factor secundario.
Julia, que era indulgente con los demás pero estricta consigo misma, reflexionó con seriedad:
'¿De verdad merezco progresar tan fácilmente? El esfuerzo y la lucha son lo que da sentido al aprendizaje'
Si Boris la hubiera escuchado, seguramente habría golpeado el suelo llorando, quejándose de que los talentosos siempre querían más.
Siendo un tanto idealista, Julia se sumió en esos pensamientos mientras doblaba por un pasillo.
—Eso no es cierto, Eshi.
La voz de Helen sonó. Julia estaba a punto de girar en la esquina cuando se detuvo en seco.
—¿A qué te refieres?
Una voz femenina desconocida respondió. Parecía provenir del pasillo frente a la habitación de Julia.
Sin embargo, el tono de ambas no era normal. Su instinto le decía que si aparecía ahora, los tres se meterían en problemas.
Así que se quedó quieta, luego se ocultó con cautela y asomó los ojos desde detrás de la pared.
—Ese es tu trabajo. ¿Por qué tengo que hacerlo yo sin motivo alguno?
—Te di una razón. Hoy tengo que estar en el laboratorio de Hamas todo el día.
—¡Pero podrías haber terminado antes! No es que te hayan llamado de repente. Siempre vas a la misma hora, ¿por qué últimamente me pasas tu trabajo?
Helen y la mujer llamada Eshi discutían. Eshi parecía tener una edad similar a Helen y vestía de forma parecida, por lo que debía de ser otra sirvienta de la Torre de Magia.
—¿Es tan difícil limpiar el pasillo? Yo tengo asuntos más importantes que atender.
—Por Dios. Entonces, como es algo simple, hazlo tú. No toma más de veinte minutos.
—Qué lástima, pero debo irme con Hamas lo antes posible. Así que hazme el favor.
Eshi se echó hacia atrás su espeso cabello rubio con un movimiento elegante y sonrió. Desde la perspectiva de Julia, solo podía ver su perfil, pero se veía tan hermosa como una rosa y tan afilada como sus espinas.
—Haa... Está bien. Lo haré solo por hoy. Pero a partir de mañana, organiza mejor tu tiempo y haz tu parte antes de irte.
Helen, de buen corazón, cedió para acabar con la discusión. Pero Eshi simplemente le arrojó el delantal con una sonrisa altanera.
—No lo creo. Tendrás que seguir haciéndolo. Pronto seré una maga.
Julia, que había estado dudando sobre si salir o no, frunció el ceño.
'¿De qué está hablando?'
Las sirvientas de la Torre de Magia no tenían poder mágico, o solo en cantidades ínfimas, por lo que no calificaban para ser magas.
Helen le había comentado que, en raras ocasiones, alguien que pasaba mucho tiempo en la torre podía desarrollar una afinidad mágica y despertar poderes.
Pero eso solo ocurría en la adolescencia. Las sirvientas, que ya eran adultas, no tenían ninguna posibilidad.
—Deja de decir tonterías. ¿Crees que eso justifica que evadas tus responsabilidades? Si sigues así, te reportaré a los superiores...
—¿No has oído los rumores?
Eshi la interrumpió con un tono tan confiado y arrogante que resultaba irritante.
Mientras Julia parpadeaba, sintiendo algo extraño en la conversación, Helen también se quedó sin palabras.
—Es un secreto, pero es cierto. Antes de que termine el año, despertaré. Y entonces, tal vez seas tú quien tenga que servirme. ¿No sería mejor llevarse bien conmigo desde ahora?
Eshi habló en un tono meloso mientras extendía la palma de su mano.
Para sorpresa de ambas, aparecieron pequeñas llamas rojas que chisporrotearon antes de desvanecerse.
—¿C-cómo...?
Helen, que parecía haber pensado que todo era un rumor exagerado, quedó completamente impactada.
Eshi sonrió con satisfacción, con un aire casi seductor.
—Todo esto es gracias a nuestro gran maestro Hamas. Así que deja de perder el tiempo sirviendo a esos magos sin importancia y empieza a tratarme bien. Quién sabe, quizá pueda ayudarte a despertar también.
Su voz era burlona y provocadora.
Helen, con el corazón encogido por el impacto y la sensación de pérdida, solo pudo apretar con fuerza el delantal de Eshi sin responder.
—Bueno, me voy. ¡Ah! Volveré por la mañana, así que asegúrate de lavar mi ropa también.
Con una sonrisa irritante, Eshi se alejó por el pasillo, sus tacones resonando con cada paso.
—...No puede ser. ¿Es real? ¿Cómo...?
Incluso después de que pasaron varios minutos, Helen seguía en shock. Murmuró para sí misma, con una expresión de profunda tristeza.
Luego, sin decir más, se alisó la ropa y empezó a hacer el trabajo de Eshi.
'…Despertar como maga'
Julia, que había presenciado todo sin querer, cayó en un profundo pensamiento.
No tardó mucho en tomar una decisión.
Cuando vio que Helen se acercaba, salió de su escondite.
—¿Helen?
—¡Aahhh!
Helen gritó y cayó de espaldas, asustada. Julia, igual de sorprendida, sonrió con vergüenza y le extendió la mano.
—¡Oh, Maestra! ¿Cu-cuándo llegó aquí?
—¿Podemos hablar un momento?
⋅•⋅⋅•⋅⊰⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅∙∘☽༓☾∘∙•⋅⋅⋅•⋅⋅⊰⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅⋅•⋅
Toc, toc.
Un suave golpe resonó en el pasillo.
Eshi arregló su ropa y esperó un momento. Entonces,
Clic.
El mecanismo de la cerradura se desactivó y la puerta se abrió.
Eshi echó su ondulado cabello rubio sobre un hombro y entró apresuradamente.
Clac.
—¿Maestro Hamas?
Apenas cerró la puerta, llamó con entusiasmo al dueño de la habitación.
El espacio era amplio, pero frío, repleto de complejos artefactos mágicos y máquinas de experimentación. Su voz resonó en eco entre ellos.
Tac, tac.
—Qué ruido haces.
Desde el fondo, entre un sinfín de herramientas de laboratorio, llegó una voz de reproche.
0 Comentarios