Mi deseo son dos camas separadas 51
El rey disfrazado .... ¿Eh? (4)
Traducción Coreano-Español: Asure
¡Hic!
Julia miró de un lado a otro, evitando a toda costa dirigir la vista hacia abajo, más allá de los abdominales marcados y la única toalla que cubría su cintura.
Mientras tanto, Endymion permaneció en completo silencio, creando una tensión extraña entre los dos.
—……
—……
¡Ah, ¿Cómo se supone que solucione esto?!
Desesperada, con la garganta seca, Julia soltó lo primero que se le ocurrió.
—E-entonces… Pensé que no querías compartir habitación conmigo.
—No había habitaciones dobles disponibles.
—Pero cediste demasiado rápido…
Las palabras que salieron no eran lo que realmente quería decir, todo se enredó aún más. Julia ya ni siquiera sabía lo que estaba diciendo.
‘¡Esto suena como si estuviera reclamándole por no haber venido a mi habitación!'
Mientras ella ponía una expresión de derrota, Endymion habló con voz calmada para tranquilizarla.
—No quería molestarte.
¿Molestarla? Julia parpadeó sorprendida.
—¿Yo, a ti? No es así…....
Ante su respuesta, Endymion sonrió con encanto, pero, a diferencia de otras veces, no dijo algo como 'entonces iré a tu habitación ahora mismo'
Parecía que, a propósito, estaba manteniendo cierta distancia.
Pensar en ello hizo que Julia se sintiera un poco herida, por lo que frunció los labios con molestia.
—Hoy estás actuando… diferente.
—¿Diferente cómo?
Quiso tantear el terreno, pero Endymion solo ladeó la cabeza con curiosidad. Era extraño. Siempre solía acercarse sin dudar, entonces, ¿por qué ahora estaba marcando un límite?
Finalmente, Julia, molesta, soltó lo que realmente tenía en mente.
—En el mercado… cuando compraste algo en el puesto, ¡le sonreíste a esa mujer desconocida!
—¿Cuándo…? Ah.
Él, al principio, parecía confundido, pero luego se quedó en silencio como si acabara de darse cuenta.
‘¡Bah, ya no me importa!’
Aunque le daba vergüenza parecer obsesionada con algo tan trivial, en cierto modo, era mejor así. Si no lo preguntaba, no dejaría de pensar en ello.
Decidida a justificarse, Julia sostuvo su mirada con firmeza. Fue entonces cuando escuchó su voz tranquila.
—Lo siento. Creo que lo hice inconscientemente. No debí haber sonreído frente a otra mujer que no fueras tú.
Endymion se disculpó con seriedad. Su reconocimiento fue tan rápido y directo que Julia quedó atónita.
—¿Lo hiciste inconscientemente…? ¿Por qué?
—No lo sé. Solo estaba satisfecho de haber encontrado lo que buscaba. Para ser honesto, ni siquiera recordaba que la dueña del puesto era una mujer hasta que tú lo mencionaste.
No había ninguna otra intención detrás.
Así como él siempre parecía leerla con facilidad, Julia también lo conocía lo suficiente para saber que estaba diciendo la verdad.
‘¿Q-qué? ¿De verdad fue solo una coincidencia?’
Al darse cuenta de que había malinterpretado todo, Julia se quedó boquiabierta. Entonces, de repente, recordó algo.
—…Pero entonces, ¿por qué no me dijiste qué habías comprado cuando te pregunté?
Si no lo hizo a propósito, ¿por qué ocultarlo? No tenía sentido.
Julia lo miró con sospecha, Endymion mostró una expresión ligeramente incómoda.
—¿Por qué? ¿Qué era?
No parecía una razón como la que ella había imaginado, pero aun así, su actitud era extraña.
Inclinándose hacia adelante, Julia insistió, reduciendo aún más la distancia entre ambos. Sus rodillas se rozaron levemente.
Endymion bajó la vista hacia el contacto antes de levantarse de su asiento.
—Espera aquí.
Se fue por unos minutos y regresó. Parecía haber pasado por la sala y el baño. En sus manos llevaba una bolsa de agua caliente, del tamaño de una pequeña almohada.
—¿Eh?
Endymion la colocó suavemente contra la cintura de Julia.
Desconcertada por el inesperado calor que emanaba la bolsa, Julia la miró, tratando de entender.
—Parecías no sentirte bien.
De nuevo en su asiento, Endymion preguntó si su dolor de espalda había mejorado. Su voz era amable y preocupada.
Julia lo miró sin comprender, hasta que, de repente, lo entendió todo.
—¿Tú… lo sabías?
El agua caliente envolvía su cintura y calmaba el dolor de su periodo menstrual. Había acertado con precisión en la zona afectada y el momento exacto.
—Sí.
—¿C-cómo…?
Julia, sorprendida, apenas pudo formular la pregunta.
—Hoy has estado más irritable de lo habitual, parecías tener dolor de espalda. Además, es normal que el ciclo cambie después de la primera vez, así que pensé que esta vez había llegado un poco antes.
Julia lo escuchó en estado de shock, sin saber cómo reaccionar.
‘Es rápido, pero… ¿tan rápido?’
Incluso antes de que ella misma se diera cuenta, él ya lo había sabido.
‘Espera…’
Con una mezcla de sospecha y asombro, Julia lo miró con cautela.
—¿Dijiste ‘esta vez’ llegó más rápido?
Solo para asegurarse, repitió la pregunta.
Endymion asintió sin dudar.
Julia se quedó helada y tartamudeó.
—¿Tú… acaso sabes mi ciclo…?
—Sí. Desde que tenías 16 años.
Endymion habló con naturalidad, como si no supiera nada.
—El estado de salud de la reina también se comparte con el rey. Tú también debes saber cómo estoy, ¿no?
¡No esperaba que incluso mi ciclo menstrual se compartiera!
Julia, con el rostro completamente rojo, balbuceó. Pero Endymion apoyó la barbilla en el reposabrazos de la silla y la observó atentamente.
—Parece que tienes mejor color que durante el día. ¿Te sirve la bolsa térmica?
—S-Sí.
Julia asintió apresuradamente mientras abrazaba contra su pecho la bolsa de agua caliente bien tapada, lanzándole miradas furtivas.
‘De verdad, no hay nada que no sepa sobre mí’
Su talla de ropa interior. Su capacidad mágica. Su ciclo menstrual.
Su cara ardía y su corazón latía con fuerza. Como si nunca hubiera estado decaída ni llorando, el calor se extendió por todo su cuerpo y, de repente, su estado de ánimo mejoró.
—Parece que te sientes mejor, mi reina.
Endymion sonrió con los ojos mientras apoyaba la barbilla en su mano. Julia inhaló bruscamente, sobresaltada.
‘¿Y si me descubre lo que estoy pensando?!’
Si se trataba de Endymion, era posible. Julia abrazó con más fuerza la bolsa de agua y apartó la mirada.
—Ejem, ejem. Entonces, ¿compraste esta bolsa porque te dije que me dolía la espalda?
—Escuché que aplicar calor ayuda con el dolor. No encontraba nada adecuado, pero justo vi esto en el mercado y lo compré.
Entonces, al comprarlo, sonreíste porque pensaste que sería útil para mí.
Julia lo comprendió de inmediato y sonrió con dulzura. Se sintió tonta por haber cavado su propio agujero. ¡Si lo hubiera sabido, le habría preguntado directamente desde el principio!
—¿Te preocupaba que estuviera sonriendo por otra mujer?
Endymion preguntó divertido, viendo los constantes cambios en la expresión de Julia. Al sentirse descubierta, Julia casi se mordió la lengua y agitó las manos.
—¡No es eso!
—Entonces, ¿te colaste en mi habitación solo para preguntarlo?
—¡Te digo que no!
Julia lo negó con firmeza, pero Endymion la miró con una expresión de que lo sabía todo.
—Déjame resumirlo. Sonreí sin darme cuenta mientras pensaba en otra cosa al comprar la bolsa de agua. Y acepté compartir habitación porque no había habitaciones dobles y tú estás más sensible por tu ciclo. Si me quedaba en una habitación individual, temí que te sintieras incómoda.
Julia asintió, abrazando la cálida bolsa térmica contra su pecho. Su corazón se calmó con aquella explicación clara. Se sintió tan ligera que la risa se le escapó sin darse cuenta.
—Ajá, ya lo entiendo. Perdón, ya no malinterpretaré nada.
—Así que realmente lo malinterpretaste. ¿Incluso te disculpas?
Su voz baja hizo que la conciencia de Julia la pinchara. Desvió la mirada y comenzó a moverse lentamente hacia el borde de la cama.
—¿A dónde crees que vas?
Pero Endymion la detuvo de inmediato. Julia, avergonzada hasta la raíz del cabello, cerró los ojos con fuerza.
—Si viniste llorando a buscarme, debiste preocuparte bastante, ¿no?
—P-Por supuesto. Es que hiciste algo que nunca antes habías hecho.
Julia respondió a regañadientes ante su insistencia. Endymion sonrió aún más.
—Me gusta mucho que estés celosa.
Murmuró como si fuera algo fascinante y la miró fijamente. Sus ojos violeta, rodeados de doradas pestañas, se agrandaron.
—……¿Qué?
—Digo que estabas celosa.
Endymion sonrió con ese característico aire juvenil. De repente, sus ojos azules y su atractivo rostro parecieron volverse aún más hermosos.
‘……’
El corazón que había estado sumido en la tristeza comenzó a latir con renovada fuerza. Sin siquiera tocarse, su cuerpo temblaba y sentía un cosquilleo. Era un rostro que había visto miles de veces, tan familiar como un reflejo en el espejo, pero ahora le hacía sentir nervios y hacía que su temperatura subiera.
Julia se dio cuenta de que su reciente sensibilidad no se debía únicamente a su ciclo.
‘Es porque me gustas’
No como un amigo o una familia, sino de otra manera.
Durante doce años, habían compartido hasta la respiración, viviendo en una estabilidad inquebrantable. Pero los sentimientos recientes la hacían sentir inquieta y ansiosa. Se había sentido confundida porque era algo desconocido.
‘Pero ahora…’
Julia dejó de intentar calmar los latidos de su corazón. Seguía nerviosa y ansiosa, con miedo de perderlo o de que las cosas cambiaran.
‘…Pero está bien’
Antes, temía perder la estabilidad que tenía con Endymion.
Creía que su relación tranquila y cómoda era perfecta, que quería que durara para siempre. Por eso, aunque había notado el cambio, no se atrevía a decirlo en voz alta.
Estos sentimientos que sacudían su mundo entero le daban miedo.
Pero Julia al fin comprendió que esta incertidumbre y anhelo eran lo que los unía aún más.
‘Y que ya no puedo seguir ocultándolo’
Mordió y soltó ligeramente su labio. Si lo decía… ¿dejaría de temblar?
Endymion, sin saber nada, continuó hablando perezosamente.
—Pensé que nunca sentirías celos…
—Me gustas.
Endymion se quedó en silencio. Solo abrió un poco más los ojos, sin mostrar una reacción inmediata.
Julia, sintiendo que su corazón estaba a punto de explotar, lo dijo más fuerte.
—Me gustas, Mion.
Al parecer, los cambios emocionales la hacían mucho más valiente. Julia decidió ser completamente honesta con lo que sentía.
—Creo que realmente me gustas.
Sus mejillas sonrojadas parecían una manzana madura, adorable. Abrazando la bolsa de agua como un muñeco, bajó la mirada, vacilante.
—E-En fin. Lo que quiero decir es que hoy estuve irritable porque me gustas. Así que no lo malinterpretes. Si te molesté, lo siento…...
De repente, la bolsa térmica desapareció de su abrazo.
Julia levantó la vista con sorpresa, encontrándose con los intensos ojos azules que la miraban de cerca.
—¡Ah…!
Tomó una bocanada de aire, sintiéndose como un ciervo asustado. Endymion soltó una breve risa y, con rapidez pero con cuidado, la rodeó con sus brazos y la acostó en la cama.
—…Si de verdad lo sientes, dímelo otra vez.
Apoyó la barbilla en el borde de la cama y la instó a repetirlo. Julia, aún aturdida, abrió los labios.
—¿Lo siento?
—No, lo otro.
—…¿Me gustas?
—Sí, eso.
Sus labios se curvaron en una sonrisa satisfecha.
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