Hombres del Harén 787
¿Crees en las palabras de Lean?
—No será una historia agradable de escuchar.
—Si la relación no es buena, es natural que las palabras tampoco lo sean.
A pesar del comentario punzante de Hyacinth, Lean sonrió con calma.
—Supongo que tienes razón.
Hyacinth metió una mano en el bolsillo de su capa. Sus dedos rozaron un crujiente pedazo de papel. Era una nota que había aparecido sobre su escritorio justo antes de la llegada de Lean.
—Parece que será una historia larga. ¿Está bien para ti?
La voz de Lean seguía siendo serena.
Hyacinth asintió.
—Adelante.
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Mientras Hyacinth y Lean mantenían una larga conversación, Anya corría por el área de alojamiento para invitados, tratando de calmar su revuelto estómago.
'¡Ese hombre guapo es el ex príncipe heredero que traicionó a Domis! ¡Cómo puede tener una cara tan inocente!'
Pero por más que corría, su estómago no se calmaba.
Anya se sentó en una piedra decorativa al borde del jardín y enterró su rostro entre sus manos.
'¿Qué hago? No, ¿qué puedo hacer? ¿Qué puedo hacer yo aquí? Da igual. Incluso si ese hombre guapo no fuera el ex príncipe heredero, sino un aliado cercano de Domis... sería lo mismo'
En su mirada perdida, vio pasar un panda rojo.
Cuando Anya lo miró fijamente, el panda rojo se acercó a ella y se jactó emocionado:
[¡He completado la misión que me encomendó el Lord! ¿Y tú, vampira?]
—No lo sé.
[¿Cómo que no lo sabes? Debe haber algo que el Lord te haya encargado. ¡Por eso te envió!]
—No. De verdad no lo sé. Solo me dijo que me asegurara de que el enviado de matrimonio llegara sano y salvo a Carissen y luego a Tarium. Y.....
[¿Y?]
—Dijo que con eso ya era suficiente.
¿Qué significaba eso? Anya parpadeó confundida mientras lo miraba.
El panda rojo, que en realidad no estaba muy interesado en el tema, simplemente movió su cola una vez y se fue.
Él había salido a tomar un respiro después de escuchar a Hyacinth y Lean hablar sobre el Lord. Debía regresar pronto para seguir escuchando la conversación.
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Hyacinth frunció el ceño mientras bebía un sorbo de agua fría.
Lean le había contado con bastante detalle que sospechaba de su propio hermana, el Lord, incluso le había presentado algunas pruebas.
—¿Cree que voy a creer lo que dice, Leysian?
preguntó Hyacinth con frialdad, jugueteando con un trozo de papel dentro de su capa.
—¿No me cree? Aunque le he mostrado varias pruebas.
—Usted mismo sabe por qué no puedo creerle.
Hyacinth sacó el papel y lo desdobló. Las palabras escritas en él seguían igual que cuando las descubrió por primera vez.
[No confíes en Lean]
No había firma, pero Hyacinth reconoció de inmediato la letra de Latil.
Dejando de lado cómo Latil había logrado dejar esa nota en su escritorio antes que Lean.
Lean, que había terminado de beber su vaso de agua, regresó a la sala de audiencias.
Parecía que Lean también había aprovechado el breve descanso para ocuparse de sus asuntos, ya que los rastros de su largo viaje habían desaparecido en poco tiempo.
—¿Ha tenido tiempo de pensar?
preguntó Lean amablemente cuando Hyacinth se sentó.
—Quizás.
respondió Hyacinth de manera evasiva.
Aunque había tenido algunas discusiones con Latil por lo de Milo y Aini, si tenía que elegir entre creer a Lean o a Latil, sin duda elegiría a Latil.
Incluso dejando de lado que habían sido el primer amor del otro, Latil ya lo había salvado varias veces, arriesgándose en el proceso.
En cambio, lo único que Lean había hecho por él era crear malentendidos entre Latil y él, haciendo que una despedida ya dolorosa fuera aún más terrible.
—Entiendo lo que está pensando.
dijo Lean con una sonrisa, como si lo hubiera entendido solo por su expresión.
—Entonces hablemos de otra cosa.
—¿De qué?
—¿Qué tal si hablamos de la desaparición de Príncipe Klein?
—¡!
Por primera vez, la expresión serena de Hyacinth se quebró.
—¿Qué quieres decir con que Klein ha desaparecido?
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—Príncipe Klein descubrió la verdad y un día desapareció de repente. Nadie sabe cómo sucedió. Los sirvientes del palacio evitan hablar de Klein. Si investigas un poco, lo sabrás. Después de todo, también tienes algunos espías en Tarium, ¿no es así?
—¿Es eso cierto?
preguntó el capitán de la guardia, que había estado escondido en un lugar donde Lean no podía verlo.
Hyacinth, sentado en el trono, negó con la cabeza.
—No lo sé. Pero ya había escuchado que no había movimientos recientes de Klein...
—¿Qué es lo que Príncipe Leysian realmente quiere al hacer tales afirmaciones?
—El trono, por supuesto.
—Eso es extraño. Príncipe Leysian renunció voluntariamente a su posición como heredero.
Al escuchar las palabras del capitán, la comisura de los labios de Hyacinth se torció ligeramente.
—Piensa al revés. Precisamente por eso, la gente podría creer que Leysian está haciendo una afirmación justa. Si realmente quisiera el trono, no habría renunciado en primer lugar.
—¡!
—......Dile a los espías que investiguen a fondo el paradero de Klein. También pregúntale a Axian.
Mientras el capitán de la guardia se ausentaba por un momento, Hyacinth sacó el cuaderno que le había dado Axian y lo miró fijamente.
Se decía que en Adomar, Aini, Latil y Klein habían estado buscando algo. Aunque la única persona que lo encontró fue Axian.
'¿Habrá alguna respuesta en esto?'
Los ojos de Hyacinth se estrecharon cada vez más mientras observaba el cuaderno.
—Su Majestad.
En ese momento, el capitán de la guardia, que había salido siguiendo las órdenes, regresó y lo llamó con una voz apresurada.
Hyacinth guardó el cuaderno.
—¿Qué ocurre?
—El Comandante de los Paladines ha venido a verlo.
—¿El Comandante?
Hyacinth frunció el ceño. Desde que eliminó oficialmente al 'Lord', no había tenido ningún encuentro formal con el Comandante de los Paladines.
—Hazlo pasar.
El capitán salió por la puerta y, poco después, regresó acompañado de un hombre hermoso vestido con el uniforme de los Paladines.
El comandante omitió los saludos y, con una sonrisa, abrió la boca.
—He oído que está buscando un experto en lengua antigua.
—No esperaba que alguien tan distinguido viniera personalmente.
Hyacinth, que no esperaba que el comandante viniera en persona por algo tan trivial como un experto en lengua antigua, murmuró incómodo.
—Me interesé cuando vi que lo buscaba públicamente.
El comandante sonrió y le tendió una mano enguantada.
—¿Puedo echarle un vistazo...?
El capitán miró a Hyacinth de reojo.
Hyacinth luchó internamente durante un breve momento.
Sin tiempo para pensarlo bien, se encontró en una situación incómoda: un personaje difícil de rechazar apareció de repente y le pidió el cuaderno. No sabía si dárselo o no.
El ambiente se volvió tenso y, a medida que el tiempo se agotaba, el tic-tac del reloj comenzó a sonar más fuerte.
Hyacinth jugueteó con el cuaderno en su bolsillo y finalmente lo sacó y se lo entregó.
El comandante tomó el cuaderno y lo examinó. Sus cejas se arquearon mientras leía.
—¿Qué dice?
preguntó Hyacinth, incapaz de contener su curiosidad mientras observaba la expresión del comandante.
—Hmm... está escrito en un lenguaje más arcaico de lo que pensaba.
En lugar de responder directamente, el comandante cerró el cuaderno.
—¿Más arcaico?
—El lenguaje antiguo no es un solo tipo, ¿sabe? Por eso es tan difícil de estudiar. El lenguaje en este cuaderno es de un período particularmente antiguo, incluso entre los lenguajes antiguos conocidos.
Hyacinth extendió la mano para recuperar el cuaderno, pero el comandante, en lugar de devolverlo, preguntó con amabilidad:
—Pero creo que podría traducir el contenido si consulto mis libros de investigación. Sin embargo, esos libros no pueden sacarse de la biblioteca. ¿Le importaría si me llevo el cuaderno para traducirlo y luego se lo devuelvo?
Hyacinth no esperaba que el comandante se llevara el cuaderno por completo.
El rostro de Hyacinth se oscureció. No podía permitir que se llevaran el cuaderno que aún contenía misterios por resolver.
Pero, dada la posición del comandante y el hecho de que, incluso después de mucho tiempo desde el incidente de Lancaster, no había aparecido ningún otro experto en lengua antigua, era difícil rechazar la solicitud.
—¿Le molesta?
presionó el comandante, haciendo como si fuera a devolver el cuaderno.
Después de un largo momento de deliberación, Hyacinth finalmente asintió.
—Está bien. Pero quiero establecer un plazo.
—Por supuesto.
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Asure: Comandante de Paladines es el titulo como jefe del grupo, Gran Maestro es el titulo 'sacro', pero es la misma persona 👀
Después de que el Gran Maestro se llevara el cuaderno, Hyacinth continuó investigando sobre Lord por su cuenta.
Sin embargo, debido al tiempo transcurrido y como si alguien hubiera eliminado deliberadamente la información, era difícil encontrar datos sobre Lord y el Adversario.
Era sorprendente que Príncipe Leysian hubiera logrado reunir siquiera aquella cantidad de información.
Fue entonces cuando Hyacinth encontró un asunto peculiar.
—Hace 500 años, Carissen era un reino muy pequeño, Majestad. Por eso, cuando apareció Lord y estalló el caos, se mantuvo relativamente al margen. Por esa razón, no hay muchos registros sobre Lord en la historia de Carissen.
—¿Es así?
—Sin embargo, en el Reino de Aymons, donde Lord apareció por primera vez hace 500 años, deberían existir registros al respecto.
—Ese país ya no existe, ¿no? No creo que queden registros.
—El Reino de Aymons, no. Pero los documentos sí deben haber sobrevivido. Después de cambiar de nombre dos veces, fue absorbido por Carissen hace 350 años.
—¡!
El historiador, con su rostro casi sepultado entre cejas y barba, tenía una memoria prodigiosa.
—¿Puedes traerme todos los registros de ese lugar?
—Así lo haré.
Día tras día, Hyacinth esperaba con ansiedad que el historiador le entregara los documentos del Reino de Aymons, calculando las fechas con precisión.
Por mucho que deseara enviar un mensajero a Latil, se contuvo.
‘Quiero encontrar la información antes de que Leysian llegue a la capital de Tarium’
Se esforzó por no apresurar al anciano historiador.
Unos días después, llegaron simultáneamente una buena y una mala noticia.
La buena noticia era que el historiador había enviado los documentos relacionados con el Reino de Aymons a Hyacinth.
La mala noticia era que el Gran Maestro, que se había marchado con el cuaderno, había cortado toda comunicación.
—¡Ese maldito bastardo!
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Mientras esperaba el regreso de Lean, Latil seguía recorriendo el palacio como de costumbre en busca de Klein.
Después de varias semanas durmiendo apenas dos o tres horas por noche, la falta de sueño empezó a pasarle factura, se encontró cabeceando en su silla de vez en cuando.
Sin embargo, al despertar de uno de esos breves sueños, vio que el mensajero de Hyacinth estaba posado sobre su escritorio, comiendo pan que Sonnaught le ofrecía.
—¿Hyacinth?
Latil se frotó los ojos y preguntó. Sonnaught señaló un pergamino enrollado que reposaba justo en el centro de la pila de documentos.
—Ha traído esto.
Bostezando, Latil desenrolló el papel.
Sonnaught seguía alimentando al ave, pero al ver cómo la expresión de Latil cambiaba repentinamente y el sueño desaparecía de su rostro, dejó el pan a un lado.
—¿Qué ocurre?
—Hyacinth......
—¿Quiere que lo mate?
—Me está preguntando si soy el Lord.
—Definitivamente, ¿quiere que lo mate?
Latil sostuvo la nota en silencio por un momento antes de soltar una leve risa y negar con la cabeza.
—No, ya esperaba que Lean dijera algo así. Por eso envié a Rumbley en secreto para seguirlo.
Con decisión, Latil escribió una respuesta negando la acusación y llamó a su propio mensajero para atarle la nota a la pata.
—Pero, Majestad, ¿no es extraño que pregunte de nuevo, aun sabiendo que usted envió a Rumbley?
Sonnaught frunció el ceño con sospecha, pero al notar que Latil ya estaba cabeceando otra vez, decidió callar.
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Unas horas después.
Hyacinth acarició la cabeza del mensajero de Latil antes de tomar el papel que traía consigo y leerlo.
[¡No lo soy!]
Era una respuesta corta y contundente.
Hyacinth observó la nota en silencio antes de desviar la mirada hacia un fragmento de la traducción de los registros del Reino de Aymons que había encontrado.
—Cuando comenzaron a ocurrir extraños sucesos en las tierras de Conde Lancaster, el rey envió investigadores encubiertos para esclarecer el asunto.
—Lancaster.......
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