Reina de las Sombras 230
SS2-12 En el Futuro (12)
"Eso no es lo que estoy diciendo"
"¿Entonces qué?"
Ren preguntó de nuevo y miró a Elena a los ojos. Elena no evitó el contacto visual. Ella miró a Ren con la cara seria en los ojos.
Cómo no iba a saberlo. Lo que Ren piensa de ella, por qué es tan amable con ella, se sacrifica y la rodea. Ella lo sabÃa, pero fingÃa no saberlo. Todo era cuidadoso para ella que vivÃa en las lÃneas de extensión del pasado y del presente.
Pero ya no. Elena creÃa que tenÃa que ser honesta con sus sentimientos actuales para salir del pasado.
"Lo siento"
"Oye, ¿Qué es lo que sientes? ¿Sólo tienes que aceptarlo?"
"Eso es todo. Lo siento por eso"
Una vez, su corazón latÃa mientras miraba a Ren. Ella pensaba que él era una buena persona. Ella ni siquiera podÃa recordar los restos del pasado.
Sin embargo, se sintió más apenada. Ella lo odiaba a muerte, pero ahora era un hombre que sacrificó su vida en nombre de ella y cayó inconsciente después de recibir un disparo, pero.... Ahora parecÃa saber que los sentimientos que sentÃa hacia este hombre sin el medio era amor y odio.
"¿De qué demonios estás hablando?"
Ren se levantó el flequillo despeinado. Sonrió tan bajo que ella no sabÃa dónde estaba.
"Realmente no lo sé. ¿Por qué lo lamentas? Dije que te lo darÃa"
"Ren"
La mirada de Elena hacia Ren con su nombre en la boca se volvió más patética.
No sabe cómo acercarse, asà que simplemente se lo da. Un hombre infinitamente torpe. Pensó que esta era la verdadera imagen de Ren que Elena nunca habÃa visto en su vida anterior.
"Bien, digamos que lo sientes. Déjame hacerte una pregunta"
"Habla"
"¿Te parezco un ángel?"
HabÃa confusión en los ojos de Elena. Se preguntaba de qué estaba tratando de hablar.
"Soy egoÃsta. QuerÃa morir salvándote y ser recordado por ti para siempre"
"¿Q-qué?"
Elena se sorprendió y tartamudeó hasta hablar. Los ojos y las expresiones faciales de Ren estaban más serios que nunca cuando la miraba de verdad.
'Va en serio, ¿verdad?'
Al principio, ella pensó que era un juego de palabras. No podÃa creer que él quisiera ser recordado por estar muerto. Estaba más allá del sentido común. Era ridÃculo qué tipo de mentalidad podÃa tener una idea tan torcida.
"Asà que no lo sientas, ¿quieres? Es natural que lo dé, y es natural que lo recibas. Soy un tipo malo".
"..."
Mientras tanto, Elena no pudo decir nada al ver a este hombre sonriendo por lo que era bueno. Era un tonto que no sabÃa cómo tratar a su persona favorita o qué hacer con algo precioso.
Ren continuó hablando de nuevo, mirando a Elena que no podÃa volver a hablar.
"Si te comportas asÃ, ¿no haces como si no lo supieras?"
"Ren"
"Oye. Ni siquiera tengo esto. No es divertido para mà vivir"
Ren aguantó sin velocidad, pero no perdió la sonrisa alrededor de su boca. Elena era el sentido de la vida que le hacÃa vivir ahora, asà que no podÃa dejarlo ir. Su sonrisa y su felicidad le hacÃan vivir.
"¿De qué demonios estás hablando? Qué vergüenza"
Ren sonrió con autosuficiencia y vació la mitad del vino de un trago. Luego se levantó del sofá.
"Me iré. Me iré aunque me pilles, asà que no me pilles"
"Ren"
Elena sacó la caja que contenÃa el colgante de la llave de oro.
"Gracias por el regalo. Lo guardaré"
Lo recibió por ahora porque no podÃa hacer la vista gorda, pero no creÃa que fuera suyo. Ella guardarÃa este objeto preciosamente hasta el dÃa en que se lo devolvieran.
"Es tuyo, asà que cuÃdalo. Oh, me olvidé de mencionar esto"
Ren, que se metió la mano en el bolsillo de forma torcida, sonrió.
"Feliz cumpleaños"
Salió del salón con una sonrisa más brillante que nunca. Elena sonrió débilmente en el silencio en el que se habÃa ido y llegó.
"Gracias, Ren"
Era un hombre que ella odiaba mucho. Incluso después de la regresión, ella trató de evitarlo sin encontrarlo si era posible. Pero los esfuerzos de Elena cambiaron mucho. Ahora sólo podÃa reÃrse porque no habÃa ninguna lección pasada que la preocupara.
Toc toc.
Elena reaccionó desde su mente.
"¿Cuándo te vas, todavÃa tienes algo que decir?"
Elena se levantó del sofá y giró la cabeza al oÃr abrir la puerta. Elena, que pensaba que era Ren, se quedó ciega ante la inesperada visita de Den.
"¿Sr. Den?"
"Cuánto tiempo sin verte, L"
Elena fue amable con él.
"¿Cómo has estado? Me sorprendió verte sin previo aviso"
"Su Majestad está esperando. ¿PodrÃa acompañarme?"
"¿Su Majestad?"
Elena asintió y salió del salón junto a Den. Ya consciente de la visita de Den, Hurelbard la siguió en silencio sin preguntar. Cuando bajaron por la puerta lateral, que sólo utilizaba el jefe del salón, les esperaba un carruaje ordinario.
"No he podido preparar el carro de protocolo porque estamos evitando las miradas"
"Está bien. Entonces, Den, ¿su Majestad está lejos?"
"No, está cerca"
Poco después de salir en un carruaje, la vibración de subir al suelo se detuvo.
"¿Ya hemos llegado?"
Den asintió, sacó su reloj, comprobó la hora y se sintió aliviado.
"Es un alivio. Puedo recogerte antes de que acabe el dÃa. ¿Nos bajamos?"
Elena, que bajó del carruaje junto a Den, se sorprendió del lugar.
"¿Aqu�"
Estaba frente a un edificio no identificado, cerca del salón. Cuando se quitó la tela, se levantó la entrada y las paredes del edificio de una sola planta, que parecÃa grácil y elegante.
"Entre y Su Majestad estará allÃ"
Con una sonrisa, miró a Den, recomendándola, y Elena miró a Hurelbard. Hurelbard dio un paso atrás, haciendo un saludo silencioso como si no fuera a seguirle.
Elena se dio la vuelta y se adentró en la entrada. Elena miró la escena en cuanto cruzó el pequeño puente y pasó la puerta doble, doblando la esquina.
"Ah"
Unas luciérnagas que parecÃan haber desplazado a las estrellas del cielo nocturno se extendÃan como la VÃa Láctea. El brillo llamó su atención y la fresca brisa nocturna revoloteó. El aroma de las flores reconfortó su mente y su cuerpo cansados. El sonido del agua, muy familiar, hizo que los oÃdos de Elena se sintieran cómodos. Era como si hubiera llegado al lugar de su infancia, cuando jugaba con los pies en un arroyo que fluÃa en lo profundo de las montañas.
Era un jardÃn increÃble que existÃa en el centro de la capital. Este lugar, que es artificial y contiene la belleza de la naturaleza intacta, se sentÃa como si se curara con sólo estar aquÃ.
"Elena"
Cuando Elena giró la cabeza, habÃa un hombre de pie con la espalda apoyada en el laurel.
"Su Majestad"
En el rostro de Sian iluminado por las luciérnagas, habÃa una sonrisa más clara que nunca.
"Feliz cumpleaños"
"Ah"
Su felicitación fue tan dulce que su corazón se conmovió. La nueva apariencia de Sian, que no habÃa visto en ningún momento, ni en su vida pasada ni en la actual, causó un revuelo.
"¿Qué te parece el jardÃn? He intentado que se parezca al de tu ciudad"
Lo preguntaba como si estuviera tranquilo, pero qué pasa si a ella no le gusta, Sian estaba preocupada. La sinceridad se le transmitió a Elena tanto como para no poder ignorarla.
"No hay nada que no me guste"
"Eso es un alivio"
Sian sonrió. Elena no podÃa apartar los ojos de su mirada entre las luciérnagas. Su sonrisa era tan natural que se preguntó si era una persona que sonreÃa tan bien.
"No lo sabes. Cuanto más me acercaba, más me alejabas"
"¿Lo hice?"
"Me apartaste como si estuvieras herido por mÃ. Hace más de un dÃa o dos que me quedé despierto toda la noche pensando que podrÃa haberte hecho una nueva herida que ni siquiera conocÃa"
"¡...!"
Los ojos de Elena se estremecieron ante la sincera confesión de Sian. Ella no sabÃa que su lucha por no seguir los errores del pasado harÃa sufrir a Sian.
"Por eso dudé"
"Su Majestad"
"Pero no quiero dudar más"
Sian miró a Elena y se acercó. Sian se situó a una distancia que podÃa ser alcanzada cuando él se acercaba. La distancia que Elena no alcanzó en su última vida, por mucho que lo intentara... Ahora Sian se estrechó y le tendió la mano.
"¿Quieres ser mi amante?"
"¡...!"
El corazón de Elena cayó como un golpe. Su corazón latÃa tan rápido que no podÃa controlarlo.
"No te voy a agobiar. Te prometo que mantendremos nuestro encuentro en secreto hasta que lo permitas"
"S-Su Majestad"
"¿Te reunirás conmigo as�"
La sincera confesión de Sian le hizo sentir que la barrera que ella misma habÃa construido se derrumbaba poco a poco. Poco a poco, era tan insignificante que no se notaba, pero se estaba resquebrajando claramente.
Sian se levantó con la mano extendida sin decir una palabra. Las luciérnagas se quedaron en la punta de sus dedos y le recordaron la distancia que habÃa entre los dos.
'Yo...'
Elena dudó. Ahora, que ha cambiado tanto en comparación con el pasado, estaba feliz y asustada por otro lado.
TenÃa miedo de repetir el mismo error. Como ahora habÃa cambiado, le preocupaba que la relación entre los dos, que empezó de nuevo, se enfrentara a una tragedia. Elena necesitaba un gran valor porque podÃa perder lo que habÃa acumulado de forma preciosa.
'Quiero coger esa mano'
Sin embargo, las emociones que habÃa reprimido eran abrumadoras. Se sintió patética cuando trató de no mirar sus heridas mientras se obligaba a apartarse, a evitar y a empujar.
QuerÃa cambiarlo. QuerÃa salir del pasado. Y querÃa ser honesta.
Elena puso sus largos dedos sobre la mano que Sian extendió. Las luciérnagas volaron al unÃsono como si lo hubieran prometido, bordando el aire bellamente como las estrellas en el cielo nocturno.
"Vamos a conocernos"
Elena se armó de valor y tomó la mano de Sian con fuerza.
"Vamos a conocernos. Puede que te decepcione, pero no te arrepentirás"
Estaban más lejos que otros para casarse. Les faltaba entenderse y eran torpes. Asà que ella querÃa empezar de nuevo. Como todos los demás. Elena querÃa corregir las asperezas.
Aunque no fuera necesariamente correcto, ella querÃa saber de esta persona. Aunque se arrepintiera, podrÃa guardarlo como un buen recuerdo.
"Ja... Jaja"
Sian se rió. Con la sonrisa más brillante.
"No sabes. Qué feliz soy. Estoy tan feliz que quiero abrazarte y correr por la capital como un loco"
"Por favor, ten cuidado"
Elena sonrió tÃmidamente. Lo que ella dijo. Ella no lo odiaba, que era tan feliz que incluso se olvidó de la condición de emperador.
"¿Quieres que caminemos juntos?"
"SÃ"
Sian amablemente llevó su mano a su lado. Los hombros de las dos personas que estaban juntas mostraban un presente diferente al pasado.
"Más tarde, te contaré mi historia"
"Pero ahora está bien"
"No, lo haré cuando tenga un poco más... Lo haré entonces. Cuando el recuerdo sea lo suficientemente denso como para desvanecerse"
Para entonces, todo habrÃa cambiado. El momento en que se quedó en el recuerdo del pasado fue tan patético. Esperando ese dÃa, Elena caminó por el jardÃn con Sian.
Sintió el calor de su mano durante mucho tiempo.
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