Reina de las Sombras 186
Guerra total (6)
"¿Has dicho mercenario?"
Hurelbard abrió mucho los ojos y preguntó de nuevo. Emilio, que estaba a su lado, también tenÃa menos expresiones faciales pero estaba sorprendido.
Elena dijo con calma.
"SÃ, las habilidades no son la máxima prioridad. EstarÃa bien que fueras un soldado. Alguien con la boca pesada y con disciplina. Señor, por favor, compruebe y seleccione"
Hurelbard asintió.
"Bien, ¿cuántos debo elegir?"
"Unos cincuenta"
"¿Quieres decir tanto?"
Era Emilio quien escuchaba la conversación. Teniendo en cuenta que los caballeros de los vizcondes ordinarios se organizan en una veintena, es el doble. Es un récord que no perderá por mucho que compitan los caballeros.
"Benefactor, ¿puedo preguntar para qué quiere utilizar a todos esos mercenarios?"
"Los usaré como cebo"
Emilio estaba perdido en sus pensamientos, meditando las palabras de Elena. Fue a deducir cómo se utilizarÃan los mercenarios como cebo.
"Esto no tendrá sentido de continuidad. ¿Qué demonios quieres pescar para usar ese tipo de cebo?"
"Es un pez gordo"
Una sonrisa significativa colgaba de la boca de Elena.
"El Gran Duque Friedrich"
"¡Ho!"
Emilio se sorprendió. Hubo una agitación en las pupilas de Hurelbard.
"El Gran Duque ya está aislado. Ahora que está en apuros, sus opciones son una estática. Estoy pensando en terminar esta larga lucha"
El gran marco y los cimientos del plan fueron proporcionados por el Emperador Richard. Elena se encargó de responder a la situación cambiante y de añadir peso para materializarlo, pero sin la idea del emperador Richard, habrÃa estado muy lejos de establecer dicho plan y de entrar en acción.
"Entiendo lo que quieres decir. No puedo entender el significado profundo del benefactor, pero prestaré especial atención al empleo de mercenarios"
Emilio era un hombre inteligente. Aunque Elena no tenga que hablar de ello, cooperará con el gremio para contratar en secreto hasta 50 mercenarios y evitar que estén en boca de la gente.
Hurelbard también inclinó la cabeza en un movimiento contenido. Se demostró a sà mismo con una acción más que con diez palabras.
"Señor, deberÃa tener especial cuidado. Usted es consciente de los ojos de la gente, pero el señor puede ser un objetivo del Gran Duque"
El estatus externo de Elena es L. Por lo tanto, ni siquiera el Gran Duque puede tocarla imprudentemente.
Sin embargo, Hurelbad era diferente. Como era miembro de la Orden del Gran Duque, su identidad y su rostro estaban expuestos. El Gran Duque dijo que ya habÃa clavado a Hurelbard como un caballero caÃdo en desgracia y emitió una orden judicial sumaria.
"Estoy bien. Me preocupa más que tenga que dejar libre el asiento junto a mi señora a menudo"
"No te preocupes por eso. Su Alteza dijo que enviarÃa al Caballero Bell"
Sólo entonces Hurelbard asintió con la cabeza como si estuviera de acuerdo. No sabÃa mucho sobre el caballero Bell, pero pensó que si los ojos de Sian estaban sobre él, tendrÃa la habilidad de lidiar con accidentes inesperados.
"Demos por terminado el dÃa entonces"
Elena salió del despacho tras la reunión. La cara de caminar por el pasillo hasta el salón estaba agotada. También es difÃcil formular un esquema para atraer al Gran Duque Friedrich, pero estaba cansada de participar en la conferencia organizada por el salón y emitir esta orden todos los dÃas desde la mañana.
"En momentos como éste, Ren se despierta y se anima"
Elena se rió amargamente. SentÃa que su sangre se secaba dÃa a dÃa.
"L"
Alguien impidió que Elena fuera a la habitación a ver a Ren. Era Mel.
"¿Pasa algo?"
Los ojos de Elena temblaban nerviosos cuando hablaba con ella en el pasillo, que rara vez aparecÃa. Le preocupaba que pudiera haber ocurrido algo malo.
"Se dice que el vizconde Spencer ha vuelto a la mansión"
"¿Qué?"
Elena abrió mucho los ojos como si no se lo creyera. El vizconde Spencer, que fue convocado a la Gran Casa, habÃa desaparecido. Mel no pudo encontrarlo aunque movilizó a la organización de inteligencia Majesti para preguntar todo. Se dice que el vizconde Spencer ha vuelto a la familia. No, para ser exactos, lo correcto serÃa decir que el Gran Duque Friedrich lo envió de vuelta.
"Hay que felicitarse porque ha vuelto sano y salvo, pero... no estoy seguro"
"Yo siento lo mismo"
"Ten cuidado. PodrÃa ser una trampa"
Casi la mitad de los vasallos de la familia Bastache fueron capturados por el Gran Duque. Incluso los Caballeros y los Caballeros Adjuntos están en desacuerdo entre sÃ, causando controversia, asà que ¿qué más hay que decir? Mientras tanto, la entrada de Mel en la mansión era probable que se convirtiera en algo peligroso. Esto se debe a que no es fácil de atrapar una cola debido a la naturaleza de la organización de la información que opera en la oscuridad, por lo que puede aprovechar esta oportunidad para organizarlo.
"Estoy pensando en ver al Vizconde en secreto en medio de la noche. No te preocupes, hemos preparado un estado activo en la mansión"
"De acuerdo. Por favor, no deberÃa haber pasado nada..."
La ansiedad de Elena aumentó. Ella era más consciente que nadie de la vileza del Gran Duque, por lo que no creÃa que hubiera dejado escapar al vizconde Spencer sin hacer nada.
"Lo informaré mañana. No te preocupes demasiado hasta que se confirme"
"Estaré esperando. Protegeré el lado de Ren, asà que cuÃdate"
Mel, que sustituyó la respuesta por una silenciosa reverencia, dobló el pasillo y desapareció de la vista. Elena enterró un poco de ansiedad en su pecho y encontró una habitación en el último piso. Ren estaba profundamente dormido en la cama de una habitación tranquila. En comparación con la primera vez, su complexión ha mejorado, pero no ha podido comer y no ha estado activo, por lo que se ha ido secando dÃa a dÃa.
"Deja de dormir. ¿Por qué duermes tanto tiempo? ¿Quieres verme morir de pena?"
Elena, que estaba agotada, refunfuñó. Su mirada ante el reproche de Ren parecÃa muy triste.
"¿No te cansas de dar la lata? Creo que abrirÃas los ojos porque no quieres que te regañen. Llevo todo el dÃa y toda la noche hablando sin parar y te va a salir una costra en la oreja"
Aunque Elena se decÃa a sà misma, Ren seguÃa en silencio. Siempre le tocaba hablar a ella. Los ojos de Elena, que miraban hacia abajo con ojos cansados como si estuviera acostumbrada, se dirigieron a la mano de Ren. La mano era tan fina y hermosa que no se podÃa creer que fuera una mano que cogiera una espada. Elena sujetó la mano con fuerza y rezó. Esperaba desesperadamente que su voz fuera un poco cálida y le ayudara a recuperar la conciencia.
"Por favor, abre los ojos. Ya es suficiente. Si te burlas de mÃ, puedes tomarte un descanso y burlarte de mÃ"
¿La desesperación de Elena tocó el cielo? La mano caÃda de Ren dio fuerzas. Ren sonreÃa impotente cuando ella giró la cabeza con sorpresa.
"¿Puedes... ragarme más?"
"¡Ren!"
Elena, que no podÃa superar las emociones abrumadoras, se precipitó hacia Ren. Elena se aferró con fuerza para no perder a Ren porque dudaba de que este momento fuera un sueño.
"¡Por qué te levantas ahora! Después de todo la salsa se ha derretido. Yo... ¿sabes cuánto tiempo he estado esperando a que abrieras los ojos? ¡No!"
Los ojos de Elena se humedecieron. Estaba abrumada por el hecho de poder ver a Ren y escuchar su voz.
"¿Me has echado de menos?"
Una broma tonta. Ella extrañaba mucho esa sonrisa. Dio las gracias a la Diosa Gaia por haberle dado la oportunidad de volver a verlo. Elena, que le dio un abrazo, le robó la mirada y le respondió.
"¿Quién ha dicho eso?"
"Está escrito en tu cara"
"No digas cosas raras. Estoy preocupada porque me obligaste a hacer esto"
Ren se rió. Tal vez porque acababa de recobrar la conciencia, parecÃa no tener energÃa en su sonrisa.
"¿Por qué es por mÃ? Sólo querÃa protegerte"
"SÃ, no me protejas. Dejémoslo. ¿Por qué quedarse ahÃ?"
"Eso no funciona. No veo que salgas herido aunque yo muera. Es mejor que yo salga herido en la misma situación"
El corazón de Elena cayó con un golpe cuando vio que Ren sonreÃa. Dijo que se lanzarÃa de nuevo por Elena si se daba la misma situación después de la muerte. Su sinceridad, que no mezclaba ni una sola pretensión, provocó una conmoción en el corazón de Elena.
Por eso. Ya no podÃa odiarlo a pesar de haberlo odiado en su vida anterior. Lo mismo ocurrÃa con Sian, y agradecÃa tener a Ren encerrado en el pasado.
"No hagas eso. Y si realmente mueres"
"Entonces moriré"
"Eso es lo que es"
Elena lloró los ojos. Odiaba que le hicieran daño tanto como lo agradecÃa.
"¿No es un buen final?"
"Qué estás diciendo realmente. Ya está bien. Deja de decir tonterÃas y haz una prueba"
A pesar de la breve conversación, la respiración de Ren se volvió inestable y áspera. Esta era la razón por la que su fuerza fÃsica se redujo significativamente al carecer de nutrientes mientras estaba inconsciente.
"No quiero dormir, pero tengo mucho sueño"
"Vete a la cama. Asà te pondrás mejor pronto"
Llegó el momento de que Elena trajera la manta desordenada y lo cubriera de nuevo. Ren, que cerró los ojos suavemente, la llamó por lo bajo.
"Elena"
"No hables, vete a dormir"
"Lo siento"
Elena se quedó mirando a Ren ante la repentina disculpa. Es que ella no tenÃa una buena idea de lo que él se disculpaba tanto como el tema estaba perdido.
"¿De qué te disculpas?"
"Del que te intimidó"
"..."
La conversación no pudo continuar más. Los labios de Ren ya no se abrÃan y sólo su respiración sonaba débil, como si se hubiera quedado dormido.
Elena se sentó junto a la cama y miró a Ren con ojos complicados. Aunque Ren no tenga recuerdos de su vida pasada, su disculpa a Elena, que vive en la extensión, ha llegado a significar mucho. Borró los restos de malos recuerdos que quedaban como migajas y, al igual que Sian, le permitió ver a Ren completamente de la forma en que lo habÃa visto y experimentado en esta vida.
"Gracias por tus disculpas. Por cierto, Ren"
Elena extendió la mano y le entregó a Ren el flequillo que bajaba por su frente. El toque fue más cariñoso que nunca.
"Ya te he perdonado"
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