Reina de las Sombras 142
Cosecha (9)
La expresión de Lorentz se distorsionó muy bien. Sonaba insultante porque era absurdo porque su oscuro subalterno estaba diciendo que lo castigarÃa.
"¿Un caballero de la traición? Te he aceptado, en los caballeros, que no tenÃan fundamento, y has perdido el sentido de la razón. Es un espectáculo"
"..."
"¡Escúchame, Hurelbard! El caballero de la traición no soy yo, sino tú. Ni siquiera sabes que tu dueña es una falsa princesa. Es un acto de traición al Gran Duque al poner una espada en mÃ!"
A pesar de la amenaza de Lorentz, Hurelbard no cambió su rostro en absoluto. Levantó repetidamente la espada y mostró determinación.
"Esta es mi caballerÃa"
"¿Qué?"
"Mi señora es la única. Traicionarla es la más vergonzosa deshonra para mÃ"
"Tú, este bastardo... ¡Lo sabÃas todo desde el principio!"
Los ojos de Lorentz se tensaron. Ahora comprendÃa que la situación iba de forma brusca. Se habÃa planeado alejarlos a él y a Hurelbard del salón con el pretexto de ser sensibles ante el tercer concurso. En lugar de sorprenderse de que Elena desapareciera, cerró la puerta del salón y mostró hostilidad como si hubiera esperado.
Lorentz apretó los dientes. La rama estaba eclipsada por el antiguo miembro de la tribu de las praderas, que no podrÃa haber entrado en los Caballeros del Gran Duque sin la recomendación de su predecesor.
"Por eso no aceptas nada sin fundamentos. Tú o la perra de los menesteres"
Lorentz sacó la espada que llevaba en la cintura. Una energÃa afilada, escalofriante y sombrÃa salió de la hoja. VivÃa.
"Si te torturo, puedo dar con el paradero de la falsa princesa"
Las cosas fueron peor de lo que Leabrick temÃa, pero Lorenz mantuvo la calma. PertenecÃa a los Primeros Caballeros, que estaban clasificados como una élite dentro de la Gran Casa. En cuanto a sus habilidades con la espada, era lo suficientemente excelente como para estar entre los cinco primeros de la Primera de Caballeros.
"¿Sabes que la falsa princesa cometió un error?"
"..."
"El que te dejó aquÃ. Nunca me vencerás"
Tan pronto como las palabras terminaron, Lorentz pateó el suelo y se lanzó. Su espada, que inundó a Hurelbard a una velocidad mayor que la del rayo, fue desenvainada en diagonal.
¡Hwek!
Hurelbard se puso en ángulo y soltó el ataque. La hoja pasó de largo, rozando el pecho. El primer golpe acabó en fracaso, pero Lorentz se conformó con romper la postura de Hurelbard. Fue porque tiene el impulso más importante. Cada vez que la espada de Lorentz cortaba el aire, un sonido de ondas estallaba en la sala.
"¿Cuánto tiempo vas a evitarlo?"
"..."
"No sé si puedes castigarme con una actuación tan pobre"
Lorentz, que sobrepasó la lÃnea de salida y avanzó sin descanso, se reÃa. Lo viera quien lo viera, Lorentz tomó la delantera en este juego. Hurelbard ni siquiera podÃa responder adecuadamente frente a la espada tormentosa de Lorentz y se ocupaba de esquivarla.
"¿Puedes lograr esquivarla... aunque te corte las piernas?"
Lorentz estaba muy animado. Como demostraba la abrumadora diferencia de habilidades, se consideraba cuestión de tiempo que Hurelbard fuera derrotado. No era arrogancia, sino la realidad. Lo mirara quien lo mirara, Hurelbard estaba perdiendo terreno, y estaba tan cerca como de pisar hielo fino.
"¿Esta es sólo tu fuerza?"
"¿Qué?"
"Entonces estoy decepcionado"
"Un bastardo descarado"
Lorentz reÃa y reÃa. Mientras vivÃa su boca estaba viva. Sólo parecÃa que el ratón acorralado iba de farol.
Teuk.
Una lluvia de cuchillas llevó a Hurelbard a la pared. Además, Lorentz, que se adelantó al espacio suficiente para que Hurelbard pudiera defender su cuerpo, sacó la espada con un movimiento casi perfecto. Apuntó exactamente al muslo derecho de Hurelbard desde el lateral.
"¡...!"
En ese momento, a Lorentz se le heló la columna vertebral. Los escalofrÃos nerviosos de todo su cuerpo se desbordaron.
¿Qué es esto?
Se sintió inquieto, pero el golpe no se detuvo. Cuando la espada estaba casi tocando el costado de Hurelbard, intentó sacudirse la ansiedad realizando un ataque. Sin embargo, ese juicio le llevó a una situación irreversible.
"IncreÃble"
Lorentz se miró el abdomen con ojos incontrolablemente temblorosos. Una frÃa hoja parecÃa asomar por detrás de su cintura a través de su abdomen. Ni siquiera vio el movimiento, y no entendÃa dónde habÃa puesto la espada.
¿Imagen Residual?
Hurelbard pareció detenerse en los ojos de Lorentz con un movimiento tan brusco que no podÃa ser bueno para la vista.
E-eso es ridÃculo... Para los de la tribu de las praderas que no tienen fundamento...
Lorentz creció escuchando la palabra 'genio' desde que era joven. Aún asÃ, el récord del caballero más joven que recibió a la edad de 18 años no se ha roto. Entonces no pudo recibir un golpe de Hurelbard. No era una diferencia de un solo hombre, sino una brecha abrumadora. Incluso el comandante de la primera división del Gran Duque que era una habilidad fenomenal que no se podÃa garantizar para ganar.
Hurelbard miró con indiferencia a Lorentz. El hecho de que Hurelbard diera por sentada la victoria hizo que Lorentz se sintiera más miserable.
"Este bastardo... Cof cof"
La sangre volvió a fluir cuando la hoja, que se sentÃa frÃa, se clavó en su carne y en su abdomen. Fue el momento en que no pudo soportar la sangre que fluÃa de vuelta por su boca.
"Arriba"
Hurelbard metió su pañuelo en la boca de Lorentz. La sangre que volvÃa a fluir enrojeció el pañuelo. Era un acto insultante que incluso parecÃa reÃrse de la muerte, pero a Lorentz no le quedaba resistencia. Mirándole asÃ, Hurelbard dijo sin dudar
"El castigo de la dama es el descanso"
El descanso de la muerte.
"Pero, no creas que este es el final. Pagarás por los insultos de mi señora. En el camino de la tribu de las praderas que descuidaste"
Hurelbard tenÃa una mirada de miedo que nunca habÃa mostrado. No sabÃa lo que estaba tratando de hacer, pero podÃa ver que nunca serÃa algo bueno.
Viz-Condesa, quiero que sepa la verdad...
A pesar de la conciencia borrosa, la idea de ir a Leabrick persistÃa en su cabeza. Pero su cuerpo moribundo se desplomaba, traicionando su voluntad. Hurelbard, que vio que se quedaba sin aliento, sostuvo su cuerpo cayendo con una mano. Luego, sacó un pañuelo de más y lo clavó en la zona donde estaba incrustada la espada. Era una medida para evitar que la sangre saliera lo más posible.
Elena dio instrucciones de no dejar ningún rastro. Por eso Hurelbard no se enfrentó a Lorentz y apuntó a una brecha en el proceso de dominar a Lorentz. Era casi imposible que pudiera salir si los guardias se reunÃan después de escuchar el sonido de la espada y el sable chocando entre sÃ.
"TodavÃa queda mucho camino por recorrer"
Hurelbard reprendió su habilidad por la falta de disciplina. Era bueno evitar deliberadamente un juego cerrado, inducir a Lorentz a bajar la guardia y luego dominarlo. No era tan difÃcil, ya que la diferencia de habilidades era muy grande. El problema estaba en las manos. Estaba tan emocionado por insultar a Elena porque era una niña de baja cuna, que mostró una reacción violenta sin darse cuenta. Debido a su impacto emocional, vio más sangre de la esperada y mató a Lorentz.
"No me importa que me insultes y me escupas a la cara. Pero no puedo perdonarte que insultes a mi señora"
El cuerpo frÃo de Lorentz fue arrastrado hasta la chimenea. La sangre de la zona de la espada empapó el uniforme de Lorentz. HabÃa actuado con una toalla de mano, pero si esperaba, la sangre caerÃa al suelo.
Hurelbard agarró el candelabro y lo manipuló como le dijo Elena.
¡Chak!
Sonó justo, y la pared del interior de la chimenea se abrió, revelando un pasaje secreto. Hurelbard se dirigió al pasadizo secreto para evitar golpear el cuerpo de Lorentz con la espada. Luego miró dentro del salón y buscó cualquier rastro que pudiera haber dejado, y desapareció en el pasadizo secreto.
Kung.
La pared de piedra detrás de la chimenea se cerró y volvió a su forma original. El salón estaba tan tranquilo que era increÃble que hubiera una perturbación. Como si no hubiera pasado nada.
***
Elena avanzó por el sombreado pasillo secreto. Era difÃcil no tener una sola luz, pero no era fácil acelerar porque el interior estaba hecho tan complicado como un laberinto.
"May, aguanta. Pronto podremos salir"
Elena consoló a May, que se esforzaba detrás de ella. DebÃa ser duro para ella cargar con Anne, que habÃa perdido el conocimiento, pero debÃa ser agobiante caminar por un estrecho pasadizo secreto sin visibilidad.
"Estoy bien, no te preocupes"
Elena, que sintió pena por May, que respondió con valentÃa, volvió a avanzar. Cuando el interminable silencio y la oscuridad le oprimÃan lentamente el pecho, se oyó el sonido del agua fluyendo desde lejos. El rostro de Elena tenÃa una luz brillante.
"Creo que ya casi hemos llegado"
HabÃa un total de dos salidas a través de pasillos secretos. Entre ellos, el primer pasaje era esta vÃa de agua subterránea. Elena miró de cerca y la corriente no era tan fuerte. La profundidad del agua era asà de profunda, por lo que un cuerpo de tamaño adulto era justo para ser puesto.
Se dice que si dejas tu cuerpo a esta corriente, podrás escapar de la capital de inmediato.
Muy poca gente sabe que tal agua subterránea fluÃa bajo el palacio imperial. ¿Quién iba a pensar que se utilizarÃa para una huida de emergencia aunque lo supieran?
'Desgraciadamente, este no es el camino'
Sin embargo, Elena no se sumergió en el agua subterránea. Se decÃa que podÃa escapar de la capital de una vez, pero era imposible saber exactamente a dónde irÃa. HabÃa un rÃo que se estimaba aproximadamente, pero teniendo en cuenta que habÃan pasado cientos de años desde que se construyó el palacio, no habÃa certeza de que el cauce subterráneo no se hubiera dañado. Incluso si realmente salÃa a salvo, era demasiado para sacar a Anne sin conciencia.
"Vayamos por allÃ"
Elena eligió la segunda salida. En lugar de usar la corriente para escapar a la parte exterior de la capital, era una forma de escapar al palacio usando una brecha entre las paredes exteriores e interiores del palacio.
'Ya debes estar loco'
¿Tal vez el palacio estaba al revés? Elena, la doncella y el caballero que esperaban en el salón para el tercer concurso habrÃan desaparecido.
Eso no es todo. El carruaje de Elena volvió a la Gran Casa, y el emperador Richard abrió una hora de té no programada para retrasar la competición. Sian, que se resistÃa a elegir a la princesa heredera, se fue de caza. Las necesidades disfrazadas de coincidencias se producÃan como una reacción en cadena, desbaratando al Gran Duque, que la habÃa estado vigilando.
'Todos deberÃan hacerlo bien...'
Elena se tragó su ansiedad. Aunque se esforzó en planificar cuidadosamente, nada es perfecto. Como es algo que hacen los humanos, siempre hay variables.
"Aquà está"
Al final del pasaje secreto, Elena, de pie frente a un muro sin salida, tanteó la pared de piedra. Empujó los ladrillos de diferentes texturas que llegaban a la punta de su mano. Poco a poco, el muro de piedra se abrió y la luz se filtró. Cuando May, que habÃa dejado a Anne en el suelo, se adelantó y ayudó, el muro de piedra se abrió lo suficiente como para absorber su cuerpo.
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