Miércoles, 09 de Junio del 2021

Princesa de dos caras 63

"Así que tengo que ser imprudente. Si no, no puedo tener nada. Además, cuando sea peligroso, puedes protegerme"

Apollonia rió despreocupadamente.

No tenía intención de echarse atrás. Hasta que no encontrara lo que quería, iba a dejarse en manos del destino.

Uriel sonrió con amargura. Si ésa era su elección, él no podía hacer nada. Tenía que protegerla de su destino.

***

Mientras tanto, en la mansión de Diaman, tuvo lugar una conversación mucho más siniestra.

"Cumplí mi promesa, así que por favor déjame ir"

La mujer retrocedió unos pasos ante el hombre bajito y con barba que tenía delante.

Parecía unos diez años más joven de lo habitual, pero debido a su aspecto astuto y su pequeño físico, tenía un aspecto horrible.

Llevaba meses molestándola insistentemente. Después de rechazar sus innumerables peticiones, ahora estaba secuestrada.

"Bueno, te lo prometí, pero no recuerdo haber dicho que realmente te dejaría ir"

El hombre enano, el vizconde Diaman Mason, dio un paso hacia su figura sollozante, con los ojos encendidos por la lujuria, como si la hubiera estado alimentando durante los últimos meses. 

"Amoreta, reconsidera mi oferta. Te daré una oportunidad más. He visto muchas mujeres hermosas en mi vida, pero nunca había visto una chica como tú"

Su mirada lasciva le ponía la piel de gallina cada vez que pasaba por su lado.

Amoreta era una Bella. Sin embargo, tenía tal belleza que ni siquiera el discurso florido podría ser suficiente para describirla.

"¿No te he dado ya una medicina para que parezcas joven?"

"No quiero parecer joven, quiero ser joven. No cumpliste del todo mi petición"

El vizconde Diaman se rió con malicia. Siempre sentía una extraña satisfacción al ver el rostro fruncido de Amoreta.

Ella no era de Lishan. Hace unos meses, vino a Lishan para huir de alguien y le llamó la atención. El vizconde Diaman, que se dedicaba a un estilo de vida licencioso y presumía de tener buenos ojos para una mujer, casi se volvió loco en cuanto vio su cara.

No sólo su rostro. Tenía una coquetería natural, una figura seductora. Sus gestos con las manos, sus pasos, su aroma... no podía apartar los ojos de ella.

Por eso trajo a la mujer a su mansión. Amoreta se habría drogado si se tratara de una mujer bonita cualquiera, pero él quería que se quedara voluntariamente con él durante mucho tiempo. La trajo diciendo que necesitaba una maga. Luego le ofreció una condición ridícula.

"Haz una espada para atacar y defenderte en diez días. Suficiente para ser usada en la batalla. Eres una bruja, así que no digas que no puedes. Si fallas, consideraré que aceptas ser mi mujer"

Hasta donde él sabía, no existía tal cosa en el imperio. Si realmente existiera, se habría hecho famoso. Así que proporcionó a la mujer los materiales que necesitaba y fingió esperar 10 días.

Al décimo día, apareció frente a ella, vestido con ropa bonita.

"Toma, ríndete ya y cógete a mis brazos... ¿eh?"

Cerró los ojos esperando que la mujer le cogiera la mano, pero en su lugar fue una fría hoja la que tocó su mano. Amoreta tenía una espada en la mano, distanciándose de él.

"¡Qué demonios es esto!"

La espada voló. Su habilidad como espadachín y su fuerza, oxidada por el desuso, no pudieron seguir el ritmo. Al final, tuvo que tumbarse un rato para recuperar el aliento. Aguijoneado por el orgullo, aumentó la ridiculez de sus exigencias.

'Haz un perfume para expulsar a los monstruos'

'Haz una medicina para que mi voz sea como la de una mujer'

"¡Mi voz se ha vuelto extraña! Haz el antídoto"

Ella llevó a cabo sus estúpidas y ridículas peticiones sin rechistar. Poco después, cuando ella consiguió desarrollar una medicina que le hacía parecer 10 años más joven, Diaman no tuvo más remedio que admitirlo.

Amoreta era un genio. Un genio de la farmacia y la hechicería.

Quería arrancarse los pelos por la frustración, así que decidió usar la fuerza.

"Si no puedes devolverme la juventud, debes ser mi mujer"

"Deberías ser más elaborado con tus peticiones. Si naciste hace 40 años, entonces tienes 40 años. ¿A qué te refieres cuando pides juventud en lugar de apariencia juvenil?"

"¡Me refiero a la fuerza bruta! ¡Una energía adrenalítica e implacable! ¡Una energía irresistible! ¡Ya no puedo sentir eso!"

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