Llora Hermosamente 35
Traducción Coreano - Español: Asure
"Se dice que Cesare Primula fue la nueva adopción del Conde cuando se volvió a casar. Es hijo por parte de su madre, asà que no se mezclan por sangre"
A Akkard no le gustó que se mencionara a Damia en esta conversación para nada. Por lo tanto, sólo recitó un breve informe sobre Cesare.
Pero Heinrich no se rindió dócilmente. ¿Acaso no son iguales los intereses de todos los jóvenes? Sonrió astutamente y naturalmente, hizo que Damia volviera al tema.
"¿Está bien? El conde Primula se volvió a casar. A la señorita le debió dar mucha vergüenza tener de repente un hermano mayor"
Estaba muy, pero muy avergonzado.
Akkard habÃa sentido por primera vez la extraña atmósfera que fluÃa entre Damia y su hermanastro. Pero Heinrich, ajeno a esto, sólo se ocupaba de satisfacer su curiosidad.
"Entonces, ¿has conocido a la señorita Primula en persona? ¿Qué te parece?"
"...... Es una belleza, sin embargo...."
Al final, Akkard no tuvo más remedio que responder a los persistentes mordiscos y desplantes. El ligero fruncimiento de sus fuertes cejas parecÃa muy incómodo en este tema.
"¿Por qué tienes ese aspecto? Sir Akkard, por favor...... ¿No me digas que ya la haz tocado?"
Tampoco esta vez hubo respuesta. Fue entonces cuando Heinrich se dio cuenta demasiado tarde. La persona con la que estaba hablando ahora era el semental llamado 'Akhal Teke' en los cÃrculos religiosos de la capital.
"¡Oh, Dios mÃo, Akkard Valerian!"
Se secó la risa, con los ojos muy abiertos y la lengua fuera.
"Realmente no tienes más remedio que respetarte como a un compañero. ¿Cuánto tiempo ha pasado desde que llegaste que ya has capturado a la más bella del norte?"
Las palabras de Heinrich eran un cumplido sincero, pero el humor de Akkard empeoró al oÃrlo.
Eso es lo que capturó
El llamado "comer y freÃr" era sólo Akkard. ¡Qué sorpresa, para la inocente Damia Primula, que fue el primero en experimentarlo!
Cada vez que pensaba en ello, su autoestima estaba herida, su ira estallaba y su corazón latÃa con fuerza. Sin embargo, aunque fuera por error, si hubiera abierto la boca ante este hecho, el futuro serÃa evidente. Heinrich habrÃa estado aterrorizado por esta charla durante la siguiente década, más o menos, después de un motÃn.
'Maldita sea. Me siento como si me tomaran el pelo'
Si la estrategia de Damia Primula era rodar sobre su cuerpo, estaba claro que era una traidora natural. Gracias a ella, su cabeza daba vueltas.
Pensando asÃ, Akkard sintió una desconocida sensación de derrota. Para compensar a Damia por esto, tenÃa que terminar este informe rápidamente.
"La señorita Primula que vi no tenÃa muy buena relación con su hermanastro Cesare. Asà que, por su parte, las probabilidades de que se convierta en una gran fanática de la Gran Guerra son extremadamente bajas. Pero por si acaso, voy a investigar un poco más"
"De acuerdo. Permanecer cerca de ella te dará la oportunidad de acercarte a Cesare. Naturalmente, será más fácil desenterrar la parte trasera de la Gran Guerra"
Terminó Akkard, Heinrich asintió con satisfacción. ParecÃa que se habÃa acostado por error con Damia para sacar información.
Estaba agradecido que lo malinterpretara asÃ. Akkard mantuvo la boca cerrada. Entonces Heinrich, que se sintió mejor de lo que esperaba, dijo lo que quiso.
"Ya seas un chico guapo o algo asÃ, intenta usar bien a la señorita Primula usando lo que sea. Para que el pobre sur no sufra la contaminación. Después del trabajo, puedes tomar su bonita mano y subir juntos a la capital"
Tras terminar su discurso, Heinrich sonrió satisfecho, mostrando sus dientes delanteros manchados de chocolate. Gracias a ello, parecÃa que se oÃa el eco de la familia real, pero Akkard se quebró y no contó este hecho. Sin quererlo, fue su pequeña venganza por Heinrich.
"Entonces nos vemos en el próximo informe regular, Sir Akkard"
Finalmente, el canal de comunicación mágica se cortó. Akkard dejó la herramienta mágica en su mano y frunció el ceño.
"Intenta usar bien a Damia"
Si pudiera hacerlo él mismo, parecerÃa que lo harÃa sin deseo. Pero Damia era una mujer que realmente no querÃa. Era muy difÃcil de tratar porque no habÃa nada que esperar o esperar de ella.
"Chack"
Akkard chasqueó la lengua mientras sentÃa que se le revolvÃa el estómago. En ese momento, sintió de repente una sensación que habÃa alguien en el pasillo fuera del dormitorio.
'¿Eres el mayordomo?'
pensó Akkard despreocupadamente. Desde que llegó al Norte, no pudo dormir bien. Puede que su entorno haya cambiado, pero no era lo único.
Como los machos superiores suelen tener un fuerte deseo reproductivo, Akkard también lo tenÃa. Su cuerpo varonil y bien entrenado pronto se pondrÃa caliente. Al fin y al cabo, en la capital las mujeres siempre se abalanzaban sobre él, por lo que era relativamente fácil saciar la lujuria.
'Excepto esa mujer'
Murmuró Akkard para sà mismo, molesto. Era un hombre con un claro sentido de los objetivos. Por lo tanto, no tenÃa intención de utilizar a otra mujer como alternativa porque con Damia no puede hacer lo que quiere de inmediato. Esa era la mentalidad de los perdedores
Sin embargo, su deseo sexual seguÃa siendo el mismo, por lo que Akkard a menudo tenÃa problemas por la noche. Aunque tiene un cuerpo de señorita, haga lo que haga, ese deseo de aplastar a la fuerza a esa mujer no tiene par.
"Pobre maestro. Parece que lo estás pasando mal porque te has cambiado de cama"
Sebastián, que no sabÃa nada, se compadecÃa de su Maestro. Asà que, por la noche, solÃa llevarle leche caliente o té de hierbas para ayudar a dormir.
Akkard, que pensaba que esta vez serÃa igual, abrió la puerta sin querer. Sin embargo, lo que encontró allà no fue su mayordomo, sino Damia.
"Ah......."
La persona que supuestamente estarÃa durmiendo, estaba de pie frente a la puerta. Y con una expresión muy compleja y sutil.
"Lo, lo siento. Es que... Me he despertado y el mayordomo me ha dicho que esta es tu mansión. Originalmente, era tarde, asà que iba a venir mañana... Estaba segura que te gustarÃa que te dé las gracias, el mayordomo me envió ......."
Damia, que siempre estaba tranquila, tartamudeó avergonzada, no como la ella habitual.
En el momento en que se encontró con esos temblorosos ojos azules, Akkard se dio cuenta instintivamente. El hecho de que Damia captara algunas conversaciones que iban y venÃan por la videoesfera.
Y también lo descubrió. Definitivamente no fue su intención, pero Akkard se dio cuenta que habÃa escuchado.
"...... Lo siento mucho"
Akkard, que habÃa dicho palabras incoherentes de Damia, finalmente comprendió la situación. Gimió con voz audible.
"Maldita sea, Sebastián..... !!"
Además, deberÃa haber corregido antes el malentendido del mayordomo. Estaba ocupado, asà que lo dejó estar.
Sebastián, que entendió mal que Damia tenÃa una relación especial con él, se empeñó en ayudar a la primera relación amorosa de su Maestro.
Se mostró muy atento hasta que Damia se levantó, se lavó y tomó sopa y medicinas. Pero en cuanto se recuperó un poco, la empujó suavemente hacia atrás.
"Ahora, ¿Qué tal si le das las buenas noches al Maestro antes de irte a la cama? ¿SÃ? ¿Es tarde? No te preocupes por eso. No importa la hora a la que lo visite la señorita, ¡el Maestro querrá! ¡SÃ! Será feliz"
Damia vio que Sebastián sonreÃa al decir eso y le entró un sudor frÃo. Evidentemente, era un viejo mayordomo con una impresión amable y educada, pero sentÃa una fuerte sensación de presión. SentÃa como si le acariciara la espalda con una mano invisible.
Cuando volvió en sÃ, ya estaba en el pasillo. Al ver la oscuridad que caÃa fuera de la ventana, Damia dudó y miró hacia atrás. Pero la ruta de escape ya habÃa sido firmemente bloqueada por Sebastián.
"Si subes un piso más desde aquÃ, es la habitación del Maestro. Camina tranquila y usa las escaleras que podrás ver"
Sebastian sonrió y señaló directamente en la dirección. En este punto, era difÃcil volver atrás. Damia se encogió de hombros y tartamudeó hacia él.
"Sigh"
Un complicado suspiro escapó de la boca de Damia. No recordaba lo que habÃa ocurrido en el carruaje. Se debió a una fiebre en el camino y se desmayó
Pero parecÃa que la situación se entendÃa a grandes rasgos. Akkard le quitó la ropa y le dio una profunda caricia que calentarÃa su frÃo cuerpo. Y después de eso.....
'Yo lo hubiera hecho. Tal vez'
El rostro de Damia se ensombreció. Debieron pasar varios dÃas, pero cuando se despertó de la cama de enfermos, tenÃa las piernas doloridas. Los músculos de la parte interior del muslo, que normalmente no usaba, adormecidos y el interior de mi cuerpo parecÃa dolerle.
Sinceramente, no se sentÃa bien. La última vez la empujaron fuera de la taquilla de esa manera y ahora incluso hasta la cama de enfermos. Akkard era realmente un hombre egoÃsta y malo que sólo era fiel a sus propios deseos.
"No más... ... No quiero involucrarme con él"
Damia se conocÃa bien. Era tan seria y anticuada que nunca podrÃa ser sincera con nadie. Porque era una mujer muy pesada que no conocÃan a la ligera.
Pero Akkard era todo lo contrario a ella. Por lo tanto, cuanto más se topaba con él, más cortará y herirá a la propia Damia y será un lÃo. De las cosas ligeras y las cosas serias, esta última es la que siempre pierde en una relación.
'Vale, ve a saludar que de todas formas tengo que preguntar por la colada'
Si era Akkard, ni siquiera sabÃa la identidad de la 'cosa' que Louise estaba tratando de dar a Cecil. Después de preguntar por ello, iba a dejar este lugar tan pronto como el sol saliera mañana.
No importaba si Akkard respondÃa lo que sabÃa o si fingÃa no saberlo y ocultaba la información. Después de todo, Damia iba a hacer todo lo posible para proteger a Cecil.
'Y mañana, si dejo este lugar.......'
Es entonces cuando no volverá a involucrarse con Akkard Valerian.
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