PDDC 131

Martes, 05 de Abril del 2022

Princesa de dos caras 131

"Ganar la competición de caza es más significativo de lo que crees. Y tú tienes talento en muchos aspectos. No me refiero sólo a la habilidad con la espada".

Lo decía en serio. Aparte de la habilidad con la espada, él era más rápido juzgando y manejando situaciones que cualquiera que ella conociera.

"Vayan juntos al territorio. Aprended todo lo que aprende Caelion y, si es posible, superadlo. Tú también deberías crecer a su lado. Para que puedas volver a mí cuando llegue el momento. Para que tu honor y tu habilidad puedan ayudarme".

Uriel volvió a permanecer en silencio durante mucho tiempo. Pronto, cuando su boca se abrió, preguntó una cosa: "¿Es eso lo que quiere Su Alteza?"

"Así es".

"¿De verdad? ¿Eso te hace feliz?"

Felicidad.

Era una palabra que nunca pasó por la mente de Apolonia. Todo lo que ella conocía era la supervivencia, la victoria o la venganza.

Pero tal vez era la misma cosa.

"Sí".

Al escuchar su respuesta, asintió lentamente. "Cumpliré tu orden. Pero..." Dio un paso más cerca de Apollonia.

La barbilla de él y la frente de ella casi se tocaron. Su corazón latía ligeramente más rápido que antes. Apollonia intentó dar un paso atrás, pero la mirada de Uriel la congeló.

"Por favor, recuerda. Sólo me muevo por Su Alteza. Si juzgo que este método no ayuda en nada a Su Alteza, volveré con usted sin importar lo que diga". Sus ojos oscuros del color del mar miraron a Apollonia, que seguía inmóvil. "Puede que el gran duque que está dentro de esa habitación haya jurado escuchar las órdenes de Su Alteza por el resto de su vida, pero yo sólo dije que protegería a Su Alteza".

Tras responder, salió primero del pasillo, dejando a Apolonia allí sola.

***

"No se quemó..." Paris se sentó en un caballo con un arco en una mano, murmurando. Para no perder la presa escondida en el frío, sus ojos sólo miraban al frente.

"Es la primera ocurrencia en cientos de años, por lo que todo el imperio está alborotado. Algunos incluso dicen que podría ser el próximo emperador".

"Ese es un rumor repugnante". Paris apretó los dientes al escuchar el mensaje transmitido por su sirviente. Sus ojos marrones claros, que no se parecían a los del emperador ni a los de la princesa Elenia, brillaban con una luz feroz. "¿Qué hay de Nia? He oído que tiene quemaduras en los brazos y las piernas".

"Así es. Se desvanecerá con el tiempo, pero no se puede curar del todo. Docenas de personas la vieron".

París se rió.

La tía Petra estaba equivocada. No sabía que había un tigre porque estaba preocupada por el zorro.

No habría sido extraño que una persona tuviera cicatrices de quemaduras, pero no era el caso de una familia real. Durante mucho tiempo, los sucesores imperiales trataron de ocultar sus marcas de quemaduras. Nadie pensaría en la princesa, que tenía cicatrices de quemaduras por todo el cuerpo, como sucesora.

"Pensar que me molestaba un niño tan inútil...."

"He oído que la duquesa retirará a todos los espías que plantó cerca de la princesa".

"Eso es natural. Y ese bastardo de Evinhart... puedo lidiar con él lentamente". Sonrió fríamente.

No importaba cuál fuera su linaje o lo bien que se desempeñara en la competencia de caza, no era más que un jovencito sin un solo guardián. Habría muchas oportunidades para deshacerse de él. Paris galopó hacia el bosque. Montar a caballo y cazar eran los mejores métodos para deshacerse de los pensamientos complicados.

"Su Alteza, hace frío afuera. ¿Qué tal si volvemos ahora? Creo que va a nevar pronto".

"Qué ruidoso". Paris galopó sin rumbo. Quería deshacerse del criado que no paraba de darle la lata. "¡Jajaja!"

Después de galopar durante mucho tiempo, cerró la boca de repente. Vio a alguien desplomado en el camino del bosque. A primera vista, parecía ser una mujer joven.

"¡Su Alteza! ¿Está usted bien?"

"¿Qué... es eso un cadáver?" Molesto, hizo una seña al sirviente para que lo limpiara.

'Está frío. De todos modos, morirás pronto'.

No tenía tiempo para deshacerse de un cadáver. El sirviente asintió, se bajó del caballo y levantó ligeramente el cuerpo de la mujer.

"...Espera". Cuando el rostro de la mujer quedó al descubierto, Paris se tensó de inmediato. "Gira su cara hacia aquí".

En ese momento, casi dudó de sus ojos.

El rostro de la mujer derrumbada era más hermoso que cualquiera que hubiera visto en su vida. Su pelo largo y brillante complementaba sus rasgos perfectamente armonizados y su piel impecable. Era difícil que alguien apartara los ojos de ella.

"¿Está muerta?"

Había ordenado a su criado que se deshiciera del cadáver hacía un rato. Pero como si lo hubiera olvidado, Paris tenía una voz llena de preocupación.

"Sólo se ha desmayado".

"Hazte a un lado". Empujó al sirviente y abrazó a la mujer en su lugar. "Viendo tu complexión, debes haber viajado mucho. Creo que te has desmayado de agotamiento".

Paris hizo una seña al criado para que trajera la botella de agua que colgaba de su montura y la acercara a la boca de la mujer. Tras varios intentos, los labios de la mujer parecieron moverse ligeramente y tosió.

"¿Estás despierta?" Apoyó a la mujer cariñosamente, como si viera a su antigua amante.

"Cof cof cof... ¿quién eres...?"

Su voz era ronca, pero Paris sintió que incluso su tono era cautivador y puso una suave sonrisa en sus labios. “No tengas miedo. No sé cuáles son tus circunstancias, pero quiero que sepas que ahora estás en buenas manos”.

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