La Princesa Monstruosa 78
Un dÃa la monstruo dijo (3)
Ese dÃa, Marina se quejó durante mucho tiempo de que le sorprendió vernos desaparecer a Gerard y a mà mientras iba un rato al baño en la biblioteca.
Afortunadamente, el criminal al que pillaron usando artes prohibidas aquel dÃa era una persona soltera y sin familia. Por lo tanto, nadie entró en la Sala de la Noche Blanca para adoctrinarlo. Dijo que el niño al que pretendÃa hacer una ofrenda era un niño de una familia vecina con el que mantenÃa una amistad habitual. Los padres de los niños se sorprendieron al oÃr que su hijo iba a ser utilizado como ofrenda para las artes prohibidas.
Poco después, otra grieta apareció en el cielo de Camulita. Allà no fui directamente a resolver el monstruo. Esta Princesa de Todo es una mujer muy ocupada y no podÃa dedicar tiempo a cada grieta que aparecÃa.
Querida Primera Princesa Muchas gracias por asistir hoy a la reunión académica. La nueva fórmula mágica que nos diste tu opinión en el camino fue muy original!"
"Cierto, ha sido un momento impresionante. Por favor, ¡vuelve la próxima vez!"
"SÃ, gracias a todos".
Ha pasado una semana desde el dÃa en que el primer pecador en mucho tiempo utilizó las artes prohibidas.
Hoy acababa de asistir a una reunión académica de la Academia. Originalmente no era inusual para mà asistir a presentaciones académicas como esta en academias e instituciones de magos. Era frecuente que presentara en persona una nueva fórmula mágica desde el principio.
En muchos casos, cada vez que me recluÃan en el palacio de la Primera Princesa debido a un caso grave de fiebre de mago, exprimÃa una fórmula mágica mejorada con la cabeza entre las manos, pensando que si me pillaban con el más mÃnimo acento por mi enfermedad, me atraparÃan.
"Vamos al Palacio Imperial".
Tras terminar el horario, subà al carruaje y miré a Gerard que estaba sentado frente a mÃ.
Él también miraba por la ventana con aire pensativo.
HacÃa tiempo que Gerard hablaba menos desde que habÃa visitado el lugar del arte prohibido y pasaba más tiempo a solas pensando en algo, como estaba haciendo ahora. Estaba seguro de que aquel dÃa habÃa visto algo en el lugar que le habÃa impactado, pero no sabÃa qué era.
Ahora que lo pensaba, aún habÃa muchas cosas que no sabÃa de Gerard. No lo conocÃa porque a propósito no intenté conocerlo para mantenerlo a raya para mi sacrificio más adelante. Aún me picaba un poco la boca, pero al final me mordà el labio y miré también por la ventana.
En mi camino de regreso al palacio de esta manera, una sensación extraña e incómoda de repente tocó mis sentidos.
"Espera un momento... detén el carruaje".
Finalmente, dejé que el carruaje se detuviera en su posición original.
Gerard, que habÃa estado mirando por la ventana, me miró como preguntándome por qué.
En silencio, intenté concentrar mis sentidos.
La sensación era tenue pero cierta, como una gota de tinta en un cuenco lleno de agua. Sin duda, era la sensación de una grieta. Más precisamente, la peculiar longitud de onda que fluÃa de la fisura también se sentÃa en esta vecindad.
"¿PodrÃa ser esta la señal de una nueva grieta?
Pero por esa razón, no hubo nuevos contactos que llegaran entre los magos que estudiaban las grietas por separado.
'De hecho, como soy un gran genio, puede que haya sido el único que sabÃa lo que otros magos no podÃan detectar'.
De todos modos, tuve una extraña sensación y necesitaba comprobarlo. Asà que, usando magia de detección, me movà hacia donde podÃa sentir una tenue longitud de onda mágica.
"¿Qué pasa, princesa?"
Gerard me siguió fuera del carruaje. PodÃa sentir que me seguÃa, pero no me importó porque lo que importaba ahora eran otros asuntos.
¡Whoosh!
Y un rato después, cuando llegué a la magia de detección, lo que vi frente a mà fue...
-Kkureureu...
Era un monstruo grieta escondido entre los arbustos. Cuando nuestros ojos se encontraron, la masa púrpura hizo un sonido como una gota de aire saliendo del agua.
'Oh, me asustó'.
Por supuesto, mi magia de detección no puede equivocarse, pero me sorprendió verlo.
Volvà a usar la magia de detección para asegurarme, pero no tardé más. ParecÃa que no habÃan aparecido nuevas grietas. ParecÃa que sólo habÃa un monstruo.
'Entonces, ¿se escabulló en el momento de la última grieta?'
No, pero... ¿qué tiene esto de malo?
El monstruo de los arbustos era de un color púrpura muy claro comparado con los que habÃa visto antes. Y era mucho más pequeño en tamaño que los otros, y parecÃa como si pudiera levantarlo con una mano sin ningún aumento de la fuerza muscular y el poder mágico.
"¿Esto... podrÃa ser un monstruo del crack?".
Gerard, que venÃa detrás de mÃ, también lo vio escondido entre los arbustos y preguntó con voz suspicaz.
Yo también me lo pregunté.
"¿Los monstruos también tienen bebés?".
De todos modos, pensé que, como era tan pequeño, podrÃa haber aprovechado la ocasión lo suficiente como para huir y escabullirse para esconderse.
-Kkuu, kkuuu...
El pequeño monstruo no sólo enloqueció al verme, sino que se estremeció. Qué lamentable era la visión, era como si yo fuera una especie de mala persona atormentando a un pequeño animalito.
'Qué demonios, sin ninguna razón, me siento mal...'
Pero no podÃa dejar al monstruo sin identificar que habÃa caÃdo por las grietas.
"Tsk, tendremos que tratar con él rápidamente."
"No tienes que ensuciarte las manos directamente. Yo lo haré. "
"No, es más fácil que lo haga yo".
Cuando extendà la mano hacia el monstruo, la masa púrpura clara se usó a sà misma para evitar mi mano con la fuerza de entrar en el suelo. Finalmente, dibujé una fórmula mágica para el monstruo, que bajó su cuerpo lo más plano posible como un malvavisco derretido.
Justo entonces, el monstruo gritó lastimosamente.
-Waaah, n-no me mates, waah...
Al instante no podÃa creer lo que oÃa.
"No... ¿qué acabas de decir?"
"¿Yo?"
Gerard me preguntó si habÃa entendido mal lo que decÃa.
Volvà a mirar a Gerard, aún sintiéndome perpleja.
"No, tú no, esto. Has oÃdo lo que ha dicho esta cosa hace un momento, ¿verdad?".
"He oÃdo el grito de un monstruo...".
La expresión de Gerard se volvió un poco extraña. No parecÃa entender qué era exactamente lo que yo decÃa, y sus ojos tenÃan un leve ceño fruncido. La reacción de Gerard me disgustó. .
"¿Qué acabas de decir?"
"¿Qué? ¿Quién ha dicho nada para poner de mal humor a la Princesa? ¿Quién diablos? ¡Un engreÃdo! ¡Quién demonios...!"
Cuando el otro dÃa fui a ocuparme del monstruo que salió de la grieta, seguro que ya entonces el monstruo decÃa cosas raras. Y los otros que estaban alrededor no podÃan entenderlo.
Mientras yo me sentÃa confuso y desconcertado, recordando lo que habÃa pasado, la mancha púrpura claro seguÃa llorando y murmurando de nuevo,
-No me mates. Ayúdame...
Oyendo al monstruo decirme esto directamente dos veces asÃ, esta vez no podÃa dudar de que fuera mi ilusión o alucinación.
Aún asÃ, ese monstruo la última vez ya estaba muerto y no pude resolver mis dudas, pero el que tenÃa ahora delante seguÃa vivo. Asà que sabÃa lo que me preocupaba.
"Oye, ¿me acabas de decir eso?".
-SÃ.
"¿Cómo hablas el lenguaje humano?".
-¿Lenguaje humano?
En respuesta a mi pregunta, la malvavisco violeta claro inclinó su cuerpo de un lado a otro como si ladease la cabeza.
-Yo, yo sólo hablo. No conozco el lenguaje humano.
¿De qué estás hablando? Ahora mismo estás hablando con un humano. De todos modos, no sabÃa cuando hablaba en corto, pero cuando las frases se hicieron un poco más largas, lo entendÃ. Su forma de hablar se volvió torpe como un extranjero hablando Kamulita torpemente.
-No tengo poder. Soy débil. Soy muy débil.
Cuando hablé con él y le escuché sin matarlo, el monstruo pareció armarse de valor.
No hacÃa mucho que sólo se acobardaba y lloraba, pero ahora empezó a intentar persuadirme, apelando con bastante entusiasmo a su debilidad.
-Una bestia no toca a los débiles ni a los jóvenes cuando lucha por el territorio. Una cosa débil como yo, ¡no es mejor que una bestia para matar!
Creo que existe la posibilidad de una negociación razonablemente pacÃfica...
'¿Dónde lo deja esto tratando de lavarme el cerebro con acusaciones?'
Hablé frÃamente a la masa monstruosa púrpura que apareció.
"Sólo sabes una cosa y no sabes cómo hacerla. Mata a las plagas aunque sean bebés. Como una cucaracha o un mosquito".
Naturalmente, el monstruo de la grieta era igual que una plaga.
El malvavisco púrpura tembló como si le hubieran golpeado mis palabras mordaces.
-¡No soy una plaga!
"Más que eso, ¿acabaste asà porque eras débil?
-¡No lo hice, no sucedió!
Por cierto, esta cosa me da ganas de fastidiarla.
De todos modos, esto fue un tremendo descubrimiento, que un monstruo pudiera hablar. No creo haber oÃdo de tal cosa en el futuro que he visto detrás del mundo.
"Princesa."
Justo entonces una mano firme cayó sobre mi hombro.
Dejé de pensar y giré la cabeza cuando oà una voz baja a un lado. Gerard me miraba seriamente con ojos duros. HabÃa preocupación e incluso tensión en la forma en que me miraba.
Inmediatamente dijo con voz cuidadosa y sin vacilar
"Pareces muy cansada. Yo me encargo de esto, tú vete a descansar al carruaje".
Gerard intentó coger el monstruo morado claro que tenÃa en la mano.
Me pareció que pensaba que estaba hablando solo delante del monstruo.
"Gerard, ¿de verdad no escuchaste nada de lo que dijo este tipo?".
Hice mucha presión sobre mi mano para impedir que Gerard se llevara el monstruo. Luego volvà a comprobarlo con él.
Gerard se detuvo al ver mi cara.
"... ¿De verdad has oÃdo hablar a este monstruo?".
Preguntó Gerard con una mirada de sospecha en los ojos.
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