La Princesa Monstruosa 76
Un dÃa la monstruo dijo (1)
"Princesa, ¿todo fue bien mientras estuve fuera?"
"... SÃ."
Marina, que se habÃa ido un corto dÃa de vacaciones, confirmó mi seguridad. Al instante recordé que estaba en la academia, pero no me atrevà a mencionárselo a Marina.
"¿Qué está haciendo Gerard ahora?"
"Parece que está en la sala de actuaciones".
Gerard no volvió a hablar en mi presencia de los acontecimientos de aquel dÃa. Era un tipo ingenioso, pero no sé si realmente pensaba que aquel dÃa yo habÃa llevado zapatos de tacón y me habÃa caÃdo de bruces...
De todos modos, no sacó el tema por separado, asà que yo tampoco me atrevà a decir nada al respecto. No querÃa buscar a Gerard, no fuera a ser que se rascara de más.
"Princesa, es hora de su cita con la Cuarta Princesa".
"SÃ, vamos".
Dejando a un lado las cosas en las que no querÃa pensar, me dirigà al Palacio de la Cuarta Princesa Imperial para reunirme con Judith.
***
"... her, hermana."
Escuché una suave voz llamándome desde algún lugar.
"Hermana, despierta."
Me indujo a levantar gradualmente mis pesados párpados. Pero cuando desperté del sueño, mi cabeza seguÃa llena de signos de interrogación.
No tenÃa ni idea de qué iba todo esto ahora. Sólo cuando oà la voz tranquila que siguió, mi mente nublada pareció aclararse.
"Ya son las 4:50. Me gustarÃa dejarte descansar un poco más, pero luego recordé que dijiste que tenÃas otro horario".
Cuando levanté la cabeza, apareció el rostro de la Judith del atardecer anaranjado.
"Ah... ¿me he dormido?".
"SÃ, unos 20 minutos. DebÃas de estar muy cansada".
A pesar de que Judith sonreÃa maravillosamente como de costumbre, seguÃa sintiéndose confusa al ver la cara de Judith.
Hoy, como Judith me habÃa pedido el otro dÃa, visité el palacio de la Cuarta Princesa para ver su estudio. Y, sin embargo, no he podido evitar quedarme dormida de tanto...
Por supuesto, era cierto que mi insomnio habÃa empeorado últimamente, pero aun asÃ, nunca soñé que me caerÃa sobre su escritorio, incapaz de soportar la somnolencia, mientras hablaba con otra persona.
"Lo siento, me quedé dormido solo delante de un alumno estudiando".
"No. Era un momento muy beneficioso".
Judith parecÃa estar de un humor extrañamente bueno cuando dijo esto. Tal vez, incluso parecÃa más feliz y alegre que cuando le pedà que pensara en el regalo de cumpleaños que querÃa.
Eso me puso un poco nervioso.
'...Espero no haber dormido con una cara rara'.
No, una princesa hermosa y agraciada como yo estarÃa llena de dignidad aunque durmiera con la boca abierta.
"Me gustarÃa terminar todo lo que estaba haciendo, pero hoy tengo un itinerario de cena, asà que tengo que levantarme. Ya veré lo que no he podido hacer la próxima vez".
"¡SÃ! Está bien".
Cuando Judith salió, como de costumbre, se limitó a sonreÃr y decir: "Qué bien", todo el tiempo hoy.
Levanté la mano impulsivamente cuando vi los ojos de Judith como ella estaba ciegamente siguiendo sólo a mà hoy. Le estaba despeinando su precioso pelo y Judith volvió a reÃrse sin decir una palabra para que parara.
Salà del palacio sin Judith, que me siguió hasta la puerta para despedirme.
De vuelta al palacio, me detuve en la sala de espectáculos.
"¡Hyuk, es la Primera Princesa!"
"¡Saludos a la Primera Princesa!"
HabÃa mucha gente entrenando en el armamento que la gente de los Caballeros Imperiales podÃa usar libremente.
Todos me miraron y me saludaron apresuradamente.
"No me hagan caso y sigan entrenando".
Pasé junto a ellos y busqué a Gerard, que seguÃa aquÃ. Su pelo rojo me llamaba la atención por todas partes y pude distinguirlo inmediatamente.
Gerard, que se limpiaba el sudor de la cara con la camisa como los demás caballeros, me vio casi al mismo tiempo.
"Princesa".
Mi mirada se clavó con naturalidad en su estómago, que aparecÃa con la camisa levantada.
'Hmmm, no está tan mal...'
Pero Gerard, al sentir mis ojos clavados en él, la bajó rápidamente, y no pude ver más de cerca los músculos que estaban vÃvidamente grabados en su abdomen.
"¿Qué pasa?"
"Pasaba por aquÃ".
Gerard parecÃa estar compitiendo con los demás caballeros. Era bastante plausible que ahora estuviera en la sala de actuaciones entre los demás caballeros.
Miré fijamente a Gerard y le dije.
"He visto tu cara, asà que no pasa nada. Volveré, asà que sigue haciendo lo que estabas haciendo".
Gerard me miró escéptico. La mirada que se clavó en mi rostro era más tenaz que nunca. Era natural, ya que habÃa hecho algo extraño, aunque lo pensara.
"Primera Princesa".
Sin embargo, justo cuando iba a girar mi cuerpo, Gerard me llamó. Volvà a mirarle, como preguntándole por qué.
Gerard me miró con una cara que no se podÃa describir fácilmente y abrió los labios. Después de un momento, sin embargo, hizo un pequeño movimiento con la cabeza.
"No, no es nada".
"Qué, qué soso".
Estaba a punto de decirle algo a Gerard, como era mi costumbre, pero entonces me di cuenta de que ahora estábamos en una sala de espectáculos donde también habÃa otros caballeros, y me limité a mantener la boca cerrada para proteger mi imagen de princesa elegante.
Por alguna razón, los ojos de Gerard parecÃan clavarse en mÃ.
Me sacudà la mirada que me siguió hasta el final y esta vez sà que miré hacia atrás. Y sólo tres dÃas después Judith tuvo su mágico despertar.
***
Corrió el rumor por todo el Palacio Imperial de que algo extraordinario le habÃa ocurrido a la Cuarta Princesa, que ni siquiera sabÃa manejar la magia a la edad de 16 años.
El dÃa del cumpleaños de Judith, mientras me esperaba y recogÃa flores directamente en el jardÃn para decorar la mesa, se desmayó, sintiendo un repentino mareo y dificultad para respirar, entre otros sÃntomas. Inmediatamente después, una poderosa fuerza mágica brotó repentinamente del cuerpo de Judith, cubriendo no sólo el jardÃn del palacio de la Cuarta Princesa donde se encontraba, sino todo el Palacio Imperial con flores blancas nevadas.
La cantidad de poder mágico era tan tremenda que todos los magos del Palacio Imperial, incluido yo mismo, intuimos que algo iba mal en cuanto Judith despertó. Tanto, naturalmente, que hubo un gran alboroto en la casa imperial.
Actualmente, Judith estaba siendo sometida a diversos exámenes por los magos en el Salón de las Noches Blancas por orden del emperador. Asà que yo tampoco podÃa ver a Judith, lo cual era bastante afortunado en mi posición.
"¡Hermana, hermana! ¡He oÃdo que Judith tiene de repente mucho maná! ¿Lo has oÃdo?"
Cloe también parecÃa muy sorprendida al oÃr rumores sobre Judith.
Por primera vez en mucho tiempo recordé una frase que vi en "El mundo brillante de la princesa Judith".
Desde el despertar mágico, todo lo que rodeaba a Judith habÃa cambiado.
Primero, cambió la actitud de quienes habÃan tratado como fantasmas a la medio princesa que vivÃa en el Palacio FrÃo.
Y a partir de ese dÃa, empezaron a aparecer una a una cosas chispeantes en la vida de Judith, que habÃa estado viviendo sin nada.
'No puedo creer que este dÃa haya llegado de verdad'.
No sabÃa cómo explicar esta emoción que sentÃa ahora.
Era como si la amargura me subiera por el cuello al recordar su poderoso poder mágico que habÃa sentido en el momento en que Judith habÃa despertado. Era como si pensamientos vulgares, a diferencia de los de una princesa refinada, subieran a la superficie como impurezas depositadas en el fondo de un estanque.
No querÃa recrearme en esos sentimientos, asà que me movà más a propósito. Un dÃa ocurrió otro incidente aparte del despertar del maná de Judith.
***
Ese dÃa visité la Biblioteca Nacional Kamulita por primera vez en muchos años. Las únicas personas que me acompañaban eran Gerard y Marina.
Tuvieron que esperar fuera, ya que el uso principal de la biblioteca está reservado a los nobles de alto rango. Justo entonces, una alta columna de luz salió de repente por la ventana.
¿Hm? ¿De repente qué?".
La luz era una ominosa mezcla de rojo y púrpura. ¿Quién usarÃa magia a gran escala? Pero, ¿por qué parecÃa tan extraño?
"¡Hyuk, eso fue...! ¿No me digas que es magia prohibida?"
Gritó con voz sobresaltada un mago sin nombre que estaba en la misma pila que yo en la estanterÃa del otro lado.
Después de oÃr ese sonido, me di cuenta de la identidad de ese sospechoso pilar de luz.
'Magia prohibida'.
Las palabras que acababan de clavarse en mi tÃmpano rápidamente echaron raÃces en lo más profundo de mi corazón.
Ey, estoy de vuelta ----> Si te gusta mi trabajo, puedes apoyarme comprándome un café o una donación. Ya tu sabes, no te exijo, es de tu bobo aportar o no, no te exijo :p
0 Comentarios