La Princesa Monstruosa 69
Caballero de Arbella (1)
La identidad era una gigantesca criatura mágica negra casi del tamaño de un tigre.
-¡Kong!
Si hubiera saltado sobre mà de inmediato, me habrÃa lanzado directamente, pero la bestia apuntaba al costado de Gerard.
En ese momento, la mano de Gerard se movió tan rápido que era invisible. No desenvainó la espada, sino que levantó la hoja de su espada mágica para golpear a la bestia mientras saltaba hacia él.
Pa, la criatura mágica voló lejos con un ruido. ParecÃa haber sido noqueada por un fuerte golpe, ya que yacÃa desparramada sobre los matorrales, incapaz siquiera de emitir un sonido.
¿Qué es eso? ¿No es una criatura mágica?
¿Cómo podÃa estar tan aturdida por un solo golpe cuando su cuerpo era tan fuerte y absorbÃa la mayor parte del impacto de un ataque mágico?
Salió volando con tanta ligereza que pensé que se trataba de otra bestia.
"¿Debo encargarme de él?"
Un agudo destello de ojos gris plateado se deslizó silenciosamente sobre mÃ.
Fue una pregunta corta y gruesa la que salió de la boca de Gerard. Si hacÃa el más mÃnimo ademán de decirle que lo hiciera, organizarÃa de inmediato a todos los que habÃan saltado delante de mÃ, desde la criatura mágica y el encargado de la zona de caza hasta la gente que habÃa tomado el bosque para que la criatura mágica pudiera salir corriendo entusiasmada hoy.
Después de todo, Gerard aprendÃa rápido.
Algunos pensarÃan que habÃa nacido vistiendo el uniforme de caballero desde el principio y gritando "¡Lealtad!" en lugar de "¡Ja!".
Ver a este hombre que se comportaba como una espada salvaje cuando era niño, que ahora conoce su papel de caballero subordinado, aunque sea exteriormente, y lo desempeña bastante bien, me hace ser consciente una vez más de los años que han pasado.
"Santo cielo... El bosque no parece estar bien gestionado".
En ese momento, el marqués Graham habló con un diminuto temblor en los ojos.
ParecÃa muy decepcionado. Por supuesto, estaba decepcionado no porque la criatura mágica saliera y atacara a Gerard, sino porque Gerard derrotó a la criatura mágica sin un rasguño en él.
De hecho, ha habido varias ocasiones en los últimos años en las que Marquis Graham ha salido asà y ha intentado tocar un poco a Gerard. Pero además de no ser en absoluto amenazador, el marqués parecÃa saberlo y se limitaba a parpadear de mal humor, por lo que no le presté demasiada atención.
"Me encargaré de que se castigue severamente a los gestores de los cotos de caza que no gestionaron adecuadamente a las bestias peligrosas".
Además, en la mayorÃa de los casos, era difÃcil revelar el error del marqués con semejante acusación lanzada contra él por su predecesor inmediato.
"¡Hey! ¡Maten inmediatamente a esa bestia que se atrevió a representar una amenaza para la Princesa!"
Miré al Marqués Graham con la cabeza ladeada e inmediatamente chasqueé el bastón del tesoro dorado tachonado de rubÃes que tenÃa en la mano con una frÃa sonrisa en el rostro.
"Es suficiente. Eso secará las semillas de los animales del bosque. Gerard, vámonos".
Giré mi cuerpo y Gerard me siguió, llevándose de nuevo la espada que tenÃa en la mano a la cintura.
"¿Te vas? Me gustarÃa invitar a la Primera Princesa para que venga y haga brillar la ocasión durante la próxima cacerÃa".
"Ya que lo deseas tanto, me lo pensaré".
Atravesé el coto de caza, dejando atrás al marqués Graham para que me despidiera. Con eso, miré a mi alrededor.
SeguÃa sin ver nada fuera de lo común.
De hecho, habÃa empezado a vigilar a Marquis Graham hacÃa cuatro años, y lo he observado de vez en cuando. Pero no he encontrado ningún obstáculo importante.
El marqués Graham ni siquiera intentó reunirse con Cloe por separado, dando el extraño nombre de si era Sabriel o Sabrina como antes.
¿Se habrá dado cuenta de que le he estado echando el ojo?'.
Aún asÃ, también observé en silencio, dejando al marqués solo por un momento. De hecho, esta vez también sentà una extraña frialdad, y quizá no fuera tan extraño que el marqués Graham hubiera encontrado tan interesante la caza en los últimos años. Pero la pregunta seguÃa en pie.
Cada vez que el marqués Graham se adentraba en el bosque con el pretexto de cazar, las cargas de criaturas mágicas y bestias muertas llenaban un par de carros cada una. Por supuesto, no era raro que los aficionados a la caza disecaran y recogieran las bestias que capturaban, fabricaran cosas con los apéndices de sus presas o las cocinaran y se las comieran. De hecho, el marqués Graham también empezó a disfrutar de la caza y contaba a los demás que habÃa desarrollado tal afición.
Pero aun asÃ, el número de bestias que el marqués Graham traÃa a su residencia estos dÃas era algo grande.
'Entonces, ¿qué demonios hace con ellas...'
Miré alrededor del coto de caza con los ojos entrecerrados.
SentÃa como si un viento fresco soplara desde el bosque.
***
Hoy, por primera vez en muchos años, habÃa un evento nacional programado en Kamulita, al que asistÃa la mayor parte de la familia real y la nobleza. Se trataba de una competición de magia y espada celebrada para conmemorar la proximidad del festival nacional.
Este evento no se celebraba todos los años, sino cada cinco, y este año era el momento oportuno.
El objetivo del concurso era descubrir y formar a jóvenes que continuaran el espÃritu heroico del joven rey fundador que construyó Kamulita y de los ayudantes que le asistieron. Por ello, sólo podÃan participar jóvenes de entre 18 y 22 años.
Originalmente, en los primeros dÃas del torneo, estaba en juego un gran premio y el deseo del ganador era cumplido por la familia imperial. Sin embargo, hace varias décadas, debido a diversas circunstancias internas, se cambió por la dotación de un puesto de mago o caballero perteneciente a la familia imperial. La entrega de valiosas herramientas mágicas era una ventaja añadida.
En el caso de los primeros, la elección era bastante amplia. En el caso de los magos, podÃan ingresar en el Salón de la Noche Blanca, la más alta institución mágica de filiación imperial. En el caso de los profesionales, podÃan elegir a uno de los miembros de la familia imperial y convertirse en su guardia directo, o podÃan unirse a una de las caballerÃas imperiales de su elección sin pasar examen. Asà que este tÃtulo por sà solo se consideraba un trato muy excepcional.
Además, no habÃa restricciones de estatus para participar en el torneo, que a veces era visto como un trampolÃn hacia un estatus superior por magos y caballeros de origen plebeyo. De hecho, el ganador de la competición de hace 10 años se habÃa unido a la Guardia Imperial en aquel momento y ahora habÃa ascendido al rango de vicecomandante. Asà que era natural que todos estuvieran obsesionados con ganar el campeonato, soñando con una segunda gloria. Por supuesto, no sólo los plebeyos soñaban con ascender de estatus, sino que también muchos nobles solÃan participar por su gloria personal y familiar.
Y hoy era el dÃa de las semifinales y finales del torneo.
"¿Por qué hay tanto ruido?"
Arbella, que se dirigÃa a las gradas de la familia real, miró hacia los asientos de los nobles.
Detrás de ella estaban Marina, su asistente más cercana, y Gerard, su caballero subordinado.
Los vÃtores de la enfervorizada gente eran ensordecedores incluso desde lejos, ya que la batalla final del torneo de espadas estaba a punto de celebrarse.
Marina también apartó la mirada de Arbella y dijo.
"Todo el mundo está emocionado porque pronto se decidirá el ganador. Como sabes, princesa, es muy popular hacer apuestas sobre el ganador en este tipo de torneos, ¿no? Además, he oÃdo rumores de que el porcentaje de pago, especialmente esta vez, puede ser bastante alto."
"Hmmm, ¿es asÃ? Yo también lo he oÃdo. ¿Estás hablando de ese caballero de armadura negra que juega hoy las semifinales?".
"¡SÃ, asà es! Al principio, todo el mundo le ignoraba porque nunca habÃan oÃdo su nombre, pero estaba imbatido y llegó a las semifinales, y se hizo muy popular. Además, la única parte de su cara visible bajo el casco está debajo de la nariz, pero las imágenes de proximidad almacenadas en la piedra de maná muestran que hay un 99% de posibilidades de que sea un hombre magnÃficamente guapo..."
"¿Ejem? Ejem."
En ese momento, se oyó un pequeño sonido de tos ahogada procedente de Gerard, que estaba de pie detrás de Arbella. Arbella rió entre dientes y volvió a subir los escalones de la tribuna.
"¿Entendido? Debes ganar la competición de hoy".
Al hacerlo, vio una cara conocida en un asiento aristocrático cercano. Un hombre de pelo azul con las manos presionando los hombros de un joven nervioso. Era el marqués Junon Graham.
"Si desea avergonzarme, hágalo usted mismo, pues está en juego mi honor y el de nuestra familia, que hasta ahora le ha tratado con condescendencia".
"¡SÃ! ¡Seguramente ganaré!"
Las palabras sonaron como una amenaza, no como una arenga.
Arbella soltó una risita mientras hablaba.
Tanto si se trataba del honor de la familia como del propio, uno mismo debÃa protegerlo.
¿Por qué dejarlo en manos de otros?
¿Es un honor tan trivial?".
"Veo que el caballero apadrinado por el marqués Graham también ha llegado a las semifinales".
"SÃ, es uno de los principales contendientes".
"Supongo que la posición de los Caballeros Imperiales es un producto deseado. Viendo que todos están cabeza a cabeza asÃ. He oÃdo que el número de participantes en el torneo de este año también fue asombroso."
"SÃ, por supuesto, eso es cierto, pero..."
Marina puso cara de extrañeza mientras seguÃa a Arbella, que empezaba a subir las escaleras de nuevo.
ParecÃa un poco preocupada por qué decir, pero pronto la Princesa se quejó como si no supiera mucho o nada.
"Por lo que he oÃdo, hay muchos jóvenes deseosos de ofrecer sus espadas a la Princesa Imperial de forma digna. ¿No puedes sentir todavÃa esos ojos apasionados?"
Marina tenÃa razón.
Desde la primera vez que Arbella apareció entre el público, las miradas ardientes que le llegaban de todas partes hacÃan estremecer la piel de quienes la rodeaban. Pero no era nada demasiado especial para Arbella, que desde niña siempre habÃa vivido siendo el centro de atención.
¿Quién no envidiarÃa a una princesa que irradiaba un reluciente glamour que se hacÃa más notorio con el paso del tiempo? Además, el mundo empezó a resquebrajarse, pues Arbella comenzó a ganar fama como la mejor maga de combate de Kamulita.
Tanto es asà que Arbella estaba bastante harta de sus seguidores, que se producÃan fácilmente con una sola mirada.
Aún asÃ, ella no era una princesa despiadada para aquellos que la seguÃan. Arbella levantó la mano en saludo con una ligera sonrisa, y los que la miraban la vitorearon. Fue una ovación tan atronadora que si alguien la hubiera escuchado, habrÃa pensado que el torneo habÃa comenzado.
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