La Princesa Monstruosa 61
Después del Baile Imperial (1)
"Ah, Judith."
Por muy grande que fuera el palacio, los caminos de princesas y prÃncipes de edades similares solÃan coincidir.
"Es una coincidencia verte asÃ".
Además, si una de las partes estaba incluso dispuesta a encontrarse con otra, no era difÃcil encontrarse por casualidad en el camino, como ocurrÃa ahora.
"Ya que estamos, quitemos a las criadas y hablemos un momento".
La Segunda Princesa Cloe, a quien no habÃa visto en mucho tiempo después del banquete imperial, por alguna razón no chamuscó a Judith y exigió que se moviera a un lugar en su lugar. Mirando a las criadas detrás de Judith, parecÃa preocupada por si Arbella entraba en la historia.
Junto con la mirada de Chloe, Judith también miró a las camareras que Arbella habÃa pegado a ella con ojos ansiosos.
"¿Qué, estoy ocupada? Date prisa y contesta".
Cloe se irritó con Judith, que vaciló. Sólo entonces Judith asintió sorprendida.
"SÃ, entonces... No te vayas muy lejos".
"¿Qué? Eres una descarada... Ja, ya basta. Tampoco tengo mucho tiempo para tratar contigo. Entonces ven conmigo".
Chloe, mirándola a los ojos, caminó primero. Judith la siguió al trote.
Como Arbella no les habÃa ordenado que permanecieran al lado de Judith pasara lo que pasara, las criadas siguieron la opinión de Judith y permanecieron posicionadas en lugar de seguirlas.
"Oye, ¿tan popular eres últimamente?".
"¡Ah!"
En cuanto llegaron al fondo del claro desierto, solas las dos, Cloe dio a Judith un exasperado empujón en el hombro. Judith se dejó caer sobre la hierba como un diente de león en una tormenta.
Chloe se horrorizó ante su lamentable aspecto.
"¿No te habré empujado tan fuerte?".
Aunque se sintió avergonzada porque Judith cayó con más fuerza de la que pensaba, Cloe recuperó pronto la cordura y volvió a abrir los ojos.
"¿Te gusta la hermana Bella porque es simpática y compasiva? Está muy mal estos dÃas".
Sin embargo, mientras seguÃa hablando, el calor subió desde el fondo de su corazón, y la ira hacia Judith se encendió.
"¡Lo que la hermana hace por ti estos dÃas, no es porque le gustes! Es como tirar un trozo de pan a los mendigos".
En algún momento, Arbella empezó a interesarse por Judith de forma diferente a como lo hacÃa antes.
De hecho, las señales se han sentido durante algún tiempo. Pero últimamente, sobre todo cuando Arbella y Judith pasaban cada vez más tiempo juntas, los celos de Chloe crecÃan dÃa a dÃa. La última vez que Arbella le susurró suavemente: "Seamos una princesa digna", el efecto de sus palabras habÃa decaÃdo recientemente.
"Sabes que la realeza también hace muchas donaciones y obras de caridad, ¿verdad? La hermana Bella siente lástima por ti, no porque realmente te considere una hermana menor".
Aún asÃ, no podÃa expresar su descontento con Arbella, pero para Judith era diferente. Si la buena de Arbella no podÃa ignorar a Judith por lástima, preferÃa que Judith se diera cuenta del tema y se fuera ella misma.
"¡Asà que no te pegues a la hermana sin motivo, no montes un escándalo y déjate caer! No te confundas con nada que no seas!".
Judith permaneció desplomada como de costumbre, escuchando atentamente las palabras de Cloe que le llegaban desde arriba. Asà que Cloe supuso que Judith habrÃa entendido lo que decÃa hasta ese punto.
"... ¿No puedo equivocarme?"
"¿Qué?"
Pero al momento siguiente, esparcida por la verde hierba, no hubo una respuesta obediente.
Judith en silencio inclinó la cabeza hacia atrás. En el momento en que sus ojos se encontraron con los ojos dorados tranquilos que no habÃan formado una sola ondulación, y mucho menos asustarla, Chloe estaba tan nervioso que su orgullo herido.
"A mà me toca pensar. Asà que lo que piense mientras miro a la Primera Princesa, no tiene nada que ver con otras personas".
Curiosamente, Judith evitó que las palabras de Cloe sonaran tan sarcásticas.
"Lo mismo ocurre con la Segunda Princesa".
"¡E-Eso es! ¿Qué estás diciendo descaradamente sin saber el tema?"
¿Comió algo mal? Tal vez porque estaba tan perpleja por algo que no podÃa haber imaginado, la cara de Chloe mostró una emoción más cercana a la consternación que a la ira.
"Oye, ¿crees que te has convertido en la misma familia real que nosotros porque la hermana Bella se lleva bien contigo últimamente? Tú, estás absolutamente equivocada en eso".
"Lo sé."
Dijo Judith, aún con el rostro desencajado, mientras Cloe decÃa la verdad.
"Todo el mundo dice eso. Ni siquiera soy una princesa propiamente dicha, asà que no hay necesidad de tratarme como a la realeza".
Pero mientras escuchaba la voz que seguÃa, Cloe se sintió un poco extraña.
"No soy tan buena como una doncella de palacio, y soy como alguien que no está en palacio en absoluto".
Judith estaba extrañamente tranquila. No se arrugó ni se encogió delante de Cloe como solÃa hacer, simplemente parecÃa en paz, como alguien que no se sintiera amenazada por la situación que estaba viviendo.
"Por eso la gente no cuida su lenguaje en mi presencia. Hablan mal de mÃ, hablan de los demás, hablan de lo que los demás pueden oÃr y de lo que no deben oÃr, y hablan en secreto..."
Por alguna razón, Chloe sintió un escalofrÃo en la nuca mientras miraba los tranquilos ojos dorados que la observaban en silencio.
"A todo el mundo le da igual si estoy o no, vaya donde vaya".
Y el comentario posterior de Judith horrorizó aún más a Cloe.
"Asà que, Segunda Princesa. En realidad soy la que más conoce los secretos de la gente de este palacio."
"¿Qué?"
"Conozco el secreto que usted tiene, Segunda Princesa".
En ese momento, Chloe respiró.
"¿Conoces... mi secreto?".
Un montón de pensamientos cruzaron su mente en ese momento e inmediatamente se quedó en blanco. Tuvo que gritarle inmediatamente para decirle qué tonterÃa era y que iba a decir algo raro en algún sitio...
Pero sus labios se apretaron tanto que no se le escapó nada.
Judith se levantó de la hierba para mirar a la congelada Chloe. TenÃa la falda cubierta de suciedad, pero Judith no se la quitó de encima.
"Segunda Princesa".
Cloe se estremeció al oÃr su voz.
"No pasa nada si la Segunda Princesa me atormenta como lo está haciendo ahora. Entonces la Primera Princesa me prestará más atención".
Judith sonrió en silencio a Cloe por primera vez.
Pero Cloe no pudo sonreÃr después de ella.
"No te molestes en intentar separarme de la Primera Princesa. Si me desespero más, hasta dónde puedo llegar, ni yo ni la Segunda Princesa lo sabemos".
Tal vez habrÃa sido menos sorprendente que alguien se acercara y abofeteara a Cloe.
Cloe se quedó mirando a Judith aturdida, como si estuviera delante de alguien a quien no hubiera visto nunca.
Judith pasó primero por delante de la tal Chloe.
No fue hasta mucho después de la boca de Chloe, que estaba allà parada, que un aliento frÃo estalló.
"Ja... ¿Qué demonios es esto ahora...?".
Cloe, que se habÃa quedado sola, se puso tardÃamente blanca y se puso roja alternativamente, mirando hacia donde Judith habÃa desaparecido.
"¡Q-qué zorra...! Todo ha sido victoria mÃa hasta ahora...!".
Pronto los gritos de desconcierto y rabia inundaron la hierba. Fue algo asà como darse cuenta por fin de que lo que habÃa estado sosteniendo en la mano no era un conejo, sino una crÃa de serpiente.
Primavera a los 10 años.
Fue el dÃa en que Judith vio por primera vez su verdadero rostro sin adornos cuando puso a Arbella, a la que siempre habÃa admirado desde lejos como el sol en el cielo, directamente en su corazón.
Fue casualidad que Judith viera entonces a Arbella.
Como habÃa nacido con un punto de partida diferente al de los demás, desde muy joven hubo mucha gente que despreciaba a Judith y querÃa verla arrastrarse ante ellos. La mayorÃa de ellos dejarÃan su posición de que Judith serÃa generosa con una apenas velada sensación de satisfacción si inclinaba la cabeza con condescendencia y se disculpaba como si hubieran sido agraviados incondicionalmente.
Pero aquel dÃa, el Segundo PrÃncipe Lloyd se mostró especialmente persistente.
Judith habÃa escapado de los sabuesos que él habÃa desatado, pero accidentalmente entró por error en el lugar utilizado por las personas más altas del palacio imperial, a saber, el jardÃn de flores utilizado principalmente por la alta familia real. Y allà Judith divisó a la primera princesa Arbella, que parecÃa haber salido a pasear.
De pie entre las hojas pálidas y las flores blancas, la hermanastra de Judith.
A diferencia de ella, era una princesa noble y hermosa.
La chica más perfecta del mundo que Judith habÃa conocido...
La realeza que parecÃa más realeza que nadie. Con ojos y oÃdos, era imposible no conocer a la Primera Princesa Arbella, la persona más famosa de Camulita.
Judith también veÃa a menudo a Arbella, aunque sólo fuera la mitad del tiempo, mientras vivÃa en el Palacio Imperial. Siempre estaba segura de sà misma, como si lo tuviera todo en el mundo, y además deslumbrante como el sol, se la veÃa en todas partes.
Pero aquel dÃa algo era diferente.
Ey, estoy de vuelta ----> Si te gusta mi trabajo, puedes apoyarme comprándome un café o una donación. Ya tu sabes, no te exijo, es de tu bobo aportar o no, no te exijo :p
0 Comentarios