La Princesa Monstruosa 56
Zapatos rojos bailando siempre para el traidor (9)
"Hermana, um... Lo siento. No pude detener a Ramiel..."
Chloe estaba deprimida cuando me vio de nuevo.
Ella habÃa enviado 50 cartas al Primer Palacio Imperial en la última semana. No las leà todas, pero con la cantidad de cortesÃa que contenÃan, era difÃcil ignorarlas tal como estaban si este era el caso.
"Está bien, tú no has hecho nada. Es entre Ramiel y yo".
No dije nada en especial, pero los ojos de Chloe brillaron con una mirada impresionada.
Cloe se acercó un poco más a mà y cambió de tema con voz más brillante que antes.
"Bueno, ¿con quién vas a formar pareja en el banquete del Palacio Imperial? ¿Va a ser el pequeño duque Bernhardt?".
"Chloe, ¿no me has visto decir que no?".
"¿El Pequeño Duque volvió a ponerse en contacto contigo después de eso?"
"No."
"¡Oh, qué demonios! Yo no le vi asÃ, ¡pero por qué la gente es tan torpe! ¿Está asustado porque le rechazaron una vez o qué?".
A Chloe le brillaban los ojos y estaba indignada. El enfado de Chloe mientras armaba un escándalo solo provocaba risas.
"Creo que Killian acaba de darme una puñalada de todos modos, asà que ¿qué se está tomando tan en serio ella sola?
"¿Con quién vas a ir?"
"Aún no lo he decidido".
Chloe hizo un mohÃn con los labios ante mi agria reacción.
Fue un rato después cuando me topé con alguien en la esquina mientras caminaba por el paseo marÃtimo.
"Oh, veo a la Primera y Segunda Princesa aquÃ".
"¡Ah...! TÃo."
En mi visión estaba el marqués Junon Graham, a quien habÃa visto el otro dÃa. Su pelo azul, como el de Chloe, estaba sombreado.
A diferencia de antes, la cara de Chloe estaba ligeramente blanca con una sonrisa incómoda en su rostro.
Eché una mirada furtiva a Chloe.
Está asà otra vez'.
"Cuánto tiempo sin vernos, marqués Graham. ¿Va de camino a ver a la Segunda Reina?"
"SÃ, el jardÃn tiene un ambiente muy agradable".
El marqués Graham también me saludó, pero sus ojos no parecÃan favorecerme. ParecÃa estar de mal humor por su fallido intento del otro dÃa de molestarme por culpa de Killian.
'Eso fue hace unos dÃas, pero parece una persona de mente cerrada'.
Pero hoy, como si no tuviera intención de tratar conmigo, sus ojos frÃos y serpenteantes me abandonaron de inmediato y se volvieron hacia Chloe.
"Más concretamente, ya que estamos reunidos asÃ, me gustarÃa charlar con mi sobrina por primera vez en un rato, ¿me disculpa un momento?".
En el momento en que las palabras del Marqués Graham cayeron, Cloe apretó el dobladillo de su falda.
"¿Yo?"
"SÃ, ahora mismo".
Cloe, que normalmente se salÃa con la suya delante de cualquiera, no pudo rechazar la repentina petición del marqués Graham.
Tras mirar de reojo a la figura, le dije al marqués Graham.
"Eso serÃa difÃcil, marqués. Cloe y yo tenemos otro horario a partir de ahora".
"¿Ah, s� Si no es un asunto urgente, ¿puedes posponer un poco el horario?".
"SÃ que es un asunto urgente. Ahora, fÃjate bien. Vamos, Chloe".
Corté las palabras del marqués Graham y cogà a Chloe de la mano.
A diferencia de antes, cuando parloteaba sin parar, Chloe me siguió en silencio.
"Chloe".
En ese momento, una voz que parecÃa algo frÃa incluso en pleno dÃa, cuando el sol brillaba, sonó a mis espaldas.
"Tu amiga de la infancia, Sabriel, parece que te echa mucho de menos estos dÃas".
En ese momento Chloe se detuvo.
"Me ha pedido que te pregunte cómo estás, y si tienes algo que quieras decirle".
Cloe, que se quedó quieta, tomó aire y exhaló un par de veces, no tardó en sonreÃrme.
"Hermana, en ...... me alegro de ver a mi tÃo después de mucho tiempo, asà que necesito hablar con él un momento. Lo siento".
La miré y ladeé la cabeza.
"Sabriel, seguro que tenÃas un amigo que yo no conocÃa".
"Mm, fui a la residencia del Marqués Graham cuando era joven y él era un amigo privado".
HabÃa una o dos cosas sospechosas, pero la expresión de la cara de Cloe indicaba que ya habÃa tomado una decisión y no tenÃa intención de dar marcha atrás. Más bien habrÃa accedido si me hubiera pedido ayuda, pero Chloe no me lo habÃa dicho ni una sola vez.
De todos modos, si era una decisión directa de Chloe, no tenÃa nombre para entrometerme más.
Miré a Chloe con ojos desprovistos de risa y solté la mano que sostenÃa la suya.
"SÃ, de acuerdo. Ve con Marqués Graham".
Entonces los labios de Chloe temblaron como si acabara de perder la pajita que sostenÃa en el agua profunda.
En lugar de dejar a Chloe y seguir tranquilamente recto, levanté la mano para tocarle juguetonamente el pelo engominado.
"Pero Chloe, ya sabes que no puedo retrasar mucho la hora porque es un horario urgente. Lo sabes, ¿verdad?
Aun asÃ, cuando hice un razonamiento para dar una excusa en caso de emergencia, Chloe sacudió los ojos y asintió con la cabeza con tacto.
'Bien, ella sabe leer el aire en momentos asÃ'.
"Marqués Graham. Me gustarÃa ayudarle a tener una agradable charla con su sobrina por primera vez en mucho tiempo, pero ésta es también una cita fijada desde hace tiempo. Estaré esperando y espero que envÃe a Chloe lo antes posible".
"De acuerdo. No tardaré mucho".
El centenario humano con aspecto de zorro me sonrió, levantando sólo suavemente la boca, sus ojos sin una sonrisa como los mÃos.
Chloe se apartó de mà y caminó hacia Marqués Graham.
Les di la espalda y caminé por el sendero que llevaba al otro lado.
Cuando me volvÃ, tal vez al ver la expresión indeciblemente frÃa de mi rostro, las criadas me siguieron con pasos más cuidadosos que de costumbre sin emitir un solo chillido. Por primera vez en mucho tiempo, me sentà terriblemente sucia.
HabÃa sido asà cada vez que las habÃa visto antes, pero especialmente hoy.
'Puedo tolerar otras cosas, pero al menos no hagas nada en este Palacio Imperial que yo no sepa'.
Nunca habÃa sido mi preferencia operar en las sombras, y además, creÃa que podÃa resistir todo lo que estuviera en mi mano, sin importar las cosas adversas que me ocurrieran. Por eso, hasta ahora, nunca habÃa creado una sombra independiente como Ramiel. Pero ahora mi forma de pensar ha cambiado un poco.
Los pequeños cúmulos de magia que caÃan de la punta de mis dedos se convertÃan en esporas de diente de león y eran arrastrados entre los pétalos y las hojas danzantes de los árboles.
Seguà caminando como si nada hubiera pasado.
***
Cloe se frotó la ropa con las manos manchadas de sudor frÃo.
HabÃa pasado bastante tiempo desde que su tÃo materno Junon Graham habÃa regresado. Ahora se habÃa reunido con Arbella. Sin embargo, como siempre el dÃa que se encontraba con el marqués Graham, por alguna razón sentÃa frÃo y náuseas, como si se le fuera a revolver el estómago.
'Aún asÃ, afortunadamente, hoy terminó con una leve reprimenda'.
La primera princesa Arbella vio antes a Cloe actuando de forma extraña, pero cuando volvió a verla no le hizo ninguna pregunta. Alguien podrÃa decir que estaba tranquila, pero Cloe no pensaba lo mismo.
Siempre que el marqués Graham venÃa de vez en cuando al Palacio Imperial a visitar a Ramiel y Cloe con el pretexto de saludarlos, era Arbella quien le interrumpÃa deliberadamente por tal o cual motivo.
Cuando un dÃa le dio las gracias a Arbella como de pasada, ella soltó una risita.
"No sé por qué me das las gracias. Es que cada vez que veo al marqués de Graham me da mala suerte, y no quiero hacerme la odiosa y hacer lo que él cree que hago".
Sin embargo, Ramiel y Cloe no creyeron las palabras tal como eran.
Hoy, Arbella le hizo un avance a Cloe para que pudiera usar su promesa a ella, que no estaba allÃ, como una excusa. Esa era la forma Arbella de ser amable.
Por supuesto, habÃa veces en que era estricta con sus hermanos, pero eso era sólo porque tenÃa un fuerte sentido de la responsabilidad como princesa. ¿Era por eso que hasta ahora le habÃa dado a esa moza Judith una simpatÃa más preciada que el dinero, e incluso habÃa sacado al tipo que tomó prestado del Salón de la Noche Blanca y lo habÃa convertido en un caballero subordinado?
Cloe se relamió al recordar los insectos que se le habÃan pegado a Arbella.
Al recordar las caras que arañaban su temperamento, el calor comenzó a volver lentamente a su cuerpo.
"¿Está madre en su habitación ahora mismo?".
Cloe visitó a su madre, la Segunda Reina.
Se sintió mejor cuando recordó que sabÃa lo que Arbella llevarÃa puesto en el banquete imperial que se aproximaba.
Asà que, antes de más demora, Cloe iba a pedirle a su madre que se cambiara también de traje.
"Segunda Princesa, si espera un momento, informaré a la Segunda Reina de su visita...".
"Ah, basta. No está muy lejos. ¡Tengo prisa, asà que iré primero!"
"¡Segunda Princesa, espere un momento...!"
Los asistentes detuvieron a Cloe, pero ella corrió escaleras arriba sin escuchar.
De alguna manera, no habÃa ni una sola sirvienta en el tercer piso, donde se encontraba la habitación de la Segunda Reina Catarina. Sin embargo, Cloe no se sintió extraña porque tenÃa prisa.
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