La Princesa Monstruosa 35
La presa de la Princesa Monstruosa (5)
Le pregunté a Killian cómo estaba de un humor muy indeseable.
"Hace una tarde preciosa. Por cierto, ¿qué te trae hoy al Palacio Imperial?"
"He venido a ver a mi padre"
Ah, ha venido a ver al duque Bernhardt, que trabaja en el Castillo Imperial.
Su respuesta me decepcionó mucho.
"Inútil, ¿por qué no ves a tu propio padre cuando llegues a casa?"
"Oh no. Chloe atrapó a una persona ocupada. Entonces date prisa y ve a hacer tus cosas"
Traté de hacer que Killian fuera más rápido, pero no siguió mis sentimientos.
La cara de Killian me recordaba a una sonrisa fresca y limpia que serÃa perfecta para un anuncio de refrescos.
"No se preocupe, Primera Princesa. Afortunadamente, ya he terminado mis asuntos y acabo de salir"
"..."
Cloe parecÃa estar ya completamente inmersa en la sonrisa de Killian.
Pero al mirarlo, por alguna razón comencé a sentirme mal.
Era la primera vez que veÃa a Killian de esta manera desde el dÃa en que terminó el torneo de caza. La última vez que habÃa visto a un Killian con la cara dura fue antes de ir a ver a Judith.
Como Chloe habÃa dicho antes, el hecho de que fuera una de las personas que nos habÃa visto a mi madre y a mà me incomodaba.
Tal vez fuera un pensamiento consciente, pero por alguna razón, Killian parecÃa estar observando mi cara con mucha atención hoy.
Afortunadamente, no mencionó el incidente.
"Más importante, Primera Princesa. Este torneo de caza fue una vergüenza"
En cambio, lo que salió de su boca fue otro tema que querÃa evitar.
"Incluso si el torneo no hubiera terminado antes de tiempo, estoy seguro de que la Primera Princesa habrÃa ganado la corona de laurel"
Al escuchar las palabras de Killian, sonreà por cortesÃa.
El torneo de caza acabó convirtiéndose en una patrulla al principio, ya que las criaturas mágicas atravesaron la membrana protectora y amenazaron al pueblo. Y para entonces, la puntuación total de las presas determinaba la clasificación de los participantes en el torneo. Desgraciadamente, el primero de los resultados provisionales no era yo, sino Killian Bernhardt.
"¡SÃ, hermana! El pequeño duque tiene razón en eso"
Por supuesto, estuve cien veces de acuerdo con él.
La cuestión es que no se sabe hasta que se intenta, porque si el concurso de caza no se hubiera llevado a cabo correctamente, habrÃa sido yo, y no Killian, quien habrÃa reÃdo el último.
Sin embargo, decir tal cosa como perdedor sólo me harÃa parecer constreñido. Además, cuando Killian, el ganador, dijo algo asÃ, sentà que se burlaba de mà y me irrité.
"Eso es humilde, pequeño duque. Hay un dicho que dice que la suerte también es una habilidad, asà que es algo que hay que celebrar de todos modos"
Sigo sin encajar con este protagonista masculino.
Aun asÃ, no querÃa demostrarle lo estrecho de miras que era con respecto a las victorias y las derrotas, asà que hice ver que no era para tanto.
Por supuesto, no me olvidé de plantar una espina en su costado en mis últimas palabras: "Fue sólo suerte que ganaras".
"Gracias por tus felicitaciones. Es la Primera Princesa la que es humilde"
Killian, que seguÃa sonriendo débilmente, inclinó la cabeza cortésmente.
"Por cierto, Primera Princesa"
Sin embargo, al momento siguiente, lanzó una bomba sin previo aviso.
"¿Recuerdas que prometà presentar mi captura a la Primera Princesa ese dÃa?"
"¡Hyuk!"
"No sabes lo feliz que me hizo que la princesa estuviera tan dispuesta a aceptarlo"
"¡Hyuuuk!"
Chloe dejó escapar un grito ahogado mientras las palabras de Killian continuaban. Pude ver cómo la cara de Cloe se ponÃa cada vez más roja mientras me preguntaba qué demonios estaba imaginando.
Se tapó la boca con la mano y me miró fijamente como si fuera cierto.
"Sin embargo, la competición de caza se suspendió de repente antes de tiempo, y qué decepción que no pudiera cumplir mi promesa..."
Pero no necesité responder, y Killian continuó su relato.
"Sólo digo esto, Su Alteza la Primera Princesa"
Me quedé sin palabras en otros sentidos cuando por fin vi a Killian haciendo una reverencia frente a mÃ, como pidiendo que me acompañara.
"¿Puedo sustituir el acuerdo pidiendo una pareja en el próximo banquete del Palacio Imperial?"
Miré sin comprender al muchacho que estaba ante mà como un cuadro.
Killian era redondo y hermoso desde mi frente hasta la cima de su cabeza.
Pero estaba desconcertada y consternada por esta situación, que nunca habÃa imaginado.
Killian Bernhardt, con quien nunca me habÃa relacionado, me habÃa pedido de repente que fuera su compañero de banquete.
¿Qué clase de acontecimiento sospechoso era éste?
***
Naturalmente, me negué.
Chloe me retuvo como si fuera más derrochadora y arrepentida, y dejó salir su frustración sobre por qué lo habÃa hecho.
Killian se retiró con una risa despreocupada como si pensara que eso era lo que yo harÃa, lo que me hizo sentir bastante mal, pero no sabÃa por qué era más arrogante.
Por cierto, ¿en qué demonios estaba pensando Killian al hacerme semejante oferta? Después de todo, habÃa algo realmente malo en él desde el último concurso de caza.
Estaba lleno de dudas hasta esa noche en que visité de nuevo el palacio de Judith.
"¿Judith?"
Tales dudas, sin embargo, desaparecieron rápidamente bajo el peso de la sospecha después de encontrar a Judith en el vestÃbulo del palacio.
"¿Qué está haciendo ah�"
Cuando llegué al Palacio del FrÃo, Judith estaba agazapada sola en un rincón del vestÃbulo del primer piso.
Entonces, nada más entrar por la puerta, ella saltó y me sorprendió mientras le preguntaba a la criada cómo estaba Judth.
"Oh, bueno, esa es la cuestión... Dijiste que volverÃas, pero no sabÃa cuándo..."
Las mejillas de Judith fueron enrojeciendo poco a poco mientras los ojos de la gente la miraban como si fuera consciente de que se habÃa puesto en evidencia.
Me quedé perplejo al oÃrla decir eso.
Entonces... ¿significa eso que habÃa estado esperando todo este tiempo en el porche, sin saber cuándo iba a volver?
"Si vengo, enviaré un mensaje"
"Pero... podrÃas venir de repente"
Murmuró Judith con voz apagada.
La última vez vino sin que yo le avisara.
En aquella ocasión, vine de improviso para ver cómo estaban las criadas sin pretensiones, pero no esperaba que eso condujera a tal resultado.
Por supuesto, hoy ha ocurrido lo mismo cuando he venido sin avisar, pero ahora no estaba aquà para ver a Judith, sino para ver su palacio.
Asà que me desvié de mi camino para hacer una visita tranquila, y sólo le di a la criada principal una palabra de advertencia.
La criada encargada del palacio de Judith inclinó la cabeza con una mirada atónita y se disculpó.
"Lo siento, Primera Princesa. CreÃa que la Cuarta Princesa estaba en su habitación"
ParecÃa que Judith era demasiado pequeña para verla encogida en un rincón. Además, su pelo era negro, asà que no se habrÃa notado cuando estaba escondida en las sombras.
"A partir de ahora te avisaré antes de venir para que no tengas que estar tanto por aquÃ"
"SÃ..."
Miré a la niña que asintió con la cabeza.
Los reemplazos de las sirvientas deben haber hecho definitivamente la vida más fácil que antes, pero por supuesto, no habÃa ningún cambio notable después de sólo una semana. Aun asÃ, su cara tenÃa mejor aspecto que antes, probablemente porque ahora sus mejillas estaban ligeramente sonrojadas y de color sangre.
Pensé que seguÃa actuando como una idiota, pero...
Por alguna razón, no me hizo sentir mal que ella pareciera estar tan ansiosa de que viniera.
"Vamos a entrar. Ven aquÃ, Judith"
Judith levantó la cabeza asintiendo al oÃr mi voz.
Pude ver sus ojos amarillos a través de su pelo negro que ocultaba un poco su cara, probablemente porque se habÃa quedado dormida.
Judith escuchó las palabras de venir a este lugar, pero me miraba fijamente. Me miró detenidamente y pronto se levantó de su asiento, retorciéndose. ParecÃa un patito dando sus primeros pasos.
Al observarla, no pude evitar encoger los dedos.
Casi le tendà la mano a la niña que se acercaba.
"¿Qué te parece el nuevo entorno? ¿Hay algún inconveniente?"
Pero al final, en lugar de tenderle la mano a Judith, giré primero mi cuerpo. Luego pregunté.
En estos momentos se estaban llevando a cabo importantes reparaciones en el palacio de Judith.
Eso no significaba que el palacio tuviera que ser desalojado. Por muy pequeño que fuera el palacio, habÃa tantas habitaciones vacÃas en el propio edificio que era difÃcil de manejar, asà que se podÃa utilizar otra habitación para evitar la renovación.
"Todo está bien"
Judith respondió a mis espaldas a mi pregunta.
"De verdad. Todo es como un sueño..."
Ella sonaba como si estuviera caminando en un sueño, al igual que esas mismas palabras. Sentà un poco de curiosidad por saber qué expresión tenÃa en su rostro cuando dijo esas palabras. Sin embargo, no me giré.
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