La Princesa Monstruosa 35
La presa de la Princesa Monstruosa (6)
Poco después, llegamos a la habitación de Judith, recién trasladada, y las criadas estaban ocupadas.
"Prepararé una mesa de refrescos pronto"
"De acuerdo"
Algunas de ellas eran caras conocidas.
Eran sirvientas trasladadas desde mi palacio. Asà que eran mi gente, no la de Judith.
Mi gente que puede contarme cada movimiento de Judith en detalle cuando yo quiera y hacer lo que yo les pida.
Lo supiera Judith o no, parecÃa estar contenta de que las criadas fueran tan amables con ella.
"Primera Princesa"
Aun asÃ, Judith abrió la boca con cuidado mirándome de una manera bastante tranquila hoy, como si se hubiera adaptado a enfrentarse a mà en comparación con la última vez que vine.
"Si no le importa, ¿puedo preparar mi propio té hoy?"
Por supuesto, las palabras que dijo eran similares a las de la última vez.
Judith me miró y añadió apresuradamente.
"Lo he estado preparando yo misma siempre, asà que sé cómo hacerlo. Por supuesto, puede que no sea del gusto de la Primera Princesa, pero aun asÃ... Ya que has venido a mi palacio, querÃa invitarte..."
Lo dijo como una ardilla que da una bellota a un invitado. Aun asÃ, habÃa que tener mucho valor para decÃrmelo, y Judith parecÃa bastante nerviosa mientras se apretaba la parte inferior del vestido.
"SÃ, por supuesto"
Cuando Judith vio esto y yo acepté, se llenó de alegrÃa.
Al cabo de un rato, las criadas trajeron el té y los dulces.
Judith abrió la tapa del recipiente del té y trabajó febrilmente con sus manos.
¿Qué puedo decir de la sensación que tuve al verla juguetear sola con sus manitas? Me sentà como si estuviera viendo a un niño arreando el ganado.
"Ya está hecho"
El té que Judith habÃa servido con sus manos temblando tanto no era bueno.
Era natural. Incluso si las habilidades de Judith eran realmente buenas, no podÃa ser mejor que las sirvientas que estaban entrenadas profesionalmente para este tipo de trabajo.
Además, mi lengua interior ya estaba en el palacio imperial, con todas las delicias de los mares y las montañas.
"No está mal. Se te da bien"
Aun asÃ, merecÃa la pena el esfuerzo.
Tal vez porque ya era tarde, mi cuerpo se estaba cansando de la fatiga moderada, asà que no parecÃa tener ganas de ser tan estricto como de costumbre.
"Oh, eso es un alivio"
Judith sonrió con la mayor alegrÃa de todas las que habÃa visto.
Era una noche extraña para que dos hermanastras que, en el futuro que yo habÃa visto, habÃan estado luchando por la vida y la muerte, derramando la sangre de la otra, se encontraran asà y tomaran tranquilamente una taza de té.
***
"Primera Princesa, ha llegado una carta del Mago Levantheon del Salón de la Noche Blanca"
A los pocos dÃas, recibà noticias de Levantheon. Eran las noticias que habÃa estado esperando, asà que no habÃa necesidad de retrasarlas. Asà que
fui inmediatamente a la Sala de la Noche Blanca.
"Es imposible"
En cuanto vi su rostro, Levantheon habló con voz sombrÃa.
"¡El perÃodo de cultivo del hereje es de al menos 5 años! Está clavado"
Al fin y al cabo, querÃa verme por el niño hereje que habÃa solicitado antes.
Mientras tanto, el rostro de Levantheon se habÃa iluminado, como si hubiera estado despierto toda la noche durante una semana, inmerso en su investigación.
Sus ojos también se habÃan oscurecido, haciéndole parecer un panda.
Ciertamente, esto no era algo que Levantheon pudiera haber manejado solo, y debÃa de suponer un esfuerzo discutirlo con las personas implicadas.
"¿Y? ¿Cuántos años ha disminuido?"
Pero el Levantheon que yo conocÃa no habrÃa fracasado.
Si lo hubiera hecho, no me habrÃa llamado tan fácilmente.
Levantheon cruzó las manos sobre el escritorio y siguió hablándome con seriedad.
"Lo he reducido a la mitad"
Eso es lo que esperaba.
"Creo que puedo acortarlo aún más. Pero, como he dicho, esto nunca es una tarea fácil. ¿Sabes lo cansado que estaba para lidiar con mis mayores que tenÃan seis hojas de laurel?"
Me apoyé en la silla y dije con las manos juntas en una postura similar a la de Levantheon.
"El preámbulo también lo es. Vayamos al grano"
"Entonces, en mi opinión..."
Como si lo hubiera estado esperando, Levantheon ni siquiera se molestó esta vez.
"Espero que la Princesa me motive hoy"
El hombre que me miraba y sonreÃa finamente parecÃa un zorro justo antes de recoger uvas y comerlas.
Levantheon y yo nos miramos fijamente.
Sin embargo, no era una petición imprevista, y no me quedé pensando en ello durante mucho tiempo.
"Cinco segundos"
"¿Cinco segundos? Diez segundos"
"Cinco segundos"
"¡Diez segundos!"
"Cinco segundos"
Levantheon subió la temperatura, pero no me movÃ.
Al principio de una negociación, la persona que tenÃa un sentido de arrepentimiento siempre perdÃa. En ese sentido, Levantheon era un muy buen negociador.
Los ojos de Levantheon temblaban de frustración cuando yo mostraba una actitud relajada que decÃa que si no le gustaba no lo harÃa.
Al final, Levantheon, que ahora tenÃa un cuerpo muy relajado, perdió.
"Bien. A cambio, empezaremos cuando estés preparado"
Hizo un mohÃn con los labios y revolvió las cosas en el escritorio como si estuviera enfurruñado por su edad.
En realidad, lo que Levantheon entendÃa por preparación era precisamente eso, preparación de la mente.
La comida mágica necesaria para compartir los recuerdos también era algo que Levantheon habÃa elaborado de antemano.
La piedra de maná auxiliar utilizada para ello ya habÃa sido preparada por él.
No es que al principio tuviera que pasar por todas estas molestias cada vez que utilizaba la magia, pero la magia que implicaba a la mente humana era muy peligrosa y requerÃa un proceso tan delicado.
Levantheon colocó todo lo que necesitaba en su escritorio, se sentó con la espalda recta en una postura piadosa y extendió las manos frente a él.
"Por favor, coge mi mano, princesa"
Su rostro era muy serio.
Después de todo, era un hombre serio cuando se trataba de magia.
Extendà el brazo y tomé la mano de Levantheon.
En esa posición, respiré hondo y lentamente varias veces.
"Entonces... empecemos".
Al cabo de un rato, sentà que el maná de Levantheon se movÃa.
¡Paat!
La piedra mágica del escritorio brillaba.
Pronto los patrones y las letras de una fórmula mágica también flotaron en el aire y se rompieron con la luz. Al momento siguiente, un espacio como un cielo nocturno púrpura apareció frente a mÃ.
Era un lugar misterioso con jaulas de pájaros colgando en el aire.
Era el otro lado del mundo que habÃa visto mientras sufrÃa la fiebre del mago.
Sin duda, Levantheon se habrÃa dado cuenta de que yo no mentÃa en cuanto viera este lugar. La fe ciega no necesitaba ningún otro razonamiento. En realidad, no se trataba de un engreimiento mÃo. Yo mismo lo sentà después de ser consciente del otro lado del mundo, pero sólo porque era un instinto en mi sangre de mago el darse cuenta.
Cinco segundos de tiempo fueron suficientes para ganar esa creencia, pero naturalmente muy cortos para satisfacer su curiosidad. Cuando llegó el momento señalado y me dispuse a soltarlo, Levantheon presionó más mi mano que la que habÃa agarrado. También ató mi mano con una cadena de poder mágico.
'SabÃa que esto pasarÃa'
Después de reÃrme, acabé por aumentar mi poder mágico. También cerré a la fuerza la puerta del recuerdo que habÃamos compartido.
Sin embargo, Levantheon no se dio por vencido y trató de entrar por la fuerza en el hueco.
¡Kwaaang!
Pero lo he dicho una y otra vez. Yo tampoco era un mago tan fácil. En particular, no habÃa nadie que pudiera vencerme con el maná.
"¡Uf...!"
Una fuerte tormenta se produjo cuando los dos mana chocaron.
¡SLAM!
Las ventanas se hicieron añicos y las paredes se rompieron. Finalmente, Levantheon salió volando de mi mano y se desparramó por el suelo.
"Eso es una violación de mi promesa, Levantheon"
Me levanté y miré a Levantheon mientras salÃa.
Levantheon me miró sin comprender, con las gafas agrietadas y cayendo por el dorso de la nariz y el pelo revuelto.
Se oyeron gritos de la gente que salÃa del muro roto. Les sorprendió la explosión de maná que habÃa ahora en la sala.
Miré desde el interior de la habitación donde las luces brillaban con fuerza. Allà estaba el chico pelirrojo mirándome con los ojos muy abiertos.
Estaba rodeado de gente con túnicas de mago en la parte trasera del edificio. HabÃa un claro rastro de haber sido golpeado en la cara.
"Como era de esperar, no puedo hacerlo asÃ"
"¿Perdón...?"
"Me llevaré a ese chico ahora. Yo me encargaré de Su Majestad, y Levantheon se encargará del Salón de la Noche Blanca"
"¡No, eso no tiene ningún sentido...!"
"Rompiste tu promesa, asà que digamos que sà lo tiene"
Salté por la ventana rota antes de que Levantheon, que seguÃa hecho un lÃo, pudiera decir algo. Iba a ser asà de todos modos, asà que pensé que habÃa hecho un trato a espaldas del mundo sin razón, pero no podÃa evitar lo que ya habÃa sucedido.
Pronto, un viento mágico me arrastró.
El chico, que parecÃa haber sido tratado con dureza hoy, me miró con una expresión inexpresiva cuando caà frente a él. Al mirar más de cerca, vi que los rostros de los magos que lo rodeaban también tenÃan signos de haber sido golpeados, lo que me hizo sonreÃr un poco.
"Hola, ya nos conocemos, ¿verdad?"
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