La Princesa Monstruosa 29
La razón por la que el villano está obligado a ser el villano (2)
"Encuéntrala ahora mismo"
Ordené frÃamente, y luego pregunté a Miriam, que hasta entonces habÃa permanecido en mis brazos.
"Miriam. Judith estaba contigo cuando apareció la criatura mágica, ¿no es as�"
"No lo sé"
"Piénsalo más"
"Oh, ahora que lo pienso, alguien me dio un empujón repentino en el costado, y me caÃ... ¡asà que me dolió! Por favor, ¡encuéntralos y repréndelos, hermana!"
ParecÃa que no tenÃa nada más que pedir, asà que entregué a Miriam a su niñera.
Tal vez estaba cansado de llorar, pero no se aferró más a mÃ, sino que dejó tranquilamente que su niñera lo sostuviera.
"¿Qué significa esto? No puedo creer que el prÃncipe esté casi herido"
Fue en ese momento cuando mi madre apareció tras conocer la noticia.
"Saludo a la luz del imperio"
La gente se inclinó para saludar a la emperatriz en el coto de caza.
Mi madre pasó por delante de ellos y de repente le tendió la mano a la niñera de Miriam, la condesa McNoah.
¡SLAP!
"No estoy segura de cuánta negligencia debo tolerar"
"Yo... me disculpo. Su Majestad Imperial"
Originalmente, ser una niñera de la familia real era una posición honorable, y era ocupada por un noble de alta autoridad. Quizá por eso la condesa McNoah se sintió avergonzada cuando la emperatriz levantó la mano delante de tanta gente.
La frÃa mirada de mi madre fue la siguiente.
Mi madre, que se habÃa acercado a mà con un comportamiento elegante y nunca se precipitó, ni siquiera en un momento como éste, volvió a levantar la mano delante de mÃ. La mano que se acercaba carecÃa de algún modo de sentido de la realidad, y llegué demasiado tarde para escapar.
¡SLAP!
Pero no fui yo quien recibió el golpe de la mano.
"Bastardo descarado. ¿Dónde te atreves a ponerte delante de m�"
"Lo siento, Su Majestad... Estaré encantado de recibir el castigo en el Palacio Imperial, Su Majestad"
Marina, que se habÃa puesto delante de mà y habÃa sido golpeada en la mejilla, se desplomó y se disculpó ante mi madre. Los ojos de mi madre se estrecharon un poco.
Las palabras de Marina fueron para recordarle que ahora no era el Palacio Imperial, sino el lugar donde se habÃa celebrado el festival de caza.
Tal vez pensando que tenÃa razón, mi madre no intentó pegarme más. Pero ya sentÃa un frÃo de pies a cabeza, como si mi cuerpo se hubiera sumergido en agua helada.
... Mi madre me levantó la mano. Lo hizo sin la más mÃnima consideración por mi posición o mis sentimientos, y en presencia de tantos ojos.
El momento en que mi madre me mostró, mientras perdÃa la razón sólo por su enfado y preocupación por la seguridad de Miriam, se empolvó en mis dos ojos y no desapareció.
"Princesa, te dije que cuidaras bien del prÃncipe por mÃ"
Mi madre, habÃa calmado su mente excitada y parecÃa más tranquila que antes, pero seguÃa teniendo la misma cara de hielo.
Movà mi cuello rÃgido y miré a Marina, que tomó su mano por mÃ. HabÃa una larga cicatriz en la mejilla de Marina, como si la hubieran arañado con un anillo.
Marina sacudió un poco la cabeza. Me pareció que me decÃa que estaba bien, o que se rebelaba contra mi madre aquà y ahora, diciéndole que ya no fuera tan grande.
Más bien, el verla hizo que un débil calor subiera a mi cabeza.
Por otra parte, mi corazón, ofendido desde hacÃa tiempo, se fue enfriando.
Volvà a girar la cabeza y miré directamente a la cara de mi madre.
"Y si estuvieras preocupada por Miriam, Su Majestad la Emperatriz habrÃa permanecido directamente a su lado"
Lo siguiente que recuerdo es que mi voz salió de mi boca, más calmada de lo que esperaba. Y habÃa un escalofrÃo en ella, nada menos que el de mi madre.
"Antes de culparme asÃ"
"¿Qué? Princesa, ahora estás..."
Mi madre me miró con expresión de pánico cuando la enfrenté directamente por primera vez.
Desvié mi mirada de ella y ordené a otra criada.
"Llévate a Marina contigo. Llévala ya a la clÃnica para que le curen la herida de la cara"
"Castigaré a la criada por separado. EnvÃala al Palacio de la Emperatriz tan pronto como regrese al Palacio Imperial"
"No, no voy a enviar a Marina"
Las sirvientas que estaban detrás de mi madre y yo jadearon de sorpresa. La cara de mi madre, en particular, ya se habÃa puesto completamente blanca.
"Como Marina es mi persona, la autoridad para castigarla es totalmente mÃa"
SeguÃa mirándolas frÃamente, con una lenta sonrisa en los labios al hacerlo.
"Además, a diferencia de la doncella que fue castigada directamente por la Emperatriz por no proteger a su señor, Marina era una doncella leal que se dedicaba a proteger a su señor, por lo que serÃa insuficiente darle sólo un premio"
Nunca he sido de las que aguantan nada.
Al menos hasta ahora, no habÃa volcado mis sentimientos hacia mi madre, pero ella tenÃa que acostumbrarse a la nueva yo, al igual que yo a la nueva ella.
"Además, Su Majestad. Contrariamente a las preocupaciones planteadas por Su Majestad, Miriam no resultó herida ni siquiera con un golpe de mano, por lo que ahora creo que es justo reconocer primero el mérito de los Caballeros de la Guardia Real por mantener a salvo a la familia real y a los demás en el coto de caza"
Cuando lo dije sin perder hasta el final, mi madre se quedó atónita y no pudo decirme otra palabra a diferencia de antes.
"Primera Princesa"
Justo entonces, la persona que habÃa enviado a buscar a Judith regresó.
Hicieron una breve reverencia a la persona que tenÃan delante.
"Y ahora, Emperatriz. Me excusaré primero porque cada uno tiene su deber"
Tras saludar a mi madre por última vez, me di la vuelta primero.
Desde la distancia, vi que Killian Bernhardt me miraba con el rostro rÃgido, como si hubiera presenciado toda la secuencia de acontecimientos. Pero no se acercó a mÃ, y rápidamente aparté la mirada de él.
Tomando la iniciativa de guiarme, salà en busca de Judith.
***
Parece que los insectos se han metido en mi cuerpo sin saberlo. Mientras avanzaba por el camino, sentà como si las hormigas negras me rodearan, mordisqueando mi estómago.
Tras despedir al criado que guiaba el camino primero, caminé solo por la hierba. Con el tiempo, empecé a caminar un poco más rápido.
Al principio, sólo caminaba un poco más rápido. Pero más tarde, antes de darme cuenta, estaba corriendo por la hierba.
El viento soplaba con el aroma de la hierba en mis mejillas, y el aire rojo anaranjado llenaba mis pulmones dolorosamente.
SentÃa que no sabÃa quién me observaba asÃ, pero ahora mismo sólo querÃa correr, tirando por la borda toda la dignidad y las apariencias que valoraba. Sentà que si hacÃa eso, podrÃa deshacerme de los gusanos que se habÃan metido en mi corazón.
"H-hyuk..."
Empecé a reducir la velocidad cuando por fin vi a alguien.
Caminé lentamente, me detuve y recuperé el aliento.
La puesta de sol se agitaba frente a mà como una niebla cada vez más espesa. Judith estaba en el punto donde el rojo y el negro del sol se encontraban.
Pude ver a Judith sentada sola en la parte trasera de una tienda de campaña, donde se apilaban las cajas para guardar los artÃculos necesarios para el festival de caza.
Me quedé a cierta distancia y la miré fijamente.
El cabello negro y ondulado de Judith estaba cubierto de hierba como un césped. Lo mismo ocurrÃa con la suciedad y la tierra de los lados de su vestido.
Además, el dobladillo de su falda y la manga de su brazo derecho estaban desgarrados e incluso la sangre se habÃa extendido, haciéndola aún más miserable.
A juzgar por la pequeña botella de agua que tenÃa a su lado, parecÃa que Judith habÃa estado lavándose las heridas ella sola. Pero a mitad de camino, se dio por vencida y se quedó quieta, sin hacer nada, como si formara parte de un cuadro de paisaje.
Su rostro, un poco aturdido y con la mirada perdida en el vacÃo, parecÃa asombrosamente inexpresivo por un momento.
Judith parecÃa aún más sola y vacÃa cuando los rayos del sol empezaron a ponerse en su cara mientras estaba sentada aturdida.
Asà que ....
Realmente, por este momento, se veÃa tan desaliñada que ni siquiera tenÃa ganas de odiarla del todo.
"Judith"
Me acerqué a ella, llamándola por su nombre.
Cuando Judith finalmente notó mi presencia, levantó la cabeza y me miró.
"¿Primera princesa?"
Tropezó en su prisa por salir de su posición.
El hombro de Judith, que parecÃa estar vacÃo, fue presionado para que volviera a tomar asiento.
"DeberÃas sentarte. Parece que tienes la pierna herida"
Afortunadamente, pude tratar a Judith con mucha más calma que antes entre los demás.
Siempre que alguien estaba herido en la conmoción anterior, era una palabra que excluÃa a Judith.
A diferencia de lo que yo sabÃa, Killian no pudo ayudar a Judith cuando fue arrojada frente a la criatura mágica en el festival de caza de hoy.
HacÃa tiempo que intentaba averiguar el motivo de aquello, y parecÃa que era culpa mÃa.
Preocupé el lugar de caza al que Killian aspiraba hoy, por lo que antes tuvo que desplazarse a otro lugar. Como resultado, llegó tarde al volver del bosque y no pudo ayudar a Judith que estaba en peligro como en la novela.
Como resultado, Judith estaba sentada frente a mÃ, en este terrible estado.
"¿Por qué estás aquà sola sin ser atendida por un médico?"
"Oh, todo el mundo parece ocupado..."
"Es por Miriam"
Los labios de Judith temblaron ante la pulcritud de mi discurso.
De hecho, no habÃa necesidad de preguntar.
Los demás no tenÃan ni idea de que Judith habÃa sido herida asÃ. Significaba que ahora no habÃa nadie aquà que se preocupara tanto por ella.
La intrusión de criaturas mágicas en el coto de caza fue un incidente inesperado que nadie podÃa haber previsto. Sin embargo, todos debÃan estar ocupados pensando en él de forma exagerada, porque parecÃan estar empujados al lugar e incluso se puso a llorar a gritos.
El prÃncipe nacido de la emperatriz y la princesa nacida de una esclava tenÃan, naturalmente, una importancia muy diferente.
... Sin embargo, incluso si no hubieran sido empujados al lugar, ¿habrÃa habido una gran diferencia?
Miré fijamente a Judith mientras se sentaba.
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