La Princesa Monstruosa 25
Cambios menores (9)
"..."
Por supuesto, me molestó la forma en que sonrió.
"Espero que mi suerte dure hasta el último dÃa del festival de caza".
Sin embargo, no mostré esos verdaderos sentimientos y hablé con una cara sonriente.
Entonces Killian respondió también con una sonrisa.
"Realmente siento que eso es lo que va a pasar cuando dices eso, princesa".
Si hubiera sido otra persona, habrÃa pensado que las palabras eran un intento de provocarme, pero era Killian Bernhardt. Asà que sabÃa que era imposible que hubiera dicho eso para provocarme. Sin embargo, sabiendo esto, seguÃa sintiendo odio cuando miraba la cara de Killian.
Aun asÃ, seguà con mi "cara sonriente" hasta el final, cuando lo dejé y entré en mi tienda.
"Es realmente molesto".
Entonces, con las manos ligeramente nerviosas, me quité los guantes y los tiré en la silla.
Marina se dio cuenta de que mi ánimo se habÃa debilitado y los recuperó rápidamente.
"Princesa, ¿puedo ofrecerle una bebida frÃa?"
"SÃ".
Cuando tomé asiento, las otras criadas se acercaron a mà y me abanicaron.
El té de lima frÃo que me habÃa traÃdo Marina me hizo sentir aún mejor.
El torneo de caza de hoy ya habÃa terminado. Originalmente, sólo habÃa planeado entrar en el bosque el primer y último dÃa, pero ahora estaba a punto de cambiar de opinión.
Killian Bernhardt...
Sentà la firme decisión de traer una presa que lo sorprendiera. Entonces, mi mirada tocó de repente el pañuelo blanco enrollado en mi muñeca.
Judith me habÃa dicho que contenÃa los orÃgenes de la victoria. Estaba un poco sucio por los bordes, como si algo se hubiera manchado en el bosque.
De todos modos, ya he terminado todo el programa de hoy y se lo he enseñado a la parte que me ha regalado, asà que ya no hace falta llevarlo.
Me quité el pañuelo y se lo entregué a Marina.
"Toma, quédatelo".
"SÃ, princesa".
Recordé que habÃa un episodio de caza sobre Judith, pero ¿qué dÃa era?
Me esforcé por recordar lo que habÃa visto en mi sueño.
Pero no habÃa una fecha exacta que viniera a mi vaga mente.
"Bueno, no importa, ya que de todos modos no tiene nada que ver conmigo directamente".
Asà que al final, dejé de pensar más sin mucho esfuerzo.
***
Era el tercer dÃa del torneo de caza.
Hasta ahora, Killian habÃa estado haciendo ruido como si el bosque fuera su territorio.
"¡El pequeño duque de Bernhardt ha cazado una criatura mágica de grado espiritual!"
"¡No puedo creer que haya atrapado a Glanche hoy! Estas cinco escamas de colores brillantes son lo más fino de lo más fino. Además, como sólo aplicó los puntos vitales con precisión, ninguna de las otras partes resultó herida".
"Dios mÃo, ¿quieres decir que habÃa un Marluxus macho en el bosque? Esas dos cosas son notoriamente difÃciles de cazar".
"El pequeño duque de Bernhardt sigue siendo increÃble. Creo que a este paso podrÃa venir a por Galasia".
Hoy, la gente seguÃa impresionada con la captura de Killian.
También les impresionaba su humildad, ya que ni una sola vez hizo gala de sus habilidades ante ellos.
Por otro lado, yo...
"Hoy has cazado una alondra".
Killian se acercó a mÃ, evitando a la gente.
Estaba ordenado, limpio y sin alteraciones, no como alguien que hubiera pasado mucho tiempo en el bosque y acabara de entrar.
A diferencia de los demás, que estaban cubiertos de sudor o manchados con la sangre y los fluidos corporales de sus presas, Killian parecÃa tan radiante como antes de entrar en el bosque.
Las voces de las mujeres que gritaban y se reÃan detrás de Killian me molestaban desde antes.
"Es una criatura difÃcil de cazar sola, pero como se esperaba de la Primera Princesa".
Killian parecÃa admirarla en el sentido más puro, pero tal vez porque yo era una humana espinosa por dentro, sonaba como si me tuviera lástima.
"Es el pequeño duque de Bernhard el que es admirable. Un Marluxus".
Pero yo era una princesa elegante y refinada, asà que no dejarÃa que una pequeñez como ésta me irritara.
Killian me miró la cara mientras manejaba mi expresión con tal pensamiento, y sonrió.
"Como dije antes, creo que fue gracias a la princesa".
Es un hablador suave.
Y entonces dijo algo que me sorprendió de otra manera, y me detuve.
"A cambio, me gustarÃa regalar la captura más magnÃfica que he capturado este año a la Primera Princesa, ¿me lo permites?".
Fue entonces cuando levanté las cejas.
¿Y ahora qué?
Como dije antes, la presentación de la presa era un privilegio reservado al ganador del concurso de caza. Y Killian siempre habÃa rechazado ese privilegio.
Pero ahora, por primera vez este año, iba a presentar su presa. Y no a nadie más, sino a mÃ.
Si a otras mujeres les hubiera dicho esto Killian, podrÃan haberse emocionado.
Pero sentà que se me revolvÃa el estómago.
'¿Sólo es el tercer dÃa del torneo de caza y hablas como si ya estuvieras programado para ganar?'
Estaba cansada de la actitud relajada de Killian.
"Oh, gracias. Pero no sé si eso va a ocurrir".
Por desgracia, tal humillación no ocurrirÃa.
Porque el ganador de la próxima competición de caza seré yo.
"Me gustarÃa devolver la presa al pequeño duque, pero mi dedicación ya está programada".
Por supuesto, todavÃa podrÃa haberle ofrecido mi presa, sólo para fastidiar a Killian, pero no estaba dispuesto a hacerlo de otra manera.
Si iba a dar a Killian mi presa, preferÃa habérsela dado a Miriam. Por supuesto, realmente no querÃa hacer eso.
Si ganaba, me lo iba a dar a mà mismo. ¿Por qué iba a dar a otra persona lo que tanto me habÃa costado atrapar?
Nunca antes en la historia del Festival de la Caza el ganador se habÃa hecho un regalo de presa a sà mismo, aunque hubiera rechazado la oportunidad de hacerlo desde el principio, como habÃa hecho Killian.
Hmm, pero serÃa bueno si pudiera ser el primero en aprovechar esta oportunidad.
"Ya veo. Es una pena".
dijo Killian con una pizca de pesar. Pero habÃa algo indiferente en su actitud, como si se tratara de una reacción educada más que seria.
Kilian volvió a añadir con una sonrisa en su bello rostro.
"Aun asÃ, ya que la princesa me ha permitido presentar mi regalo, podré afrontar felizmente el resto de la cacerÃa".
... Eso es realmente extraño. ¿Cómo puede el protagonista masculino estar tan fuera de sintonÃa conmigo?
'¿Por qué cada palabra que sale de su boca me molesta tanto?'
¿Quizás por el destino del héroe y del villano, diseñado desde el principio para aparentar?
"Es todo muy, muy extraño".
"¿Qué es, Su Alteza?"
"¡El pequeño duque Bernhardt!"
"¿Qué? ¿Qué pasó con el pequeño duque Bernhardt? Desde lejos, el ambiente me parece bueno. Mira cómo las doncellas están haciendo un escándalo".
¿Qué pasa? ¿Qué es lo que la gente puede ver? ¿Qué tipo de ambiente he creado con el protagonista masculino?
"Agua, por favor".
TenÃa tanta sed que, en cuanto entré hoy en la tienda, di un trago al agua.
Luego encontré un pañuelo prolijamente doblado sobre la mesa.
"¿Eh? ¿Cuándo has lavado eso?"
"El dÃa que me lo dejaste. Lo he puesto ahÃ, ¿no lo has visto?".
Escuché la historia de Marina y cogà el pañuelo de Judith. El pañuelo habÃa sido lavado mientras tanto y no se veÃa ni una sola mancha.
Tras comprobarlo, estuve a punto de dejar el pañuelo, pero entonces me detuve.
Ahora que lo pienso, ¿no es Judith la protagonista femenina de este mundo?
Entonces, Judith podrÃa ser una niña querida por Dios. Por supuesto, hubo pruebas programadas en el camino, pero al final, nadie serÃa más amado por este mundo que ella.
"Hmm."
Asà que, en cierto sentido, supongo que puedo considerarla una bendición de la diosa de la victoria. También es cierto que el primer dÃa del torneo en el que participé, tuve la mejor captura.
Se me pusieron los ojos en blanco y de repente me sentà un poco tentada.
Asà que miré el pañuelo de Judith y se lo devolvà a Marina.
"Voy a usar esto mañana, asà que no te olvides de prepararlo".
"Veo que le gusta. Lo haré, Alteza".
Pero cuando Marina cogió el pañuelo, sentà una punzada de vergüenza dirigida a mà después, y me reà suavemente.
¿Qué estoy haciendo ahora?
Creyendo en esta superstición, Kilian debe haberme vuelto loco.
Me recosté en mi silla frotándome la frente.
No me importa esta caza de la olla.
'... Y este año, también, ¿me empujará Killian y me humillará al segundo lugar?'
Me pareció extraño que perdiera contra Killian. ParecÃa que el sitio del oeste donde me instalé no era bueno.
Por supuesto, estos festivales de caza y demás no eran muy importantes, pero aun asÃ, mañana me parecÃa una buena idea trasladarme al coto de caza del sur, donde habÃa ido Killian, o a alguna otra zona.
Esta era otra idea ilógica basada en la superstición, pero no fue hasta un rato después, cuando habÃa recuperado todos mis sentidos, que me di cuenta del error de mi pensamiento.
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