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Miércoles 21 de Febrero del 2024 |
La Princesa Monstruosa 190
SS1: Recepción del Conde Lassner (3)
Instintivamente, cerré los ojos.
La confusión que se habÃa ido acumulando alcanzó rápidamente su punto álgido, haciendo que contuviera inadvertidamente la respiración.
Como la falta de aire se hizo aún más sofocante por una razón un tanto involuntaria, me encontré con la cara enrojecida, revelando un espectáculo embarazoso.
Cuando por fin recobré el sentido, ya estaba enterrado en el respaldo del sofá.
"He pensado en esto muy a menudo. Un pelo corto como éste, donde la nuca queda al descubierto, parece peligroso. Cada vez que te seguÃa, no dejaba de llamarme la atención, princesa..."
La voz, susurrada en voz baja, me hizo cosquillas en los oÃdos y, al instante siguiente, un aliento cálido se posó en mi cuello.
"Para alguien como yo, sigue llevándome a pensamientos inapropiados".
Con los dedos entrelazados, sujetándose como un tornillo de banco, mi mano ejerció fuerza sin querer.
Mis pestañas bajas temblaban.
"Espera, espera un momento".
Me apresuré a levantar la mano para proteger el rostro de Gerard.
Sin embargo, él pareció expresar su descontento, alzando las cejas como si señalara mi interferencia. ¿PodrÃa ser que me estuviera mordiendo los dedos juguetonamente con un atisbo de fastidio?
Miré los impertinentes ojos de Gerard con la cara ardiendo de vergüenza.
¿Cuándo se habÃa vuelto tan atrevido? Además, fantasear con esas cosas cada vez que me miraba... ¿Desde cuándo es asà este granuja?
"E-Espera, ¿has sido asà en secreto todo este tiempo?"
"¿Tal vez más de lo que te imaginas?"
Gerard ni negó mis palabras ni liberó la mano que le cubrÃa la cara; en lugar de eso, tiró suavemente de ella hacia abajo.
"Antes te he preguntado por qué no pensabas quedarte más tiempo en esta mansión".
Una sonrisa traviesa jugó en su rostro.
"Porque, de todos modos, dentro de unos años me mudaré al palacio".
Por un momento, las palabras de Gerard me desconcertaron. ¿Estaba pensando en volver a ser mi caballero?
"Y a partir de entonces, el palacio donde está la Princesa será mi hogar para el resto de mi vida".
Sin embargo, con las siguientes palabras de Gerard, comprendà al instante el significado más profundo de su afirmación.
Sólo habÃa una forma de que alguien que no fuera de sangre noble hiciera del palacio su hogar para toda la vida: convertirse en la esposa de un noble y convertirse en consorte.
Entonces, las palabras de Gerard significaban...
Mi rostro, ya sonrojado, se calentó aún más.
"Gerard... No deberÃas haber dicho nada del Joven Amo Montera. Tener tales ambiciones..."
"Te lo dije, no importa lo que imagines, será más que eso".
Mientras Gerard tiraba de mi mano y se inclinaba para darme un beso, se le escapó una leve carcajada.
"He estado buscando oportunidades para quedarme a tu lado, pase lo que pase".
Tras otro dulce beso, mi mente se pintó de una blancura surrealista, como un delicado pastelillo. En silencio, estallé en una sonrisa y finalmente, con un sentimiento caprichoso, me abracé al cuello de Gerard.
En efecto, si es mi amante, deberÃa tener tales aspiraciones.
Resultó que Gerard era igual de ambicioso y parecÃamos ser la mejor pareja del mundo.
Demasiado pronto, un dÃa de brisa en casa del nuevo conde Lassner llegaba a su fin.
2. La vida cotidiana de la princesa Judith
El dÃa del banquete imperial, Judith paseó por el salón de baile y vio a
Arbella en la terraza con Gerard. Inmediatamente, sus cejas se movieron con disgusto.
¿Ese pequeño bastardo la ha vuelto a coger mientras yo estaba distraÃda?
Después de todo lo que habÃa pasado, el resentimiento de Judith hacia Gerard se habÃa suavizado un poco. Pero aún le molestaba ver a Arbella y Gerrard pegados de aquella manera.
Judith se debatió seriamente entre salir corriendo a la terraza e interrumpirles.
Pero cuando hizo contacto visual con Arbella, que casualmente estaba en la terraza, su frustración se apagó como un petardo húmedo.
"En serio, sólo pone esa cara de algodón de azúcar cuando está con él... Ni siquiera puedo acercarme y meterme con él".
"¿Qué? No podÃa oÃrte con la música, pero ¿acabas de decirme algo?".
Justo en ese momento, Bobby Monterra, que llevaba un rato parloteando, escuchó el monólogo de Judith y aguzó el oÃdo.
"Ah, ya veo que has estado mirando la terraza, Cuarta Princesa, y si quieres tomarte un descanso, ahora puedes salir conmigo...".
"No, no es eso, vamos donde está la gente, vamos, Joven amo Montera".
Judith arrastró a Bobby Montera, que se dirigÃa hacia la terraza sin miramientos. Él puso cara de tonto por un momento, luego la siguió feliz o tal vez tontamente.
Judith chasqueó la lengua y caminó de espaldas a la terraza, mezclándose pronto con los demás.
"¡Oh, mi querida Cuarta Princesa, bienvenida a casa!"
"Ha pasado mucho tiempo, marquesa Barnes. ¿Qué le produce tanto placer?"
Al ver una sonrisa infantil en el rostro de aspecto amable de Judith, todos se acercaron a ella con familiaridad.
"4ª Princesa, usted también está muy guapa hoy. Especialmente el patrón de bordado de ese vestido es increÃblemente único y de buen gusto... Verdaderamente un creador de tendencias entre la nobleza de Kamulita."
"Oh, Cuarta Princesa. Nuestra familia Crosse organiza mi fiesta de cumpleaños a finales de este mes. Por favor, agrácianos con tu presencia."
"4ª Princesa, he oÃdo que estaba considerando una cátedra en la Academia Rabelle. ¿Ha tomado una decisión? Si aceptas, te convertirás en la profesora más joven de la academia..."
"¡Cuarta Princesa!"
"4ª Princesa..."
Naturalmente, como era de esperar, Judith fue calurosamente recibida por todos. A diferencia de antes, ahora todo el mundo estaba ansioso por acercarse a ella.
Bueno, en cierto sentido, era como "antes", refiriéndose a cuando Judith era Arvella.
"¡Judith! ¡Judith!"
Sin embargo, la persona que gritaba su nombre y corrÃa hacia ella era una figura totalmente inesperada. Judith se dio la vuelta con expresión desconcertada.
"¿Qué pasa? Llevaba tiempo buscándote. Eres tan pequeño que pensé que serÃa fácil encontrarte".
Era el 2º PrÃncipe Lloyd.
Corrió hacia Judith, inusualmente emocionado de verla.
La gente dentro de la sala de banquetes murmuró ante la inusual visión de Lloyd.
"¡AquÃ! ¿Ves esto?"
Por alguna razón, Lloyd, que se habÃa acercado a Judith enérgicamente, extendió algo hacia ella como presumiendo.
Judith lo miró con curiosidad.
"¿Hmm? Un permiso de traslado para la Academia Rabelle".
"¡Eso es! Ja, ¿abriste bien los ojos y lo viste? ¿No dije algo asà como que esto no es nada para mÃ? Academia Rabelle, ¡esto no es más que un juguete masticable que nuestro Ricky roerÃa!".
La gente de alrededor, comprendiendo de alguna manera lo que estaba pasando, felicitó a Lloyd.
"Vaya, 2º PrÃncipe, he oÃdo el rumor de que declaraste que harÃas el examen de ingreso en la Academia Rabelle el DÃa de la Celebración del Mago, ¿y ha resultado ser cierto? Enhorabuena!"
"¡Pasar el difÃcil examen de ingreso de la Academia Rabelle es realmente notable!"
"¡SabÃa que el 2º PrÃncipe aprobarÃa sin duda!"
Los hombros de Lloyd, ya hinchados, se inflaron aún más hacia el cielo.
"¡Jajaja! ¡Por supuesto! ¿Quién te crees que soy? ¿Me equivocarÃa en un simple examen de ingreso a la academia?".
Judith miró a Lloyd, que estaba alardeando de sà mismo, y chasqueó la lengua con desaprobación.
Originalmente, todo esto no habÃa empezado por una apuesta, sino por la ridÃcula apuesta entre ambos. Sin embargo, viendo a Lloyd tartamudear como un tonto, ella parecÃa haber olvidado todo eso.
La raÃz del incidente fue el DÃa de Celebración del Mago del mes pasado. En aquel momento, Lloyd pareció sorprendido cuando escuchó por primera vez los rumores de que Judith habÃa sido recomendada como profesora en la Academia Lebel. Sin embargo, pronto se burló delante de los demás, como si fuera absurdo.
Pff. ¿Judith, profesora? ¿Está loco el Presidente de la Academia? ¿Tiene eso algún sentido? ¿Qué estudiante querrÃa soportar las rabietas de esa niña y recibir sus clases? Si yo fuera estudiante, ¡lo dejarÃa inmediatamente!'
Que Judith fuera maltratada por Lloyd y sus hermanastros era cosa del pasado.
Tanto Arbella como Judith recordaban el pasado, y sus personalidades habÃan cambiado un poco.
En pocas palabras, el formidable muro que habÃa rodeado a Arbella se habÃa suavizado un poco, y su temperamento se habÃa vuelto un poco más apacible.
Por otro lado, Judith, a pesar de su rostro de aspecto inocente, podrÃa decirse que habÃa empeorado sutilmente de carácter.
Asà que, como Judith se divertÃa jugando con los hermanastros que solÃan atormentarla, Lloyd también habÃa sido discretamente cauteloso con ella, vigilando cada uno de sus movimientos.
Sin embargo, de vez en cuando Lloyd no podÃa resistirse a dar un golpe cuando le faltaba paciencia.
Judith, en esas ocasiones, no se molestaba en enfrentarse a Lloyd. Incluso durante el DÃa de Celebración del Mago, sólo murmuró soliloquios sobre Lloyd para que todos la oyeran, como si pasara por allÃ.
'Pff. He escuchado tales palabras de gente que no tiene la inteligencia para entrar a la academia en primer lugar. Es conmovedor si lo piensas'.
Lloyd, que habÃa estado conscientemente fingiendo no darse cuenta de Judith, escuchó sus palabras.
"Inteligencia no suficiente para entrar en la academia... ¿Seguro que no se refiere a m�".
"No dije especÃficamente que fuera sobre ti, pero si sonó asÃ... Bueno, no puedo decir mucho. ¿Has estado pensando en ti de esa manera todo este tiempo?".
"¡Esto es sólo un juego de palabras...! Últimamente estoy un poco engreÃdo porque la gente parece aceptarlo, ¡pero soy muy superior a ti! ¡Asà que no actúes como si fueras mejor! No soy de los que presumen como tú en público, eso es todo...
"¿En serio? Entonces, Lloyd, ¿realmente te has convertido en elegible para entrar en la Academia Rabelle?"
"¡Por supuesto! ¿Qué problema hay con esos exámenes? ¡PodrÃa hacerlo ahora mismo si quisiera! fed ¡Esos perdedores que suspenden el examen de la academia son los raros!"
"Oh, genial. He oÃdo por casualidad, y resulta que el mes que viene hay examen de ingreso en la Academia Rabelle".
"¿Qué?"
"Como miembro de la familia real, puede ser un poco raro que entres como novato a tu edad, pero... para un examen de traslado, no deberÃa haber problemas. Además, si tienes tanta confianza, no necesitarás estudiar por separado, asà que encaja perfectamente en términos de tiempo."
"¿Qué, qué? ¿De qué estás hablando ahora?"
"Es un nuevo reto excelente, ¿verdad? Yo también te animaré. Todos, demos un aplauso a Lloyd".
Antes de que Lloyd pudiera decir nada, Judith aplaudió ruidosamente con una dulce sonrisa.
La gente reunida para el DÃa de Celebración del Mago siguió su ejemplo, aplaudiéndola.
"¿Qué está pasando? ¿Por qué aplauden de repente?".
"Bueno, he oÃdo por casualidad que el Segundo PrÃncipe va a presentarse al examen de traslado de la Academia Rabelle".
"¿Ah, sÃ? La Academia Rabelle tiene actualmente al Conde Lassner, el profesor del Departamento de Artes Oscuras, ¿verdad? También corre el rumor de que la Cuarta Princesa va a ser seleccionada como la profesora más joven del Departamento de Magia. Debe haber sido una decisión difÃcil".
"En efecto. Como era de esperar de la realeza de Kamulita, ¡siempre persiguiendo el conocimiento sin fin!"
Incluso aquellos que desconocÃan la situación se unieron, y el área del evento se llenó rápidamente de aplausos, apoyando el examen de ingreso de Lloyd en la academia.
"Bien, Lloyd, con los testigos aquà presentes, yo también espero ansioso la celebración de tu éxito. Adelante, da lo mejor de ti".
En un instante, como si despertara de un sueño, Lloyd parpadeó estupefacto ante la inesperada situación.
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