La Princesa Monstruosa 134
Las Dos Princesas (13)
Al amanecer, la fiebre que me habÃa estado quemando el cuerpo remitió como una mentira. Era una mañana clara, como si los sÃntomas de la fiebre del mago hubieran regresado y todo fuera sólo mi imaginación, y por suerte no tuve que cancelar mis planes para el dÃa.
"Primera Princesa, ¿qué la trae al Salón de la Noche Blanca a esta hora tan temprana?".
Cuando pasé por el Salón de las Noches Blancas a primera hora de la mañana, el mago que me vio abrió mucho los ojos sorprendido.
"Ayer oà que Judith tenÃa acceso a los materiales de investigación sobre grietas y monstruos, me gustarÃa echarles un vistazo".
"Por supuesto, ven por aquÃ".
El mago parecÃa extrañado de que dos princesas se interesaran por el mismo material en dÃas consecutivos, pero me hizo pasar sin mediar palabra.
La eliminación de mis esbirros de las sombras por parte de Judith me habÃa dificultado espiarla directamente, pero eso no significaba que el palacio careciera de quienes pudieran servirme de ojos y oÃdos, y me habÃa enterado de que recientemente se habÃa interesado mucho por los datos sobre grietas y bestias que yo estudiaba con permiso imperial en la Sala de la Noche Blanca.
Ésas fueron las primeras cosas que comprobé, pero tenÃa curiosidad por saber qué era lo que Judith habÃa estado leyendo durante tanto tiempo, sobre todo ayer, pero los materiales de investigación sobre las grietas sólo eran accesibles a la realeza, asà que aproveché para visitar yo mismo la Sala de la Noche Blanca.
"Aigoo, por qué no es la Primera Princesa".
Mientras caminaba por el pasillo, siguiendo al mago que guiaba la marcha, se me acercó un joven esbelto de cabello crespo azul claro y ojos rosados, con la túnica colgando sin apretar. Era Levantheon, que se habÃa enterado de mi visita a la Sala de la Noche Blanca y habÃa venido a verme.
"¿Estás aquÃ, por casualidad, para discutir en profundidad esa tesis sobre pragmática mágica de la que te hablé hace un rato?".
En cualquier otro momento, habrÃa respondido con moderación, pero hoy, tras lanzarle una mirada, hablé con dureza.
"Hoy no estoy aquà porque tengo negocios con Levantheon".
"Dices cosas tan desgarradoras... ¿No estás siendo demasiado insensible conmigo, que llevo cuatro dÃas esperando que vengas a la Sala de la Noche Blanca?".
"Parece que estás ocupada ayudando a Judith con los preparativos de la Fiesta de los Magos, ¿por qué no te centras en eso un rato?".
"Ah, asà que la Primera Princesa se ha enterado de eso".
Levantheon se rascó la nuca y me siguió.
A decir verdad, estos dÃas tenÃa sentimientos encontrados hacia Levantheon. Para ser alguien a quien no le gusta que lo molesten con nada que no sea su propia investigación, está dispuesto a involucrarse en algo tan poco útil como una fiesta de magos. Tal vez Levantheon y Judith son más cercanos de lo que pensaba.
Como maestro y alumna, por supuesto, serÃa de esperar...
Sin embargo, me encontré sintiéndome extrañamente inquieto y un poco incómodo al verlos tan cerca. Para ser honesto, este sentimiento es algo que nunca habÃa sentido antes en mi vida, asà que es difÃcil poner un dedo en él.
Pero sabÃa que era una estrechez de miras infantil; era como si un niño se sintiera mal porque otra persona le hubiera quitado a su amigo.
Y después de pensarlo, me di cuenta de que hacÃa tiempo que consideraba a Levantheon una especie de amigo, pero seguÃa siendo un poco demasiado modesta y cohibida para admitirlo. Asà que cuando nos quedamos solos, Levantheon vaciló, como si tuviera algo más que decir, y luego me preguntó con cautela.
"Hablando de la Cuarta Princesa, ¿ocurre algo con ella estos dÃas?".
"¿Por qué preguntas algo as�"
"No... Es sólo que, por alguna razón, la Cuarta Princesa parece un poco diferente de lo que solÃa ser".
"¿Qué quieres decir con diferente?"
"Hmm, es difÃcil poner el dedo en la llaga".
Levantheon ladeó la cabeza, con una sutil sonrisa en la comisura de los labios. En realidad, tenÃa una corazonada de lo que Levantheon sospechaba. HacÃa tiempo que notaba un cambio en Judith. Pero no le dije nada más a Levantheon.
"Bueno, probablemente la veas más a menudo que yo estos dÃas".
"SÃ, en efecto, la Primera Princesa está muy ocupada, pero me alegro de verla después de tanto tiempo. Pareces un poco mayor que la última vez que te vi, y espero que estés comiendo bien, aunque estés ocupada."
"No estamos en condiciones de hablar ahora, ¿verdad?".
Sencillamente, la preocupación fuera de lo común de Levantheon por mi bienestar me hizo sentir un poco mejor. Pero no duró mucho.
"Por cierto, si no tienes nada que ver conmigo, ¿por qué estás hoy en la Sala de la Noche Blanca y adónde vas?".
"A hojear los materiales sobre grietas y monstruos".
"Ah, la Cuarta Princesa ha estado mostrando interés en ellos últimamente. Hmm... Ahora que lo pienso, parecÃa estar muy interesada en las grietas cuando estudiaba conmigo. Además, a menudo me preguntaba por la fiebre de los magos...".
Las siguientes palabras de Levantheon me detuvieron y me volvà hacia él para comprobar que lo que habÃa oÃdo era cierto.
"¿Judith te preguntaba sobre qué?".
Pero la respuesta de Levantheon no cambió, y sólo pude ponerme rÃgido al escuchar sus palabras.
"¿La fiebre del mago, a la que, curiosamente, parece prestar especial atención últimamente?".
***
"¡Bienvenida, Primera Princesa! Cuánto tiempo sin vernos!"
Tarde cálida para el otoño.
Al llegar a la Academia, fui calurosamente recibida por el Rector, Alex Samuel, que ya me habÃa estado esperando. Bajé del carruaje con una sonrisa cortés ante la familiaridad de la situación.
"El rector sigue aquÃ, me alegra ver que goza de buena salud".
La nueva academia, que yo habÃa visitado justo a tiempo para su finalización, habÃa empezado a aceptar estudiantes este otoño. Como academia imperial de reciente creación, la familia real estaba muy preocupada por ella, asà que el primer dÃa que abrió, asistà personalmente a la ceremonia de matriculación en nombre de la familia real.
"¡La Primera Princesa sigue tan fuerte y hermosa como siempre, y hemos estado esperando el dÃa en que pueda visitarnos de nuevo en la Academia Rabelle!".
Al ver cómo los ojos del rector Alex Samuel se humedecÃan de emoción, de repente me sentà abrumado.
"Cualquiera que oiga esto pensará que hace mucho tiempo que no vengo por aquÃ".
Por cierto, la academia que rechacé acabó llamándose como yo, Rabelle. Alcé las cejas al darme cuenta de que el nombre habÃa sido aprobado mientras yo estaba ocupado en otras cosas, pero la mayorÃa de la gente parecÃa satisfecha, excepto yo.
"TodavÃa tenemos un poco de tiempo antes de las entrevistas, asà que vamos al despacho del rector, donde me he procurado un poco de té negro de los Kirtos del Sur, donde se dice que una sola hoja vale más de mil monedas de oro, ¡en previsión del dÃa en que la princesa vuelva a visitar la Academia!".
Fui escoltado directamente por el rector y comencé a recorrer los terrenos. El motivo de mi visita era la elección de un profesor para el curso de "Magia Práctica" de la Academia, aún vacante.
Como el semestre ya habÃa comenzado, las demás clases ya habÃan encontrado profesores y estaban en sesión. Sin embargo, habÃa oÃdo que aún no habÃan encontrado un candidato adecuado para el curso de Magia Práctica, y hoy era el dÃa de las entrevistas finales. Al parecer, Magia Práctica es una asignatura muy importante, y por eso la academia me pidió que fuera el entrevistador.
De hecho, el rector me habÃa pedido inicialmente que me hiciera cargo yo mismo de la enseñanza de Magia Práctica, pero me negué.
Caminé por el colegio con Alex, observando las vistas y los sonidos de los niños. Era la hora de comer y no era raro ver a los niños fuera, correteando y disfrutando del aire libre.
"¡Eh, mira eso!"
"¿No es esa la 1ª Princesa?"
"¡¿Creo que s�!"
Algunos de los niños se sorprendieron al verme y se apresuraron a saludarme, otros estaban nerviosos y charlaban.
Sonreà y saludé a los niños que me saludaban. Luego, cuando se dieron cuenta de que era la Primera Princesa, se emocionaron aún más y corearon.
"Es agradable ver que la academia es tan animada y brillante".
"SÃ, los estudiantes son todos sólidos y ejemplares. Como ahora es la hora de comer, hay muchos estudiantes fuera, asà que espero que a la Primera Princesa no le molesten, especialmente estas acacias, que han sido criadas para florecer todo el año. Como dije antes, todos los pasillos de la Academia están plantados con acacias, ¡la flor de nacimiento de la Primera Princesa!".
Una vez más, el rector Alex empezó a contarme con orgullo lo mucho que habÃa cuidado la Academia. Pero ya lo habÃa oÃdo todo antes, cada vez que venÃa aquÃ, asà que ya no me impresionaba especialmente.
"Por cierto, el Pequeño Duque Bernhardt también está de visita en nuestra academia, y si a la Primera Princesa le parece bien, ¿puedo acompañarle al despacho del rector?".
Más bien fueron las palabras del rector Alex las que llamaron mi atención, como si de repente hubiera recordado algo.
"¿El pequeño duque Bernhardt está aquà ahora?".
pregunté, desconcertado.
No era posible que estuviera aquà para solicitar un puesto de profesor en la Academia... Ya habÃa visto el currÃculum, y el nombre de Killian no figuraba en él. Entonces, ¿qué hacÃa realmente en la Academia?
No me digas que ha venido a verme...
Un pensamiento pasó por mi mente, uno que podrÃa describirse como cohibido, pero rápidamente lo doblé y lo guardé.
Ah, sÃ, habÃa una. Una razón para que Killian viniera a la Academia'.
Ey, estoy de vuelta ----> Si te gusta mi trabajo, puedes apoyarme comprándome un café o una donación. Ya tu sabes, no te exijo, es de tu bobo aportar o no, no te exijo :p
0 Comentarios