La Princesa Monstruosa 12
El protagonista masculino de Judith, el caballero de Judith (2)
Quizás fue porque habÃa estado inmersa en otras cosas durante tanto tiempo que no reconocà inmediatamente la situación.
"Primera Princesa, tienes un libro en la mano que no puedes sacar para leer".
Justo en ese momento, escuché la educada voz de alguien que venÃa de cerca.
"Ah."
Como si saliera de un trance, volvà en sÃ. Asà es, estaba de pie en la entrada, sosteniendo descaradamente un libro en la mano que no debÃa ser sacado de la habitación.
Di un paso atrás y el sonido que habÃa estado resonando en las salas cesó.
A continuación, levanté la cabeza. Un chico de aspecto claro inclinó ligeramente la cabeza frente a mà y me saludó.
"Killian Bernhardt conoce a la Primera Princesa"
En ese momento, me vino a la mente la descripción del libro.
Pelo plateado como copos de nieve blancos y ojos púrpura que parecen absorberte... Era cierto.
"Por favor, perdóname por no saludarte primero, ya que temÃa perturbar tus profundos pensamientos".
A pesar de que sólo tenÃa dieciséis años, sus ojos, su nariz y su cuerpo gozaban de un equilibrio y una belleza asombrosos, y podrÃan ser esculpidos por un artesano con gran esfuerzo.
Killian Bernhardt.
El único heredero del duque Bernhardt, uno de los dos pilares que actualmente sostienen el Imperio junto con la familia de mi madre, Delphinium.
Hoy no era la primera vez que lo veÃa, por supuesto.
Killian era el hijo mayor legÃtimo del duque Bernhardt, y como tal, me habÃa encontrado con él ocasionalmente en ocasiones oficiales como ésta. También era uno de los posibles prometidos que la familia imperial habÃa aceptado hace cinco años.
Killian Bernhardt no sólo era una persona atractiva, sino también un destacado talento en muchos campos. He oÃdo que incluso fue ordenado caballero esta primavera.
Era un pequeño duque que habÃa sido confirmado para dirigir Bernhardt, por lo que tenÃa mucho poder, y también era un excelente mago y espadachÃn. Además, tenÃa una personalidad seria y nada angulosa, y se dice que sigue siendo un modelo para la nobleza. Por fin tenÃa sentido.
Ese extraordinario brillo pertenecÃa al protagonista masculino.
Asà es. Estaba enamorado de la heroÃna Judith en "El brillante mundo de la princesa Judith" e incluso se casó con ella después'.
El futuro marido de Judith.
Al instante, no pude controlar mi expresión.
Miré a Killian sin pensar, y mi cara se hundió.
Tal vez fue demasiado obvio, pero el chico que se enfrentó a mà se estremeció por un momento.
Una pregunta apareció en su hermoso rostro.
Para entonces, yo también ensanché mi rostro y puse cara de ignorancia.
"No, gracias por su consideración. Entonces estoy ocupado, asà que me voy a ir..."
- ¡Beeeeeeeeeep!
Tras dejar un saludo volado a Killian, me acerqué de nuevo a la entrada y el sonido volvió a sonar en la barrera.
TodavÃa tenÃa un libro prohibido en la mano.
Tsk...
"Debes estar muy ocupado".
"SÃ, mucho".
"¿Quiere que le traiga un libro en su lugar?"
"No, gracias".
Era una locura que Killian supiera lo que estaba leyendo. Asà que fui rápidamente a la estanterÃa, dejé el libro y volvÃ.
"Entonces, estoy muy ocupado, asà que adiós".
Después de eso, me escapé de la biblioteca esta vez, sin mirar bien a Killian a la cara.
La voz que parecÃa burlarse de mà por detrás parecÃa ser el sonido de una risa, pero creà que era una ilusión.
***
"Marina, adelante. Me pasaré por el invernadero".
Después de regresar al Palacio Imperial, todavÃa estaba de un humor incómodo. Asà que para cambiar el ritmo, decidà probar un pasatiempo por primera vez en un tiempo.
¡Guau guau!
¡Guau guau!
Pero de camino al invernadero, escuché el sonido de un animal ladrando en mis oÃdos.
"¡Wahaha! Oye, ¿tienes miedo de este tipo? Eres un cobarde!"
"P-Por favor, no haga esto, Segundo PrÃncipe..."
"Oye, ¿qué quieres decir con que no hagas esto? ¿Qué te he hecho?"
El ruido me hizo sentir como si mi dolor de cabeza hubiera vuelto de repente.
Miré con ojos frÃos a las dos personas y al perro que luchaban en la entrada del jardÃn verde.
"Quiero volver al palacio. Por favor, déjenme pasar".
"¿Quién te ha dicho que no vayas? Ve!"
"Si pudiera apartar un poco al perro..."
"Oye, ¿por qué le dices eso a mi hijo que no está haciendo nada? Ricky y yo nos quedaremos quietos, asà que pasa".
Un chico regordete y de aspecto malvado, de pelo castaño y ojos verdes, acompañado de un cachorro de doberman con un collar atado al cuello, amenazaba a Judith.
Era el Segundo PrÃncipe, Lloyd, de la misma edad que Judith.
Eso es muy extraño...
Puede que ya estuviera ahà antes, pero una vez que me fijé en él, no pude evitar fijarme en Judith por alguna razón.
"Tsk, fuerte".
No tenÃa ninguna intención de ayudar a Judith, pero escuché un ruido que perturbó mi calma.
Asà que hice una señal hacia donde estaban los dos.
"¡Argh!"
Una brisa dorada envolvÃa las enredaderas que habÃan descendido lentamente en la entrada del jardÃn.
El segundo prÃncipe, Lloyd, y el pequeño doberman miraron a su alrededor con pánico, atrapados en la jaula que las lianas verdes habÃan saltado al instante para crear. Judith también abrió la boca sorprendida.
"¿No me digas que esta magia es de la hermana Bella?"
Los ignoré y pasé de largo.
"¡¿Dónde estás?! ¿Dónde estás? ¡Hermana! ¡Tengo la correa del sabueso! ¡Es real, hermana...!"
El segundo prÃncipe, Lloyd, no era especialmente educado cuando era joven y una vez se rompió la pierna gastándome una broma.
Desde entonces me tiene miedo. En particular, le he regañado por soltar a su sabueso en el exterior, por lo que todavÃa habÃa revelado apresuradamente si tenÃa la correa del perro o no.
Me apresuré a ir al invernadero antes de que las dos personas me encontraran y se volvieran más molestas.
Afortunadamente, el resto del paseo fue tranquilo.
Sólo que hoy el tiempo era muy ventoso y la hierba estaba verde.
"¡Kyaaaaaaaa!"
Pero no duró mucho. Esta vez fue Cloe la que apareció ante mÃ. Sucedió que no pude evitarla.
'¿Qué, todos eligieron un dÃa hoy? ¿Cómo es que puedo ver a uno de ustedes en cada camino que paso?'
"¿Hermana? Tu pelo...."
No puedo creer que su grito fuera tan fuerte. Cloe tenÃa tan buena voz como Marina.
Cloe, que habÃa estado caminando elegantemente bajo la sombrilla que le habÃa dado la sirvienta, con un vestido amarillo color forsitia como el que yo habÃa llevado el otro dÃa, dejó caer la mandÃbula en cuanto me vio.
"¡Qué, qué pasa...! Hermana, tu pelo, ¡por qué, por qué...!"
Quizá se sorprendió, pero no terminó la frase.
A juzgar por su reacción, parece que nadie se lo habÃa dicho todavÃa.
De todos modos, me han hecho tantas preguntas sobre mi pelo que era demasiado complicado volver a explicarlo. Asà que me limité a asentir con la cabeza y a decir como si no fuera gran cosa.
"Sólo me lo he cambiado para variar. ¿No te gusta?"
"H-hermana. E-está bien...!"
Chloe, que llevaba un rato observándome en silencio, respondió a mi pregunta con un movimiento de hombros, como si se hubiera dado cuenta de lo que le estaba preguntando.
Sin embargo, su reacción no fue tan mala como esperaba.
Por supuesto, me sentà halagado, pero pensé que al menos dirÃa que era extraño.
"Ahora que tienes el pelo corto... ¡se parece al protagonista de "Knight of Starlight Storm" que vi no hace mucho!"
... ¿Qué es eso?
¿Es un libro que Chloe solÃa leer? Bueno, no importa.
"Oh, Bella. Pero, ¿sabes qué?"
Pero de alguna manera Chloe, que estaba dudando con las mejillas rojas, me preguntó.
"Oye, ¿has tirado el pelo cortado?"
"No. ¿Por qué?"
"¿Entonces puedes darme un poco de tu pelo?"
"Adiós, Chloe".
"¡Espera, hermana...!"
Oà una voz detrás de mà llamándome con ansiedad, pero la ignoré y seguà caminando. Cloe se dio cuenta de que habÃa hecho una petición extraña, pero no insistió en seguirme.
Y en el invernadero al que llegué, volvà a encontrarme con la persona que posiblemente sea lo más importante de mi vida.
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