Domingo 17 de Marzo del 2024 |
La heroÃna tuvo una aventura con mi prometido 203
El jardÃn del invernadero, dentro de los opulentos muros del palacio imperial, ofrecÃa un sereno telón de fondo para nuestro encuentro.
La condesa Aria Valentine me habÃa agraciado con su presencia.
Se trataba de la misma Aria que, como notaria, habÃa roto mi matrimonio con Duval muchos años atrás.
Aunque habÃamos mantenido el contacto a través de cartas, nuestras agitadas agendas nos habÃan mantenido separadas, por lo que este reencuentro era para mà un motivo de alegrÃa.
"Ha pasado demasiado tiempo, Aria".
"Un placer volver a verle, duque Lavirins".
Ella se inclinó cortésmente y tomó mi mano entre las suyas.
"¿ConfÃo en que Su Alteza y Su Alteza gocen de buena salud?"
"SÃ, son prósperos y robustos".
Sonreà con satisfacción, recordando a Rejuni y Eljuni, que estaban tan enérgicas hoy como lo habÃan estado hace seis años, cuando di a luz a las dos juniors.
"Al contrario, están tan llenos de vigor que nos mantiene alerta tanto a mà como al prÃncipe heredero".
"Están en la edad en la que disfrutan de un buen retozo. Si no es mucha molestia, me encantarÃa echar un vistazo a esos dos cuando salga".
Sus ojos centellean, y reconozco la mención de Rejuni y Eljuni en su correspondencia, a partir del nacimiento de los dos juniors.
Aria siempre ha adorado a los niños'.
"Por supuesto", asentÃ, dando un sorbo a mi té.
CabrÃa suponer que desearÃa tener hijos propios, pero Aria aún no se habÃa vuelto a casar.
Cuando le habÃa preguntado casualmente sobre ello con anterioridad, me habÃa respondido que no habÃa pensado mucho en ello.
Como condesa, poseÃa riquezas, un negocio floreciente y una serie de pretendientes que rivalizaban por su atención. Sin embargo, seguÃa atormentada por la angustia que le habÃa infligido su ex marido, Nix.
Mientras nos ponÃamos al dÃa sobre nuestras vidas e intercambiábamos cumplidos, Aria me presentó una propuesta de negocio.
SabÃa que tarde o temprano iba a poner en marcha un nuevo negocio, y mis ojos se abrieron de par en par ante lo que habÃa escrito.
"¿Esto es... una escuela?"
"SÃ".
Aria esbozó su caracterÃstica sonrisa bonachona.
"La academia suele ser accesible sólo para los nobles debido a sus costosas matrÃculas, un hecho que siempre me ha preocupado. Mi objetivo es ofrecer a los niños desfavorecidos la oportunidad de experimentar la alegrÃa de aprender".
Su afecto por los niños debe de haber sido la fuerza motriz de este empeño.
Sin embargo, las aventuras empresariales son intrÃnsecamente arriesgadas, y ésta no era una excepción.
DependÃa de la escasa posibilidad de que estos niños mostraran talentos excepcionales al completar su educación.
Aun asÃ, me vi obligado a ofrecer mi apoyo.
"Esa es razón suficiente para que invierta bajo el nombre de Lavirins".
Las inversiones son intrÃnsecamente arriesgadas, pero también ofrecen la posibilidad de obtener importantes recompensas.
Si tenemos éxito, cultivaremos una riqueza de individuos con talento preparados para guiar al imperio hacia el futuro.
Por el bien de Rejuni y Eljuni, he resuelto invertir significativamente en alimentar el potencial de los lÃderes del mañana.
Mi participación en los patrocinios de Luminous me ha expuesto a una gran cantidad de talentos prometedores.
Los ojos de Aria brillaron de gratitud, conmovida por mi inesperado apoyo.
"Muchas gracias, Duke".
"Al contrario, estoy en deuda con usted. Esta iniciativa representa una oportunidad para preparar a los futuros lÃderes de nuestro imperio, aunque pueda encontrarse con la oposición de la nobleza. Pero, ¿por qué deberÃa eso disuadirnos?"
Dado que la "educación" habÃa estado tradicionalmente reservada a la nobleza, la disidencia de sus filas era inevitable.
La mirada de Aria se afiló ligeramente mientras hablaba con determinación.
"Estoy decidida. Y como esto es algo que quiero hacer, apretaré los dientes y lo haré".
"Si necesita ayuda, no dude en pedÃrmela. Me comprometo a ofrecer toda la ayuda que pueda".
"...Alteza, estoy inmensamente agradecido por su generosidad, pero no deseo agobiarle innecesariamente. Por favor, acepte mi más sincero agradecimiento por su amabilidad".
Aria hizo una profunda reverencia, su gratitud era evidente.
Hasta ese momento, habÃa asumido que serÃa yo quien la ayudarÃa.
Poco me imaginaba que pronto me encontrarÃa yo también necesitada de ayuda.
***
HabÃan pasado casi seis meses desde la última visita de Aria.
"Mamá, quiero ir a la escuela".
"¿Eh?"
La voz de Eljuni, recién llegada de una merienda con niños nobles, me sorprendió.
Incluso Reynos, sentado a mi lado, parecÃa desconcertado. Eljuni, que antes habÃa manifestado su desdén por quedarse sentada y estudiar, ahora parecÃa compartir el sentimiento sobre la escuela.
Mi querida Eljuni, ¿comprende realmente el propósito de la escuela cuando dice cosas como ésta?
"Por favor, déjame ir a la escuela".
"¿Entiendes siquiera lo que es la escuela?"
"SÃ, es donde estudian los plebeyos".
Ya veo. Sin embargo, a pesar de saber esto, ¿aún desea ir?
La miré con incredulidad, lo que hizo que Rejuni, que habÃa permanecido en silencio hasta ahora, interviniera.
"Ella sólo quiere jugar, madre".
"¡No!"
"Dice que quiere jugar con niños que no saben quién es ella, porque los niños nobles siempre se arrastran por su estatus".
"¡He dicho que no!"
"¿Entonces estás diciendo que vas a estudiar de verdad?"
Mi pregunta hizo que Eljuni, que habÃa estado discutiendo con vehemencia, se callara.
Caà en la cuenta de por qué habÃa sacado a relucir la idea de asistir a la escuela, aunque no fuera una academia.
Si hubiera sido Rejuni, podrÃa haber supuesto que querÃa experimentar la vida como un plebeyo. Pero corté esa lÃnea de pensamiento.
"Tus intenciones no son sinceras".
"¡No, realmente quiero ir a estudiar!"
"¿Jugar a estudiar?"
"¡Oh, mooooooommmyyyyy!"
Eljuni soltó un grito desgarrador y tiró del dobladillo de mi falda. Cuando permanecà impasible, habló como ofreciendo una gran concesión.
"¡Si no me crees, tendré que pedirle a Godori que me vigile como la última vez!"
"Estás intentando sobornar a Godori otra vez".
Recordé cómo habÃa persuadido a Godori para que faltara a clase con ella unos meses antes.
Incluso habÃa convencido a Rejuni, que destacaba académicamente, para que se uniera a ellos en un picnic.
No la habÃa regañado entonces, pues comprendÃa que los niños suelen hacer travesuras juguetonas. Sin embargo, desde entonces me habÃa abstenido de permitir que Godori los vigilara.
Al ver mi mirada suspicaz, Eljuni empezó a dar saltitos de frustración.
"¡No he sido yo, ha sido Rejuni!"
"Ohhh".
Hijo mÃo, pensaba que sólo eras bueno en la escuela, pero también eres bueno en otras cosas.
murmuré, fulminando con la mirada a Rejuni, que rápidamente desvió la mirada.
"El tiempo era tan agradable, y Godori mencionó que necesitaba algunas monedas de oro, asà que se las di... Es nuestro deber como miembros de la realeza ayudar a los necesitados".
"Muy bien. Sin embargo, nada de escuela".
El Emperador no permitirÃa fácilmente exponer a los jóvenes de la realeza a entornos desconocidos, ni siquiera por su seguridad. Además, no habÃa necesidad de pasar por tales problemas sólo por jugar.
Los hombros de Eljuni se desplomaron abatidos cuando rechacé con firmeza su petición.
Intenté mantener mi determinación y transmitirle que no debÃa revolcarse en la autocompasión, pero pude ver que el ánimo de Rejuni también se desinflaba.
'Tú también querÃas ir'.
Sentà una punzada de culpabilidad, pero me mantuve firme. Reynos me llamó en voz baja.
"El".
"Quieren ir".
"Parece que quieren ir más de lo que pensaba".
"Pero no pueden".
De todos modos, no sólo es débil conmigo, sino con ellos.
He perdido la cuenta de cuántas veces ha cambiado de opinión asÃ.
Me crucé de brazos, indicando que no iba a dejarlo pasar esta vez.
"Los otros estudiantes podrÃan sentirse incómodos".
"Si vamos de excursión sin que sepan que somos de la realeza, se harán una idea de cómo es la vida".
"...Pero dudo en enviarlos sólo a ellos dos a un lugar desconocido. Es la primera vez que se aventuran más allá de la sociedad aristocrática, y me preocupa su seguridad."
"Si eso es una preocupación, les acompañaré".
"¿Lo harás?"
HacÃa tiempo que no llamaba "cariño" a Reynos, sobre todo desde la llegada de los dos juniors.
Pero, ¿realmente seguirÃa a los niños alguien que siempre aparece como "una persona inusual", incluso cuando viaja en carruaje?
Me rasqué la cabeza desconcertada, preguntándome si le habÃa oÃdo bien. Reynos procedió a explicarse.
"SÃ. Mientras me transforme en un dragón malvado y me esconda entre las pertenencias de los niños, nadie se dará cuenta".
"...!"
Me quedé con la boca abierta ante su inesperada sugerencia, pero Reynos persistió.
"Hablaré con el Emperador con antelación para que usted no tenga que hacerlo. También hablaré personalmente con el Conde Valentine".
"No, yo me encargaré con Aria".
Y ahà es donde me quedo, totalmente perplejo.
Espera, ¿esto significa que de hecho vamos a enviar a los dos juniors a la escuela?
"Espera, aún no he dicho que los vaya a enviar".
"SÃ".
Asintió levemente, luego me miró con una expresión que decÃa que tenÃa mucho que decir pero que no iba a hacerlo.
Más le valÃa decirlo.
Después de todo, me resulta difÃcil negarme cuando me encuentro con esos ojos serenos y dorados que son todos mÃos.
"Uf".
Dejo escapar un pequeño suspiro.
"Vale, escribiré a Aria".
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