Domingo 17 de Marzo del 2024 |
La heroÃna tuvo una aventura con mi prometido 197
Recientemente, el emperador habÃa perdido las ganas de vivir.
Lloraba la pérdida de la reina, su constante compañera, y del segundo prÃncipe, Shade, al que habÃa criado como si fuera suyo.
Contemplando ceder el timón del emperador al prÃncipe heredero y buscar la paz en la reclusión, el disgusto del prÃncipe heredero le hizo reconsiderarlo.
Optó por aguantar, aún en sus cabales, y adoptó un pequeño pasatiempo para infundir vitalidad a su vida.
Disfrazado de plebeyo, recorrió la capital, mezclándose en el animado ambiente.
"¡Acaba de llegar pescado!"
"¡Fruta fresca en venta!"
"Mire estas hermosas artesanÃas hechas a mano. Le haré una ganga".
Ser testigo de las bulliciosas calles le proporcionó un breve respiro de la melancolÃa de sus recientes pérdidas.
Aunque el caravanero de la parte trasera le advirtió que fuera cauto, ya que cualquier cosa podÃa ocurrir en cualquier momento, la mayorÃa de la gente de las calles nunca habÃa visto al Emperador, ni siquiera de lejos.
Continuó su vagabundeo, esperando encontrar algo que rompiera la monotonÃa. Fue en ese momento cuando se acercó al edificio del gremio dirigido por su futura nuera.
"¿Hmm?"
El emperador notó una cabeza extrañamente familiar detrás de él.
Un chico rubio y bajito llamó la atención del Emperador y, aunque sólo habÃa visto la parte posterior de la cabeza del chico, se parecÃa a una versión en miniatura de Reynos.
El chico contempló el edificio, aparentemente reflexionando sobre si era el lugar adecuado. Lleno de una extraña curiosidad y de una indescriptible sensación de familiaridad, el Emperador decidió llamar al niño.
"Niño".
Sobresaltado, el niño se dio la vuelta. El Emperador se quedó momentáneamente atónito; el niño tenÃa un extraño parecido con uno de los vástagos de Reynos, excepto por el inusual tono rosado de sus ojos.
Igualmente desconcertado, la boca del niño se abrió ligeramente, sólo para inclinarse con prontitud en una apropiada, aunque breve, cortesÃa imperial.
"Saludos, abuelo".
El Emperador se quedó con la boca abierta de asombro.
***
Subà a mi carruaje y emprendà el camino de regreso a Luminous.
HacÃa tiempo que no distinguÃa a Luminous del Gremio, dado su considerable crecimiento.
A diferencia de los Manipuladores del Amor de Ciel, aún confinados en los bajos fondos, Luminous se habÃa expandido con un equipo de empleados fijos.
'No es bueno mostrar su cara'.
Dicen que si regresas al futuro, el pasado deja de existir, pero somos Reynos y yo quienes nos enfrentamos al aprieto.
¿Qué es tranquilizador? ¡Que busques a tus padres y me menciones a mà o a Reynos!
Justo entonces, el carruaje se detuvo bruscamente con el clamor de los caballos, y llegamos al cuartel general de Luminous.
A pesar de haber escaneado la zona varias veces, el niño que creÃa que era mi hijo no aparecÃa por ninguna parte.
Indagar entre el personal resultó inútil; ninguno habÃa visto a un niño solitario vagando por los alrededores.
"¿Adónde habrá ido?"
Como sólo quedaba el Gremio sin Luminous, mi yo del futuro nunca habrÃa educado a un niño en el Gremio Oscuro.
Sin otra opción, esprinté hacia él.
A lo lejos, vislumbré al niño que supuse que era mi futuro hijo.
¡Ahà está!
"Saludos, abuelo".
Pero me congelé en seco, asombrado por la inesperada dirección.
Para Reynos y para mà sólo habÃa una persona a la que un niño llamarÃa abuelo.
"No puede ser, ¿verdad?".
¿Por qué alguien que deberÃa estar en palacio estarÃa aquà fuera? No el hijo de Reynos y mÃo, sino un mero doble de Reynos. ¿No era la persona a la que se dirigÃa como abuelo el verdadero abuelo del chico, y no el Emperador del Imperio?
En medio de esta lucha con la realidad, la amenaza inminente de unas figuras encapuchadas por detrás atravesó mis pensamientos.
"Inseguro".
"¡Cómo se atreve!"
Sus rostros oscurecidos, pero inequÃvocamente los caballeros del Emperador, se detuvieron ante la orden del Emperador.
"RetÃrense".
"No dejes que su edad te engañe. PodrÃa ser peligroso".
"Examinen el rostro de este niño".
Tras la orden, los caballeros se centraron en el rostro del niño y jadearon.
"¿Su Alteza...?"
"Debo convocar al prÃncipe heredero e informarme de lo ocurrido".
El emperador hizo una señal a los caballeros para que le trajeran al niño.
¡No, no podemos agravar las cosas aquÃ!
Es más prudente aguantar la confrontación inicial.
Antes de que las cosas pudieran escalar más, me apresuré a avanzar.
"Saludos a Su Majestad".
"¿Duque Lavirins?"
El Emperador pareció sorprendido momentáneamente, pero luego cayó en la cuenta, considerando nuestra presencia frente a los Manipuladores del Amor de Ciel. Su expresión cambió rápidamente a una de comprensión.
Dio un codazo a un caballero.
El caballero cubrió rápidamente al niño con su capa.
No habÃa previsto que fuera mi hijo, dado que mi bando habÃa evitado el matrimonio todos estos años, asà que pretendÃa mantenerlo en secreto por el momento.
Estuve a punto de asegurarle que no necesitaba dar explicaciones, ya que yo era consciente de su existencia, pero se me adelantó.
"Madre".
Deseé darme una bofetada en la frente ante lo repentino de su entrada. Dame un momento para prepararme.
Los caballeros, junto con el Emperador, jadearon.
"¿M-Madre?"
"¿La duquesa Lavirins es tu madre?"
Sus ojos vacilaron al mirarme, y me molestó. Yo no le habÃa dado a luz, no le habÃa ocultado, no le habÃa criado.
Sin embargo, decÃrselo aquà no harÃa que me creyera, asà que lo admità y seguà adelante.
"Lo siento, Majestad, y le explicaré todo lo sucedido, pero me temo que estamos al lÃmite de nuestra capacidad, asà que tal vez quiera trasladarse a un lugar más tranquilo".
Afortunadamente, era una hora tranquila, sin transeúntes, pero no estábamos en condiciones de continuar nuestra conversación en la acera.
"Por supuesto".
Para mi alivio, el emperador accedió a mi petición. TenÃa la intención de ir a palacio y seguir discutiendo el asunto.
Fue entonces cuando oà una voz familiar.
"Majestad".
Era Reynos. ¿Cómo habÃa llegado hasta aquÃ?
Sobresaltada, levanté la vista y vi a Reynos, ligeramente sin aliento. HabÃa viajado hasta Luminous para encontrarme, y a su espalda iba Eljuni, encapuchada para ocultar su rostro.
Debió de traerla para no dejarla sola, pero no era una situación ideal.
Es peculiar que el propio prÃncipe heredero lleve a la niña, y parece que es suya.
...No. Es mejor enfrentarse a un golpe importante que a dos.
Mientras se entretenÃa con tan indecorosos pensamientos, los ojos del emperador se abrieron de par en par al mirar a Eljuni, que le dirigió una mirada interrogante que gritaba: "¿Qué demonios?".
"¡Mooommmyyyyy!"
Eljuni me vio y agitó la mano en señal de saludo, luego saltó y se colocó entre el chico y yo.
"Eh, vete. Mamá es mÃa".
"Qué cosa más vergonzosa hacer delante del abuelo. Madre, estoy aquà para ayudarte a trabajar".
Apartó a Eljuni y se colocó a mi lado, y no pude discernir si entendÃa lo que hacÃa o decÃa.
El chico parecÃa tener más o menos la misma edad que Eljuni.
Y le saludó tan despreocupadamente con un simple "hola".
No puede ser-
'¿Gemelos fraternos?'
El chico agitó la mano desdeñosamente, como si espantara una mosca molesta.
"Ve a jugar con papá".
"No quiero, ve tú".
"Yo tampoco quiero, madre. Te gusto más yo que ella, ¿verdad?"
"No, a mamá le gusta más Eljuni".
"¿Qué es Eljuni?"
"Mi nombre. Es la abreviatura de la encantadora y bonita princesa Elle".
"Entonces yo seré el PrÃncipe Encantador".
El ruido era tan ensordecedor que pensé que mi oÃdo se resentirÃa.
Por desgracia, no pude taparme los oÃdos porque me agarraban de los brazos y me zarandeaban.
Niños, ¿no veis la expresión del Emperador en este momento?
Tenemos que dirigirnos al palacio inmediatamente.
Un frustrado Reynos apartó a los dos niños.
"Venid por aquÃ".
"¡No!"
"Padre no es divertido".
Sin embargo, no tuvo más remedio que soltarlos y retroceder ante el vehemente rechazo de los hermanos.
¿Cómo acabó siendo un padre tan impopular, Ray?
Me sorprendió porque preveÃa que se relacionarÃa bien con los niños. Quizá su comportamiento serio y tranquilo hacÃa que jugar con él fuera menos agradable.
En cualquier caso, no podÃamos seguir asÃ. Si habÃa quejas, debÃan dirigirse a palacio.
Convocando a los dos niños, que saltaban de un lado a otro como un reloj, les llamé,
"¡Eljuni, y tú-Rejuni!"
"¿Qué es Rejuni?"
"Significa PrÃncipe Reynos Junior, el maravilloso, maravilloso Reynos. Ahora suéltame".
Sintiéndome apurado, pensé que podrÃa ser incómodo llamarlo sólo chico, asà que improvisé un nombre. No esperaba que obedecieran de inmediato, pero ambos soltaron obedientemente mis brazos, y Reynos pareció ligeramente herido.
Lo siento, Ray.
Sin embargo, me sentà impotente para cambiar la situación.
Desvié la mirada, fingiendo no darme cuenta de su expresión.
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