Viernes 23 de Febrero del 2024 |
La heroÃna tuvo una aventura con mi prometido 173
Tras romper con el gilipollas de mi novio de cinco años, me llegó la paz.
Me dediqué a mis estudios, hice un importante cambio de carrera y conseguà un buen trabajo.
El esfuerzo mereció la pena, ya que conseguà acumular suficientes ahorros para escapar de mi estrecha y carcelaria habitación adosada.
Mis opciones para picar incluso evolucionaron de lo básico a lo indulgente, dándome el gusto de comer pollo frito de marca cara.
A algunos les parecerá una vida mundana, pero para mà era inmensamente satisfactoria en su sencillez.
"¡Yo iré primero, que tengas un buen fin de semana!"
Escapando de la oficina en un estado de agotamiento, salà corriendo por la puerta antes de que el adicto al trabajo de la oficina pudiera acorralarme para más tareas. Hoy no hay horas extra.
Me voy a casa a tomar un merecido pollo frito y una cerveza frÃa, ¡y no tengo intención de salir de la cama!
Silbando para mis adentros, entré en el vestÃbulo de la primera planta del edificio de oficinas. PodÃa oÃr conversaciones en voz baja entre los compañeros que salÃan de la oficina, sus voces teñidas de curiosidad.
"¿Quién es?"
"Es muy guapo. ¿Es un famoso?".
Intrigado por sus comentarios sobre alguien guapo, giré la cabeza en la dirección en la que miraban, y mi genuina sorpresa se hizo patente.
Sentado en una silla, con la mirada fija en la distancia como si esperara a alguien, habÃa un hombre.
Fue un movimiento breve, pero cada uno de sus movimientos perduró en mis ojos como atrapado en una eternidad de tiempo.
Mis ojos quedaron cautivados por los mechones dorados que caÃan en cascada a su alrededor. Sus ojos claros y dorados se abrieron ligeramente al clavarse en los mÃos.
Nunca me habÃa encontrado con él, pero me sentà inexplicablemente cautivada por su presencia.
Me quedé clavada en él como un clavo. Del mismo modo, su mirada permaneció clavada en mÃ, sin pronunciar palabra. Entonces se levantó de su asiento con una gracia silenciosa, acortando la distancia entre nosotros en unas pocas zancadas. Me agarró del brazo con una intensidad casi dolorosa.
"Ay..."
El intenso dolor me hizo llorar.
Gemà suavemente y el hombre aflojó el agarre, pero seguÃa aferrado a mi brazo. Sus ojos, ahora temblorosos, me miraron a la cara con una mezcla de expectación e incertidumbre.
Era como si buscara algo, tal vez una señal o una reacción, pero yo no podÃa comprender sus intenciones. Un surco de perplejidad arrugó mi frente, la confusión evidente en mi expresión.
Entonces, de repente, el comportamiento del hombre volvió a cambiar.
Y en un giro sorprendente, una lágrima solitaria rodó por su mejilla.
"...!"
Jadeé con incredulidad. Mientras tanto, la gente nos confundÃa con ex amantes que se habÃan peleado y nos deseaba lo mejor.
Peleando.
Incluso el colega adicto al trabajo que por alguna razón habÃa salido antes de la oficina me lanzaba una mirada cómplice. No, ¡no es mi novio!
Pero no pude negarme cuando el hombre que me abrazaba empezó a sollozar aún más fuerte.
Mierda.
La urgencia por salir de esta situación se intensificó. TenÃa que escapar antes de que nos viera más gente.
Rápidamente, hice un gesto hacia la salida, haciendo todo lo posible para transmitir mis intenciones a través del lenguaje corporal al hombre, que parecÃa ser extranjero.
"Um... ¿fuera?"
Por suerte, el hombre entendió y asintió.
Pero seguÃa sin soltarme el brazo, asà que tuve que alejarme con él, aferrado a mà como una cigarra a un árbol muerto o a un rábano.
***
Después de unas cuantas conversaciones, el hombre pareció entender lo que yo decÃa, por suerte, pero no fuimos capaces de comunicarnos bien.
"...sjan dhwl dksgdktj, dleofh rPthr dlfdjskwl dksgdmaus dnlgjagotj dhk qhkTsmsep..."
Hablaba un idioma muy extraño.
Sonaba a francés en algunos aspectos, a español en otros, pero lo importante era que yo no hablaba ninguno de los dos idiomas.
Ni siquiera el traductor funcionaba.
[Dilo otra vez despacio.]
"Ugh."
Dejé escapar un suspiro exasperado cuando el traductor del teléfono arrojó el mismo resultado frustrante, sin importar cuántas veces intentara utilizarlo. El hombre que tenÃa ante mà se estremeció como si hubiera cometido una grave ofensa, y entonces sus lágrimas empezaron a brotar una vez más.
"aldks......."
"No, deja de llorar".
Sentado en el café, cogà un pañuelo de la mesa y se lo ofrecà al hombre que tenÃa enfrente. En todo momento, se aferró a mi mano como si se resistiera a soltarla.
Si alguien lo viera, pensarÃa que realmente es mi amante".
Sé que lo más eficaz serÃa no perder tiempo e ir a la comisarÃa a denunciarle por persona extraña, pero mientras me miraba con los ojos llorosos, no me apetecÃa.
Asà que me tomé mi tiempo, y de una manera que no era mi habitual mal genio, lo calmé.
"Lo siento, pero creo que te has equivocado de persona, nunca te he visto... no, no llores, lo siento".
En cuanto dije que no le habÃa visto antes, sus ojos volvieron a humedecerse.
En lugar de molestarme su llanto, sentà una punzada de simpatÃa y empatÃa hacia él. Saqué un pañuelo de emergencia de mi bolso y se lo tendÃ.
Sin embargo, en lugar de usarlo, lo cogió como si fuera un objeto precioso y se lo metió con cuidado en el bolsillo.
Con la manga de su camisa, se secó los ojos enrojecidos, dejándome allà de pie, totalmente perplejo por su inexplicable comportamiento.
Apenas pudo contener las lágrimas, se detuvo un momento, como si pensara en algo, y luego buscó mi palma y trazó algo en ella con el dedo.
[ã„´ã„´]
...¿Qué es esto?
Miré al hombre pensando en eso, y él se mordió el labio mientras dibujaba otra consonante.
[ㅇㅇ]
Finalmente, dibujó ésta.
[ã… ã… ]
"..."
Qué es esto... ¿Qué se supone que debo hacer con esto?
Me estremecà y mi rostro se tornó astringente. Me estás tomando el pelo con un tema as�
El hombre, aturdido, sacudió la cabeza desesperadamente y habló largo y tendido en lo que supuse que era una excusa.
"rlqns tkdgkrp gkfuejs rp dkslfk ghrtl rldjrdl skfRk gotj, rmfotj".
"...Asà que no sabes coreano, ¿verdad?".
El hombre asintió enérgicamente ante mi mirada superficial.
Sentà una sensación extraña, como un cachorro de ojos inocentes moviendo el rabo por miedo a ser abandonado.
Intentando deshacerme de la extrañeza, desvié la mirada hacia el suelo. Mientras lo hacÃa, me preguntaba qué iba a hacer con aquel hombre.
Extrañamente, el comportamiento del hombre de antes se repetÃa en mi mente. Era como si alguien me hubiera hecho lo mismo hacÃa mucho tiempo.
Definitivamente no es mi ex novio, pero ¿con quién lo hice?
Enarqué una ceja, intentando recordar.
Intenté recordar con quién habÃa hecho estas cosas raras antes-.
- ¡Piik!
Fue entonces cuando oà lo que parecÃa el aullido de un animal pequeño.
Levanté la vista sorprendido, pero no habÃa ningún animal cerca que pudiera hacer ruido.
Justo entonces, alguien abrió la puerta de la cafeterÃa y entró, y yo me encogà de hombros, pensando que debÃa de haberlo oÃdo mal.
...Pero fuera ya estaba oscuro. Miré por la ventana para ver si podÃa conseguir algo de comida, pero se estaba haciendo tarde y estaban todos cerrados.
Me dio pena, pero decidà separarme de él.
"Mira, sé que tienes tus razones, pero tengo que irme a casa".
"...!"
Las pupilas del hombre se dilataron en estado de shock al saber que tenÃa que irme.
Me sentà extremadamente culpable, como si estuviera separando a la fuerza a un niño que se aferraba a mà para salvar su vida, pero oculté mis sentimientos y me puse en pie.
Entonces el hombre, que parecÃa aún más sorprendido, se puso en pie tambaleándose y me agarró la mano con las dos suyas, suplicando con voz lastimera.
"dptmzhxmgkrp go wnaus dks ehlfRk?"
"Ve a la comisarÃa y pide ayuda, encontrarás a la persona que buscas y te acompañaré hasta allÃ".
El hombre sacudió rápidamente la cabeza como diciendo que no.
Hmm.... SÃ, ya me encargo yo.
Convencido, le quité la mano de encima, indicándole que me soltara. Por suerte, el hombre no me detuvo.
Pensé que era el final.
"...!"
Pero justo cuando estaba a punto de irme, sus brazos me envolvieron, y la tenue fragancia cÃtrica de su espalda casi me hizo llorar.
No podÃa entender por qué ese aroma me conmovÃa tanto. Su cálido aliento, el sutil calor de su cuerpo filtrándose en el mÃo, golpearon ligeramente mi corazón. A pesar de saber que un leve giro de mi cuerpo podrÃa liberarme fácilmente, permanecà congelada, como una presa atrapada.
Observando mi falta de resistencia, me estrechó más contra él. Susurró, con una voz que dejaba entrever lágrimas inminentes.
"Te llevaré a casa".
Era un idioma que no entendÃa, pero de algún modo, por un momento, lo entendà con claridad.
Asentà sin poder evitarlo.
***
Me acompañó limpiamente hasta la puerta de mi casa y se marchó, afortunadamente.
No parecÃa querer separarse, pero no me suplicó que le dejara entrar como yo habÃa temido, asà que supuse que, después de todo, podrÃa ser un tipo decente.
"Aunque dudo que vuelva a verlo".
Me lavé rápidamente, me puse el pijama y pedà pollo frito.
Y justo cuando estaba a punto de sacar una lata de cerveza frÃa de la nevera para disfrutar del fuego más tarde.
Toc toc toc.
Llamaron a la puerta desde fuera. Me levanté de un salto y abrà la puerta de un tirón, preguntándome: "¿Ha llegado ya el pollo?". Pero lo único que vi fue un pasillo vacÃo y nada más.
"Qué demonios".
Fruncà el ceño y me volvà para cerrar la puerta, esperando haber oÃdo mal.
Pero entonces...
- Beep....
Algo crujió bajo mis pies.
Por reflejo miré hacia abajo, en la dirección del sonido, y vi un lagarto negro, alado y bÃpedo, del tamaño de dos puños, que sostenÃa una sola flor silvestre en la mano y me miraba con ojos grandes y expectantes.
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