Miércoles 21 de Febrero del 2021 |
La heroÃna tuvo una aventura con mi prometido 140
"¡Uf!"
Mi pelo, meticulosamente peinado, se convirtió al instante en un desastre. La suciedad manchó mi vestido, antes impoluto.
Aunque no lo comprobé, estaba segura de que mi accesorio Ermetsch habÃa sufrido arañazos.
Por suerte, me habÃa dejado el bolso en el salón de baile al salir, por lo que tampoco se habÃa estropeado.
Dejando escapar un pequeño suspiro, reconocà que Rublet no habÃa querido que ocurriera este percance. Empecé a ponerme en pie, pero antes de que pudiera actuar, Rublet se dio cuenta de mi intención y presionó firmemente mi espalda contra el suelo, impidiéndome levantarme. Luego, colocándose frente a mÃ, adoptó una postura protectora.
"...¿Por qué es tan pequeño?"
murmuró Rublet, con la voz llena de recelo. Aparentemente sorprendido por su repentina aparición, el joven dragón demonÃaco no reaccionó, limitándose a parpadear en el aire.
"Suéltame".
Me sacudà la mano de Rublet que me oprimÃa el cuerpo y me impulsé con ambas manos hacia el suelo.
"No es peligroso".
"¿Qué?"
preguntó Rublet, confundido por mi actitud de sabelotodo.
Mientras tanto, la crÃa de dragón maligno que habÃa estado lanzando ataques implacables contra Rublet, que le habÃa obstruido el paso, emitió un aullido largo y penetrante hacia el cielo.
- ¡Piiiiiiiiiik-!
Respiré hondo.
¡No!
"¡No!"
Me interpuse rápidamente entre los dos con los brazos extendidos, advirtiendo a Rublet cuando intentaba saltar de nuevo hacia delante.
"¡Quieto!"
Rublet se quedó inmóvil.
Afortunadamente, estar en una sala de banquetes donde las armas estaban prohibidas jugaba a nuestro favor. De lo contrario, Rublet habrÃa desenvainado la espada hace tiempo.
Con tono sereno, me dirigà a la crÃa de dragón, que hinchaba las mejillas y el vientre, a punto de soltar el aliento.
"Alteza".
- ...ppikkuk.
La crÃa hipó, tragando saliva apresuradamente para responder a mi llamada. Sus mejillas infladas y su estómago volvieron rápidamente a su estado normal.
Sin embargo, no habÃa tragado del todo el aliento, lo que hizo que salieran chispas de su boca abierta.
Al verlo, Rublet volvió a estremecerse. Extendà los brazos, protegiendo a Rublet con todo mi cuerpo.
"Ven aquÃ".
- Piiiik...
Una pequeña crÃa quejumbrosa voló hacia mÃ, y pude sentir cómo los músculos de Rublet se tensaban detrás de mÃ.
Sin embargo, la crÃa permaneció inmóvil en mis brazos, como si hubiera escuchado mi consejo de quedarse quieta.
Antes de que me diera cuenta, el pequeño dragón estaba a salvo entre mis brazos. Menos mal.
Gracias a Dios.
Solté un profundo suspiro y le pasé los dedos por la mejilla, provocando un ronroneo satisfecho que recordaba al de un gato feliz. En respuesta, la crÃa acurrucó cariñosamente su mejilla contra la mÃa.
Sorprendido por nuestro comportamiento Ãntimo, Rublet murmuró.
"¿Qué... es esto?"
"Rublet".
Ahora que me habÃa ocupado del dragón malvado, era hora de ocuparme de éste.
Me di la vuelta, alerta y sereno, preparado para activar el laberinto si era necesario.
Los Jueces del Juicio eran un linaje dedicado a eliminar dragones malignos. A lo largo de su ascendencia, varios de ellos habÃan sido vÃctimas de la resurrección de los dragones malignos mediante el poder del Golpe Único Asesino.
En consecuencia, albergaban una animadversión muy arraigada hacia los dragones malvados, incluso mayor que la de sus compañeros ancestros, Lavirins y Puritina.
En el original, intentaba matar a Reynos, que se estaba convirtiendo en un dragón malvado, siempre que podÃa, por lo que se convirtió en el villano final, asà que eso es todo lo que tengo que decir'.
Asà que no sabÃa si tendrÃa que luchar contra Rublet.
No quiero enemistarme sólo porque no me cae bien, pero no puedo dejar que intente matar a Reynos.
Rublet, que me miraba fijamente con una mirada oscura, sin estar seguro de lo que pensaba, abrió lentamente la boca.
"ExplÃcate".
"¿Qué?"
Como no entendÃ, Rublet, de ojos complejos, habló largo y tendido.
"Creo que siempre has sabido que el dragón maligno es asÃ, pero explÃcamelo. Para que pueda entenderlo".
Sus palabras me hicieron dudar de mis propios oÃdos.
¿Era éste el mismo niño que gruñÃa con hostilidad cada vez que se encontraba con Reynos en la historia original?
Ssssaaaa...
Una frÃa brisa invernal recorrió los árboles, haciendo que la hierba se meciera de forma sombrÃa. A pesar del ambiente melancólico, un atisbo de esperanza empezó a parpadear en mi interior.
Tal vez no tendrÃa que entablar combate con Rublet. Con calma, le transmità la verdad.
"Su Alteza tiene razón".
"No lo creo".
En el extremo receptor de la mirada penetrante de Rublet estaba Piik, que se aferró a mi brazo, mostrando ansia y afecto. La crÃa mordisqueó juguetonamente mi brazo, sin hacer daño alguno, lo que hizo que un leve rubor tiñera mis mejillas ante la inesperada muestra de comportamiento irracional.
Recordando el adagio sobre vendar los ojos a los animales, tapé los ojos de Piik como señal para que se detuviera.
"Éste es un caso especial. Nunca es peligroso y no ataca a la gente".
Al oÃr mi explicación, Rublet se quedó en silencio y bajó la mirada. ParecÃa sumido en sus pensamientos antes de levantar los ojos para encontrarse con los mÃos, con expresión de incredulidad al formular una pregunta.
"¿Es ésa la criatura que trajiste contigo al Festival de las Estrellas de Verano?".
Respondà a su pregunta asintiendo con la cabeza.
"Asà es".
"Es Su Alteza el PrÃncipe Heredero".
La confusión de Rublet persistÃa mientras seguÃa buscando aclaraciones.
"Entonces, no fue debido a la maldición del dragón maligno por lo que no pudo salir de la habitación en aquel entonces...".
"No podÃa salir porque ya se habÃa transformado en dragón maligno. Durante el periodo de la Luna de RubÃ, ni siquiera con la ayuda de la medicina puede volver a su forma humana".
Rublet parecÃa a punto de objetar, pero me apresuré a intervenir antes de que pudiera expresar sus preocupaciones.
"Pero ahora es distinto. Su Alteza ha adquirido un dispositivo de la Torre Mágica que le permite controlar el poder del dragón maligno. Ya no necesita medicación para recuperar su forma humana".
Aunque esta vez Estalroot le ha transformado temporalmente en un dragón maligno, una vez que desaparezcan sus efectos, recuperará sus sentidos y volverá a ser humano.
Gerald me informó de que los efectos del Estalroot no suelen durar más de una hora, a menos que se consuma durante un periodo prolongado.
"Entonces..."
Rublet pareció perplejo, y su habitual fastidio dio paso a una sensación de urgencia al proseguir con su pregunta.
"¿Y qué hay del duque Absulekti? ¿Es cierto que está implicado con el dragón maligno?"
"Considera las capacidades del duque Absulekti".
Sabiendo que revelar la verdad serÃa borrado por el encantamiento, opté por redirigir la conversación.
Rublet se dio cuenta rápidamente, y su expresión se volvió severa. Se llevó una mano a la frente y murmuró para sÃ.
"Entonces ese hombre también debe...".
"¿También debe qué?"
"No.
La mirada incrédula de Rublet se posó en mà y un tenso silencio nos envolvió.
La pesada atmósfera se veÃa interrumpida de vez en cuando por débiles chirridos.
Rublet, que parecÃa angustiado, miraba fijamente al joven dragón demonÃaco que se aferraba a mÃ.
En ese momento, deberÃa haber atacado sin vacilar, pero parecÃa impotente, consciente de que yo no lo permitirÃa.
Tras un prolongado momento de reflexión, Rublet soltó un profundo suspiro. Bajó ligeramente la mirada y finalmente habló.
"Ahora comprendo por qué reaccionaste como lo hiciste cuando te informé de la revelación del templo".
Luego levantó la mirada y me miró fijamente, con la luz roja de la luna cayendo sobre su rostro justo a tiempo. HacÃa que sus tranquilos ojos púrpura parecieran ojos púrpura rojizos.
Dijo, intentando persuadirme.
"Pero es un dragón malvado".
"Antes de convertirse en un dragón malvado, era el PrÃncipe Heredero".
Me apresuré a rebatir su afirmación.
"Debido a la hierba, actualmente está afectado, pero en circunstancias normales, puede comunicarse escribiendo con pluma y papel".
"... ¿Hierba?"
"Creo que Tyriel drogó a Su Alteza. Hay una hierba llamada Estalroot que provoca la pérdida de los sentidos e induce a la obediencia. Sin embargo, le administré un antÃdoto de inmediato, asà que sólo fue un impedimento temporal".
Los ojos de Rublet se volvieron gélidos ante la mención de una hierba tan potencialmente ilÃcita. Entrecerró los ojos y murmuró para sÃ.
"Asà que esto es a lo que se referÃa el Segundo PrÃncipe...".
"¿El Segundo PrÃncipe?"
"SÃ, el Segundo PrÃncipe...
Tras revelar todo esto, Rublet se calló. Miró al Reynos que aún se estaba recuperando y dejó escapar un suspiro.
"Mencionó su plan de transformar públicamente al PrÃncipe Heredero en un dragón maligno y luego hacer que alguien llamado T-algo lo purificara".
"¿Por qué iba a compartir semejante historia contigo?".
El 2º PrÃncipe no es idiota, asà que ¿por qué iba a contarle eso?
Cuando le dirigà una mirada de desconcierto, Rublet me explicó.
"Tal vez temÃa que desenvainara mi espada antes de que pudiera llevarse a cabo la purificación. Sea como fuere, creo que es crucial que Su Alteza escuche esta historia, asà que... Lo discutiremos más tarde. Tengo algunas preguntas que hacer".
Con tono significativo, Rublet concluyó su declaración y se dio la vuelta. Contempló la luna carmesà y soltó un suave suspiro, antes de dirigirse a grandes zancadas hacia la sala de banquetes.
Contemplé la figura de Rublet, que se alejaba, y sentà que emanaba de él un tinte de soledad.
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