Miércoles 21 de Febrero del 2021 |
La heroÃna tuvo una aventura con mi prometido 121
La cara de Reynos enrojeció en un instante. Sus ojos dorados se movieron de un lado a otro, claramente agitados. Pero la respuesta que llegó tras una breve pausa fue algo totalmente distinto.
"No, en absoluto".
Negó con la voz ligeramente baja, fingiendo despreocupación.
"No tengo ni idea".
"..."
Como yo seguÃa apoyado en la ventana sin decir nada, Reynos dijo tranquilamente lo mismo.
"Realmente no te conozco".
"..."
"Cómo te voy a conocer, claro; hemos hablado, pero realmente no sé quién eres".
¿Cómo que has hablado conmigo, pero no sabes quién soy?
Parece intentar salvar mi dignidad diciéndome mentiras que no tienen ningún sentido, y me hace reÃr y llorar al mismo tiempo.
Reynos, que habÃa estado meditando algo profundamente mientras observaba mi inmovilidad, añadió,
"...No he sido yo quien ha hablado contigo, sino un conocido mÃo. Nunca habÃa hablado contigo".
ParecÃa intentar reparar el error de sus palabras.
Ante eso, casi me echo a llorar, preguntándome por qué dirigÃa un gremio tan adúltero, por qué los rumores sobre el Maestro eran tan malos.
No me preguntó por qué hice la marioneta del dragón demonÃaco ni nada más, sólo pensó en mis terribles sentimientos, Reynos.
Fue... conmovedor.
No cambiaba la loca realidad de que le hubiera recomendado los libros rojos a Reynos, pero tampoco cambiaba el hecho de que se hubiera enterado de mi vergonzosa mercancÃa.
Eso me hizo sentir un poco mejor, y cortésmente me enderecé de donde habÃa estado apoyada contra la ventana, manteniendo mi mirada fija en él mientras seguÃa intentando llegar al suelo, y hablé con voz burlona.
"SÃ... Te pareces a alguien que conozco, y creo que te he confundido por un momento".
"Puede ser, porque tú también te pareces mucho a alguien que conozco".
Con eso, se hizo el silencio en el carruaje.
No era el silencio sofocante e incómodo de ir a palacio.
Era el tipo de silencio que se asemeja a una paz relajada, y mientras Reynos reflexionaba sobre su error, habló una vez más.
"Te pareces a la persona que me gusta, no a la que conozco".
"..."
De nuevo estuve a punto de llorar. No sé qué hace llorar asà a una persona de verdad...
Y asà volvimos a nuestro lugar de partida.
"¡Ha vuelto, Maestro!"
Cuero me saludó mientras entraba tambaleándome. De alguna manera, éramos los únicos del gremio que habÃamos vuelto.
Excepto uno, Rublet, cuyo rostro estaba puesto en una lÃnea dura, colgado de la pierna de su compañero en el mostrador.
Cuero, aferrado a mi lado, miró a Rublet con expresión preocupada.
Intenté echarle, pero no quiso irse'.
Estoy seguro. Pero yo estaba demasiado angustiado para decir nada, después de haber sido estafado por una cosa u otra.
Cómo si no voy a despedirlo... Con ese pensamiento en mente, asentà a Cuero por un trabajo bien hecho. Rublet, que acababa de acercarse, me miró de arriba abajo.
"... Creo que está bien".
Y con eso, salió furioso del gremio. ¿Eh?
Pensé que se iba a quedar a hacerme preguntas, pero no creà que se fuera tan rápido. Me quedé mirando la puerta cerrada del gremio con incredulidad.
Cuero sacudió suavemente la cabeza.
"Ni me hables. Si no fuera Su Alteza el PrÃncipe Heredero el que está al otro lado, tendrÃamos un gran problema".
"¿Por qué?"
"Porque parecÃa capaz de matar a cualquiera. DeberÃa haber visto la expresión de su cara, Maestro."
"..."
"Todo el mundo realmente no podÃa respirar. Entonces, de repente salió, asà que pensé que se iba a ir, pero volvió después de un rato... Se habÃa calmado un poco".
"¿En serio?"
Me rasqué la cabeza. ¿Dónde demonios habÃa estado Rublet?
No volvió para ver si me habÃan llevado a la cárcel, ¿verdad?".
Poco después me di cuenta de que tenÃa razón.
De alguna manera, a pesar de haber sido arrastrado por el prÃncipe heredero, logré parecer ileso, y Cuero preguntó con cautela.
"¿Por qué querÃa verle Su Majestad, amo?".
"Es que quiere ser el refuerzo del gremio".
Cuero se quedó con la boca abierta por la sorpresa. Hablé en un tono que no tenÃa tono.
"Voy a negarme".
"Pero si lo haces... ya no podrás actuar libremente".
Cuero asintió, como si lo supiera.
TenÃa razón. Llevar la plata del Emperador harÃa que todo fuera mejor de lo que era ahora, pero también significarÃa estar atado a él.
Eso no me gustaba, por muy bueno que fuera el Emperador.
Puedes pagarme mucho dinero, pero prefiero ser libre".
Ladeé la cabeza y bajé la voz para susurrarle a Cuero.
"Su Majestad parece tener algo que quiere hacer con nuestro gremio".
Me pregunté qué podrÃa ser, pero de momento no tenÃa ni idea. Lo único que se me ocurrÃa ahora mismo era el rumor de que el Segundo PrÃncipe podrÃa no ser el hijo biológico del Emperador...
Fuera lo que fuera, ahora estaba muy cansado. Estaba bajo mÃnimos, mental y fÃsicamente. Hecho polvo, me aparté de Cuero.
"Necesito dormir un poco".
"Está bien."
"Descansa un poco", dijo Cuero, y me empujó de su espalda.
Fui a la habitación del amo y me puse mi ropa normal, me tumbé como una medusa flácida en el sofá y salà del edificio unas horas más tarde, justo cuando se ponÃa el sol, para volver a casa. No iba a salir de la cama en mucho tiempo.
Por cierto.
"Señora".
Acababa de salir del edificio cuando Reynos apareció de donde quiera que estuviera escondido.
"¡Gah!"
Grité sorprendida, lo que sólo avergonzó más a Reynos.
"Lo siento, no querÃa asustarte".
"No, no querÃas".
No fue culpa de Reynos, fue mi propio enloquecimiento.
Me puse la mano en el pecho izquierdo palpitante e inhalé profundamente.
Entonces Reynos habló, con voz suave y actitud despreocupada.
"Pasaba por aquà y te he visto".
...Me di cuenta de que mentÃa porque tenÃa los lóbulos de las orejas enrojecidos por el frÃo. No me habÃa visto de pasada, llevaba horas esperando fuera a que saliera.
Soy una persona que odia las mentiras, pero las de Reynos hoy eran insoportables.
Asentà sin decir palabra, y Reynos ahuecó mis dos mejillas en un suave abrazo y me besó ligeramente en la frente.
El viento era frÃo en mi cara, pero sus labios eran muy cálidos.
Cuando me quedé quieta, Reynos se desabrochó el cuello del abrigo y me lo dio. Metió una de mis manos en el bolsillo de su abrigo y me acarició cariñosamente.
"¿Caminamos?"
Esta vez asentà en silencio. SabÃa que si abrÃa la boca, saldrÃa un sonido estrangulado.
Cuando me hube calmado, Reynos me condujo al centro de las festividades de la noche.
Le compré brochetas de pollo luminoso, coloridos pergaminos de fantasÃa y le enseñé bonitos fuegos artificiales.
Él compraba algodón de azúcar grande y oloroso y lo rompÃa con la mano para dármelo de comer.
El gesto me hacÃa arrugar la nariz.
Sólo intentas hacerme sentir mejor'.
También parecÃa querer decirme que no me preocupara si descubrÃa que era maestra gremial porque fingirÃa que no lo sabÃa.
Sus deseos se cumplieron y, por un momento, olvidé mi depresión y mi vergüenza mientras me abrÃa paso por el recinto del festival.
Todos los transeúntes se volvÃan para mirar la improbable combinación de Pequeño Marqués Lavirins y PrÃncipe Heredero, pero no me importaba.
Después de una deliciosa cena, entré en un café bellamente decorado para tomar una taza de té y separarnos.
Alguien nos siguió hasta la cafeterÃa y susurró algo al oÃdo de Reynos. Al cabo de un rato, Reynos puso cara de disculpa.
"Lo siento, señora, pero el emperador me ha convocado a una reunión sobre algo que ha ocurrido durante el dÃa. ¿O prefiere irse a casa ahora?".
No sabÃa por qué le llamaba, pero sentÃa que tenÃa que resolver la situación e irme, asà que le dije que esperarÃa.
"No, esperaré. Que tengas un buen dÃa".
Con eso, Reynos se fue, y yo sorbà mi té caliente y esperé a que volviera.
De repente, las jóvenes que estaban a mi lado empezaron a reÃrse. Me pareció reconocer las voces, asà que me di la vuelta y vi a Alice y sus seguidoras.
Lo único era que, a diferencia de sus seguidoras, que tenÃan sonrisas burlonas en la cara, Alice no se reÃa para sà misma.
¿Por qué?
Miré a Alice, que parecÃa una crisálida de pájaro haciendo pucheros, y pensé.
Parece que está de mejor humor'.
HabÃa oÃdo que no hablaba desde que Reynos la golpeó en la fiesta del Pequeño Marqués, pero ahora habÃa vuelto.
Cuando hice contacto visual con Alice, ella hizo un mohÃn y giró la cabeza hacia otro lado. Cuando sus seguidores vieron esto, empezaron a gritar.
"Para venir aquà con Su Alteza el PrÃncipe Heredero, los rumores debÃan ser ciertos".
"Pero con la Joven Dama Lavirins ha habido tantos rumores".
"Ya son tres que yo sepa, el Duque Absulekti, el Señor de Luminous, ¡y ahora esto!"
Es la tercera vez que lo digo, pero no existe ninguna relación entre Absulekti y el Señor de Luminous, como las partes han explicado claramente ante Reynos y los rumores se han extendido.
Pero era imposible que se les ocurriera eso. Los ignoré y continué sorbiendo mi té mientras ellos seguÃan refunfuñando.
"Pues habrá sido ella la que les ha avisado, si no, ¿por qué la estarÃan siguiendo?".
"Asà es. Nuestra joven Alice es la mejor del grupo".
Fue entonces.
"¡Cállate!"
Alice, que habÃa estado tan quieta, los detuvo.
¿Cómo?
Me quedé estupefacto ante la inesperada reacción de Alice, esperaba que tomara la iniciativa y me dejara en el suelo.
Al menos ella sabe que sus dedos están a salvo gracias a mÃ. Asà que no es tan cabezota como Tyriel, entonces.
Mientras me admiraba, Alice, que habÃa interrumpido la charla de sus seguidores con un movimiento de su abanico contra la palma de la mano, cambió de tema.
"Basta de cosas aburridas, hablemos de otra cosa".
Sus seguidores se miraron incómodos cuando ella les dijo que pararan, pero entonces Alice empezó a hablar de otra cosa.
"Sabéis... ¿sabÃais que el Barón Alfred ha estado yendo por ahà últimamente pidiendo a la gente que le escuche?".
"¿Ah, s�"
"¿Qué quiere que escuchemos?"
El tema cambió en un instante.
Entrecerré los ojos y miré a Alice con extrañeza. Ella fingÃa concentrarse en la conversación, pero cuando la miré de cerca, sus orejas estaban ligeramente rojas.
ParecÃa avergonzada de haberme ayudado.
No está completamente inservible, ¿verdad?
El barón Alfred, por cierto, o eso me dijo Gerald.
Dijo que le rechinaban los dientes para compensar la vergüenza que le causé en la celebración de mi Pequeño Marqués.
'También he oÃdo que se ha acercado varias veces a los Gremios Oscuros para destruir a Luminous'.
Pero por supuesto no funcionó, ya que son mis fans.
Estaba frustrado y pensé que se callarÃa por un tiempo, pero veo que se ha socializado de nuevo. ¿Cambiará de táctica esta vez?
Sorbà el resto de mi té y escuché a las jóvenes hablar, sin darme cuenta de que los ojos de Tyriel se abrieron de par en par cuando me vio al otro lado de una ventana.
Estaba tan concentrada en escuchar a escondidas.
"Este es un café sólo para nobles. Lárgate de aquÃ".
"Yo también soy noble..."
De repente, hubo una pequeña conmoción en la entrada del café. Miré hacia allÃ, preguntándome qué estaba pasando, y vi a Tyriel con el rostro demacrado.
Ey, estoy de vuelta ----> Si te gusta mi trabajo, puedes apoyarme comprándome un café o una donación. Ya tu sabes, no te exijo, es de tu bobo aportar o no, no te exijo :p
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