LESVAC 90

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La Emperatriz se volvió a casar 90

La Misma Estrategia



"¿Qué deberíamos hacer? Tendré que hacerlo yo mismo."

"Pensé que dirías eso, solo..."

La respuesta de McKenna, frente a la de Heinley, se desdibujó al final de sus palabras. 

"¿Solo?"

"Sería lo mismo si el Rey la prepara." McKenna suspiró. "Terminarás haciendo una boda lujosa, ya que estás cegado por el amor—"

"Le daré el título."

McKenna dijo "dilo de nuevo—" mientras intentaba entender sus palabras.

Abrió los ojos expectante. 

"¿Si?"

Estaba pensando en lo que había oído mal.

"El día de la boda le daré el título."

Cuando Heinley repitió sus palabras, McKenna se cubrió la boca con una mano y sus ojos se abrieron de par en par.

Solo entonces le pareció entender lo que dijo.

"¡Bueno...!"

"Sin importar cuán grandiosa sea, no será lujosa."

"Oh, Mi corazón. Mi corazón está latiendo muy rápido." McKenna murmuró en blanco.

Era un poco pronto, pero tenía muchas más ventajas.

Navier sería la primera emperatriz del Imperio Occidental, y renovaría la imagen de su rápido matrimonio.

Además, los invitados que vengan con buenas intenciones serán huéspedes afortunados.

La sensación de heterogeneidad, provocada por el hecho de que Navier es extranjera, se cubriría con la gloria del título.

Pero a diferencia de McKenna, a quien le encantaba la idea, Heinley parecía tener una expresión pesada al hablar del título.

"¿Su Majestad?"

McKenna estaba tan preocupado que llamó a Heinley.

"Si todavía no quieres asumirlo, entonces..."

Heinley sacudió la cabeza.

"Tengo que hacerlo."

Pero también tenía una cara fría al hablar.

De hecho, estaba pensando en su hermano mayor.

El Reino Occidental no era un país que distribuyera la tierra a los nobles, siendo también limitado el número de aristócratas por méritos militares.

La razón por la cual el Reino Occidental podía reunir un ejército equivalente al del Imperio Oriental era porque la familia real poseía una enorme riqueza y el rey comandaba el ejército. Estos dos factores, su vasta riqueza y su poder militar concentrado, afianzaron naturalmente la autoridad real del Reino.

Pero bajo el reinado del hermano mayor de Heinley, Wharton III, la sólida autoridad real se debilitó ligeramente.

Wharton III fue débil desde un principio, pasando la mayor parte del tiempo tumbado en la cama. 

Como resultado, no podía dejar de pensar que si hubiera estado a su lado en momentos así, habría sido mejor.

Por supuesto, si lo hubiera hecho, la horrenda teoría del envenenamiento habría cobrado fuerza.

Heinley suspiró.

Afortunadamente, aunque la autoridad real es más débil que en la época de su padre, sigue siendo lo suficientemente fuerte.

Reducir el número de magos del otro lado no significa que aumente el número de magos de este lado, así que...

"Ah."

"¿Sí?"

"McKenna. ¿Qué hay de la estudiante de la academia mágica?"

"¿Evely o algo así? ¿A la que me pediste que le devolviera el maná?"

"Sí. ¿Cómo está ahora?"

"Bueno, lleva tiempo tomar el maná, pero más tiempo devolverlo."

"Está bien."

Heinley asintió, y ahora miró los papeles para concentrarse realmente en el trabajo.

McKenna preguntó mientras dudaba.

"Pero, Su Majestad, ¿en serio hay que devolverle el maná?"

Parecía un poco insatisfecho.

"Hay que devolvérselo."

Ante la respuesta inmediata de Heinley, la insatisfacción en su cara se hizo más fuerte.

McKenna movió sus labios y dijo sin rodeos.

"Cuesta demasiado. Demasiado. De todos modos, es del Imperio Oriental, así que aunque se le devuelva el maná, irá al Imperio."

"Es solo una persona. Hay que devolvérselo."

"..."

***

Mientras tanto, Sovieshu se movía nerviosamente de un lado a otro en la habitación, esperando noticias de la búsqueda de Navier.

No obstante, sin importar cuánto tiempo esperara, las noticias no llegaban.

"Su Majestad..."

Rashta miraba con ansiedad a Sovieshu.

Vino para la educación prenatal, pero parecía estar en otra parte, su mente estaba inquieta. En lugar de estar alegre por su divorcio, estaba ansioso por encontrar a la emperatriz depuesta con una mirada pesada todo el tiempo.

Incluso en ese momento, parecía estar pasando por alto la promesa de convertirla en la Emperatriz.

'Me alegro de que la emperatriz depuesta se haya ido al Reino Occidental.'

Si Navier se hubiera quedado en el Imperio Oriental y Sovieshu estuviera así, no habría podido dormir.

"Su Majestad, la gente dice que la emperatriz depuesta se fue como si estuviera huyendo."

Rashta no pudo evitar decir algo para consolar a Sovieshu.

"No tienes que preocuparte, su reputación ha caído mucho. Todos están del lado de Su Majestad."

¿Funcionó?

Sovieshu dejó de deambular, miró a Rashta por un momento y preguntó,

"Rashta."

Rashta rápidamente se acercó a Sovieshu y lo miró con ternura.

 "Dígame, Su Majestad."

"... ¿Quién te dijo eso?"

"Me lo contó el Duque Elgy."

Al escuchar el nombre del Duque Elgy, la expresión de Sovieshu se distorsiono.



Sovieshu estaba convencido de que el Duque Elgy fue quien ayudó a escapar a Navier.

El Duque Elgy también era de una familia real extranjera, así que no podía decir nada más, pero estaba lleno de ira.

Sovieshu le dio un consejo a Rashta presionando su voz en un esfuerzo por no enfadarse.

"No sigas viéndote con el Duque Elgy."

"¿Qué? ¿Por qué?"

"No es el tipo de persona que tú piensas."

Rashta no sabía que Sovieshu había enviado al Duque Elgy a la mansión Troby para que se llevara a Heinley.

Pensó que la ira del emperador eran celos hacia el Duque. Ahora sin la emperatriz Navier, es la única que puede llamarse mujer de Sovieshu.

Era evidente que estaba celoso porque ella estaba viéndose con el Duque Elgy.

"No tiene de qué preocuparse, Su Majestad. Es a Su Majestad a quien Rashta ama."

"¿Qué?"

"El Duque Elgy es solo un amigo..."

Sovieshu miró a Rashta, preguntándose qué significaba esto.

Rashta sonreía con una expresión tenue.

Sovieshu se percató de su malentendido, pero no pudo corregirla por temor a avergonzarla, solo asintió y dijo, sentándose en el sofá a su lado.

"Vine para la educación prenatal, pero solo hablamos de cosas pesadas. Entonces, ¿empezamos?"

***

A la misma hora de la noche.

Yunim, el capitán de la guardia de Heinley, recibió la orden del rey por parte de McKenna, y regresó a su casa, no a sus aposentos.

"¿Cuánto tiempo sin verte?" Rose, la hermana de Yunim, lo saludó medio dormida.

Después de bostezar, instruyó a la sirvienta para que le trajera algo de comida.

"Esto."

Yunim se quitó su pesado abrigo y le entregó a Rose una carta con el sello del rey.

"¿Qué es esto?"

Rose bostezó de nuevo y abrió la carta dada por Yunim.

"La orden real para hacer de mi hermana la dama de compañía temporal de la nueva reina."

"¿Yo?"

Si quiere rechazar la orden real de ser la dama de compañía, puede hacerlo. Sin embargo, al rechazar esta orden sería marcada por el rey.

Además, es un gran honor ser la dama de compañía de la reina, y la mayoría no se negaría a menos que fuera un caso muy especial.

Rose miró el papel con el nombre del rey escrito con una mirada seria y se echó a reír.

"Oh, ¿esto?"

"¿No es patético ver el interior con claridad?"

Yunim murmuró melancólicamente, sacando la pesada espada de su cintura y poniéndola sobre la mesa.

Rose se rió y volvió a leer la carta una vez más.

"Todo esto es porque mi hermano fue arrogante frente a la reina, ¿cierto?"

Fue hace unas horas, pero los rumores de lo que Yunim le hizo a Navier ya habían llegado hasta aquí.

Mientras tanto, Yunim resopló al enterarse que su hermana ya lo sabía.

"La reina y yo tenemos una cosa en común. Un hermano impetuoso."

"Yo no golpeo a nadie."

"Uf."

"..."

"Bueno, las cosas han llegado a esto. Seré su dama de compañía temporal y observaré a la nueva reina."

"¿Puedes hacerlo?"

"Ver qué clase de reina es, qué clase de persona es la que ayudará al país. ¿No es así?"

***

Fue alrededor de las 11 de la mañana que la hermana de Yunim vino a visitarme.

"Soy Rose Quebel, serviré temporalmente a la Reina."

La miré mientras colocaba el libro en mi regazo.

No tenía forma de saber sus intenciones, pero a diferencia de su hermano, era educada por fuera.

Sin embargo, sentí una sensación de alerta cuando la miré de reojo.

"Gracias por venir, Señorita Rose."

Sonreí, dejé el libro a mi lado y me levanté.

"Espero que de ahora en adelante, puedas ser de gran ayuda para mi."

"Por supuesto, Su Majestad la Reina." 

Ella habló suavemente y luego me miró fijamente, parecía estar diciéndome, ahora qué harás.

Pregunté inmediatamente.

"¿Puedes llevarme a la boutique?"

Rose no pensó que le pediría hacer algo de inmediato, pero rápidamente me contestó, "¿Sí?"

"Me gustaría ir a la boutique."

"Ah... sí, la boutique."

Rose parpadeó avergonzada, pero pronto salió de la habitación con una sonrisa casual, diciendo, "Sígame."

La seguí lentamente, mirando sus pasos.

No hay nada que demuestre mejor la personalidad de una persona como la forma de caminar. De hecho, preparé varios escenarios mientras esperaba a la hermana de Yunim.

Planeaba responder de manera diferente dependiendo de la personalidad de su hermana. Si era débil y tímida, iba a ser amable, si era un puercoespín que había sacado sus púas de antemano, le daría tiempo para que se acostumbrara. Si era una persona que se somete ante el poder, pensaba en visitar a Heinley, y si debía ganarme su reconocimiento y confianza...

'Superaría sus expectativas.'

"Aquí está, Su Majestad la Reina."

Cuando la nueva reina apareció en la boutique, la modista y sus asistentas se acercaron apresuradamente a saludarla.

Acepté sus saludos y también las saludé, luego volví a sonreír y llamé a Rose.

"Señorita Rose."

Estaba observándome hablar, y cuando la llamé, me contestó con una sonrisa.

"Sí, Su Majestad."

Le dije, señalando la ropa que llevaba.

"No tengo mucha ropa."

Para ser exactos, solo la ropa que llevaba puesta.

Rose abrió los ojos de par en par.

Probablemente está pensando en Heinley y en mí, viniendo aquí como si estuviéramos huyendo. Podría estar preguntándose, qué tan apurada estaba cuando me escapé que ni siquiera pude traer mi ropa.

"Bueno, entonces necesitarás nuevos atuendos."

Seguí sonriendo y se lo pedí.

"Así es. Necesito que me consigas seis atuendos para usar con urgencia."

"Sí. ¿Qué tipos de atuendo?"

"Tres para usar a diario, dos para el trabajo, y uno para un banquete sencillo, por si acaso."

"Algo en específico..."

Quería preguntarme sobre el rango de precios.

Le dije con una sonrisa, fingiendo que no sabía lo que quería decirme.

"No sé mucho sobre el Reino Occidental, así que lo dejaré en manos de la Señorita Rose."

De esta manera, no importa cómo me vista, no seré criticada. Deliberadamente le di las órdenes directamente delante de las demás, así que aunque Rose me prepare atuendos extraños, la gente sabrá de quién es la culpa.

Rose dijo que lo haría, pero se sentía más cautelosa conmigo que antes.

Fingí no darme cuenta y le pedí que me mostrara el palacio esta vez.

"Tengo que familiarizarme con el lugar."

Después de salir de la boutique y bajar dos escaleras, llegamos al palacio a través de un largo pasillo.

Es un país muy rico.

De acuerdo con su reputación, el palacio del Reino Occidental nunca fue inferior al del Imperio Oriental.

En general, el palacio tenía un tono más brillante, inusualmente decorado con joyas por todo el edificio.

Cuando lo vi, recordé las palabras de Heinley, quien repetidamente enfatizó que su reino era el país de las joyas, y me reí.

'Es como un pájaro que le gusta brillar.'

'Pájaro... ¿Pájaro?'

"..."

"¿Reina? ¿Le sucede algo?"

"Ah. No, no. No es nada."

La teoría de que 'McKenna es el pájaro azul' que había olvidado por un tiempo, me vino a la mente por un momento.

Le preguntaré a Heinley cuando nos volvamos a ver.

Si McKenna es el pájaro azul, Heinley debe saberlo.

"Sigamos adelante."

Pero cuando empecé a caminar de nuevo, de repente escuché un ruido sordo.

"¿?"

No eran los pasos de Rose.

Cuando me di la vuelta, vi a un hombre vestido elegantemente, con una pluma en los labios. Perdió el equilibrio y estaba luchando por mantenerse en pie.

Finalmente se cayó, luego se levantó rápidamente y se sacudió los pantalones, pero detuvo toda acción cuando notó que yo lo estaba mirando.

"¿Quién es?"

Le pregunté a Rose, y ella me susurró.

"Es un periodista autorizado para entrar en el palacio."

Periodista...

"Es mejor que no esté cerca de él."

Rose añadió rápidamente.

"Si tiene una entrevista programada para más tarde, será mejor que se reúnan en ese momento."

Parecía un poco incómoda, como si quisiera ir a otro lugar.

Como han pasado muchas cosas en los círculos sociales, es fácil convertirse en una buena presa para los periodistas, y ese parece ser el motivo de su comportamiento.

"¿No hay más periodistas autorizados a entrar en el palacio?"

Pero como le seguí preguntando, me explicó en un tono que indicaba claramente que no podía evitar mis acciones.

"En la actualidad, un total de tres periódicos tienen la autorización real, y solo puede ser enviado un periodista por cada periódico."

Pero, si hay un periodista persiguiéndome, ¿significa que los otros dos están pegados a Christa? O bien a Christa no le gusta que los periodistas anden por el palacio...

De cualquier manera, podría se beneficioso en esta situación.

En lugar de ir hacia otro lado, me acerqué deliberadamente al periodista y le pregunté, sonriendo lo más suavemente posible.

"Debes tener una pregunta para mí. ¿Cuál es?"

El periodista puso los ojos en blanco, avergonzado, tal vez no pensó que me le acercaría directamente.

Rose también me llamó con impaciencia, "Su Majestad."

El periodista fue inteligente. Luego de un momento de vergüenza, inmediatamente sacó su libreta y me preguntó.

"¿Cómo se volvió a casar tan rápido?"

***

"Tiene que acercarse a los periodistas, señorita. Si escucha sus preguntas, podrá saber lo que la gente quiere."

Al mismo tiempo, el Duque Elgy caminaba junto a Rashta y la aconsejaba.

Casualmente, la estrategia que le dijo a Rashta era similar a la de Navier.

Sin embargo, Rashta no prestó mucha atención a su consejo. Fue porque recordó las palabras de Sovieshu de no acercarse demasiado al Duque Elgy.

Incluso después de eso, vine a ver al Duque. Pero no puedo evitarlo.

Rashta retorció su boca.

El Barón Lant es amable e inteligente, pero es un hombre del emperador, y la Vizcondesa Verdi tiene algo desagradable.

La nueva sirvienta, Delise, parece leal, pero cada vez que ve a Sovieshu, se comporta de una forma que me incómoda, y la sirvienta experimentada, Arian, es buena en su trabajo, pero es tan callada que no sé qué pensar.

El Duque Elgy era una de las pocas personas en las que Rashta podía confiar en el palacio.

No, Rashta lamentaba no poder decirle que pronto sería la emperatriz. De ese modo, el Duque Elgy dejaría de hablar de estas cosas y le daría consejos que le serían útiles.

"Además, los periodistas son importantes para aumentar su reputación. Aunque sea la mejor persona del mundo, los plebeyos no pueden verla."

"Um."

"Los nobles tienen la oportunidad de verla y juzgarla por muy equivocados que sean los rumores, pero los plebeyos no tienen ninguna posibilidad. Entonces, si quieres que los plebeyos estén de tu lado, mantente cerca de los periodistas."

"No puedo..."

Eventualmente, cuando Rashta murmuró, el Duque Elgy preguntó, desconcertado.

"¿No puedes? Dijiste que querías ser la Emperatriz para protegerte a ti misma y al bebé. ¿Has cambiado de opinión?"

"No es eso."

"¿Piensas que como la Emperatriz Navier se ha ido, ya estás a salvo?"

"Sí. Nadie lastimará a Rashta ahora."

"La próxima emperatriz podría odiarte incluso más."

Para no decirle que eso no sucedería, Rashta giró sus labios, se dio la vuelta y se rió.

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