LESVAC 289

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La Emperatriz se volvió a casar 289

SS7: Manos ensangrentadas y la criada caballero



En la habitación situada al otro lado del pasillo del dormitorio de Navier sólo había una jaula para pájaros y una planta. Las personas la llamaban en broma la 'sala de confinamiento' después de que el Emperador Heinley echara allí a Reinita, el águila que tanto despreciaba. A la Emperatriz Navier le había parecido fatal ese nombre.

Hoy, Heinley fue solo a la habitación de confinamiento.

"Farsante."

Gritó Heinley al pájaro, que estaba durmiendo tranquilamente. Posteriormente, levantó la jaula.

Reinita abrió un ojo y miró a Heinley como si supiera que había sido él quien lo echó.

"Oye impostor, te daré una oportunidad. Hazlo bien, porque de ello depende tu libertad."

Dicho esto, Heinley salió de la habitación llevándose la jaula.

***

Cuando volví a mi dormitorio, oí un golpecito en la ventana.

'¿Es Crow?'

Le había dicho que se tomara un descanso. Pero no era Crow. Mis ojos se abrieron por completo al ver a McKenna en forma de pájaro, con una cara de molestia.

Abrí la ventana.

"McKenna, ¿qué pasa?"

Dudaba que fuera serio. Él habría venido en forma humana.

McKenna chirrió y estiró el cuello. Tenía algo colgado: un papel doblado como un collar. Se lo quité y desdoblé el papel. McKenna sacudió la cola y se fue volando.

Mi curiosidad se despertó mientras lo veía irse. Un momento después, me fijé en el papel. Era un breve mensaje de Heinley,

— Ven a la habitación de los niños.

Sonreí.

'¿Qué estará haciendo esta vez?'

Le había visto bailar solo un par de veces. ¿Tal vez preparó un baile para mí? Sólo de pensarlo me hizo reír.

Incapaz de soportar la curiosidad, me puse una capa ligera y salí del dormitorio. El Vizconde Langdel quiso escoltarme, pero me negué y me dirigí a la habitación de los niños. Dentro, las luces estaban apagadas y la habitación en penumbra.

Cuando encendí las luces, vi a los bebés apoyados en la cuna. En cuanto a Heinley, estaba posado fuera en forma de pájaro, con su silueta resplandeciendo bajo la luz de la luna.

En el momento en que me le acerqué, Reina de repente se duplicó.

Me detuve, sorprendida.

'¿Qué está ocurriendo?'

Las dos águilas levantaron sus alas al unísono. Estaban tan perfectamente coordinadas que creí oír de fondo un redoble de tambores. Como si fueran una sola, doblaron una rodilla y se inclinaron hacia delante.

Entonces oí otro redoble de tambores. No podía ser producto de mi imaginación, sin duda había algún tipo de banda tocando. Miré alrededor para ver de dónde venía la música, justo cuando ambas águilas empezaron a bailar.

Al ritmo de los tambores, movían una pata al frente y la cabeza a un lado. Sus hombros subían y bajaban mientras aleteaban con gracia. Por último, meneaban la cola.

Fascinada, observé embelesada cómo batían sus alas. Estaban perfectamente sincronizadas entre sí. Miré hacia atrás y noté que incluso los bebés parecían embelesados.

Cuando terminó el baile, me di cuenta de por qué eran dos.

'Heinley bailó con Reinita. ¿Pero cómo? ¿Heinley podía comunicarse con Reinita? ¿Cómo convenció al pájaro para que actuara?'

Heinley apoyó un ala en su cadera, jadeando pero con una sonrisa de satisfacción. Sus ojos parecían preguntar,

'¿Cómo lo hice?'

"Me encantó."

Abracé a Reina. Los latidos de su corazoncito se aceleraron, haciéndolo aún más adorable. De repente, oí un chillido.

Me di la vuelta y vi a Kai transformado en pájaro intentando escapar por una rendija de su cuna.

"¡Kai!"

Su barriguita estaba atascada en los barrotes de la cuna. Solté a Heinley y corrí hacia él.

Empujé su barriguita y conseguí liberarlo. Emocionado, Kai dio una vuelta alrededor de la habitación y después voló hacia Heinley.

"Creo que le hizo feliz ver bailar a su papá."

Dije contenta. Levanté a Laura mientras disfrutaba de la unión entre padre e hijo. Pero en el momento en que Kai alcanzó a Heinley, el pequeño pasó de largo y abrazó a Reinita en su lugar.

Heinley y yo nos quedamos helados. Incluso quienes tocaban los tambores parecieron sorprendidos, pues de repente se detuvieron.

Volví a mirar alrededor. Esta vez vi a un pajarito salir a hurtadillas de debajo de la cómoda, observando nerviosamente a Heinley. Justo entonces, el pajarito tropezó con un alambre, haciendo sonar de nuevo los tambores.

-¡Bam! ¡Bam! ¡Bam!-

Escondí mi cara en el cabello de Laura para ocultar mi risa. Heinley volvió a transformarse en humano y agarró a Kai.

"¿Cómo es posible que no reconozcas a tu propio padre?"

Los ojos de Kai se agrandaron. Miró horrorizado de Reinita a Heinley y viceversa.

"Te daré una nalgada si no reconoces a tu padre. ¡Hasta a los bebés más lindos se les pega!"

A pesar de ello, Kai aún parecía creer que Reinita era su padre, así que el enfurruñado Heinley volvió a transformarse en pájaro, agarró al pajarito y le pegó en el trasero con el ala.

No pude contenerme más. Me tiré al suelo, desbordada. No paré de reír hasta que sentí que me iba a estallar el estómago. Por fin, todas mis preocupaciones desaparecieron.

Cuando conseguí ponerme de pie, aún con Laura en mis brazos, Kai me estaba mirando con el pico abierto.

"Reina."

En cuanto llamé a Reina, Reinita también reaccionó.

Reina le dio una patada a Reinita, luego voló hacia la cuna, acercándose lo más posible a la altura de mis ojos. Me miró con ojos inocentes y brillantes.

'¿Se sentirá mejor si le beso el pico?'

Sus ojos se relajaron y su pico se abrió ligeramente,

- ¡Gu!

"Gracias, Reina. A pesar de que odias a Reinita, lo trajiste aquí a bailar contigo para animarme."

En ese instante, se me ocurrió una idea.

'Abrazar al enemigo para animar a otros...'

- Gu?

Reina pareció preguntar en qué estaba pensando.

¿Podría usar la misma táctica con Dartha? ¿Qué pasaría si invitara a todos los Bandidos Mil Eternos aquí para una reunión?

Dartha fulminó con la mirada a 'Lady Evely'. Llevaba una capa lujosa, y estaba escoltada por guardias imperiales. El carruaje al que subió llevaba el emblema del palacio. La puerta se cerró y las ruedas crujieron sobre la grava. Dartha se quedó mirando, incluso después de que el carruaje desapareciera.

Eventualmente, miró los documentos que había conseguido. Recordó que en la última página se mencionaba a Evely, la maga sanadora. Dartha lo releyó y luego arrugó la hoja.

Ángel apareció de la nada,

"¿Terminaste tu investigación?"

Dartha levantó la cabeza. Cuando sus miradas se cruzaron, los ojos rasgados de Ángel se entrecerraron aún más.

"Parece que descubriste muchas cosas."

"¿Lo... sabías?"

Preguntó Dartha con voz temblorosa,

"La persona a la que llamaste mi amiga. ¿Sabías que era la maga Evely?"

"Por supuesto."

"¡¿Por qué no me lo dijiste?!"

"No me habrías creído."

Dartha se mordió el labio y se le salieron las lágrimas. Quería matar a su yo del pasado. Le había dicho a Vinsel que podía confiar en Evely. Le había dicho que Evely nunca mentiría.

"No entendía por qué me mentiría. O por qué me daría aquella nota. Pensaba que todo había sido un malentendido, pero..."

Dartha tragó saliva,

"Me engañó. ¿Lo hizo a propósito? Tal vez me odia porque soy hija de los Isquas."

Parecía tan absurdo que Dartha se echó a reír,

"¿Fue todo una mentira?"

Ángel la observó en silencio y luego abrió los brazos. Abrazó a Dartha y le dio unas palmaditas en la espalda mientras ella lloraba.

Se odiaba tanto a sí misma y a Evely que no podía soportarlo. Sentía como si pudiera palpar su ira. No conseguiría liberarla hasta que matara a su enemiga y enterrara el cuerpo con el de sus padres.

"Quiero vengarme de esa maga."

Ángel se echó hacia atrás lo suficiente para mirar a Dartha a los ojos. Parecía casi tan triste como ella,

"Dartha, te ayudaré."

"¿Cómo puedo confiar—?"

"La Emperatriz Navier es una persona confiable. Pero, Dartha, ella es cercana a Evely y Mastas. Ella no te dejará llevar a cabo tu venganza. En cambio, yo puedo convertirme en tu espada."

Ángel volvió a estrecharla entre sus brazos, sonriendo,

"Sé mi maga. Y yo seré tu espada. Juntos, nos vengaremos de nuestros enemigos."

***

"¿Dónde está la 4ª División?"

Preguntó Koshar. Estaba en un terreno elevado, observando el claro de abajo. En el pasado habían librado aquí varias batallas encarnizadas contra los Bandidos Mil Eternos, pero hoy no veía señales de nadie.

"Lo último que supe es que se dirigían al Imperio Oriental. O tal vez a Bohean Azul; está en la misma dirección."

"Bien."

Koshar movió los labios levemente. El ayudante le miró fijamente. En cuanto Koshar se dio la vuelta, el ayudante se golpeó el pecho, frustrado.

'¿Por qué simplemente no preguntaba cuándo llegaría Lady Mastas? Es tan desesperante.'

Koshar sentía una asfixiante presión en el corazón, por lo que se dirigió a un lago cercano. Allí dejó su engorrosa armadura y su capa. También puso a un lado su arma. Luego se zambulló en el agua. Mientras se hundía, imaginó la voz que anhelaba,

"¡Lord Koshar, deténgase! Se va a resfriar."

Podía imaginarla corriendo hacia él.

Sonrió al subir de nuevo a la superficie.

De repente, el rostro que tanto había extrañado apareció ante él. Tanto él como Mastas se quedaron paralizados, mirándose el uno al otro.

"¿Lady Mastas?"

Sólo entonces, Mastas se tambaleó hacia atrás.

"¡Ack!"

"¿Qué ocurre?"

"¡Yo... yo no vine aquí a verlo bañarse! Traje a mi caballo a beber agua, ¡y de repente emergiste del lago como un hada!"

Mastas dudaba de si se trataba de un sueño o era real.

Koshar sonrió mientras Mastas trastabillaba,

"No tienes que esforzarte tanto en poner excusas."

Fue entonces cuando notó las manchas de sangre en su ropa. Su expresión se volvió rígida,

"¿Esa sangre es tuya?"

Mastas echó un vistazo a su ropa y se dio la vuelta,

"No."

En realidad sí, pero Evely ya la había curado. No quería preocupar a Koshar.

"Hueles a sangre."

Ella oyó pasos en la hierba. Koshar había salido del lago. Un momento después, él se inclinó hacia su hombro y olfateó.

Mastas se quedó inmóvil.

"Lord Koshar, yo..."

"¿Estás herida?"

"No lo estoy. ¿Realmente puedes distinguir el olor de mi sangre del de otra persona?"

Mastas volvió a darse la vuelta, nerviosa, y se dio cuenta de que sólo la parte inferior del cuerpo de Koshar estaba cubierta. El calor invadió sus mejillas.

"¡Ahh!"

Mastas exclamó y enseguida se desmayó.

Koshar la atrapó mientras caía,

"¿Lady Mastas?"

Ni siquiera una maga sanadora podía curar inmediatamente todas las heridas. Especialmente heridas muy graves. A diferencia de la Emperatriz Navier, que pasó varias semanas en recuperación, Mastas cabalgó directamente hasta aquí. Estaba exhausta. Sin embargo, eso no fue lo que pensaron aquellos que no sabían de sus heridas...

"Lady Mastas debe estar realmente enamorada de Lord Koshar."

Murmuraron algunos de los caballeros que observaban la escena. Otros soltaron una risita.

Koshar se giró. Cuando los caballeros se encontraron con su mirada, le dieron un pulgar hacia arriba.

"Tu cuerpo tan atractivo la hizo desvanecerse."

Koshar miró a Mastas. Se había despertado de nuevo, pero cerró los ojos en cuanto él dirigió su mirada hacia ella.

'Tonto despistado.'

Mastas quería quedarse descansando en sus brazos, por lo que fingió seguir desmayada. Pero dado que tenía los ojos cerrados, no se dio cuenta de que Koshar reprimía una risita mientras veía cómo se agitaban sus párpados.

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