La Emperatriz se volvió a casar 280
SS5: Dos personas (4)
"¿Por qué las posadas aquí son tan caras?"
Refunfuñó Dartha, tras encontrar alojamiento cerca del palacio. Había tenido que pagar un mes de alquiler por adelantado, y la habitación ni siquiera era muy bonita; sólo estaba cerca del palacio. Se estremeció al entrar.
'¡Esto es un atraco! La habitación es tan mala como esperar un mes para ver a la emperatriz cinco segundos.'
Dartha sacó su boleto y lo miró fijamente, suspirando. No le quedaba más remedio que esperar a su cita.
'Pero, ¿quién más esperaría todo ese tiempo? Navier puede ser una emperatriz, pero es sólo una mujer. ¿Por qué hacía esperar tanto a todo el mundo? ¿Y si algunas personas tenían asuntos más urgentes que tratar?'
Mientras Dartha dejaba el boleto, se fijó en el familiar brazalete en su muñeca. Tenía tiempo libre y nada más que hacer.
'¿Debería buscar a mi hermana?'
***
Dartha estuvo esperando tres horas hasta que finalmente pudo reunirse con un funcionario,
"¿En qué puedo ayudarle?"
"Busco un orfanato que empieza por la letra D. Mi madre me adoptó allí, pero no recuerda el nombre."
El funcionario se quedó mirando fijamente a Dartha durante unos instantes, luego se aclaró la garganta,
"Veré... qué puedo hacer."
Desapareció y regresó con una caja grande. Rebuscó dentro y sacó una lista.
Dartha estaba ansiosa, a la espera de que él gritara,
'¡Aquí está!'
Sin embargo, el funcionario dijo,
"¿Recuerda algo más? Hay demasiados orfanatos que empiezan por la letra D."
"¿Cuántos hay?"
Las cejas del funcionario se fruncieron sobre sus gafas,
"Sólo nuestro país tiene veintitrés."
"¿Tantos?"
La realidad la sorprendió. Ni siquiera sabía dónde estaba el orfanato.
'¿Está en el Imperio Occidental? ¿O está en otro lugar?'
Dartha hundió la cara entre sus manos, desesperada.
***
Dartha salió del edificio con el sobre que le había dado el funcionario. Allí estaban los nombres y las ubicaciones de los veintitrés orfanatos. Sería un reto visitarlos todos en sólo un mes.
'¿Debería simplemente rendirme?'
Había vivido toda su vida sin su hermana. ¿Qué importaba si nunca se reunían?
Pero al día siguiente, después de mucho pensarlo, Dartha alquiló un carruaje,
"Al Orfanato Daisy, por favor."
Tenía todo un mes disponible. ¿Por qué no buscar a su hermana? Después de todo, tenía curiosidad.
'¿Se parecerá a mí?'
***
Tras unas horas de reuniones sobre asuntos de la alianza, salí al jardín para tranquilizarme y tomar un té.
"¡Su Majestad, Su Majestad! ¿Ha visto esto?"
Laura apareció de la nada, agitando una revista.
"¿Qué es?"
"¡Aquí!"
Pasó a una página y me la puso delante de las narices.
— Puedo reconocer el plato hecho por mi amado en una degustación a ciegas porque su comida está sazonada con amor.
¿Una entrevista con una noble? Eché un vistazo a la portada con el ceño fruncido. Efectivamente, la revista que me había traído Laura era Gerda, una revista de moda de la alta sociedad. Su contenido era siempre llamativo y poco veraz.
"¿Siente lo mismo, Su Majestad? Si el Emperador Heinley le preparara un plato, ¿sería capaz de reconocerlo?"
"Por supuesto. He probado mucho la comida de Heinley."
"¿El Emperador Heinley puede hacer lo mismo?"
Sonreí,
"Absolutamente. Nos entendemos implícitamente."
"¡Guau! Deben estar muy enamorados."
Exclamó Laura. Desde que volvimos de Luipt, hablaba cada vez más de Heinley y de mí, como si intentara recordarme lo enamorados que estábamos.
¿Creía que Heinley empezaría a coquetear con otras mujeres y se olvidaría de mí?
"Por supuesto que estamos enamorados."
Le devolví la revista. Pero me dio curiosidad. ¿Podría realmente reconocer la comida de Heinley con los ojos vendados? Miré a mi alrededor,
"Condesa Jubel, Laura, Rose, Vizconde Langdel, Artina. Si tienen un momento libre, ¿podrían hornear un pastel cada uno?"
La Condesa Jubel se echó a reír,
"Oh, vaya. ¿Vas a preparar una degustación a ciegas para el Emperador Heinley?"
Emocionada, Laura hizo piruetas en el acto,
"¡Haré uno ahora mismo! Oh, ¿qué hay de la Señorita Evely? ¿Por qué no invita a la Señorita Evely a hornear uno también, Su Majestad?"
"Evely salió temprano esta mañana."
***
"Lo juro, haré que esa revista deje de imprimirse."
Ante Heinley había seis pasteles y una página arrancada de una revista. Un pastel había sido horneado por Navier. Los demás eran de personas cercanas a ella. Heinley tenía que adivinar cuál había hecho ella.
Quería pasar su tiempo libre con Navier. En cambio, ella le había encomendado esta misión. Rechinó los dientes.
"¿No habías dicho que ella era adorable?"
McKenna se rió entre dientes.
"¿Estás disfrutando con esto?"
Heinley lo fulminó con la mirada.
"De hecho, sí."
Heinley se masajeó la frente, mirando uno a uno los seis pasteles.
"Mi Reina me está poniendo a prueba, ¿cierto?"
"Es normal que las parejas se pongan a prueba mutuamente."
"McKenna. ¿Quieres que informe al dragón de agua donde está su amado pájaro azul? Puedes vivir en una jaula en la casa del dragón."
"¿Hablas por experiencia?"
McKenna respondió. Pero se calló de inmediato. Su comentario dio justo en el clavo.
Heinley se cruzó de brazos y examinó las cortezas de los pasteles,
"¿Debería intentar elegir el correcto, o empezar por eliminar los incorrectos?"
Las seis parecían un desastre, lo que hacía que esto fuera aún más difícil.
Mientras le observaba, McKenna se dio cuenta de lo poco que entendía sobre las relaciones.
'¿A quién le importa si se equivoca? ¿Por qué se lo toma tan en serio?'
La Emperatriz Navier no era del tipo de mujer que se enojaría. Simplemente se reiría, se burlaría de él y pasaría a otra cosa.
'Tal vez cuando uno está enamorado, siente la necesidad de lucir maravilloso ante su pareja en todo momento.'
"Sólo elija un pastel, Su Majestad."
McKenna instó a su amigo y primo. Mientras Heinley pellizcaba los bordes de cada pastel con preocupación, McKenna se fijó en su expresión,
"No llore. Si se equivoca, podemos hacer el mismo juego. El canciller, sus asistentes y yo podemos hornear cada uno un pastel. La Emperatriz Navier deberá elegir."
"No será lo mismo. Incluso sus respuestas equivocadas son correctas para mí."
Las cejas de McKenna se alzaron. El amor de Heinley por Navier superaba incluso sus altas expectativas. McKenna se aclaró la garganta,
"Entonces, ¿quiere que le diga en secreto cuáles pasteles no son?"
El carruaje se detuvo finalmente frente al Orfanato Daisy. Al bajarse, Dartha echó un rápido vistazo al edificio. Era grande, con un espacio abierto adjunto— que perfectamente podía ser un jardín o un campo de entrenamiento. Pero la falta de decoración daba al lugar un aire rígido y poco acogedor.
'¿Cómo puede un lugar llamado Daisy estar tan desolado?'
"¿Puedo ayudarle?"
Alguien que parecía trabajar allí se acercó a Dartha mientras ella miraba a su alrededor.
"Este lugar es tan siniestro— quiero decir, una hermana. Estoy buscando a una hermana."
Murmuró Dartha,
"A mi hermana pequeña. Está en un orfanato en alguna parte..."
La empleada sonrió,
"¿Me acompaña?"
Dartha siguió a la empleada por el vestíbulo y examinó detenidamente el interior. La mera posibilidad de que su hermana menor hubiera vivido aquí en algún momento le interesaba. Por suerte, el interior parecía mucho más acogedor que el exterior.
"Ya hemos llegado."
La empleada se detuvo ante la oficina del director, llamó a la puerta y entró sola. Un momento después, el director abrió la puerta para invitar a Dartha a pasar.
No parecían muy sorprendidos. Debían de venir a buscar familiares a menudo,
"¿Cuántos años tiene tu hermana?"
Le preguntó el director.
"Es más joven que yo."
"¿Sabes cuándo nació?"
Dartha sacudió la cabeza.
"Lo siento. Me acabo de enterar de que tengo una hermana."
"¿Hay algo más que sepas?"
Dartha volvió a sacudir la cabeza.
El director la miró como si creyera que era una broma. Dartha le enseñó el brazalete y hablaron durante media hora, pero al final el director dijo que no podía ayudarla.
Dartha se marchó con los hombros caídos.
'Esto no será fácil.'
Casi no tenía información.
"¡No puede ser!"
De repente, Dartha se sobresaltó. Una mujer estaba a punto de subir a su carruaje. El carruaje que Dartha había pagado extra para que la esperara.
"¡Espere!"
Dartha corrió hacia ella. Dado que la mujer no le hizo el menor caso, Dartha tiró de su chaqueta,
"¡He dicho que esperes!"
Pero debió de tirar demasiado fuerte, ya que la mujer se tambaleó hacia atrás. Dartha la agarró por reflejo, justo antes de que cayera al suelo.
"Gracias..."
Dijo la mujer, antes de mirar a su alrededor.
"Un momento. ¿Por qué me has detenido?"
La mujer, de baja estatura, se incorporó y se quitó el polvo de la ropa. Estaba vestida como una plebeya, su cabello era castaño claro y sus ojos oscuros.
"Perdón. Pero estaba a punto de irse en el carruaje que yo alquilé."
La mujer pareció sorprendida. Luego dijo avergonzada,
"No lo sabía. Mi carruaje ya se había ido, así que vi uno y solo..."
"Hay que pedirles que esperen."
"Ah."
'Parece inteligente, no sobreprotegida. ¿Por qué no conoce esta regla básica?'
Dartha podría haberla dejado, pero al ver los hombros caídos de la mujer se compadeció de ella. Sin pensarlo dos veces, soltó,
"Vayamos juntas. ¿Te diriges a la capital?"
***
Dado que la capital estaba a media hora de viaje, Dartha y su acompañante empezaron a charlar. Cuando la otra mujer le preguntó a qué se dedicaba, Dartha se encogió de hombros.
"Soy una maga."
Los ojos de la mujer se abrieron de par en par,
"¿Una maga? ¿En serio?"
"Bueno, no del todo. Pero lo seré. Acabo de descubrir mi habilidad."
"Guau. Debes estar emocionada."
"Lo estoy, pero dominarla no será fácil."
"¿No puedes ir a la academia?"
"No puedo. Por varias razones."
"¿Cuáles razones?"
"Es mucho para compartir con alguien que acabo de conocer."
"Oh. Lo entiendo."
La mujer apartó la mirada. Se quedaron en silencio por un momento.
Dartha se aclaró la garganta,
"De hecho, por eso he solicitado una audiencia con Su Majestad. Sólo pasé por este orfanato mientras espero, ya que también estoy buscando a mi hermana menor."
"¿Estuvo tu hermana en este orfanato?"
Las cejas de la mujer se alzaron.
"Creo que no. No sé exactamente dónde estuvo."
"Ya veo."
Dartha se sentía extrañamente cómoda con esta mujer que acababa de conocer. Tal vez porque la mujer no hablaba mucho, sólo preguntaba por ella. Dartha la miró torpemente,
"¿Qué hay de ti? ¿Has venido a buscar a alguien?"
La mujer sonrió tímidamente,
"No. Sólo he venido a ver si hay otros niños como yo. Me gustaría apadrinar a algunos."
"¿Niños como tú?"
"Niños inteligentes."
Dartha le sonrió. Por alguna razón, le pareció linda la forma en que alardeó.
'¿Así habría sido tener una hermana? ¿Sentirse cómoda hablando de todo tipo de cosas y sentir el impulso de cuidarla?'
Mientras lo pensaba, el carruaje finalmente llegó a la capital. Una vez que se detuvo, la mujer se bajó del carruaje. Dartha se sintió extrañamente triste, por lo que también bajó y miró a la mujer. Sin embargo, no encontraba las palabras adecuadas para decirle que quería volver a verla.
Por suerte, la mujer le sonrió,
"Dijiste que te quedarías aquí un mes, ¿cierto?"
"Sí. ¿Por qué?"
"¿Te gustaría quedar otro día?"
Dartha asintió y señaló la posada donde se alojaba,
"Me alojo en la Posada de la Ramita Verde. Me llamo Dartha."
Con una mirada alegre, la mujer le extendió la mano,
"Yo me llamo Evely."
"¿Evely? ¿Eres la maga del Palacio del Imperio Oriental?"
"No, no. Evely es un nombre muy común."
Dartha le creyó. Gracias a Evely, Dartha se sentía más motivada que nunca para encontrar a su hermana. Planeaba visitar otro orfanato más tarde.
"Tu hermana también debe estar buscándote."
Comentó Evely. Pues ella misma había crecido en un orfanato,
"Me alegraría mucho saber que tengo una hermana mayor como tú."
Dartha no pudo evitar sonreír. Puede que ella no necesitara una hermana menor, pero ¿y si su hermana la necesitara a ella? Al menos debería asegurarse de que su hermana estuviera bien.
'¿Qué pasó con mi hermana después de que mi madre me llevara?'
***
Una semana después de que Dartha conociera a Evely, alguien que estaba en la cola para reunirse con la emperatriz tuvo que marcharse antes de tiempo. Esa persona le vendió su boleto a Dartha, por lo que Dartha pudo reunirse con la Emperatriz Navier mucho antes de lo esperado.
La sala de audiencias de la emperatriz era aún más intimidante que el propio palacio. Una alfombra oscura recorría el pasillo hasta el trono de la emperatriz, donde la misma se encontraba con una corona en la cabeza y un cetro en la mano.
.
Se veía natural allí. Como si hubiera nacido para gobernar. Incluso los caballeros a ambos lados parecían pintorescos, inmóviles como estatuas.
Al pasar entre ellos, Dartha tragó saliva. Ahora que estaba en la sala de audiencias, la atmósfera era muy diferente de lo que había imaginado. Se dirigió al lugar designado e hizo una reverencia a modo de saludo, siguiendo las instrucciones de un funcionario de la emperatriz.
Cuando levantó la cabeza para mirar a la Emperatriz Navier, lo único que pudo pensar fue que esta mujer tenía el poder para cambiar su destino. La primera impresión de Dartha sobre la emperatriz fue...
'Aterradora.'
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