LESVAC 281

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La Emperatriz se volvió a casar 281

SS5: Dos personas (5)



Pasó la siguiente persona que acudió a mí en busca de una audiencia. 

'¿Es sobre otra historia desafortunada?'

Esperé, pero la chica se quedó allí inmóvil. Si no hablaba, no podía hacer nada por ella.

Un minuto transcurrió en silencio. La siguiente persona en la fila se movía impaciente. Finalmente, el funcionario dio un paso adelante, incapaz de soportar la demora.

"Puede hablar, sea cual sea el asunto. Su Majestad le escuchará."

Afortunadamente, esto pareció despertarla. Los labios de la chica se entreabrieron,

"He, he venido a aprender magia. Me gustaría pedir la ayuda de Su Majestad."

Los caballeros a ambos lados de mí se sobresaltaron visiblemente. También el funcionario,

"¿Magia? Pero deberías ir a la academia a estudiar—"

Se calló ante un gesto mío. Por suerte, la chica estaba mirando al suelo, así que no se dio cuenta.

"No tengo documentos de identidad, debido a circunstancias personales. No puedo asistir a la academia. Pero he oído hablar de la reputación de Su Majestad como maga excepcional, a pesar de que tampoco asistió a la academia. Por favor, permítame estudiar con usted. Mi talento apareció recientemente."

"¿Se manifestó en la adultez?"

Era extremadamente raro que la magia se manifestara en la edad adulta. En mi caso, fue provocado artificialmente. El caso de esta chica era realmente raro.

"Sí. Por favor, ayúdeme. ¡Usaré mi talento para usted, Su Majestad!"

"¿Sabes qué tipo de magia tienes?"

Muchas personas no lo sabían la primera vez que se manifestaba. Evely no lo supo hasta que entró en la academia.

"Curación."

Mis ojos se abrieron de par en par. 

'Ella ya conoce el suyo. Además, es de un tipo increíblemente especial.'

Toda la sala de audiencias se llenó de murmullos. Froté mi cetro, mirando el cabello castaño de la chica. No había levantado la vista, por lo que sólo podía ver la parte superior de su cabeza.

"Una maga sanadora. Qué interesante."

Sería bueno tener una maga así en nuestro imperio. Aunque aún no fuera leal, valía la pena intentar atraerla. Más allá de cualquier beneficio para mí, debía hacerlo para ayudar a mi gente. Pero...

"¿Quién eres? ¿Cómo te llamas?"

La chica se congeló por un segundo,

"Soy... Dartha."

"¿De dónde vienes? ¿A qué te dedicas? ¿Por qué no tienes documentos de identidad?"

Dartha era una mujer adulta con reciente talento para la magia. Era un cebo muy atractivo, lo que me hizo pensar,

'¿Acaso alguien la ha reclutado como espía? ¿O era una fugitiva?'

Cuanto más dudaba Dartha, más sospechosa me parecía.

"Mire sus músculos, Su Majestad. Es fuerte. Por su postura, también ha practicado artes marciales."

Después del susurro de Artina, la insté a responder,

"¿Dartha?"

La chica se mordió el labio,

"Vivo en un lugar muy remoto. Mis padres viajan a menudo..."

"¿Por eso no tienes documentos de identidad?"

"Sí— quiero decir, no. Mi nacimiento no fue registrado, por lo que..."

"¿De dónde eres? Dime la ubicación. Si puedes responderme eso, te entrenaré en la magia y te daré documentos de identidad."

La chica levantó la vista, sobresaltada.

***

Dartha tartamudeó que venía de lo profundo de las montañas, y luego se marchó. Obviamente era mentira. Incluso si hubiera crecido en las montañas, debería haber sido capaz de nombrar el pueblo o la región. Pero en vez de cuestionarla en público, terminé el resto de mis audiencias.

Entonces, llamé a uno de mis caballeros,

"Sigue a Dartha. Infórmame de cualquier cosa sospechosa que haga. Vigila con quién se encuentra y detenla si intenta abandonar la capital."

***

Más tarde, me reuní con Heinley.

"Escuché que hoy encontraste una maga sanadora, Mi Reina."

Asentí, a punto de responder, cuando me congelé ante la vista. Laura estaba manteniendo el equilibrio sobre la cabeza de Heinley en forma de pájaro, piando alegremente. Me quedé boquiabierta.

Heinley sonrió,

"Mira, Mi Reina. ¡Laura tiene un estupendo sentido del equilibrio!"

'¡Equilibrio ni que nada!'

Corrí hacia Laura y la agarré con una mano. Luego palmeé el trasero de Heinley con la otra mano,

"¡Pájaro travieso! Pájaro travieso!"

Ella aún no podía volar. Incluso en forma de pájaro, podría perder el equilibrio y caerse.

Sobresaltado, Heinley retrocedió contra la pared.

"Laura se subió por su cuenta."

"¿Qué embuste tan—?"

Me detuve a mitad de la frase. Sin previo aviso, Laura batió las alas y voló de mi mano para posarse en mi cabeza. Cuando sentí su peso sobre mi cabello, me quedé paralizada.



Heinley agitó una mano,

"¿Lo ves?"

'¿Qué hago?' 

Reflexioné un segundo y volví a agarrar a Laura con una mano, acunándola entre mis palmas. Con el rostro sonrojado, salí apresuradamente de la habitación, avergonzada. La risa de Heinley me siguió por el pasillo.

***

"Qué miedo da. ¿Siempre es así?"

Dartha murmuró tumbada en la cama. Aún podía imaginarse la mirada intimidante de la Emperatriz Navier. Fue tan fría e imperiosa como si supiera exactamente lo que Dartha estaba tramando.

"Parece tan insensible."

Dartha había oído a menudo que la llamaban la emperatriz de hielo. Pero había supuesto que se debía a que Navier abandonó el Imperio Oriental después de que aquel emperador inservible le rompiera el corazón. Había pensado que la emperatriz parecería triste.

Por el contrario, parecía el tipo de mujer que le cortaría la cabeza al emperador si tuviera una aventura.

"No me extraña que ese comandante con apariencia de zorro me dijera que tuviera cuidado."

Ella suspiró. Sería una pena rendirse ahora. Había llegado tan lejos. ¿Por qué su boca ingeniosa le falló justo cuando más la necesitaba?

"¿Qué debería hacer?"

Dartha jugueteó con su brazalete,

"No encontré a mi hermana ni mi nuevo camino en la vida."

Quizá debería haber esperado todo el mes para reunirse con la emperatriz, en vez de acelerarlo. Dartha volvió a suspirar y enterró la cara en la almohada.

Un par de días después, Dartha decidió abandonar la capital. Dado que la emperatriz no la ayudaría, necesitaba encontrar otra forma de estudiar magia.

Además, cuanto más esperara, más probabilidades habría de que la emperatriz la arrestara por su falta de identidad. Había tenido la esperanza de que la emperatriz se apiadara de ella. Pero era muy estricta con las normas y los principios.

"Querida Evely..."

Dartha murmuró mientras escribía. 

***

Antes de marcharse, Dartha dejó con inquietud el sobre al posadero.

"Creí que te quedarías un mes."

"Mi situación ha cambiado."

El posadero frunció el ceño,

"No ofrecemos reembolsos."

"Me lo imaginé desde la primera vez que hablamos... en efecto, robo a mano armada."

Dartha susurró esto último para sí misma.

"¿Disculpe?"

"Por favor, dele mi carta a Evely la próxima vez que venga a visitarme."

Hecho esto, Dartha salió de la posada.

'¿Qué otra opción tengo?'

Sería un desperdicio renunciar a su talento. Tendría que encontrar otra forma de aprender mientras seguía buscando a su hermana.

Cuando estaba cerca de abandonar la capital, escuchó el ruido de unos caballos detrás de ella. No le prestó atención en un principio y bostezó. Pero en el momento en que el caballo llegó directamente a su lado, ella levantó la vista con curiosidad. Un guardia estaba montado en el caballo, mirándola. Llevaba el mismo uniforme que los caballeros de la sala de audiencias.

'¿Ha venido a detenerme?'

Presa del pánico, Dartha dio media vuelta y echó a correr.

"¡Espere! ¡Señorita Dartha!"

Se quedó paralizada al oír el trato educado. Claramente ningún guardia la llamaría señorita si hubiera venido a arrestarla. Además, sólo era un guardia. Podría luchar y escapar de él si fuera necesario. Entonces, se dio la vuelta.

"Señorita Dartha, Su Majestad Navier la ha convocado."

Sus cejas se alzaron,

"¿Para qué?"

'¿Para arrestarme? ¿Para forzarme a usar mis poderes para ella? ¿O por fin se ha apiadado de mí?'

"No lo sé. Sólo se me ordenó escoltarle hasta ella."

***

"Esa historia de que vienes de las montañas. No me la creo."

 Aclaré, en el momento en que el guardia trajo a Dartha a mi oficina. Toda la esperanza reflejada en su rostro desapareció de inmediato.

"Pero te daré una oportunidad para que me demuestres lo que vales."

Los hombros de Dartha se relajaron. La observé atentamente, no quería pasar nada por alto. El potencial de una maga sanadora era enorme. El principal riesgo de aceptarla era su misterioso trasfondo.

"Sin duda. Por supuesto que se lo demostraré."

Respondió Dartha,

"¡Gracias, Su Majestad! Me convertiré en la maga más consumada y en su leal servidora."

No debe haber esperado que la aceptara. Me agradeció varias veces más antes de irse.

Una vez que se marchó, me acerqué a una ventana que daba a la entrada principal. Observé hasta que la chica salió corriendo del palacio, luciendo emocionada. Detrás de ella volaba un cuervo. Al menos parecía sinceramente contenta de poder estudiar magia.

"¿Estás segura de esto, Mi Reina?"

Heinley se me acercó por detrás y me abrazó,

"Habías dicho que tenías dudas por no saber quién es."

Me recosté contra él,

"No habrá problema con alguien de tu Clan siguiéndola. Por cierto, gracias por el favor. Sé que será difícil para ellos seguirla. Pero perder a una maga sanadora sería una lástima."

"Me alegro de no ser yo quien lo haga."

"Heinley."

Le di un golpecito en el brazo.

Se rió entre dientes, luego bajó casualmente sus manos alrededor de mi cintura,

"Mi Reina. Me excita cuando actúas así de fría y calculadora."

Golpeé sus manos traviesas. Pero esta vez se inclinó tan cerca que su aliento me hizo cosquillas en la mejilla.

"¿Vas a huir de nuevo? Ayer apenas te vi la cara."

Le agarré de los brazos y giré la cabeza hacia atrás para fulminarle con la mirada. En ese momento, vislumbré algo en sus ojos. Ojos ansiosos, llenos de deseo. Pero sólo duró un segundo. Pronto volvieron a la mirada suave y dulce que me encantaba.

Lo miré hasta que sus ojos se curvaron. Entonces apoyé la cabeza contra su pecho en silencio. 

'Lo amo. Amo a este hombre.'

Pero de vez en cuando me preguntaba hasta qué punto nuestros sentimientos eran similares. ¿Por qué a veces me miraba con tal ansiedad?

***

Después de fundar la Alianza Imperial, algunos eruditos de la Academia Mágica vinieron al Imperio Occidental. Oficialmente, vinieron para promover la cooperación entre los dos imperios. Pero sospechaba que tenían un motivo oculto.

Probablemente querían descubrir si el Imperio Occidental realmente podía crear magos artificiales. Pero no los rechazamos. En cambio, les entregamos los registros reales de nuestra investigación sobre la disminución del maná.

También les envié a Dartha, después de que volviera al palacio para comenzar su tutoría,

"Aprenderás de los eruditos. Todos son talentosos egresados de la academia."

"¿Son de la academia? ¡Cielos! ¿Y voy a aprender de ellos?"

Dartha sonreía emocionada. Pero cuando la llevé a los aposentos de los eruditos, éstos actuaron nerviosos,

"¿Su Majestad? ¿Quién es?"

"Por favor, enséñenle bien. Podría ser otra genio como Evely."

Dejé a Dartha allí y volví a mi oficina. De camino, me acordé del Gran Duque Kapmen y de la Princesa Charlotte. Aún no había recibido más noticias sobre su boda.

Cambié de dirección, dirigiéndome a donde se alojaba el Gran Duque Kapmen. Si se casaba con la Princesa Charlotte, nuestra ruta comercial podría cambiar. El duque podría mudarse a Whitemond, o podría volver a Luipt para la boda.

Quería conocer el calendario, aunque fuera de forma aproximada, para poder prepararme.

"Gran Duque, ¿puedo pasar?"

"Sí, Su Majestad. Pase."

Pero cuando entré, estaba en medio de una extraña tarea: colocaba pequeñas botellas sobre la mesa y seguidamente las envolvía. Cada botella contenía una pequeña cantidad de líquido.

"¿Qué estás haciendo?"

Pregunté, curiosa.

El Gran Duque dudó, luego se aclaró la garganta,

"Son pociones."

"¿Tantas? Pensé que habías usado todas tus pociones."

"Hice más."

'¿Qué? ¿Por qué?'

Siempre que usaba pociones ocurrían incidentes extraños. Me quedé mirándolo, desconcertada. No podía entender por qué querría hacer más de éstas.

"Me las beberé. No se preocupe."

"¿Pero por qué tú...?"

Me detuve. ¿Se trataba de su próximo matrimonio?

Al igual que la última vez, no respondió. Siguió envolviendo las botellas.

Observarlo despertó mi curiosidad,

"Gran Duque. ¿Podría darme una de esas también?"

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