LESVAC 272

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La Emperatriz se volvió a casar 272

SS2: Pasado de Duque Elgy (4)



La Duquesa frunció el ceño,

"Santo cielo. ¿Es eso cierto?"

Alessia asintió,

"Pero no puedo echarla. Es tan lamentable... me está dando dolor de cabeza."

"El príncipe ha ido demasiado lejos. ¿Cómo ha podido permitir algo tan horrible?"

Mientras la duquesa resoplaba, algunos de los nobles de Bohean Azul que estaban cerca se unieron.

"Yo también lo oí. El príncipe salvó a una prisionera pirata en su viaje más reciente."

"Dios mío. ¿No habrá salvado a la chica porque se enamoró de ella?"

"No me imagino lo difícil que es su situación, Su Alteza. Qué decepción."

Uno a uno, más nobles comenzaron a murmurar.

Mientras tanto, los diez minutos de Alessia terminaron. El príncipe se acercó a buscarla. En el camino, se sobresaltó al oír los rumores que se difundían.

Se asombró aún más cuando llegó hasta Alessia. Ella le rodeó la cintura con un brazo y murmuró,

"¿Escuchas lo que todo el mundo dice, cariño? Que la mujer se parezca a mí no significa que debas dejarte persuadir por ella."

El príncipe se quedó helado, a pesar del calor del verano. 

Alessia se inclinó más hacia él,

"Si algún día esa mujer que se parece a mí reclama ser la princesa, o si dejo de aparecer en público..."

Los nobles más cercanos se apresuraron a tranquilizar a Alessia,

"Eso nunca sucederá."

"Es simplemente imposible." 

"Por favor, no se preocupe, Su Alteza."

La Duquesa Zemensia suspiró,

"Pobrecita."

***

En el carruaje de vuelta a la mansión, todo el brillo de los últimos días se evaporó. El príncipe miraba por la ventana, con una expresión severa. A medio camino de la mansión, dijo, 

"Ya no necesito una sustituta. Empaca tus cosas y vete."

"¿Ahora mismo?"

"Mañana al amanecer."

"No quiero irme."

Alessia sabía que tendría problemas si se marchaba ahora. Él todavía no le había dado una nueva identidad. De hecho, podría buscar hacerle daño para ocultar su secreto. Si sus padres fueron capaces de abandonarla, ¿por qué no haría eso un completo desconocido?

"¿No quieres?"

Él repitió sus palabras con frialdad.

Con las manos apretadas, Alessia dijo,

"Si me echas ahora, diré a todos los que conocí en la fiesta que Su Alteza se enamoró de la pirata cautiva y trató de reemplazar a su propia esposa."

"¿Crees que alguien te creerá?"

"Su Majestad y Su Alteza me llevaron a varias fiestas. He hablado con muchos nobles. Todos han visto mi cara. ¿Realmente crees que dudarán de mí?"

El carruaje se detuvo con un chirrido. Con el ceño fruncido, el príncipe miró a Alessia. Parecía a punto de colapsar de ira.

Entonces, Alessia salió primero del carruaje.

***

"¡Todo es culpa tuya, padre!"

Gritó Elgy,

"Dile a todo el mundo lo que realmente pasó."

En este momento, el ceño del príncipe estaba aún más fruncido,

"Nuestra familia se convertirá en un hazmerreír. Sin mencionar la forma en que otros países verán a Bohean Azul en el futuro."

"¿Todo eso es más importante que madre?"

"¡También dañará su reputación!"

Esa noche, durante la cena, Alessia fue a ver a Elgy. Lo encontró sollozando en un rincón con su gato. En cuanto la vio, su expresión se ensombreció,

"¿Por qué estás aquí? Vete."

"Tengo algo que decirle, Señorito."

"No me interesa."

"Escúcheme, por favor."

Elgy se levantó, a punto de marcharse.

"La historia que le conté sobre el Imperio Oriental."

Ella se apresuró a hablar. Le había contado sobre el Imperio Oriental y su familia imperial, sobre lo espléndido y hermoso que era todo, con el oro y la plata por todas partes como si no tuvieran valor.

"En realidad, fue una parte de lo que viví allí."

Cuando Elgy la miró con incredulidad, ella tomó asiento. Entonces se lo contó todo. 

Todas las terribles traiciones que quería olvidar, incluido el día en que fue secuestrada por los piratas y el día en que murió el joven inocente. Habló y habló. Cuando finalmente terminó, las lágrimas empaparon su rostro.

"Quiero vivir. Eso es todo. Quiero sobrevivir."

"¿Pero por qué tienes que vivir como mi madre?"

"No quiero. Viviré como una don nadie, lo prometo. Sólo quiero hacerme pasar por la princesa en público cuando sea necesario. También les vendrá bien a ustedes. Seré la princesa perfecta."

"Amo a mi madre. Ella no tiene que ser perfecta ni ganarse a nadie. Señorita Alessia, puede intentarlo todo lo que quiera, pero nunca será mi madre."

Dicho esto, Elgy se dio la vuelta y echó a correr. Alessia lo persiguió, gritándole que esperara. 

Ella le siguió hasta su dormitorio. Jadeando, se agachó allí,

"Éramos amigos. Nos llevábamos bien. ¿Por qué actúas así de repente?"

"¿Yo? ¿Cómo tú pudiste hacer esto, después de que te traté tan bien?"

Alessia levantó las cejas.

"No importa lo que diga mi padre, mañana iré yo mismo al salón de banquetes y lo revelaré todo. Te daré una oportunidad para irte. Empaca y huye antes de que el mundo se entere de lo que hiciste. Al menos podrás escapar antes de que llegue lo peor."

***

'¡Ha conspirado contra Su Majestad! ¡Atrápenla!'

Unos soldados rudos la sacaron a rastras de su cómoda cama. Los nobles chasqueaban la lengua y la apuntaban con el dedo.

'Te creemos.'

Lo mismo que habían dicho sus padres, sólo para acabar traicionándola. 

El sueño de Alessia volvió a cambiar. Ahora estaba de vuelta en el mar oscuro, despertando sola y horrorizada. Los peces chapoteaban a su alrededor y nadie podía oír sus gritos.

La brisa helada le daba escalofríos. En un parpadeo, pasó del mar abierto e interminable a los estrechos confines de un barco. Trabajó tan duro que incluso sus manos se endurecieron. Sólo para ver morir a un joven con una soga alrededor del cuello...

Alessia se despertó sobresaltada. Decidida a permanecer despierta, caminó de un lado a otro de la habitación.

Cuando perdía las fuerzas, se agarró al marco de la ventana.

'No aceptaré la derrota.'

Alessia golpeó con el puño el marco de la ventana.

'Jamás.'

Con los ojos ardiendo, observó su entorno y volvió la vista a la ventana. No estaba demasiado alta. Recordó algo que el capitán pirata había enseñado una vez a su tripulación, por si fueran capturados.

Si ella—

De repente, alguien llamó a la puerta. Ella rápidamente reacomodó su expresión.

"¿Quién es?"

Sin embargo, nadie respondió.

Curiosa, ella agarró el pomo de la puerta, pero se detuvo. En un instante, recordó a los soldados sacándola a rastras de su dormitorio en el Imperio Oriental. En vez de abrir la puerta, pegó la oreja a la misma.

"¿Quién es?"

Finalmente, una voz baja dijo,

"Abra la puerta. La princesa está aquí para verla."

'¿La Princesa?'

"Solo un minuto."

Alessia no abrió la puerta. En cambio, volvió a medir la altura de la ventana. Armada de valor, saltó hacia un árbol cercano.

Las ramas se engancharon en su ropa, rasgándola un poco. Pero afortunadamente las hojas amortiguaron su caída.

Cayó al suelo con un ruido sordo. Aparte de algunas magulladuras, resultó ilesa. Alessia volvió a levantarse.

'Bien. Puedo hacer esto más dramático.'

"¡Joven Maestro, la mansión está en llamas! Debemos irnos."

El mayordomo sacudió a Elgy para despertarlo.

Elgy, que había llorado hasta quedarse dormido, se levantó de golpe.

"¿En llamas?"

"Deprisa."

El mayordomo agarró su abrigo,

"No se ha extendido todavía, pero debemos evacuar para estar a salvo."

"Está bien."

 Elgy recogió a su gato dormido y lo metió en una canasta,

"¿Qué hay de mi madre?"

"Su Alteza no reside en el edificio principal. Estará bien."

Antes de salir corriendo, Elgy miró hacia la habitación de Alessia. 

'¿Ya habrá salido?'

"¿Qué ocurre, Joven Maestro?"

"Nada. Vámonos."

Respondió, armado de valor. 

Una vez fuera, el mayordomo llevó a Elgy hasta un carruaje.

"Por favor, espere aquí. Vendré a buscarlo en cuanto el fuego se apague."

"¿Cómo empezó el fuego?"

"Lo más probable es que haya sido un error de algún sirviente torpe."

Elgy miró preocupado la mansión. Un ala entera estaba envuelta en humo negro. La mayoría de los sirvientes estaban ayudando a apagar el fuego, por lo que nadie se acercó a su carruaje. Al final, Elgy se quedó dormido. Cuando despertó, oyó murmullos cerca.

"¿La Princesa fue a ver a la Señorita Alessia?"

"Teniendo en cuenta el alboroto que ella armó, Su Alteza no tuvo otra opción."

"Alessia debería haber pedido perdón, no hacer que Su Alteza fuera a verla."

"Ni siquiera nosotros podemos visitar a Su Alteza. ¿Por qué querría hablar con su impostora?"

Elgy miró fuera del carruaje, pero no pudo ver quiénes hablaban. 

Una vez que salió, a pesar de que muchos sirvientes estaban alrededor del patio, no vio a nadie cerca.

'¿Madre está con la Señorita Alessia?'

De repente, escuchó un ruido espantoso. 

'El fuego...'

Se quedó mirándolo fijamente porque estaba cerca del ala de invitados. El corazón de Elgy se aceleró. Estuvo a punto de preguntar antes por Alessia, para asegurarse de que había salido a salvo. Pero no lo hizo. Ahora se arrepentía.

Miró a su alrededor. Nadie había notado su presencia. Todos estaban ocupados combatiendo las llamas.

El temor de Elgy creció como la espuma.

'¿Y si mi madre sigue dentro? ¿Y si nadie lo sabe?'

Por supuesto, si hubiera sido un poco mayor, Elgy tal vez se hubiera preguntado por qué los sirvientes cuchicheaban sobre la visita de la Princesa a la habitación de Alessia mientras la mansión ardía en llamas. Pero aún era joven y crédulo. Además, el temor lo hizo ser más ilógico.

'¡Mi madre podría estar dentro!'

Aterrorizado, corrió de vuelta a la mansión.

"¡Joven Maestro, deténgase! ¡Es peligroso!"

Un guardia que llevaba un gran balde de agua intentó atraparlo, pero Elgy lo esquivó y subió corriendo las escaleras principales, entrecerrando los ojos al mirar hacia la ventana de Alessia.

Allí vio la muñeca que le había hecho a su madre. Siempre que se sentaba en su silla de ruedas, le gustaba jugar con la muñeca de trapo.

Ahora colgaba precariamente en el marco de la ventana.

"¡Madre!"

Perdiendo la cabeza al verla, Elgy se precipitó al interior. 

Otro guardia intentó agarrarle, pero Elgy eludió la persecución con facilidad, ya que todos iban cargados con baldes de agua.

Una vez dentro, fue directamente a la habitación de Alessia, esquivando las llamas mientras corría.

El fuego ardía con mayor intensidad frente al dormitorio de Alessia. Pero el niño perdió todo miedo, decidido a salvar a su madre. Atravesó la zona envuelta en llamas y abrió la puerta,

"¡Madre!"

No había nadie dentro. Lo único que vio fue la muñeca. La había visto colgada de la ventana hace un momento, pero ahora estaba perfectamente sentada en la silla, mirándole fijamente. 

'¿Alguien la movió?'

Elgy se acercó a la muñeca y la agarró. Volvió a mirar a su alrededor, pero la habitación estaba realmente vacía.

De repente, las cortinas ardieron en llamas. Entrecerró los ojos, apenas capaz de ver a un centímetro de su nariz. Tenía que marcharse de inmediato.

Empezó a avanzar, con la garganta ardiendo. Tosía y se tambaleaba. 

'Al menos mamá no está aquí. Debe haber escapado.'

Justo cuando estaba frente a la puerta, el suelo, debilitado por el fuego, se resquebrajó. Elgy trastabilló y cayó al suelo. La puerta del dormitorio se prendió en llamas, chirriando siniestramente. Observó en cámara lenta cómo caía hacia él. Justo antes de que le golpeara...

"¡No!" 

Alguien saltó encima de él, protegiéndolo con su cuerpo.

***

Después de disfrutar de la fiesta hasta tarde, el Duque y la Duquesa Zemensia abandonaron el palacio para hacer un recorrido por el mercado nocturno junto a otros nobles. Pero una noticia aterradora pronto hizo que todos dieran media vuelta.

"¡La mansión del Príncipe Claude está en llamas!"

La mayoría de los nobles subieron rápidamente a sus carruajes para dirigirse a la mansión. Los jardines eran lo suficientemente grandes como para que el fuego no se hubiera extendido a otros edificios, pero incluso desde la distancia, el fuego era visible.

"Dios mío."

La Duquesa Zemensia contempló atónita la mansión. Un lado estaba intacto, mientras que del otro salía un grisáceo humo espeso. 

***

Tan pronto llegaron frente a la mansión, la Duquesa Zemensia ordenó a sus hombres,

"Vayan a ayudar."

Mensajeros y caballeros irrumpieron rápidamente en el patio y se dirigieron a toda prisa hacia la mansión. Todos, incluidos los guardias del Príncipe Claude, estaban ocupados combatiendo el fuego. Nadie cuestionó a los extranjeros que se unieron a sus filas.

La Duquesa Zemensia siguió a sus hombres,

"Si la princesa está en peligro, debemos ayudarla."

Al acercarse a la mansión, notó un carruaje abandonado cerca. Le echó un vistazo, pensando que la princesa y su hijo podrían estar dentro. Pero lo único que encontró fue un gato en una canasta.

Entonces escuchó un alboroto en el edificio principal. Se dirigió en esa dirección, pero el último guardia la detuvo,

"Es peligroso ir más lejos."

"El fuego no se ha extendido aquí."

"El viento puede hacer que el fuego se propague rápidamente en cualquier dirección. Es por eso que todos los que no están ayudando a sofocar las llamas están observando desde la distancia."

"Pero si la princesa todavía está dentro, debemos salvarla."

Recordando lo preocupada que se había mostrado la princesa por el interés de su esposo en la pirata cautiva, la duquesa siguió caminando hacia el interior de la mansión.

Pero antes de llegar a la entrada, vio salir a alguien tambaleándose. La mujer parecía gravemente herida, pero los trabajadores de la mansión retrocedieron como atemorizados, en vez de acudir en su ayuda.

'¿Acaso las personas de Bohean Azul son todas así de extrañas, o sólo lo son estos trabajadores?'

La duquesa chasqueó la lengua y se apresuró hacia delante. Mientras lo hacía, sus ojos se abrieron de par en par.

La mujer que se tambaleaba era la princesa. La mitad de su cara estaba quemada. En sus brazos llevaba a un niño inconsciente. En los brazos del niño había una muñeca chamuscada.

En el momento en que la princesa vio a la duquesa, soltó un grito aliviada y le extendió al niño,

"Duquesa, yo... salvé a mi hijo."

La duquesa se dio cuenta de por qué nadie había ayudado a la princesa. Su aspecto era bastante extraño y aterrador.

'¿Cómo es posible que alguien que antes había brillado tanto en la fiesta parezca ahora sumida en la locura?'

Mientras la duquesa la miraba fijamente, la muñeca cayó de los brazos del niño. Su rostro miró al cielo, congelado en una amplia sonrisa.

'¿Qué demonios está pasando?'

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