LESVAC 265

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La Emperatriz se volvió a casar 265

SS1: Navier en Luipt (3)



Oí el canto de unos pajaritos mientras sentía mi cuerpo cálido. Incluso con los ojos cerrados, la luz me resultaba brillante. Imaginado que estaba acostada en los brazos de Heinley, sonreí. Lentamente, abrí los ojos.

De repente, la sensación suave y plumosa desapareció. En su lugar, me invadió el desconcierto.

'¿Dónde estoy?'

El Gran Duque Kapmen estaba sentado frente a mí. Me incorporé de inmediato y tiré a un lado la chaqueta que tenía encima.

'¿Es suya?'

"¿Dónde estamos?"

Mirando a mi alrededor, me quedé con la boca abierta.

"¿Es una cueva?"

No una cueva artificial, sino una real. En lo alto, un enorme agujero en el techo de la cueva dejaba entrar la luz del sol. Formaba un círculo en el suelo, justo donde estábamos. Sin embargo, más allá de la luz del sol, estaba demasiado oscuro para ver los bordes de la cueva.

"¿Qué es lo último que recuerdas?"

Preguntó el Gran Duque.

"Que estaba cayendo del buque."

Sacudí la cabeza.

"Nada más después de eso."

En realidad, mi último recuerdo más vívido era del Vizconde Langdel y de Artina extendiendo sus manos para intentar agarrarme. El terror se reflejó en sus ojos en el momento en que salí volando, lejos de ellos.

'¿Qué ha pasado?'

"Un enorme monstruo marino destrozó el buque."

La respuesta de Kapmen a la pregunta que pasó por mi mente me sorprendió,

"¿Sucede a menudo?"

"Normalmente, esas criaturas evitan los buques."

De repente, su expresión se volvió seria,

"Lo siento. Esto es mi culpa."

"¿Por qué dices eso?"

"¿Recuerdas la marisquería del puerto? Varias personas mencionaron rumores sobre la amenaza de monstruos marinos. Pero yo dije que no pasaría nada."

"Eso no hace que sea culpa tuya. Yo estuve de acuerdo contigo. También el capitán y el segundo al mando. Todos pensamos que la expedición sería segura."

Técnicamente, era culpa de todos.

Me puse de pie y vi una fogata dentro del círculo iluminado por el sol,

"¿Dónde estamos?"

"No estoy del todo seguro."

Las palabras del Gran Duque Kapmen hicieron que me asustara. Miré más allá de la luz del sol hacia los rincones más oscuros de la cueva.

El Gran Duque también se levantó,

"Venga por aquí."

Me hizo un gesto para que lo siguiera.

Lo hice con cautela. Por suerte, la cueva no era demasiado extensa. En cuanto salimos de la luz del sol, vi una tenue línea blanca iluminada en la pared de enfrente. Era un callejón sin salida.

El Gran Duque tanteó la línea y empujó. La pared se abrió como una puerta.

'Cielos.'

Al otro lado de la puerta de la cueva apareció una playa de arena blanca. Era hermosa, brillaba en un tono dorado pálido bajo la luz del sol, como sacada de un cuento de hadas.

'Es encantadora, pero...'

Entré a la playa y me quedé mirando las olas. Mi boca se abrió en estado de shock. Sin importar hacia dónde mirara, solo veía el océano. Detrás de nosotros, por encima de la cueva, sólo había arbustos y acantilados.

"Parece que estamos en una isla desierta."

Murmuró Kapmen, intensificando mi preocupación.

***

El Gran Duque Kapmen colgó su chaqueta blanca en una rama en el punto más alto de la isla. Por mi parte, escribí 'AYUDA' en letras enormes a lo largo de la amplia playa.

"¿Alguien nos rescatará?"

"Esperemos que sí."

Al notar mi expresión, el Gran Duque intentó animarme,

"Hemos desaparecido los dos juntos. Habrá una búsqueda exhaustiva. Por favor, no se preocupe."

Suspiré y me tiré en la arena. Estar sentada así arruinaría mi vestido, pero qué más daba. Mi vestido era el menor de mis problemas.

'¿Cuánto tiempo estaremos atrapados aquí?'

Mientras tanto, Kapmen se arremangó los pantalones.

"¿Qué vas a hacer?"

"Necesitamos comer."

Antes de que pudiera preguntar qué podíamos comer, Kapmen se dirigió hacia el mar.

"¡Ten cuidado!"

Grité, saliendo de mi aturdimiento cuando se metió en el agua.

'¿Y si se lo lleva el mar?'

"Estaré bien."

El Gran Duque respondió con calma. Se agachó y observó el agua con detenimiento.

Lo miré con escepticismo, mientras mi mente volvía a la causa de todo esto. Recordé que vi una cosa enorme surgiendo de entre las olas, junto con un banco de peces. ¿Ese era uno de los monstruos que estaba causando problemas en el puerto?

De ser así, Whitemond debía ser notificado. La relación entre nosotros no era la mejor después de que la Princesa Charlotte rompiera su compromiso, pero aún así formábamos parte de la misma alianza.

Justo entonces, oí un chapoteo.

'Ahora no tengo tiempo para preocuparme por Whitemond.'

Primero tenía que escapar de esta isla desierta. Me puse de pie y miré a mi alrededor, recogiendo una rama. Ya no veía a Kapmen. ¿Se sumergió en el agua o fue arrastrado?

Levanté la rama lentamente, caminando en dirección al mar.

Kapmen irrumpió entre las olas con un pez en una mano. A juzgar por el hecho de que el pez parecía muerto, casi frito, supuse que había utilizado su magia especial de electricidad. Echó un vistazo a la rama que yo sostenía y se rió,

"No tienes que hacer eso."

"No puedo quedarme quieta sin hacer nada."

"Por favor, sólo descansa. Yo prepararé la comida."

Volvió a la orilla y agarró un trozo ancho de madera, colocando el pez muerto encima. Lo cortó con un palo afilado, encendió fuego y lo cocinó hasta que quedó crujiente.

Al ver sus habilidades, mi confianza aumentó. Pensé que podríamos resistir al menos unos días.

***

Poco después, nos sentamos uno al lado del otro, comiendo el pescado asado.

"Estaría bien con un poco de salsa. O al menos limón."

El Gran Duque Kapmen suspiró.

Recordé que era bastante quisquilloso con la comida. A decir verdad, yo también. No era agradable estar sentada en la arena, sacando espinas y comiendo con las manos.

Debió haberme oído porque dejó de masticar para sonreírme. Le devolví la sonrisa tímidamente,

"Incluso comiendo con las manos, sigue siendo elegante, Su Majestad."

'¿Se está burlando de mí?'

Ante mi mirada feroz, él bajó la vista y se hizo el desentendido. Resistí el impulso de increparlo. En vez de eso, dejé el pescado y puse mis manos detrás de mi espalda.

Incluso con la mirada fija en el pescado, las comisuras de su boca estaban curvadas en una sonrisa.

"¿Qué me ibas a decir antes? Sobre lo de casarte."

Ante mi pregunta, su sonrisa se borró.

"¿Gran Duque?"

'¿Por qué no dice nada?'

Al cabo de un rato, finalmente murmuró,

"Más tarde. Te lo contaré una vez que estemos fuera de esta isla."

"¿Es alguien con quien no me llevo bien?"

'¿Tanto me sorprenderá?'

Kapmen soltó una risa, pero yo seguía inquieta.

'¿Quién será?'

Utilicé mi magia de hielo para congelar los demás peces y recogí más leña para nuestras fogatas. Después de eso, arreglé un poco el interior de la cueva para que fuera más cómodo para dormir.

Estábamos en una situación terrible.

Kapmen tenía experiencia en acampar, por lo que sabía qué hacer. Incapaz de quedarme sentada, lo seguía para ayudarlo, lo que hizo que mi ropa se ensuciara más.

'No tengo otra ropa. ¿Qué hago?'

Estaba examinando mi falda sucia cuando unos cuantos murciélagos surgieron de lo alto de las paredes de la cueva, y pasaron volando por mi cabeza. Grité y caí dando tumbos hacia atrás.

Al caer, oí un desgarro. Me quedé helada, ya segura de dónde procedía el nefasto sonido.

Kapmen corrió a mi lado, sobresaltado,

"¿Estás bien?"

Me miró de arriba abajo apresuradamente, luego se tapó la boca y se dio la vuelta.

Me ardían las mejillas. Miré el enorme desgarrón en mi falda. Debió engancharse en una roca cuando me caí. 

'¡No puede ser, es mi única ropa!'

La falda que llegaba hasta mis tobillos ahora estaba desgarrada hasta el muslo.

***

"¿Qué tal te quedan?"

"Me quedan un poco grandes, pero me servirán."

Sacudí las piernas a modo de prueba. Dado que él era muy alto, los pantalones me quedaban demasiado largos, pero no estaba en posición de quejarme. Mientras los ajustaba al tamaño adecuado, Kapmen se acercó con una fruta grande.

"Toma."

Ahora él mostraba más piernas que yo cuando me rasgué la falda. Me había dicho que llevaba unos pantalones cortos debajo, pero no esperaba que fueran tan cortos.

Hice lo posible por no mirarlo mientras aceptaba la fruta. 

"Gracias."

"Encontré la fruta cerca de un lago. No es demasiado profundo. Si quieres tomar un baño allí, puedo quedarme vigilando."

"No hay nadie aquí de todos modos."

"Sólo para estar seguros."

***

Nunca antes me había bañado en un lago bajo la luz de la luna. No estaba dentro de una bañera cómoda, no había pétalos de rosa flotando en el agua, ni damas de compañía que me atendieran, y para colmo el agua estaba helada. No podía decir que fuera una experiencia que recomendara.

Miré a mi alrededor mientras me sumergía en el agua fría. A lo lejos, un búho ululaba. Más cerca, se oía el zumbido de los grillos. Aparte del frío, el paisaje era precioso. No daba miedo en absoluto...

En ese momento, oí el aleteo de un pájaro en lo alto.

'¿Heinley?'

Levanté la cabeza a tiempo para ver una bandada de pájaros sobre mi cabeza. Pero no era él.

Desanimada, bajé la cabeza. 

'¿Volveré alguna vez a casa?'

***

'No estaría tan mal vivir aquí.'

Pensó Kapmen mientras escuchaba a Navier chapotear en el lago. No le importaría que el tiempo se detuviera ahora mismo.

No había nadie más aquí. No había reglas que seguir, ni otros pensamientos o emociones con los que lidiar. Ni costumbres ni normas. Sólo una isla donde podría vivir, cuidando felizmente de la mujer que amaba.

Ella comía las frutas que él arrancaba, el pescado que él cocinaba y ambos dormían en el lugar preparado por él. Cada momento hasta ahora estaba grabado en su corazón como una estrella.

'Debo ser egoísta.'

Con el tiempo, todos estos momentos formarían constelaciones. Podría vivir para siempre, contemplándolos tranquilamente.

***

"¿Gran Duque Kapmen?"

Como no respondió, levanté un poco la voz. 

"Gran Duque, ¿está ahí?"

Ya llevábamos un par de días en la isla. Se había ofrecido a hacer guardia mientras yo tomaba otro baño, pero ahora no respondía.

Respiré hondo,

"¡Gran Duque!"

"Estoy aquí."

Me vestí y me moví en la dirección de su voz,

"¿Qué haces?" 

'¿Por qué no respondía?'

Kapmen estaba sentado en una enorme roca, mirando al cielo. Él sacudió la cabeza, disculpándose,

"Lo siento, me pareció oír algo. Un ruido que nunca antes había oído..."

Frunció el ceño y bajó de la roca. Pensé en el uniforme blanco que él había colgado en el alto acantilado.

"¿Crees que alguien notó nuestras señales?"

"Es posible."

"Deberíamos ir a mirar."

"Sí. Toma mi mano."


***

Cuando llegamos a la playa, para mi sorpresa, un enorme buque se adentraba en la bahía. Aunque todavía estaba lejos, estaba segura de que se dirigía hacia nosotros.

Alguien realmente había visto nuestras señales. Venían a rescatarnos. 

"¡Por aquí!"

Grité mientras agitaba las manos.

Kapmen sonrió mientras miraba hacia el acantilado. Su chaqueta todavía colgaba allí.

"Gracias a Dios."

Me puse la mano sobre el corazón, aliviada. Me preocupaba que tuviéramos que vivir aquí para siempre. 

'Estamos salvados.'

El primer día que despertamos aquí, Kapmen y yo exploramos los alrededores de la isla. Estaba definitivamente desierta. Ni siquiera podíamos ver otras masas de tierra desde el punto más alto, lo que significaba que no había ningún lugar lo suficientemente cerca como para nadar hasta él. Nos preguntábamos si alguien había venido alguna vez a esta isla, o si siquiera se sabía que existía.

"Volveremos a casa sanos y salvos, gracias a ti."

Me di la vuelta y sonreí a Kapmen. Pero él parecía... triste.

"¿Gran Duque?"

'Estamos a punto de ser rescatados. ¿Por qué no parece feliz?'

La sospecha se levantó en mi interior,

"¿No quieres irte? ¿Es por el matrimonio del que hablaste?"

Tal vez estaba siendo forzado a casarse con alguien que no le gustaba. ¿Por qué otra razón estaría triste por dejar esta isla desierta?

Kapmen sacudió la cabeza,

"No es eso."

"No pareces alegre."

Él forzó una sonrisa,

"Es sólo que me sorprendió."

'Mentiroso.'

Pero antes de que pudiera presionarle más, se oyó un ruido metálico procedente del buque. Un bote bajó por su costado. Vimos a la persona que iba dentro remar hacia nosotros.

A medida que se acercaba, desapareció cualquier sospecha sobre el matrimonio del Gran Duque Kapmen. Reconocí a la persona del bote.

'No puede ser.'

"¿Qué hacen ustedes dos aquí?"

Preguntó el Comandante de la 4ª División de los Caballeros Transnacionales. Ángel debió notar mi sorpresa porque sonrió y señaló su uniforme,

"Por suerte para ustedes, rescatar a los sobrevivientes de un naufragio es uno de los deberes de la Alianza del Continente Wol."

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