LESVAC 231

LESVAC 231







La Emperatriz se volvió a casar 231

Así que No era Ella



La puerta de la oficina se abrió. McKenna entró. Al ver su expresión vacía y desalmada, Heinley preguntó,

"¿Por qué luces tan miserable?"

McKenna suspiró e inclinó la cabeza. 

"Estaba pensando que ojalá fuera un pájaro azul menos encantador." 

"Humph. Así que quieres hablar tonterías, ¿no?"

"Es inevitable que sientas celos de mí. Un gran ser se ha fijado en mí... como el adorable pájaro azul que soy. Pero no quiero eso, ojalá mis plumas azules estuvieran un poco más desteñidas."

Heinley lo miró como si hubiera perdido la cabeza. Durante un rato, McKenna continuó, absorto en sus hermosas plumas y su elegante cola. 

Eventualmente, preguntó a Heinley,

 "¿Qué está haciendo ahora, Su Majestad?" 

Heinley estaba apoyado en el escritorio, anotando algo. Si estuviera trabajando, se habría sentado correctamente. Sin embargo, garabateaba con una pluma, sonriendo.

 "Es una carta de amor."

"Oh... ¿Por qué no la escribes en algún sitio donde no pueda verte?"

"¿Por qué no cierras los ojos?"

No tardó en terminar la carta con una mirada de satisfacción. McKenna se estremeció, pero no pudo contener su curiosidad.

"¿Se la enviarás a la Emperatriz Navier? ¿Qué dice?" 

"Ya que debo marcharme otra vez, por culpa de las piedras de maná, esconderé una carta que le traerá viejos recuerdos. Espero que se sorprenda cuando la encuentre."

Llamarlo carta podría ser una exageración, era más bien una nota corta.

'No es en absoluto porque me moleste que el Emperador Sovieshu le haya enviado una carta.'

Una vez terminada la carta, la dobló cuatro veces y besó cuidadosamente la parte superior. Se la guardó en el bolsillo y luego fue a buscar a Navier. Mientras se abrazaban, sacó la carta y se la metió en el bolsillo. 

***

"¿Por qué me abrazas de repente?" 

Heinley me dijo con ternura que era porque me echaba de menos. Después de darme una sucesión de besos en la mejilla, se marchó. ¿Es porque se va otra vez a recuperar más piedras de maná? 

El lugar donde me había besado comenzó a sentirse cálido. Acaricié la piel donde su mano me había tocado mientras me preguntaba si el bebé que llevaba en mi vientre lo había visto.

"Cuando mami y papi se besan, tienes que cerrar los ojos."

Para cuando acabé mi trabajo, eran las cinco de la tarde. Como pensaba cenar con mi familia, me puse ropa cómoda. La cena de esta noche era una despedida para mi padre. Llevaba demasiado tiempo fuera de la mansión y de nuestro territorio. Hizo planes para regresar al Imperio Oriental mañana. Si quería estar aquí antes de que naciera el bebé dentro de pocos meses, tenía que volver a casa ahora.

Pero justo después de cambiarme de ropa, volví a ponerme la capa que había llevado antes. En ese momento, Mastas vino corriendo hacia mí con la cara enrojecida.

"Su Majestad, tengo... tengo un favor que pedirle."

Me pregunté qué podría ser. Dudó un momento. Al final, me entregó una pequeña nota. 

"¿Qué es?" 

Las orejas de Mastas se pusieron rojas.

"¿Podrías darle esto a Lord Koshar? ¿Por favor?" 

¿A mi hermano? 

"¿Esto es una confesión?" 

Exclamó Laura, cubriéndose la cara con una mano y golpeando la espalda de Mastas con la otra.

"¡N-No!"

Luego me suplicó,

"¿Estaría bien...?"

"Por supuesto."

Tenía curiosidad por saber qué decía la nota, pero en vez de preguntar, me la guardé en el bolsillo. Pero de camino a la cena, mi curiosidad era casi insoportable. ¿Qué decía? Ya había sospechado un par de veces que a Mastas le gustaba Koshar. ¿Era cierto después de todo?

Mastas era una joven buena y fuerte además de un verdadero caballero. No me importaría que mi hermano terminara con ella. Pero... la Princesa Charlotte ya había propuesto oficialmente matrimonio. Koshar lo estaba considerando seriamente. Si le gustaba a Mastas, ¿no saldría herido al menos uno de los tres? 

En medio de mis preocupaciones, me encontré a Koshar solo en la entrada del comedor. 

"¿Qué haces aquí?"

"Quería que entráramos juntos."

Respondió con una sonrisa y me acercó su brazo. Al tomarlo, pensé que ahora sería el mejor momento para darle la carta. Dársela delante de papá y mamá podría parecer extraño.

 "Espera." 

"¿Qué pasa?" 

Saqué la nota del bolsillo y se la extendí.

"La Señorita Mastas quería que te diera esto."

"¿No es tu dama de compañía?" 

"Mhm."

Supuse que querría leerla enseguida, así que me excusé y entré sola en el comedor. 

***

Mientras Koshar miraba la carta rosa claro, se rió confundido. Mastas era la dama de compañía que lo trataba como al ser más delicado del mundo. De vez en cuando se paseaba con una lanza a la espalda mientras llevaba un vestido... 

'¿Qué clase de carta ha escrito? ¿Algo sobre la bebida de leche mezclada con miel que mencionó la última vez?'

Inconscientemente, Koshar desdobló la nota.

— ¿Recuerdas la primera vez que me diste una palmada en el trasero? Desde ese día quedé enamorado de ti.

"Ha sido genial que papá se quedara aquí con nosotros. Es una pena que tenga que volver a casa."

Expresó mi hermano, a lo que mi madre suspiró,

"Ha estado ausente mucho tiempo. Es probable que nuestra gente esté preocupada, preguntándose dónde está el Duque." 

"Eso es porque padre es un buen gobernante."

Yo respondí. Siempre que comíamos juntos, papá hablaba de su territorio. Mi padre quería a su gente tanto como a mí. Cada vez que se ausentaba por un largo período de tiempo, se preocupaba. 

Sabiendo esto, sólo unas pocas veces expresé mi tristeza por su partida. Ya estaba enormemente agradecida con mis padres por haber permanecido tanto tiempo en el Imperio Occidental.

"¿Te quedarás, madre?"

"Tengo que ocuparme de unos asuntos, así que yo también me iré, Navier."

Me esforcé por disimular mi desilusión.

 "Ah... Ya veo."

Mi madre me miró la barriga y sonrió con dulzura. Ya se me notaba, pero normalmente no era visible, dado que llevaba una falda holgada. Aun así, mi madre miró como si pudiera imaginarse mi vientre abultado e incluso el bebé que llevaba dentro.

"Es mejor que nos vayamos ahora para poder volver antes de que nazca nuestro nieto."

"Lo sé." 

"¿No es difícil?"

Mi madre murmuró con voz preocupada. Colocó cuidadosamente su mano sobre mi barriga.

"Creo que sobresale más que la mía en esta etapa..."

"A menudo tengo las manos y los pies entumecidos."

A veces, Heinley me masajeaba las manos, los pies y las piernas. Pero la mayoría de las veces se iba a recuperar piedras de maná. 

Preocupada, mi madre me dio algunos consejos con expresión seria. Pero mientras mi madre y yo hablábamos, oímos la voz de mi padre. 

"¿Estás enfermo, Koshar?"

Detuvimos nuestra conversación y nos quedamos mirando a Koshar. Me di cuenta de que realmente no tenía buen semblante. 

"No." 

Sacudió la cabeza, pero era evidente que mentía. Me imaginaba la verdadera razón de su mal semblante.

No estaba enfermo. ¿Qué decía la carta? Estaba bien antes, mientras me esperaba fuera. Mi sospecha después de la cena terminó.

"¿No tienes una respuesta para la Señorita Mastas?"

Koshar se enderezó de inmediato y me miró fijamente, como si hubiera dicho algo fuera de lugar.

 "No."

¿De verdad Mastas había enviado una nota tan preocupante? 

Después de la cena, fui a mi oficina. Mi hermano, que había dicho que no tenía respuesta, vino a darme una carta pulcramente doblada.

"Dale esto a la Señorita Mastas de mi parte."

Mi sospecha era cierta. 

"Dijiste que no tenías una respuesta."

"Pensé que sería lo mejor en ese momento. Podría haber habido un malentendido."

"¿Un malentendido? ¿Cómo?"

"No puedo decírtelo. Podría ser descortés con la Señorita Mastas."

¿Dijo algo tan malo? Su reacción me hizo sentir aún más curiosidad por lo que decía la carta. Pero entregué su respuesta directamente a Mastas. 

Mastas era un manojo de nervios mientras la aceptaba. Parecía muy ansiosa. Incluso le temblaban las manos. 

Contuve mi curiosidad. Si ella quería que yo supiera lo que decía su respuesta, me lo diría. Es verdad. No debería estar pensando en cartas entre Mastas y Koshar. Debería estar concentrándome en la forma de recuperar las piedras de maná sin levantar las sospechas de la 4ª División.

Pero antes de que pudiera dejar de lado mi curiosidad, Mastas terminó de leer la carta. Su cabeza se inclinó y su expresión se volvió sombría. 

"¿Mastas? ¿Qué ocurre?"

Me le acerqué preocupada, pero Mastas se frotó los ojos, murmuró que estaba bien y huyó rápidamente. 

En ese momento, Laura apareció con galletas que Rivetti y ella habían horneado. Sus ojos se abrieron bruscamente cuando Mastas pasó corriendo a su lado.

"¿Qué le pasa, Su Majestad?"

"No lo sé." 

***

Mastas no volvió, ni siquiera mientras comíamos las galletas. Apareció horas más tarde, pero tenía los párpados hinchados. 


Ni siquiera la entusiasta Condesa Jubel especuló sobre lo que podría haber pasado. El día transcurrió como de costumbre, a pesar de nuestro desconcierto. Volví a mi habitación para darme un baño y quitarme la ropa. 

De repente, oí a Rose exclamar mientras sostenía mi capa, 

"¿Ah? Su Majestad, esto estaba en su bolsillo."

Me entregó una nota rosa claro.

Esta nota... Mis ojos se abrieron de par en par. ¿No era esta la nota que Mastas me dio para Koshar? Parece la misma, pero estaba segura de que se la había dado. Incluso él escribió una respuesta. Entonces, ¿qué es esto? 

"¿Su Majestad?"

"Está bien, gracias."

Me apresuré a entrar en el baño, llevándome la nota. Le dije a Rose que me diera quince minutos antes de dejar entrar a las sirvientas y cerré la puerta. Sentada en el borde de la bañera, desdoblé la nota. Apareció una pulcra caligrafía. 

— Cada vez que paso a su lado me preocupa que se derrumbe, Lord Koshar. Si alguna vez necesita fuerzas, llámeme. Si alguna vez tiene miedo de ir a algún sitio, no dude en pedirme que le acompañe. Yo le protegeré. Estoy tan preocupada de que te caigas por las escaleras que no puedo concentrarme. 

"Oh Dios mío..."

No podía creer que a Mastas le preocupara que Koshar se cayera. ¿No que hiciera caer a otros? 

No, eso no era lo importante. Lo que importaba era que esta carta era para Koshar. ¿Y qué le di? ¿Qué respondió? ¿Algo que yo escribí? No recordaba haber escrito ninguna nota ni haber guardado nada en mi bolsillo. 

En cualquier caso, había cometido un error. Tenía que corregirlo de inmediato. Salí del baño sin quitarme la bata. 

"¡Oh! ¿No va a tomar un baño?"

Rose preguntó, sobresaltada. Después de pedirle que llamara a mi hermano, pedí a la Condesa Jubel que me ayudara a vestir. Poco después, Koshar apareció con una expresión desconcertada.

"¿Me buscabas, Navier?"

Pedí a las damas de compañía que se marcharan, luego le extendí la verdadera carta de Mastas. 

"Toma."

"¿Qué es?"

"Debo haberme equivocado. Esto es lo que la Señorita Mastas me pidió que le entregara. La nota que te di anteriormente era... otra cosa."

Koshar parpadeó varias veces. Por alguna razón, su rostro palideció aún más. Su boca se entreabrió. Me miró fijamente, aturdido, luego se puso las dos manos en las mejillas. 

"¿Koshar? ¿Qué te pasa?"

"Entonces eso significa que tu palmeaste..." 

¿De qué está hablando?  Le miré con el ceño fruncido.

Rápidamente se recompuso y sacudió la cabeza. Eso me hizo sospechar más, pero de momento mantuve la mano extendida.

"Toma esta carta y escribe una nueva respuesta a Mastas. Por mi parte... me disculparé con ella. Es culpa mía. También devuélveme la otra nota. Debe ser mía."

 "Tiré esa nota, Navier." 

"¿La botaste?" 

"La perdí."

¿La perdió...? Algo no está bien. ¿Qué le pasa? ¿Qué decía exactamente? Hablé con el ceño fruncido, 

"Entonces dime qué decía. Lo recuerdas, ¿cierto?" 

"Lo olvidé. No me acuerdo."

Mintió escandalosamente. Luego salió corriendo, gritando que escribiría otra respuesta a Mastas y se la entregaría él mismo. No sólo corrió. Saltó por encima del sofá como si fuera una barrera enemiga. 

La puerta se cerró de golpe. Ahora sí que me inquieté. ¿Qué demonios decía?

***

Después de que mis padres se fueron al Imperio del Este, me sentí un poco desanimado y llené mi estómago con comida sabrosa para tratar de llenar el vacío que sentía debido a su ausencia.

"¡Su Majestad, Su Majestad! ¿Lo ha oído?"

Después de que mi padre y mi madre se marcharon al Imperio Oriental, yo intentaba en vano calentar mi corazón roto llenándome de comida caliente. Mastas irrumpió en mi habitación, radiante.

"¿Recuerda que la santa dijo que el Emperador Heinley debía inclinarse ante Su Majestad en agradecimiento tres veces al día? Bueno, ¡la historia se está extendiendo!"

"Eso no es del todo correcto."

"Los rumores siempre cambian un poco. De todos modos, es de lo que se habla en la ciudad. Anoté todo lo que oí cuando venía hacia aquí. Le leeré lo más impresionante."

Mastas sacó una nota del bolsillo de su abrigo.

"¡Alguien tan respetable en el Imperio Oriental como Su Majestad Navier jamás traería aquí un baño de sangre de la nada! Cuando alguien cambia de repente, ¡hay que culpar a su nuevo entorno!"

Aunque la leyó como un niño a su profesor de etiqueta, el contenido era vergonzoso.

"Para que lo sepa, fue un guardia de la muralla oeste quien dijo esto. Lo iba a reportar porque estaba holgazaneando, pero después de oír esto, lo dejé en paz."

No me reuní con la santa para iniciar rumores como este. Lo hice porque pensé que las personas se molestarían si no lo hacía.

Aun así, me sentí agradecida que se extendieran rumores inesperadamente buenos. Sin embargo, me preguntaba si eso daría a Heinley una reputación extraña. Comí una galleta para disimular mi malestar.

Las cosas seguían siendo incómodas. Pero algo en la expresión de Mastas, tan radiante como el sol, le pareció inusual a la Condesa Jubel.

"Mastas, ¿hay más rumores aparte de ese?"

"¿Qué?"

Los ojos de Mastas se abrieron como platos. La Condesa se puso la mano en la barbilla y la miró fijamente.

"Esa no es la cara de alguien feliz por un simple rumor, ¿verdad?"

"Lo es."

"¿En serio?"

La Condesa Jubel levantó una ceja, pero Mastas lo negó. Sin embargo, después de que la Condesa se marchó, Mastas me confesó inmediatamente.

"Um, ¿Su Majestad? En realidad, Lord Koshar me dio una nueva respuesta."

Debió gustarle lo que decía. Por eso su cara estaba resplandeciente. Tenía algo que decirle sobre ese tema, así que me sentí aliviada de que ella lo hubiera mencionado primero.

"Debo pedirte disculpas. Me di cuenta demasiado tarde de que había intercambiado las notas."

"No pasa nada."

Mastas se rascó la oreja, esbozando una mueca avergonzada.

"Me gustó bastante la nueva respuesta... Lord Koshar dijo que escribió la primera respuesta porque la carta que recibió originalmente era muy vergonzosa. Está arrepentido y quiere invitarme a comer."

"Eso es genial."

Mantuve una sonrisa superficial todo el tiempo, pero en cuanto Mastas se marchó, me cubrí la cara y me tumbé en el sofá. Mis piernas perdieron fuerza y el corazón me latía con fuerza.

Ayer, a duras penas había conseguido reprimir la ansiedad que se había disparado tras ver la reacción de Koshar.

Ahora se había reavivado. ¿La carta original era vergonzosa? ¿Qué decía exactamente? ¿Quién la escribió? Tenía curiosidad, pero al mismo tiempo no quería saberlo.

Si te gusta mi trabajo, puedes apoyarme comprándome un café o una donación. Realmente me motiva. O puedes dejar una votación o un comentario 😃😁.

Publicar un comentario

0 Comentarios

Haz clic aquí