LESVAC 217

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La Emperatriz se volvió a casar 217

El amigo de Kapmen



"Condesa Jubel."

Antes de la cena, le pedí un favor en secreto a Condesa Jubel.

"¿Podrías ir a ver cómo está el Emperador Sovieshu?"

Sovieshu, que se había desmayado tras ver 'la lágrima de hada', fue trasladado rápidamente a una habitación para ser examinado por el médico del palacio. De acuerdo con el diagnóstico del médico del palacio, no había nada malo en él.

Sin embargo, Sovieshu no se despertó después de dos horas.

De ahí en adelante, no supe nada. Era difícil informarme adecuadamente porque me preocupaba que Heinley se pusiera triste.

Pero ahora que había pasado mucho tiempo, le pedí a Condesa Jubel que fuera a averiguar.

"Supongo que es incómodo para usted."

"Sí, un poco."

Aunque no quería prestarle atención, era difícil no hacerlo...

De hecho, si Sovieshu no fuera mi ex-esposo, habría estado más atenta porque un invitado distinguido de mucha importancia que había venido a nuestro país estaba mal.

Más bien, debido al hecho de que Sovieshu era ahora mi ex-esposo, no le presté la atención que debía.

"No te quedes mucho tiempo. Sólo averigua cómo está y regresa."

"Sí, Su Majestad."

Mientras esperaba el regreso de Condesa Jubel, acaricié sin pensar los pétalos de un jarrón de flores y caminé descalza sobre la suave alfombra.

Condesa Jubel no tardó en volver.

"Ya ha despertado, pero todavía descansa en su habitación. No pude verlo personalmente porque no permite entrar a nadie."

"¿Está mejor?"

"No se preocupe, el Marqués Karl me dijo que estará bien."

Es un alivio. Una vez que asentí, Condesa Jubel dijo algunas palabras reconfortantes. No creo que esto fuera necesario.

En cualquier caso... ¿qué había provocado una reacción tan fuerte en Sovieshu? ¿Acaso era porque Heinley tenía el regalo que me había enviado? Aunque ha perdido la memoria, ¿ese enojo vino de su inconsciente?

***

Al día siguiente, Heinley tuvo que irse a trabajar muy temprano, así que reflexioné seriamente mientras desayunaba sola.

¿Debería enviar a alguien una vez más para averiguar el estado del invitado distinguido como Emperatriz del Imperio Occidental, o no debería prestarle atención como su ex-esposa?

Antes de que pudiera llegar a una conclusión, una persona inesperada vino a visitarme. Era el Gran Duque Kapmen.

"¿Qué le trae por aquí a esta hora?"

El Gran Duque Kapmen no vino a verme por la mañana ni siquiera cuando estaba bajo los efectos de la poción de amor. Era extraño.

"Mi amigo del que le hablé antes. Vine porque pensé que debía avisarle."

"¿Qué amigo?"

"El que odia a los nobles..."

Ah, ya lo recuerdo.

"¿Te refieres al mago de hielo?"

"Sí, mi amigo ha llegado. Su Majestad me había pedido que le avisara cuando estuviera aquí. Quedamos en reunirnos en dos horas en un café cercano al Palacio Imperial..."

El Gran Duque Kapmen frunció el ceño en cuanto terminó de hablar.

"Como le dije antes, no sé si sería una buena idea."

"Entonces, ¿vas a salir ahora para reunirte con tu amigo?"

"Sí."

El semblante de Kapmen se distorsionó aún más. Parecía estar todavía reflexionando sobre si había sido buena idea decirme esto.

Mis damas de compañía, que se habían reído a más no poder de mis dotes de actriz, se volvieron a cubrir la boca y soltaron una risita como si recordaran lo ocurrido hace unos días. Excepto Mastas. Mastas tenía una sonrisa de confianza.

Bueno, al menos era agradable.

"Condesa Jubel."

"Sí."

"Necesito la ropa que pedí que prepararan."

Al día siguiente de que el Gran Duque Kapmen hablara de ese amigo suyo, ordené a mis damas de compañía conseguir ropa que me hiciera lucir como una plebeya rica.

Condesa Jubel me entendió de inmediato y se apresuró a ir a mi dormitorio.

El Gran Duque Kapmen se puso ahora las dos manos en la frente con una mirada de nerviosismo.

"¿Mastas?"

"Sí, Su Majestad."

"Mientras me alisto, hazle saber a Heinley que estaré fuera por un rato."

"Sí."

"Laura."

"¡Sí, Su Majestad!"

"Explica la situación al Vizconde Langdel y dile que quiero que me acompañe."

"¡Sí!"

"¿Rose?"

"Sí, Su Majestad."

"Prepara el carruaje listo para ser usado como cubierta."

"Sí."

El Gran Duque Kapmen se pasó las dos manos por la cara, pero no me disuadió. Parecía una extensión de su preocupación de, '¿está bien hacer esto?'

Pero mientras él se preocupaba, mis damas de compañía siguieron mis órdenes y yo volví a mi dormitorio para cambiarme de ropa.

Finalmente, poco más de una hora después, salí del Palacio Imperial en un carruaje sencillo, acompañada por Vizconde Langdel, sus caballeros y el Gran Duque Kapmen.

"Su Majestad."

Tan pronto como el carruaje partió, el Gran Duque Kapmen me aconsejó encarecidamente,

"Sólo un recordatorio, mi amigo realmente odia a los nobles. Incluso si piensa que Su Majestad no es de la nobleza, podría hacer comentarios desagradables ya que es una costumbre."

"Lo entiendo, no te preocupes."

"Si mi amigo hace comentarios desagradables—"

"Lo golpearé en la boca con mi abanico."

"..."

El Gran Duque Kapmen me miró con desesperanza, se puso una mano en la rodilla y la otra en la frente.

Cuando pensé, 'es una broma', relajó sus manos con una expresión avergonzada y continuó hablando.

"Le hablé a mi amigo de Su Majestad en una carta."

"¿Qué le dijiste?"

"Le dije que te llamas 'Navi' y que eres hija de una rica familia de comerciantes."

"¿Le mencionaste que soy una maga?"

"Sí, le expliqué a mi amigo que Su Majestad no podía asistir a la academia porque su cuerpo es débil."

Asentí y relajé mis músculos faciales mientras me miraba en el espejo que había traído.

"Su Majestad. No debe usar nunca ese lenguaje de pandillero."

"De acuerdo."

"Por cierto, ¿por qué el Gran Duque me presentó como 'Navi'?"

En cuanto lo pensé, el Gran Duque Kapmen desvió la mirada y tosió secamente.

"Lo siento."

"Al contrario, lo siento por no poder evitar hacerlo."

Sonreí en silencio, agradecida por su consideración.

Pero lo que más le agradecía en este momento era que fingiera no saber que había salido a toda prisa deliberadamente para evitar a Sovieshu.

El carruaje se detuvo al poco tiempo. Dado que la cafetería cercana al Palacio Imperial era el sitio de encuentro, la distancia recorrida fue realmente corta.

El Gran Duque Kapmen se bajó primero y me extendió la mano. Dudé un poco, pero agarré su mano y bajé del carruaje.

Me llamo Navi. Mi cuerpo es débil. Mis padres son comerciantes. Debo ignorar sus comentarios desagradables. No debo usar el lenguaje de los pandilleros. Bien. Eso suena bastante fácil.

Cuando el Gran Duque Kapmen se acercó a la entrada de la cafetería, el personal de seguridad abrió rápidamente las puertas.

Para no parecer demasiado nerviosa, respiré profundamente antes de entrar.

"¿Has estado alguna vez en una cafetería?"

"He escuchado al respecto."

No había tenido la necesidad de venir.

"Las personas que frecuentan estos lugares son los plebeyos ricos. En vez de celebrar fiestas en salones privados, los plebeyos ricos se reúnen en cafeterías, restaurantes de lujo, teatros, y demás, para establecer conexiones."

"Por lo visto, el Gran Duque está familiarizado."

"Porque había diferentes clases sociales reunidas en la academia mágica."

Ahora que recuerdo, el Gran Duque Kapmen me había dicho que en el pasado había hecho y distribuido pociones mágicas en el mercado negro.

No podía creer que hubiera hecho eso con una cara tan seria e intachable.

Asentí en señal de comprensión y subimos al tercer piso.

En el tercer piso, al igual que en los demás, las mesas dispuestas en el salón estaban sólo en los bordes, dejando el centro vacío.

"Cuando hay una gran fiesta, se baila y se realizan juegos en el centro. Tengo entendido que se organizan bailes una vez a la semana."

El Gran Duque Kapmen volvió a darme una explicación y caminó hacia las mesas del fondo.

Estaba atenta a la aparición del amigo del Gran Duque Kapmen que 'odiaba a los nobles', por lo que me di cuenta rápidamente de que la persona sentada en la última mesa era dicho amigo.

Tan pronto como vi a su amigo, dudé del consejo del Gran Duque Kapmen.... de no utilizar el lenguaje de los pandilleros.

'Cualquiera podría decir que esta persona era un pandillero.'

Si la otra parte era un pandillero, ¿no sería mejor actuar también como un pandillero para que hubiera más cercanía? Por supuesto, no lo tenía claro porque nunca había tenido un amigo pandillero.

Examiné al amigo del Gran Duque Kapmen mientras ocultaba mi sorpresa bajo mi rostro inexpresivo.

Cabello grueso que se esparcía en todas direcciones como un pájaro al sacudir sus plumas, ojos feroces que daban la impresión de que en cualquier momento sacaría un cuchillo para exigir dinero, cicatrices en la cara que no parecían las de un accidente, sino hechas en decenas de peleas callejeras.

Por supuesto, no se debe juzgar a una persona sólo por la primera impresión, pero ésta no fue una primera impresión que sólo yo tuve. Vizconde Langdel, que estaba detrás de mí, parecía un poco tenso.

"Oye, Kapmen."

Además, ¿ese lenguaje no es similar al que utilicé para actuar como los pandilleros?

Mientras comenzaba a desconfiar de la identidad del amigo de Kapmen, éste se levantó e hizo un saludo de manos nada formal con el Gran Duque Kapmen, luego lo abrazó con fuerza y se apartó enseguida.

"¿Qué hay de nuevo? ¿Cómo has estado?"

"Bien, ¿cómo has estado tú?"

"Estuve en el Reino del Norte. Es malditamente impresionante, pero hace un frío del demonio. Para las personas de allí el clima era cálido, me dijeron que hace más frío cuando cae el invierno. Maldición, la piel de esos tipos debe ser tres veces más gruesa que la mía."

"¿No puedes hablar sin malas palabras?"

Cuando el Gran Duque Kapmen le aconsejó con un leve suspiro, su amigo lo llamó burlonamente 'viejo'. Aunque debió notar mi presencia, no me miró ni una sola vez.

En el momento en que el Gran Duque Kapmen dijo, "Dolshi, quiero presentarte a alguien," él dejó de sonreír burlonamente y me miró.

Por la forma en que me miraba, no había el más mínimo interés. Lo supuse desde el instante en que fingió no haberme visto.

Huh, ese nombre de Dolshi ni siquiera le queda bien.

"..."

Oh, cielos. Olvidé controlar mis pensamientos. El Gran Duque Kapmen se mordió de repente los labios con fuerza, como si hubiera oído lo que estaba pensando.

"¿Qué pasa? ¿Por qué parece que quieres reírte?"

"No es nada. Más importante, Dolshi, te presento a Navi, de quien te he hablado en las cartas."

"Me lo imaginaba, pero su nombre es malditamente raro."

Con ese nombre de 'Dolshi' era el menos indicado para decir que mi nombre falso era raro.

"..."

Cuando el Gran Duque Kapmen volvió a morderse los labios con fuerza al leer mis pensamientos, Dolshi levantó una ceja con una expresión de, '¿Qué demonios está pasando aquí?'

Después de soltar un profundo suspiro en mi interior, le extendí la mano a Dolshi por mi cuenta.

"Soy... Navi."

"..."

Gran Duque Kapmen, ¡no contengas la risa de esa manera a mi lado!

"Soy Dolshi."

Al margen de lo que hacía el Gran Duque Kapmen, Dolshi palmeó ligeramente mi mano.

Al menos, aún no ha descubierto que soy de la nobleza. ¿No era este un buen comienzo?

***

A Dolshi no parecía importarle ni un poco. No es que me odiara o le disgustara, es solo que actuaba como si yo no existiera.

El Gran Duque Kapmen le preguntó si podía aconsejarme sobre el uso de la magia de hielo, pero Dolshi se negó de inmediato, diciendo que sería demasiada molestia.

Pero no podía irme al primer rechazo, así que escuché la conversación del Gran Duque y Dolshi mientras comía el postre más vendido de la cafetería.

La mayoría de los temas que ambos compartían no tenían relación con la magia ni con nada que me interesara, por lo que mi atención se desviaba constantemente hacia la cafetería a la que había venido por primera vez.

También, observaba por la ventana a las ajetreadas personas mientras cortaba el postre de chocolate con un fuerte sabor dulce y lo comía.

En un momento, un carruaje marrón oscuro se detuvo frente a la cafetería, y un hombre se bajó del mismo. Abrí bien los ojos e incliné la cabeza un poco más hacia la ventana.

‘¿Sovieshu?’

A menos que la vista me esté fallando, definitivamente era Sovieshu. Pero antes de que tuviera tiempo de comprobarlo, ese hombre entró en la cafetería...

'¡Oh, no!'

Cuando me levanté por reflejo, Vizconde Langdel, que estaba sentado en la mesa de atrás, se puso inmediatamente de pie.

"¿Qué pasa, señorita?"

Estaba a punto de decirle, 'Creo que vi al Emperador Sovieshu', pero solo sacudí la cabeza con una sonrisa antes de volver a sentarme y abrir mi abanico.

'¿El hombre que vi era realmente Sovieshu? Si es así, ¿por qué ha venido aquí?'

Mientras me mordía los labios, mi cara se reflejó en la taza de plata, por lo que vi mi cabello rojo con un largo flequillo. Me había disfrazado un poco por si acaso.

Era un disfraz parcial, con sólo una peluca, pero servía. Era suficiente para que las personas que nunca me habían visto de cerca no me reconocieran. Como mucho, pensarían que era una persona parecida a la Emperatriz.

Si bien las personas que me ven a menudo me reconocerían, para empezar nunca vendrían a una cafetería frecuentada por plebeyos.

Sovieshu era la peor persona que podría aparecer. Me conocía tan bien que no había manera de que no se diera cuenta de que tenía puesta una peluca. Del mismo modo que yo lo reconocí en la entrada de la cafetería, a pesar de que se bajó de un carruaje ordinario con una capucha que le cubría la mitad de la cara.

"¿Señorita Navi?"

Probablemente porque escuchó mis pensamientos, el Gran Duque Kapmen, que estaba absorto en su conversación, desvió su mirada hacia mí. Entonces, me preguntó ingeniosamente, "¿Se siente mal?"

Asentí y le pedí en mi mente.

'Me pareció ver a Sovieshu entrar en la cafetería. Por favor, ve a comprobar si Sovieshu realmente está aquí.'

Sí, había que comprobarlo primero. Si tenía razón en que entró en la cafetería, no podía irme de inmediato.

Si intentara irme ahora, podría cruzarme con él.

Después de averiguar dónde se sentará Sovieshu, tendré que ocultar mi rostro para escabullirme.

"Espera aquí, traeré la medicina en el carruaje."

El Gran Duque Kapmen encontró una excusa razonable, luego asintió hacia mí, se levantó y bajó las escaleras.

Mantuve el abanico frente a mi cara y oculté mi agitación bajo una expresión indiferente. Si me mostraba demasiado ansiosa, el amigo de Kapmen podría sospechar de mí. Aunque ni siquiera parecía interesado en mirarme.

Pero entonces... el amigo de Kapmen, que había hecho apenas contacto visual conmigo en todo este tiempo, de repente volteó la cabeza y se quedó mirándome fijamente.

¿Me está prestando atención porque está aburrido ahora que no tiene con quien hablar? ¿O es porque estoy ocultando mi rostro con el abanico?

"Hace mucho calor."

Me excusé rápidamente, pero él no apartó sus ojos de mí.

'¿Por qué me mira así?' Me sentí inexplicablemente incómoda por la mirada fija de Dolshi. En ese momento, recordé las palabras del Gran Duque Kapmen— 'Su Majestad parece de la nobleza a simple vista'

No, no lo creo. Al mirar a las demás personas en la cafetería, me di cuenta de que, aunque todos sean plebeyos, hay más de uno que viste y actúa como si fuera de la nobleza.

"Aha."

Mientras me esforzaba por restar importancia a la mirada de Dolshi, éste dejó escapar de repente un susurro siniestro. Era como si hubiera descubierto toda la verdad. Una amplia sonrisa apareció en sus labios.

Mi corazón latía con fuerza, pero aún así mantuve la expresión indiferente y bajé un poco el abanico. Aunque no sé por qué hizo ese susurro, debo mostrarme segura.

Justo entonces, oí un alboroto en las escaleras, así que volteé la cabeza. Era Sovieshu.

Rápidamente volví a levantar el abanico para cubrirme la cara, pero en un instante nuestras miradas se encontraron.

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