LESVAC 218

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La Emperatriz se volvió a casar 218

Decepción



Frente a mí, el amigo de Kapmen tenía una cara de 'creo que sé quién eres', mientras que a mi izquierda, estaba Sovieshu, con quien había hecho un breve contacto visual. Apreté los dedos de mis pies con nerviosismo.

Kapmen... le pedí que averiguara si era realmente Sovieshu, ¿en dónde demonios se metió?

Cuando mi corazón comenzó a latir con más fuerza, Dolshi me preguntó con su amplia sonrisa.

"¿Quieres que te ayude?"

'¿Ayudarme?'

No, no hace falta pensar a qué se refiere. Cualquiera que no sea tonto se daría cuenta de que me cubrí la cara con el abanico para evitar que me viera el hombre que subió las escaleras.

En vez de responder, me levanté con la cara oculta por el abanico.

Aunque me desconcertó haberme encontrado con Sovieshu aquí, no podía discutir con él en un lugar público, así que debía irme.

Tampoco había necesidad de mostrar la pelea de una pareja divorciada delante del amigo del Gran Duque Kapmen.

"Espero que nos volvamos a ver pronto."

Me di cuenta de que había sido muy formal en mi despedida mientras trataba de ocultar mi urgencia, pero ya me había dado la vuelta. Si ahora mirara hacia atrás para corregir mis palabras sería aún más extraño.

Como si no pasara nada, caminé con la espalda recta sin mirar a Sovieshu. Pasé por delante de él, que estaba parado en las escaleras del tercer piso.

Tenía la esperanza de que Sovieshu se detuviera, pero naturalmente me persiguió.

Seguí adelante sin mirar atrás.

Me encontré con el Gran Duque Kapmen subiendo del primer piso al segundo. Cuando miró detrás de mí, puso una cara de 'Oh, Dios mío'. No sé exactamente qué pasó, pero parece que no coincidieron en el camino.

"Señorita Navi."

"Me iré primero."

Respondí casualmente al Gran Duque Kapmen y continué bajando las escaleras.

Pero Sovieshu no dejó de seguirme y finalmente me llamó en voz baja justo antes de que subiera al carruaje.

"Navier."

Ahora no me llamo Navier, me llamo 'Navi', así que lo ignoraré al menos esta vez.

Subí rápidamente al carruaje, pero cuando estaba a punto de cerrar la puerta, Sovieshu, que me perseguía de cerca, estiró la mano y agarró la puerta del carruaje.

"Navier."

El Vizconde Langdel, al que había traído como escolta, no podía lidiar con Sovieshu debido a su estatus. Sin embargo, si intentara hacerme daño, podría intervenir.

"Navier."

Sovieshu, que sostenía la puerta del carruaje, me sonrió suavemente. Parecía incapaz de leer la atmósfera.

"¿Saliste a distraerte?"

"Sí, ¿podrías fingir que no nos conocemos?"

"¿Te importa si te acompaño?"

"¿De qué serviría?"

"Serviría para mi recuperación."

"De ninguna manera."

Hablé con firmeza y dudé un momento antes de golpear sus dedos con mi puño no demasiado fuerte.

Sovieshu quitó la mano con un "ay" y me miró sorprendido como si no creyera lo que acababa de pasar.

Cerré rápidamente la puerta del carruaje y golpeé la pared frontal.

"Vámonos."

***

Un pensamiento extraño cruzó por mi mente justo antes de que el carruaje entrara en el Palacio Imperial.

"Espera un momento."

Esta vez golpeé la pared frontal del carruaje para ordenar que se detuviera. Una vez que se detuvo por completo, me crucé de brazos y puse la cabeza en una posición cómoda.

Antes, me sorprendió tanto encontrarme con Sovieshu que mi mente se volvió caótica hasta el punto de no saber qué pensar.

Después de alejarme de él, sentí curiosidad. Estaba en la cafetería para encontrarme con el amigo de Kapmen, pero ¿qué hay de Sovieshu? ¿Qué hacía allí?

¿Podría estar relacionado con el hecho de que había venido a investigar el fenómeno de la disminución del maná?

Tras pensarlo un rato, abrí la puerta del carruaje y pregunté al Vizconde Langdel.

"Vizconde Langdel, ¿puede esconderse cerca de la cafetería de la que acabamos de salir para averiguar los movimientos del Emperador Sovieshu?"

"Sí, Su Majestad."

Más tarde, cuando volví a mi habitación, pedí a la Condesa Jubel que preguntara por el estado de Sovieshu.

La Condesa Jubel volvió mientras tomaba una taza de té y me informó.

"Me dijeron que salió un rato a tomar aire fresco."

Heinley... había dicho que lo vigilaría personalmente. Sabía que sería complicado para él seguirlo todo el tiempo debido a su agenda.

Sin embargo, ¿por qué no hizo que alguien más vigilara a Sovieshu si le preocupaban sus acciones?

Mientras bebía una segunda taza de té sumida en mis pensamientos, Rose preguntó con una mirada de preocupación.

"¿Cómo le fue, Su Majestad? ¿Ese hombre fue demasiado descortés?"

Rose, al igual que mis otras damas de compañía presentes, parecía incapaz de imaginar que me había encontrado con Sovieshu afuera.

"El amigo del Gran Duque Kapmen se negó a enseñarme porque sería una molestia. No se puede hacer nada con respecto a su descortesía."

"¡Oh, Dios mío! ¡¿No quiso ayudar a Su Majestad?! ¡¿A Su Majestad?!"

"¡Aunque no sepa que Su Majestad es la Emperatriz, nadie debería atreverse a considerarla una molestia!'

"Realmente le parecía una molestia. Apenas intercambiamos palabras. Ni siquiera quiso darme consejos sobre magia."

Al final, incluso soltó un extraño y siniestro, 'aha'.

Sin embargo, no me sentía tan mal por eso ni nada parecido.

Sería triste no poder dominar mi magia. Pero si realmente me había descubierto, podría simplemente renunciar a que me enseñara.

Suspiré y me serví otra taza de té. Ahora mismo la prioridad era Sovieshu.

¿Heinley todavía estaba muy ocupado? Me gustaría discutir sobre esto con él.

"Su Majestad. Creo que ha bebido demasiado té."

"¿No sería mejor beber otra taza más tarde?"

Cuando dije que no había problema y me llevé la taza de té a la boca, una buena idea pasó por mi mente,

"Mastas."

"Sí, Su Majestad."

"Quiero que hagas algo por mí..."

***

El Vizconde Langdel, que regresó por la noche, dijo que Sovieshu se había movido de la cafetería, por lo que tuvo que buscarlo por la capital.

También dijo que no fue fácil encontrar a Sovieshu porque había salido en un carruaje ordinario como el mío.

Cuando finalmente logró encontrarlo, estaba en un restaurante de mala muerte.

"¿Sovieshu estaba en un restaurante de mala muerte?"

"Sí."

Sovieshu y un restaurante de mala muerte. No encajaba en absoluto. Él era un hombre muy orgulloso... ¿acaso perder la memoria hizo que disminuyera un poco su orgullo?

Era una combinación tan impropia que comencé a sospechar. ¿Podría ser que hay un enorme secreto sobre el fenómeno de la disminución del maná oculto en ese restaurante de mala muerte?

Cuando lo pensé, mi inquietud creció y pregunté con urgencia.

"¿Qué estaba haciendo allí?"

Si Sovieshu encontraba rastros en la escena de la disminución del maná, podría ser él quien declarara la guerra. Una guerra que había sido el sueño que Heinley estuvo persiguiendo por mucho tiempo y que finalmente abandonó por mí.

No, la situación sería mucho peor. Si Heinley iniciara una guerra, sólo sería un deseo de conquista, pero si Sovieshu utilizara el fenómeno de la disminución del maná como pretexto para iniciar una guerra, entonces tendría una justificación superior que dejaría solo al Imperio Occidental.

El Vizconde Langdel vaciló, incapaz de responder de inmediato.

"Está bien, dilo."

Después de insistir, confesó un poco reacio.

"Estaba peleando."

¿Qué?

"¿Peleando? ¿El Emperador Sovieshu se peleó? ¿En un restaurante de mala muerte? O fue su caballero..."

"El propio Emperador Sovieshu estaba peleando."

Esto también fue inesperado. Sorprendida, me mordí el labio inferior inconscientemente.

Después de una serie de pensamientos extraños, mis sospechas volvieron a surgir,

"¿Podría ser que el hombre con el que peleó tenía un buen físico? Me refiero a si parecía un caballero disfrazado."

¿No será que Heinley envió a un hombre a vigilar a Sovieshu, éste se dio cuenta y peleó contra él? ¿O hizo un espectáculo a propósito para ocultar que estaba investigando el fenómeno de la disminución del maná?

"No, el hombre era un borracho que soltaba todo tipo de insultos vulgares. No había indicios de que fuera experto en artes marciales."

¿Qué demonios había pasado? Miré al Vizconde Langdel aún más confundida. El Vizconde Langdel suspiró antes de murmurar,

"El borracho estaba hablando mal de Su Majestad. Al oírlo, Sovieshu se levantó para defenderla..."

***

Todo tipo de documentos sobre asuntos que habían surgido estaban esparcidos en mi escritorio. Sin embargo, mi mente estaba en otra parte, por lo que no podía concentrarme en el trabajo.

Conforme daba leves golpes a una hoja con la punta de la pluma, iban apareciendo manchas negras en el papel blanco. Eventualmente, aplasté la hoja y coloqué una nueva. Era la novena.

Al juntar las ocho hojas arrugadas, suspiré.

Todavía no sabía por qué Sovieshu estaba en ese restaurante de mala muerte. Tal vez realmente fue allí por el fenómeno de la disminución del maná.

Sin embargo, eso no quitaba el hecho de que Sovieshu me había defendido. Más aún si había ido a escondidas, pero se metió en una pelea porque se enojó al oír insultos hacia mí...

'Espero que recupere sus recuerdos pronto.'

El Emperador Sovieshu nunca habría hecho eso. Prefería que volviera el orgulloso y arrogante Sovieshu para poder odiarlo con todo mi corazón.

¿No es un poco cruel que ni siquiera pueda odiar con todo mi corazón a la persona que me hizo daño?

"Su Majestad. El Emperador Heinley está aquí."

Tras arrugar la novena hoja de papel y arrojarla sobre el escritorio, finalmente pude detener este comportamiento sin sentido. Forzada en parte por la visita de Heinley.

"Déjalo entrar."

En cuanto dije eso, eché las hojas arrugadas en la papelera que había a un lado del escritorio y organicé los documentos. Heinley entró justo cuando terminé de acomodar el escritorio.

"Reina."

Heinley se acercó directamente a mí con los brazos abiertos, me besó en el cuello, las mejillas y las orejas antes de retroceder.

Parecía más feliz de verme que de costumbre. ¿Será porque estuvimos separados todo el día?

"¿Te fue bien en el trabajo?"

Todos los sentimientos desagradables que se habían acumulado en mí hasta ahora comenzaron a desvanecerse lentamente con sólo verlo.

Antes de que Heinley pudiera responder, lo abracé con fuerza por la cintura. Él era mi refugio.

"¿Reina? ¿Sabes que me emociono mucho si haces esto?"

"A mí también me hace feliz."

"¡!"

"Me siento muy bien junto a ti."

"Reina... Reina. Navier."

Froté mi cabeza contra su pecho. Pensé que de este modo desaparecerían las emociones no deseadas, la desagradable compasión y la incomodidad de antes.

En ese momento, sentí que sus músculos en contacto con mi cuerpo se tesaron y comenzaron a contraerse. Heinley había dejado de respirar.

"Heinley, respira."

¿Por qué dejó de respirar de repente? Cuando levanté la vista y se lo pedí, esta vez exhaló demasiado rápido y frotó su frente contra la mía.

"¿Qué pasó mientras estuve afuera?"

Una vez que lo sujeté por la cintura con más fuerza, Heinley soltó un leve gemido de sufrimiento.

"¿Sabes, Reina? Ahora mismo, siento como si estuviera con un pie en el cielo y otro en este mundo."

"¿Por qué sólo un pie en este mundo?"

"Ya sabes, Reina."

Agarró mi mano suavemente y la deslizó hacia abajo. Pronto pude sentir su virilidad endurecida.

"Reina."

Heinley suspiró pesadamente, luego me mordió las orejas un par de veces y susurró.

"¿Podrías esperar un momento? Iré al baño."

Una vez que asentí y retrocedí un poco, Heinley entró al baño torpemente.

Mi cara también estaba un poco caliente, así que salí al salón para pedir la cena y luego volví al dormitorio para bajar mi temperatura con el abanico.

Una vez que la sirvienta dejó la comida en el salón, la puse en el carrito y la llevé al dormitorio.

Heinley salió del baño mientras le esperaba después de poner los platos en la mesa. Estaba un poco sonrojado, pero actuó como si no hubiera pasado nada, se acercó tranquilamente y se sentó frente a mí.

Temía que se sintiera avergonzado, así que saqué un tema serio de inmediato.

"Heinley. Hoy fui a ver al amigo del Gran Duque Kapmen y me encontré con Sovieshu."

Heinley respondió mientras retiraba la tapa plateada de la comida y la dejaba a un lado.

"Ya lo sabía. No pude mantener vigilado al Emperador Sovieshu hoy, así que le pedí a un amigo que lo hiciera por mí."

"¿Un amigo?"

"Un pájaro."

"¿Del Clan ....... Pájaro?"

"Sí."

Me había parecido extraño que no estuviera siendo vigilado. No esperaba que lo estuviera haciendo un miembro del Clan Cabeza de Pájaro. Ahora que lo pienso, era el vigilante más apropiado.

No sería difícil que conociera toda la situación.

"¿Sovieshu salió a investigar sobre el fenómeno de la disminución del maná?"

"No parecía ser el caso."

"¿En serio?"

"Anduvo por lugares completamente ajenos, como si sólo hubiera salido a despejar la mente."

¿De verdad...?

"Reina, no tienes que preocuparte. Lo mantendré vigilado en todo momento."

"Es bueno oír eso."

"¿Qué hay de Reina? ¿Aprendiste más sobre tu magia hoy? ¿Fue útil?"

Las comisuras de los labios de Heinley, que había hecho una serie de preguntas, se curvaron de repente.

"¿Fue engañado por la actuación de Reina?"

"No salió como esperaba."

"Jajaja, ¿vio a través de la actuación de Reina?"

¿Qué demonios está tratando de insinuar? Después de mirarlo con ojos feroces, Heinley tosió y cambió rápidamente su discurso.

"No dudo de que haya sido engañado por tu increíble actuación."

"No creo que eso sea lo que querías decir."

"Sí, eso es lo que iba a decir."

"No, no es así."

"Reina, ¿no confías en mí?"

"Tanto como tú no confías en mis habilidades de actuación."

"..."

Heinley, que se había quedado sin palabras mientras lo miraba fijamente, se apresuró a comer un trozo de la carne de cangrejo de su plato y, de repente, fingió sobresaltarse y exclamó, "¡Ah!"

"Por cierto, Reina. He oído una cosa extraña."

"¿Estás intentando cambiar de tema?"

"No, realmente lo acabo de recordar. Es una cosa muy extraña..."

"¿Qué es?"

"Las damas de compañía de Reina han estado difundiendo extraños rumores... ¿podría ser que Reina ordenara hacer eso?"

"¿Quién te ha dicho que mis damas de compañía difunden rumores extraños?"

"En condiciones normales, nadie lo sabría. Soy una pequeña excepción. ¿No hay un dicho que dice que los pájaros escuchan en el día?"

<< Nota: El dicho completo es 'los pájaros escuchan en el día mientras que las ratas escuchan en la noche'. En nuestro idioma este dicho sería, 'las paredes tienen oídos'. >>

"¿Quiere decir que su Clan se lo contó?"

En cualquier caso, eso era cierto. Me limpié la boca con una servilleta y oculté la sonrisa que estaba a punto de surgir.

***

— Necesito que vayas a un sitio.

Cuando Sovieshu se despertó por la noche, frunció el ceño ante el gran trozo de papel encima de las sábanas.

El papel encima de las sábanas era casi del tamaño de dos manos juntas. Tal vez a su yo del día le preocupaba que no pudiera ver el papel.

Si otra persona lo hubiera escrito, uno de sus subordinados, naturalmente, lo habría guardado.

Pero nadie lo hizo. Sin duda fue porque su letra estaba en este papel.

Eventualmente, Sovieshu enarcó las cejas, agarró el papel y leyó lo escrito.

— La ubicación es... se tiene que ir de noche, así que no puedo hacerlo yo.

Aunque se había enterado de la existencia de su otro yo por el Marqués Karl, Sovieshu nunca había intentado comunicarse con su yo del día.

No veía la necesidad de hacerlo.

Ahora, su yo del día había sido el primero en comunicarse. Sovieshu suspiró, arrugó el papel, lo dejó a un lado y se pasó la mano por la frente.

No quería hacer nada. Nada. Ni siquiera quería pensar.

En su mente nublada, apareció la vaga imagen de un hombre con chaleco blanco que lucía una joya azul en su cuello. Sentada a su lado...

"Navier."

Sovieshu suspiró de nuevo, se quitó las sábanas, se levantó y se acercó a la ventana. El hecho de que ella no estuviera lejos le producía dolor y consuelo al mismo tiempo.

'¿Había una esperanza más terrible en este mundo?'

Con los ojos cerrados, Sovieshu apoyó la frente contra la ventana.

Después de un rato, finalmente volvió a agarrar el papel, comprobó la ubicación y salió.

Si fuera simplemente una petición, no iría. Sin embargo, le inquietó la palabra 'maná' dejada en la petición.

El Marqués Karl le había informado que durante el día investigaba el fenómeno de la disminución del maná, por lo que se preguntó si había descubierto algo.

Acompañado sólo por el comandante de los caballeros, Sovieshu respiró hondo y se dirigió en secreto al sitio indicado en el papel.

Parecía ser una de las muchas habitaciones vacías del Palacio Imperial. Una habitación vacía sin ningún propósito en concreto. No había ningún caballero custodiando la puerta.

Después de ordenar al caballero de los comandantes que se quedara vigilando afuera, Sovieshu abrió la puerta y entró.

El interior estaba oscuro, sin una sola lámpara. No había cortinas, por lo que sólo la luz de la luna entraba por la ventana.

Sovieshu miró alrededor de la habitación con indiferencia.

'¿Qué podría haber aquí?'

En ese momento, una voz fría que le resultó demasiado familiar vino desde un lado.

"Sabía que el propósito de tu visita no era disculparte."

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