LESVAC 190

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La Emperatriz se volvió a casar 190

Cálido y frío



Ante la propuesta del Barón Lant, Rashta le pidió tiempo para pensar.

"Me gustaría pensarlo con más calma."

El Barón Lant habló con preocupación,

"No queda mucho tiempo, Su Majestad."

Una vez que el juicio contra el Vizconde Roteschu terminara, Rashta podría ser acusada como cómplice. En ese momento habría más ojos puestos en ella, por lo que no sería fácil escapar.

"Quiero tener mucho cuidado porque si sale mal, acabaré en una situación aún peor."

"Cuando la vida está en juego, hay que tomar decisiones rápidas."

"Aun así, no puedo permitirme cometer un error por tomar una decisión rápida."

Después de que el Barón Lant se fue, Rashta continuó reflexionando.

'Me encuentro en esta situación por confiar en otras personas, ¿puedo realmente confiar en el Barón Lant?'

Ella pateó la silla en la que estuvo sentado por última vez el Duque Elgy. La silla se estrelló contra el suelo.

Rashta resopló y se sentó en el sillón mientras se pasaba la mano por la cicatriz de su frente.

Aunque tenía dudas sobre si podía confiar en el Barón Lant, incluso si lograba escapar, surgirían otros problemas.

Si huía, no podría quedarse en el Imperio Oriental porque los hombres de Sovieshu no tardarían en encontrarla. Su única opción sería marcharse al extranjero. Para recibir ayuda como inmigrante, necesitaba un documento que certificara claramente su identidad y lugar de nacimiento.

Aunque no viviría como una esclava sin esto, le resultaría difícil conseguir un buen trabajo. Dejando de lado el dinero necesario para establecerse en un nuevo país, tendría dificultades para llegar a fin de mes.

Podría comprar una identidad más adelante incluso con una pequeña cantidad de dinero, pero era complicado ahorrar sin un buen trabajo.

Si se descubriera que era la emperatriz fugitiva, el castigo que recibiría sería aún mayor.

'Reina Christa.'

Los ojos preocupados de Rashta se fijaron en los bordes de los periódicos que sobresalían de un cajón.

Rashta abrió el cajón, sacó el periódico que contenía noticias del Imperio Occidental y lo desdobló.

En éste había salido la noticia de que la Reina Christa, que se fue a Compshire, se suicidó porque estaba resentida con su familia.

Rashta se detuvo en el artículo por un momento, luego puso el periódico de nuevo en el cajón y lo cerró.

Si la Reina Christa se hubiera marchado tranquilamente a Compshire, aunque perdería poder e influencia, habría vivido cómodamente con el afecto y la simpatía de la gente.

Pero en vez de elegir ese camino, optó por arriesgar su futuro. El resultado fue una muerte miserable.

Rashta se mordió los dedos con nerviosismo.

'Aceptar la propuesta del Barón Lant de escapar del Palacio Imperial... no sería como seguir los pasos de la Reina Christa. Ya que ocupo la posición de emperatriz, nunca recibiré la muerte como castigo. Si tiro todo por la borda para escapar, ¿no recibiré un castigo mayor si me descubren?'

Además, todavía le quedaba una carta por jugar para intentar llegar a un acuerdo con Sovieshu.

'Primero tendré que visitar a Su Majestad.'

***

Mientras tanto, Sovieshu estaba pensando en cómo lidiar con Rashta.

Sentía una presión tan fuerte en el pecho que ni siquiera podía sentarse. Caminaba por la habitación de un lado a otro con las manos en la espalda.

El Marqués Karl se mantuvo en una postura digna cerca de Sovieshu y lo siguió sólo con la mirada.

Después de moverse de un lado a otro durante un rato, Sovieshu murmuró con voz exhausta,

"Aunque podemos pasar por alto el asunto de los pagarés, no podemos renunciar al puerto..."

"¿Estás pensando en el castigo que podría recibir Rashta?"

Debido al honor y simbolismo de pertenecer a la familia imperial, sus miembros recibían castigos menos severos que los demás por cometer crímenes graves. La inmunidad no significaba que estuvieran completamente exentos de castigo, sino que había límites claros en cuanto al castigo que podían recibir.

"Sí."

Sovieshu suspiró.

"Si se anulara el matrimonio, sería posible imponer un castigo severo porque significaría que nunca fue la emperatriz, pero si vamos en la dirección del divorcio o la deposición, el mayor castigo sería encerrarla en un castillo, una isla o en una torre remota."

"Su Majestad, debe hacer que el matrimonio sea anulado por completo, para eso es necesario enfatizar que fue engañado para casarse. Sólo así podremos ocupar una posición favorable en el caso del puerto cuando se presente una objeción ante la Alianza del Continente Wol. Si se anula el matrimonio, los documentos en los que Rashta prometió el puerto al Duque Elgy se convertirán en un trozo de papel."

"Lo sé, lo sé. Pero el proceso de anulación del matrimonio toma mucho tiempo y es complicado..."

Además, Sovieshu no podía contraer matrimonio con otra mujer mientras la demanda de anulación del matrimonio estuviera en curso, lo que no era bueno para Sovieshu, que deseaba tener un sucesor.

Incluso si el matrimonio se anulaba legalmente, el templo no solía aceptar las solicitudes de anulación del matrimonio por parte de la familia imperial, ya que estaban en una posición que les permitía abusar del sistema.

Sólo hubo una vez en la historia en que un matrimonio imperial fue anulado por el templo.

"Es cierto. También hay que considerar que Rashta podría decidir arrastrarte con ella, revelando que era una esclava fugitiva y que Su Majestad la aceptó a sabiendas."

"Lo haría si no tuviera una pizca de amor por Glorym."

"La princesa... Ah, lo siento."

El Marqués Karl, que no había pensado en Glorym, se dio cuenta de que Sovieshu aún se preocupaba por la princesa.

Pero tenía razón. Glorym era todavía una bebé, así que aunque Rashta fuera castigada, no saldría demasiado perjudicada.

Sin embargo, si Rashta intentaba arrastrar a Sovieshu revelando que era una esclava fugitiva, el daño sería más bien para la princesa. Dado que no tenía nada que ver con los crímenes de su madre, sería muy cruel que de repente se convirtiera en una esclava.

"Bueno, Rashta tiró al suelo a Glorym una vez... es capaz de cualquier cosa."

Sovieshu murmuró con pesar y ordenó al Marqués Karl que se retirara.

En cuanto el Marqués Karl salió de la habitación, Sovieshu se dirigió a su oficina e inmediatamente se puso a trabajar.

Buscó el caso más problemático para centrarse únicamente en eso.

Aunque no era un alivio, había un problema relacionado con el creciente número de usureros en diferentes rincones de la capital.

Sovieshu se sumergió rápidamente en este caso.

Cuando finalmente consiguió olvidar los asuntos relacionados con Rashta, el Conde Pirnu entró corriendo en su oficina.

"¡Su Majestad! ¡Su Majestad!"

Él tenía una expresión muy sorprendida, así que a simple vista no había venido por un asunto ordinario. Por supuesto, aunque no pareciera sorprendido, sólo por la forma en que entró en su oficina se podía deducir que era asunto importante.

Sovieshu preguntó con el corazón acelerado.

"¿Qué ocurrió? ¿Qué ocurrió esta vez?"

"¡Es el Imperio Occidental, Su Majestad, es el Imperio Occidental!"

"¿Qué ocurrió con el Imperio Occidental?"

"¡La Emperatriz Rashta envió una carta a un noble de allí diciendo que la razón del divorcio de Navier fue su infertilidad!"

"¿Qué? ¿Cuándo pasó eso?"

Sovieshu se quedó asombrado, tenía un fuerte dolor de cabeza. Rashta parecía empeñada en crear un problema tras otro.

"¡El Imperio Occidental está muy indignado y exige una disculpa pública por la irrespetuosa declaración de Rashta!"

"¡El intruso usa magia de hielo! ¡Congeló las piernas de un sirviente! ¡Aaah! ¡Da miedo! ¡Da mucho miedo!"

"..."

"¿No es así, Reina?"

Heinley actuó de forma dramática, acentuando sus palabras hasta el punto de resultar exagerado.

Aunque lo fulminé con la mirada, Heinley parecía disfrutar del hecho de poder burlarse de mí después de tanto tiempo.

"Reina, Reina. ¿Qué haremos si el aterrador mago de hielo aparece aquí? Reina, Reina. ¿Protegerás a Heinley en ese momento?"

¿Incluso está imitando a Rashta?

"Mi bebé, mi bebé, tu madre es cálida y fría a la vez."

Luego se acercó a mi vientre y le susurró a nuestro bebé con voz cariñosa,

"Mi bebé, tu madre te lee cuentos de hadas llenos de sueños, esperanzas y amor, pero a la vez es capaz de congelar viva a las personas que no le agradan."

Me di la vuelta para mirar el reloj de la pared. Había pasado media hora desde que el médico del palacio se fue.

Ya es suficiente... creo que lo he soportado mucho.

Me levanté lentamente para agarrar la almohada sobre la que descansaba mi espalda.

Tan pronto como sostuve la almohada como un arma, el agarre de mi manos se hizo más fuerte y el deseo de luchar comenzó a elevarse dentro de mí.

"¿Eh? ¿Por qué sostienes la almohada de esa forma, Reina?"

Heinley, que había estado burlándose de mí hasta ahora, se detuvo y preguntó confundido.

¿Su mente traviesa no es capaz de adivinar lo que le espera?



"¿Reina?"

Balanceé la almohada para golpearlo.

"¡Reina!"

Aunque estaba desconcertado, Heinley retrocedió rápidamente para evitar la almohada, abrió la puerta sin mirar atrás y salió corriendo.

Cuando intenté perseguirlo con dignidad, él fue lo suficientemente cuidadoso como para devolverse a cerrar la puerta y huir justo antes de que mi almohada lo alcanzara.

Como resultado, mi almohada se estrelló contra la puerta cerrada y un fuerte sonido se extendió por el lugar.

Miré furiosa a la puerta cerrada.

Me preocupaba mi prestigio y mi honor como emperatriz, así que nunca pasaría por los pasillos balanceando una almohada.

Heinley conocía bien mi personalidad, era evidente que salió de la habitación para que no pudiera perseguirlo.

"¿Su Majestad? ¿Qué ocurrió?"

"¿Se encuentra bien?"

"¿Se cayó?"

Mientras ajustaba mi respiración para calmar mi ira, mis damas de compañía me preguntaron al otro lado de la puerta con voz asustada.

"Estoy bien."

Una vez que abrí la puerta, mis damas de compañía suspiraron aliviadas mientras miraban con curiosidad la almohada que tenía en la mano.

"Su Majestad, por qué tiene una almohada en la mano..."

En vez de explicar, sacudí la cabeza y volví a poner la almohada en la cama.

No quería que el bebé en mi vientre malinterpretara las palabras de Heinley, así que me tomaría un tiempo más tarde para explicarle lo sucedido.

***

'¿Qué acabo de ver?'

Heinley se alejó por los pasillos, sin poder ocultar su sorpresa.

Lo que acababa de vivir no le parecía real, hasta el punto de que no podía recordarlo bien.

'Reina... mi hermosa Reina sostenía una almohada como arma.'

Después de caminar por un rato sumido en sus pensamientos, Heinley sólo se detuvo cuando se encontró con Koshar.

En cuanto miró a su alrededor, se dio cuenta de que estaba en un pasillo del primer piso. Parecía haber caminado más rápido de lo que esperaba. 

"Saludos, Su Majestad."

Heinley interrumpió el saludo formal de Koshar, y aprovechó para preguntarle,

"Hermano, eres justo la persona que quería ver. ¿Tu hermana solía utilizar una almohada como arma cuando se enojaba?"

Dado que se trataba del honor de Navier, a excepción de Koshar, no podía contarle a nadie más este incidente.

Koshar quería mucho a su hermana, así que podía preguntarle sobre esto para aprender sobre la verdadera naturaleza de Navier.

La suposición de Heinley era cierta, Koshar asintió torpemente como si varios recuerdos hubieran llegado a su mente. 

"Entonces, siempre ha sido así..."

"Lo siento. La mayoría de las veces no expresa sus sentimientos y se lo guarda todo para sí misma, pero en las ocasiones en las que utiliza una almohada como arma es cuando muestra su verdadero enojo."

"Me sorprendió ver ese lado tan descontrolado de Reina, hermano."

La razón por la que Navier utiliza una almohada como arma es porque el interior de las almohadas de los nobles está relleno de plumas de pájaro, por lo que sin importar la fuerza con que se balancee, la otra persona no resultaría herida.

Navier y Sovieshu habían sido unidos desde muy jóvenes, pero a menudo peleaban por diversos asuntos triviales.

Debido a que Sovieshu era el Príncipe Heredero, Navier no podía hacerle daño. Así que, después de pensarlo mucho, decidió utilizar las almohadas como arma.

Koshar, que en ese entonces era más inmaduro que ahora, le enseñó a su hermana menor cómo luchar con almohadas para que no fuera presionada por el príncipe heredero en una pelea de almohadas.

Pero Sovieshu tenía tanto peso en el pasado de Navier que ni siquiera podía contar esta historia trivial sin hablar de él.

Por eso, Koshar se limitó a decir incómodamente.

"Navier no se enoja sin motivo,"

Heinley malinterpretó las palabras de Koshar, pensó que le estaba culpando indirectamente del enojo de Navier. Se sintió avergonzado, así que cambió rápidamente de tema.

"Por cierto, hermano. ¿Te vas a casar con la Princesa Charlotte de Whitemond?"

"No me importa tener que casarme con ella, pero... no sé si la Princesa Charlotte piensa lo mismo."

La respuesta a estas palabras vino de la propia Princesa Charlotte, que se acercaba desde una esquina.

"Está bien, además eres apuesto."

Koshar la saludó con cierta sorpresa, sabía que alguien se acercaba, pero no esperaba que fuera la propia Princesa Charlotte.

"Si uno se encuentra en una posición en la que no tiene otra opción que aceptar un matrimonio político, entonces debe hacerlo lo mejor posible."

Después de que la Princesa Charlotte recibió el saludo de Koshar, y saludó ella al Emperador Heinley, preguntó a Koshar con una sonrisa de confianza,

"Te elegí a ti, el más apuesto de todas las opciones que tenía disponible. ¿Hay alguna mujer de mayor estatus que yo entre tus opciones?"

Al ver la expresión de incomodidad de Koshar, Heinley se marchó en silencio.

Cuando entró en su oficina, vio que McKenna estaba sentado en su escritorio escribiendo con seriedad y dijo con orgullo,

"Vi algo muy interesante."

"¿Sí? ¿Qué?"

"A una persona enamorada... por cierto, ¿por qué pareces tan serio?"

"Por supuesto que es por el intruso."

"El intruso que usó la magia de hielo..."

"No."

¿Hay otro intruso? Cuando Heinley puso cara de desconcierto, McKenna le explicó un poco molesto.

"Hablo del sirviente cuyas piernas estaban congeladas."

La expresión de Heinley se volvió rígida.

"Cierto, ¿qué hacía en ese lugar? Sé que su identidad ha sido confirmada."

Cuando escuchó lo del 'intruso que usa magia de hielo', pensó que había un malentendido, pero después de confirmar que Navier se encontraba bien, Heinley también confirmó lo del sirviente herido.

El sirviente era una persona que trabajaba en el Palacio Imperial desde hace cinco años. Originalmente sólo trabajaba en el almacén, pero vino hasta aquí porque había muchas cajas que transportar.

Sin embargo, al ser encontrado en el apartado lugar donde cayó al suelo, además de que se puso mortalmente pálido cuando vio a los soldados, el Vizconde Langdel sospechó del sirviente y se ofreció a investigar.

Heinley estaba escuchando los resultados.

"El sirviente nunca tuvo intención de hacer daño a Su Majestad Navier. Sin embargo, parece que le pidieron acercarse a la emperatriz para ver quienes salían a protegerla."

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