LESVAC 175

LESVAC 175







La Emperatriz se volvió a casar 175

Regalo



Justo lo que pensaba. Lo que no entendía es por qué alguien ordenaría hacer eso.

"¿Quién lo ordenó y por qué motivo? ¿Para arruinar los regalos enviados por el Emperador Sovieshu?
O qué otra cosa..."

Tal vez sea obra de Rashta. No creo que tuviera un motivo, pero la mayor parte de la hostilidad que Rashta había mostrado hacia mí carecía precisamente de eso.

Pero lo que reveló McKenna fue inesperado,

"Fue ordenado por los Vizcondes Isqua."

"¿En serio?"

Recordaba a la pareja que actuaba como si fueran buenas personas. Aunque nunca tuvimos una conversación adecuada, los recordaba claramente porque estaban indirectamente relacionados con el destierro de mi hermano.

"Sí. El culpable confesó que le pagaron una enorme suma de dinero para que causara un accidente."

"Pero por qué de repente harían eso..."

¿Hay algo por lo que me guardan rencor? ¿O es contra Sovieshu? Tenía entendido que Rashta y Sovieshu no estaban actualmente en buenos términos. Habiendo tomado a Rashta como su hija, ¿estaban enojados con Sovieshu?

"Fue por la Señorita Evely."

Las palabras de McKenna fueron nuevamente inesperadas.

"¿Evely?"

¿Por qué Evely?

***

"Debieron hacerlo por lo que malinterpretaron. Los Vizcondes creen... creen... que lo soy."

Evely murmuró hoscamente cuando le dije, "fueron los Vizcondes Isqua quienes ordenaron causar el accidente del carruaje, y era a ti a quien buscaban hacer daño".

Pero a diferencia de mí, a Evely no le sorprendió que la pareja intentara hacerle daño. Tal vez no se llevaban bien.

Sin embargo, había tantas lagunas en las palabras de Evely que era difícil de entender. ¿Qué pensaban los Vizcondes Isqua de Evely?

"Hum..."

"¿Evely?"

"No me malinterprete, Su Majestad. Absolutamente, absolutamente no."

¿De qué estaba hablando?

Tras dudar un rato, Evely juntó las manos, me miró detenidamente a los ojos y confesó con timidez.

"La pareja cree que soy la segunda concubina de Su Majestad Sovieshu. Por eso me odian tanto."

"¿Su concubina?"

"¡Nunca, Su Majestad!"

Como si temiera que pudiera malinterpretarlo, Evely se puso de pie de un salto y agitó las manos apresuradamente,

"Me convertí en asistente del mago de la corte, y vivo en el Palacio del Sur. Su Majestad Sovieshu me ha dado muchas comodidades, de ahí el malentendido."

¿Sovieshu estaba cuidando de Evely? Eso fue inesperado.

Pero ahora que lo pensaba, tenía sentido que Evely hiciera un recado como este si Sovieshu la estaba cuidando. Sería realmente extraño que llamara a Evely de la academia mágica para hacer un recado.

Dejando a un lado el dinero, tal vez fue por ese malentendido que el culpable de aflojar la rueda del carruaje aceptó la solicitud de los Vizcondes Isqua.

"¿No te sientes incómoda viviendo allí?"

"No. El mago de la corte y los mayores son todos buenas personas. No tengo que ver a Su Majestad Sovieshu, así que no me siento incómoda."

A pesar de ello, su tez seguía oscura.

"¿Sólo los Vizcondes Isqua te han estado intimidando?"

"... Rashta también cree que soy la concubina de Su Majestad Sovieshu, pero deliberadamente no intenté aclarar el malentendido. Quería que se enojara."

Evely se sonrojó y bajó la cabeza. Se veía tan linda que no pude evitar reír.

"¿Conseguiste que esa persona se enojara?"

Cuando le pregunté en voz baja, Evely me miró con los ojos completamente abiertos, luego sonrió y asintió inmediatamente.

"Lo hiciste bien. Gracias."

Tan pronto se lo agradecí, Evely se sonrojó aún más y se giró un poco.

"Por cierto, Evely. ¿Estás segura de quedarte allí?"

"¿Eh?"

"Los Vizcondes siguen intimidándote. Incluso fueron capaces de provocar un accidente en el carruaje que te transportaba... y podría ser aún peor en el futuro."

"Sí. Eso es posible."

Sentía que Rashta podría estar detrás de esto, pero no dije nada por ahora.

En cambio, le propuse cuidadosamente a Evely.

"¿Por qué no te quedas en el Imperio Occidental?"

No lo propuse pensando que Evely realmente aceptaría quedarse en el Imperio Occidental. Ahora que ha recuperado su maná, debe querer aprender muchas cosas. Sería difícil que dejara el puesto de asistente del mago de la corte. Preferiría volver a la academia mágica antes que quedarse en el Imperio Occidental.

Como esperaba, Evely se negó débilmente.

"Si me quedo aquí ahora, sólo seré una chica ordinaria que ha recibido la gracia de Su Majestad. Aquí, no seré de ninguna ayuda. Simplemente recibiré la ayuda de Su Majestad como siempre... Pero si aprendo mucho bajo la guía del mago de la corte, podré convertirme en una persona útil para la Emperatriz. En ese momento, definitivamente estaré al lado de Su Majestad."

Sonreí y asentí en señal de comprensión. Sin embargo, tal vez porque lamentaba haber rechazado mi propuesta, Evely apretó el puño y añadió después de pensar un rato,

"Si Su Majestad la Emperatriz me necesita, acudiré de inmediato, aunque esté en medio de otro asunto. Y no tiene que preocuparse, todo estará bien. Los Vizcondes Isqua actuaron de esa forma porque me encontraba lejos. De hecho, cuando estaba en el palacio del sur, lo único que hacían era hablar a mis espaldas, y, a veces, decir barbaridades."

***

Habiendo llegado tarde, la fiesta ya había terminado, por lo que Evely sólo se quedó unos días antes de regresar.

A diferencia de cuando llegaron, había dos carruajes que partían de regreso para llevar por separado al culpable de aflojar la rueda del carruaje por orden de los Vizcondes Isqua.

El culpable volverá al Imperio Oriental y probablemente será castigado por haber intentado arruinar los regalos enviados por el Emperador.

Podría haber sido castigado en el Imperio Occidental, pero eso significaría que el castigo habría sido menos severo porque podría ocasionar conflictos entre países.

Además, escribí una carta aparte a Sovieshu, informándole de que los Vizcondes Isqua estaban intimidando a Evely.

No sé si me creerá. Si el arrepentimiento que mostró delante de mí no fue una mentira, entonces estará observando con atención.

Así, tras la partida de los últimos invitados, el Imperio Occidental entró por completo en la atmósfera de preparación del cumpleaños de Heinley.

El día antes del cumpleaños de Heinley cambié de opinión sobre el regalo. Opté por escoger distintos tipos de regalos y dejar la elección final en manos de Heinley. Pondría cada regalo en una caja diferente y haría que Heinley eligiera uno al azar.

Por supuesto, antes de que Heinley eligiera uno, le diría que 'cada regalo se preparó teniendo en cuenta la opinión de personas cercanas'.

De este modo, Heinley lo encontrará divertido como si se tratara de un juego, y aunque elija la ropa interior sexy, no parecerá que he puesto tal regalo por un motivo oculto.

Después de decidirme, disfruté mucho haciendo esto, así que estaba deseando que llegara el día de mañana.

Pero por la noche, Heinley me dijo primero.

"Reina, hay algo que realmente quiero como regalo."

Siendo honesta, me sentí decepcionada. Había preparado todo cuidadosamente, pero ahora había algo que realmente quería. Disimulando mi decepción, pregunté tranquilamente de qué se trataba.

"¿Qué es? ¿Puedo conseguirlo ahora?"

"Por supuesto."

"Dímelo."

Pero qué quería exactamente. Cuando le pedí que me lo dijera, Heinley dudó antes de guardar silencio.

"¿Heinley? ¿Qué es lo que quieres?"

¿Parecía decepcionada? ¿Por eso Heinley está así? Me preocupé, así que volví a poner mi mejor cara y pregunté con voz suave.

"Puedes pedir lo que quieras. Es tu cumpleaños."

Heinley me miró a los ojos y preguntó nuevamente.

"¿Segura que no importa lo que pida?"

No creo que saliera de repente con, 'Quiero apoderarme del Imperio Oriental'.

"Por supuesto."

Asentí con una sonrisa y acaricié su oreja. Entonces, Heinley finalmente confesó aliviado,

"La joya que te envió el Emperador Sovieshu. ¿Puedo quedármela?"

Quería algo que no esperaba en absoluto.

No pude decir nada durante unos quince segundos. Estaba realmente desconcertada. ¿Por qué eso?

"... ¿Te refieres a la lágrima de hada?"

Eventualmente, le pregunté pensando que había escuchado mal. Pero ese no fue el caso.

"Sí. Es una joya que siempre he querido."

Puede ser porque es una joya muy reconocida...

Cuando nuestras miradas se cruzaron, Heinley sonrió incómodamente.

"La joya no tiene culpa, Reina."

Sabía que le gustaban las joyas, pero no hasta este punto.

Por un momento, no supe qué decir. Estaba confundida en cuanto a si estaba bien dar el valioso regalo que mi ex-esposo me envió a mi actual esposo.

Pero al pensarlo mejor, supuse que estaría bien. Sovieshu también había querido dar mi anillo a Rashta, ¿no? Al final no pudo hacerlo.

"Está bien. Puedes quedártelo."

Recordar eso hizo que me doliera la cabeza, así que accedí por impulso.

Sin embargo, nunca imaginé que Heinley me pediría esto, por qué Heinley lo quería...

***

El día de su cumpleaños fue agitado desde la mañana.

Carruajes de diversos tamaños ingresaban al palacio imperial uno tras otro a primeras horas de la mañana, y en el lugar donde se estacionaban los carruajes, los cocheros estaban sentados hablando alegremente. Los sirvientes gemían mientras sacaban las diversas cargas de los carruajes.

El ambiente bullicioso alcanzó su punto álgido a primera hora de la noche, cuando comenzó la fiesta.

Sin embargo, no todos reían y charlaban alegremente. A simple vista, algunas personas tenían un rostro especialmente rígido.

Entre ellos, los más llamativos eran la delegación de Whitemond, tanto el hijo como la nuera del Viejo Duque Zemensia, y el Conde Pirnu, secretario de Sovieshu.

A Heinley realmente no se le podía detener.

Por qué invitó a la Familia Zemensia de la nada, excluyendo al Viejo Duque Zemensia y por qué invitó a Whitemond, a pesar de la tensa relación entre los dos países.

Además, ¿por qué se puso hoy la lágrima de hada que me envió Sovieshu?

Si lo que buscaba era que uno de los miembros de la delegación del Imperio Oriental reconociera la 'lágrima de hada' en su cuello, lo había conseguido tal como deseaba. El Conde Pirnu tenía una expresión muy sombría y desagradable.

Ignorando las miradas feroces, Heinley sonreía más de lo habitual cada vez que sus ojos se cruzaban con los míos. Aun así, debía haber nubes oscuras flotando detrás de ese rostro resplandeciente.

Después de un rato, el embajador especial de la delegación de Whitemond se acercó a mí.

"Embajador Klein."

Tan pronto como fingí conocerlo, me saludó cortésmente.

Levanté la vista discretamente hacia Heinley. El asunto de Whitemond debía manejarse con cuidado, por lo que si iba a hablar con el embajador especial, quería que Heinley estuviera a mi lado en la medida de lo posible.

Pero Heinley se acercó al Gran Duque Lilteang, tal vez sin darse cuenta de que el Embajador de Whitemond se acercó a mí.

Por desgracia, sería ridículo llamar a Heinley, que estaba en medio de una conversación con otra persona, para que se pusiera a mi lado.

Al final, decidí lidiar con el embajador especial de Whitemond a mi manera, lo saludé con voz tranquila y mostré la 'sonrisa de emperatriz'.

"Antes, no pude expresar mi agradecimiento apropiadamente. Gracias por venir hasta aquí por Su Majestad Heinley. Los regalos de Whitemond también fueron realmente considerados y agradables."

"Es un honor saber que le gustaron, Su Majestad."

"¿Qué le parece la fiesta? ¿Se está divirtiendo?"

"Aunque es similar a una fiesta de cumpleaños en Whitemond, siempre me sorprenden las diferencias culturales. Especialmente este salón, es muy glamoroso y hermoso. Es simplemente deslumbrante."

Aunque esta decoración deslumbrante no es parte de la cultura del Imperio Occidental, sino del gusto de Heinley... asentí con una sonrisa en mi rostro.

Después de intercambiar unas pocas palabras, el Embajador de Whitemond finalmente sacó a relucir el verdadero tema.

"Su Majestad, como sabe, los dos países que siempre han presumido de una sólida alianza están experimentando serios problemas por primera vez."

"Sí, no esperaba la repentina detención del equipo de comercio por parte de Whitemond."

Cuando señalé que ellos habían iniciado el conflicto entre Whitemond y el Imperio Oriental, mientras que el embajador especial intentaba culpar a ambas partes, su expresión se volvió rígida.

"Por supuesto... es culpa nuestra."

Pero pronto dejó escapar un profundo suspiro y confesó.

"Como debe saber, tras ese incidente, nuestro Rey buscó personalmente a Su Majestad Heinley para promover la reconciliación y la amistad entre los dos países. Sin embargo, Su Majestad Heinley aún no ha respondido a la reconciliación y continúa enviando tropas cerca de la frontera, por lo que todo el país tiene miedo."

No sabía que Heinley estaba enviando tropas cerca de la frontera. ¿Es una especie de amenaza?

El embajador especial juntó las manos con fuerza y confesó impotente.

"Whitemond definitivamente no desea la guerra, Su Majestad. Sólo esperaba que el Imperio Occidental, que solo se hará más poderoso en el futuro, no despreciara a Whitemond."

"¿Por eso tenían que detener al equipo de comercio?"

"Su Majestad la Emperatriz nunca ha vivido en un país pequeño, así que puede que no entienda nuestra posición. Cualquier pequeño movimiento de un país poderoso nos asusta, por eso reaccionamos de esa forma."

"..."

"Su Majestad. Por favor, medie entre el Emperador Heinley y nosotros. La reputación de Su Majestad Navier es bien conocida. Siendo usted la Emperatriz, creo que será capaz de convencer a Su Majestad Heinley. Por favor, espero que se apiade del pueblo de Whitemond, si ocurre una guerra habrá innumerables muertos y heridos."

Después de que el embajador especial terminó de hablar cortésmente, me extendió un sobre.

"Y este es un regalo."

"¿Ya no enviaron los regalos?"

"Esos fueron regalos para Su Majestad Heinley. Este es un regalo por no haber podido asistir a la fiesta por su embarazo. Es un regalo para el bebé que viene en camino."

Cuando abrí el sobre y revisé el contenido, había dos pinturas. Una de un buque de guerra y la otra de un buque mercante, y dos documentos en los que se indicaba el derecho sobre los buques.

¿Es en serio?

Al mirarlo sorprendida, el embajador especial dijo apresuradamente,

"Hemos preparado un buque de guerra y un buque mercante que son exactamente iguales a los de las pinturas. Seguro que al bebé le encantará. A los niños les gustan esas cosas."

Prepararon el regalo con mucha seriedad, ¿no? ¿Creen que puedo ejercer tanta influencia sobre Heinley?

Si te gusta mi trabajo, puedes apoyarme comprándome un café o una donación. Realmente me motiva. O puedes dejar una votación o un comentario 😃😁.

Publicar un comentario

0 Comentarios

Haz clic aquí